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Ningún
médico le indicaría medicación a un paciente sin
previamente examinarlo, observar su cuerpo, palparlo,
auscultarlo y evaluarlo con estudios complementarios.
Sin embargo, las políticas sanitarias de nuestro país no
cuentan con un Observatorio del cuerpo social para
definir las medidas a tomar. Hoy por hoy, no poseemos
registros fehacientes que vayan desde la cantidad de
médicos, especialistas, técnicos y demás profesionales
que existen en cada provincia, hasta cuántas
instituciones de salud y de qué tipo operan en cada
lugar. Tampoco sabemos qué clase de parque tecnológico
poseemos ni en qué condiciones.
Únicamente a partir de un conocimiento riguroso de la
múltiple realidad sanitaria del país en su conjunto y
heterogeneidad será posible de trazar una estrategia
sanitaria integral, diseñar un plan de salud desbrozado
en programas concretos, georreferenciales y eslabonados
en una red armónica a fin de potenciar un seguimiento
pormenorizado a través del cual realizar estadísticas e
identificar problemas. Esto se logra con un Observatorio
Nacional de Salud (ONS).
La misión de proveer una atención de salud se basa en la
visión del potencial vital para evaluar el conjunto de
herramientas a utilizar, pero para ello se debe contar
con datos que permitan generar información, entonces
producir conocimiento para comprender, de esta manera
discernir para poder decidir y finalmente planificar
para gestionar. Los Observatorios de Salud se vienen
imponiendo en cada vez más países en los últimos años,
pues demuestran ser la manera más eficiente de conocer
para intervenir, de ver para crear. En definitiva, el
objetivo de un observatorio es relevar información para
sistematizarla y analizarla, y así elaborar informes que
sirvan a medidas concretas. Se trata de observar y
reflexionar, conocer y comprender, e incluso prever y
proponer.
Lo primero que hay que notar sobre el ONS es que
integra, pero no reemplaza los resultados o las
funciones de otros sistemas preexistentes de
información, monitoreo y vigilancia (como la vigilancia
epidemiológica y de salud pública, salas de situación de
salud, análisis del sector salud, monitoreo y evaluación
de sistemas y servicios de salud). Por el contrario, los
Observatorios rara vez producen registros primarios,
pero a partir de la integración de contenidos y
funciones de esos sistemas, producen una visión
panorámica de un modo integral, coherente y sólido.
El ONS cumpliría un rol de Agencia Sanitaria y debería
ser un centro nacional de base virtual, que tenga el
propósito de realizar observaciones integrales e
informar en forma sistemática y continua sobre aspectos
relevantes de la salud de la población y de los
“sistemas de salud”. Los criterios básicos de su
finalidad están dados por identificar a la población que
abarca en su accionar, diferenciando la enferma de la
vulnerable, y al mismo tiempo segmentándola según su
biodiversidad, tecno-diversidad y aquellas otras
diversidades que se encuentran en relación con las
distintas regiones de procedencia.
Mediante una red informativa eficiente, y bajo la
coordinación de la Autoridad Nacional y de los Gobiernos
Provinciales (COFESA- CORESA- Unidad Ejecutora
Provincial), en el marco de un gran Acuerdo Sanitario,
pueden optimizarse los registros de pacientes, qué
enfermedades prevalecen, cuántos son los tiempos de
internación para cada dolencia, cómo son las listas de
espera para las prácticas quirúrgicas. La ausencia de lo
antedicho hace que los planes de salud se conviertan en
deseos abstractos sin llegar al nivel de constituir una
planificación estratégica, con el fin de lograr una
programación concatenada, lógica, mediante una agenda
precisa.
Un ONS también podría participar en construir un mapa
sanitario regional veraz en términos de estructura
sanitaria, de procesos y resultados. Para ello debe
reunir, comparar, integrar y analizar información
proveniente de los distintos efectores locales de salud,
así como de los Colegios Médicos. De esta manera,
posibilitaría la identificación de las brechas faltantes
en la generación de información, monitorear las
tendencias de la salud y la enfermedad, y señalar
posibles áreas de acción prioritaria.
Vale remarcar que la fragmentación y dispersión
socioeconómica y territorial de nuestro país debe
encararse con una integración federal en red, e impone
trabajar con economías de escala, es decir, crear
regiones operativas de integración para la atención
sanitaria, en vez de pretender una autosuficiencia
provincial que está fuera de nuestro alcance económico,
y que, aun siendo posible, significaría una ineficiente
asignación de recursos.
La existencia del ONS promovería, además, una cultura de
gestión, constituyendo una poderosa herramienta
integrada para el apoyo de las acciones políticas
concretas en salud pública y sistemas sanitarios, y que
se plantearía como un espacio de integración en
crecimiento que utiliza las nuevas tecnologías. En este
sentido, suministraría el soporte técnico para mejorar
la calidad de los indicadores, tanto los teóricos,
referidos a los problemas a resolver, como los
indicadores críticos, que son aquellos que nos señalan
las alteraciones a evitar (nos hablan de perturbaciones
preclínicas u omisiones en la detección de
enfermedades).
En síntesis, el ONS implica las siguientes tareas:
a) recopilación, integración y almacenamiento de datos e
información secundaria.
b) procesamiento de datos.
c) análisis estadístico.
d) análisis e interpretación integral de resultados en
contexto.
e) desarrollo de informes y difusión de información y
conocimiento.
Para lograr todo esto, el Observatorio debiera
permanecer como una entidad virtual interconectada en
red. Dada su naturaleza, funcional e interconectada, el
Observatorio debe estar virtualmente enlazado a muchas
instituciones y entidades públicas y privadas, mediante
comunicación formal, informal y electrónica.
Un Observatorio así contribuiría a la preservación y al
mejoramiento de la salud de la población, incluyendo la
reducción de desigualdades, mediante las siguientes
acciones:
• generar análisis de situación de salud de base
poblacional con una orientación hacia los determinantes
de la salud.
• orientación a trabajar con agentes locales o
regionales para tomar actuaciones basadas en la
evidencia y teniendo como base la información aportada.
• análisis de los datos e interpretación de los mismos
(por ejemplo, análisis e interpretación de las
desigualdades sociales en mortalidad).
En resumen, el ONS contribuiría a mejorar la calidad y
la eficiencia de los servicios sanitarios a partir de la
integración de los sistemas existentes de información,
monitoreo y vigilancia, produciendo una visión
panorámica, coherente y sólida. Además de recolectar
datos desarrollaría y aplicaría herramientas,
capacitaría recursos humanos y difundiría reportes y
recomendaciones. Por último, incidiría gradual y
eficazmente en la elaboración de políticas públicas para
el campo sanitario.
Director Académico de la Especialización en
Gestión Estratégica de Organizaciones de Salud
Universidad Nacional del Centro (UNICEN).
Autor de: “Salud y Políticas públicas” (UNICEN
2016) |
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