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Opinión


La Cobertura Universal de Salud
¿El inicio de un proceso de reformas?

Por el Dr. Adolfo Sánchez de León (*)
Médico. Especialista en Salud Pública.


El gobierno nacional acaba de sancionar un conjunto de decretos con medidas que impactarán en el sistema de salud.
En particular dos de ellos establecen un régimen excepcional de distribución a las Obras Sociales de los recursos acumulados a julio de 2016 en el Fondo Solidario de Redistribución que no fueron correctamente asignados en su momento. De los casi 30 mil millones de deuda acumulada, 2.704 millones se distribuyeron en efectivo entre las obras sociales y los 26.770 millones restantes de la siguiente manera (según lo establecido por el decreto 908 del 2 de agosto de 2016 titulado Cobertura Universal de Salud): 4.500 millones para un Fondo de Emergencias financieras, epidemiológicas y otras a nombre de la Superintendencia de Servicios de Salud (S.S.Salud), 14.280 millones en BONAR a depositarse en una cuenta del Banco Nación a nombre de la S.S.Salud y finalmente 8.000 millones destinados a la financiación de la estrategia de Cobertura Universal de Salud (CUS).

¿QUÉ SE ENTIENDE POR COBERTURA UNIVERSAL DE SALUD?

Según la OMS “El acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud implican que todas las personas y las comunidades tengan acceso, sin discriminación alguna, a servicios integrales de salud, adecuados, oportunos, de calidad, determinados a nivel nacional, de acuerdo con las necesidades, así como a medicamentos de calidad, seguros, eficaces y asequibles, a la vez que se asegura que el uso de esos servicios no expone a los usuarios a dificultades financieras, en particular los grupos en situación de vulnerabilidad. El acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud requieren la definición e implementación de políticas y acciones con un enfoque multisectorial para abordar los determinantes sociales de la salud y fomentar el compromiso de toda la sociedad para promover la salud y el bienestar. El acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud son el fundamento de un sistema de salud equitativo. La cobertura universal se construye a partir del acceso universal, oportuno, y efectivo, a los servicios. Sin acceso universal, oportuno y efectivo, la cobertura universal se convierte en una meta inalcanzable. Ambos constituyen condiciones necesarias para lograr la salud y el bienestar. (CD53/5, Rev. 2 y CD53/R14 OPS/OMS, 2014).”
Dice también la OMS que “Se entiende que hay cobertura sanitaria universal cuando toda la población dispone de los servicios de salud que necesita sin que el pago de esos servicios le cause dificultades económicas. Deben estar cubiertos todos los servicios sanitarios esenciales, con una dispensación de calidad, incluidos la promoción de la salud, la prevención y el tratamiento, la rehabilitación y los cuidados paliativos. La cobertura universal debe abarcar intervenciones clave contra las principales causas de morbilidad y mortalidad. El objetivo principal de la cobertura universal es que la calidad de los servicios sea suficientemente buena para mejorar la salud de quienes la reciben.”
También aclara que “La cobertura universal no tiene que ver exclusivamente con la financiación de la atención sanitaria; para ser viable, debe cubrir todos los componentes del sistema de salud, a saber: los sistemas de prestación de servicios, el personal sanitario, los establecimientos sanitarios y las redes de comunicación, las tecnologías sanitarias, los mecanismos de garantía de la calidad, la gobernanza y la legislación.”

EL SISTEMA DE SALUD ARGENTINO

Desde un punto de vista formal, en nuestro país todos sus habitantes (incluso los extranjeros que circunstancialmente estén en territorio argentino) cuentan con algún tipo de cobertura y con acceso a los servicios. Entonces ¿de qué hablamos en Argentina cuando hablamos de una estrategia de CUS? Es aquí donde comienza la discusión y donde no logramos ponernos de acuerdo.
Al menos tres opciones se discuten en nuestro país cuando se habla de CUS. Una primera está asociada al concepto de Sistema Único de Salud, lo cual nos lleva a pensar automáticamente en un modelo tipo Beverdige, como el inglés o español. Una segunda opción es planteada como mejoría del modelo actual, esto es, fortalecer y eficientizar los tres subsectores que conforman nuestro sistema sin producir reformas de fondo, pero aumentando la inversión en el sector público como garante final del acceso universal. Una tercera opción es embarcarse en la estrategia de Extensión de la Protección Social en Salud y mover el sistema hacia un modelo asegurador.
En esta última opción se haría explicita la cobertura por parte del Estado hacia los que no tienen otro tipo de cobertura. A su vez muchas son las formas organizativas que pueden adoptarse bajo este esquema. Desde un aseguramiento público organizado desde la Nación o a través de la Provincias como por ejemplo los denominados Seguros Provinciales, o subsidiando la demanda a través de la seguridad social u otros tipos de seguros. El hecho de explicitar la cobertura permitiría a su vez reformar el modelo de atención y avanzar por ejemplo hacia esquemas de responsabilidad nominada con equipos de salud con población a cargo y reformar también modelos de gestión fundamentalmente en los mecanismos de pago a los profesionales intervinientes incorporando incentivos a la producción u otros esquemas de esta naturaleza.
El otro tema fundamental a discutir es el del Acceso Universal. En este caso es conveniente no tomar al acceso como variable absoluta (hay o no acceso) ya que en este caso concluiríamos que hay acceso universal en nuestro país. El acceso es una variable continua que va desde un extremo de acceso oportuno, a servicios de calidad hasta el otro extremo de acceso inoportuno a servicios de baja calidad. Las personas con cobertura explícita y mejor nivel socio económico acceden cerca del primer extremo mientras que las personas con cobertura exclusiva del Estado (sin ningún tipo de programa como el SUMAR o seguros públicos u otros) y de peor nivel socioeconómico acceden cercanos al segundo de los extremos de ese continuo. Esta inequidad en el acceso es realmente el problema a resolver. El modelo de CUS que finalmente se adopte debe apuntar a mover a las personas que acceden en el segundo extremo hacia el primer extremo descripto.

CONSIDERACIONES FINALES

Los decretos de Poder Ejecutivo Nacional son una gran noticia y trajeron un aire renovado después de muchos años. En primer lugar, se vuelve a poner a la salud (o mejor dicho al sistema de salud) en una agenda política que es lo principal que veníamos reclamando desde hace mucho tiempo.
En segundo lugar, se produce una reparación hacia la seguridad social y un fortalecimiento financiero a ese subsector. En tercer lugar y lo más alentador es el hecho que se destinarán 8.000 millones de pesos para invertir en el subsector público que es el que presenta un estado crítico en todas sus líneas. Ya esto de por sí es una excelente noticia. Pero, además, estas medidas dejan trascender la idea de un avance hacia un modelo basado en la Estrategia de Extensión de la Protección Social en Salud al plantear la financiación de una nominalización de personas con cobertura exclusiva del Estado.
Por supuesto que falta conocer las precisiones de esta iniciativa y se debe recorrer un largo camino si la idea es la reforma del sistema. Pero estas medidas adoptadas de por sí son un indicio alentador y nos llena de esperanzas a muchos de los que venimos planteando la necesidad de una reforma de esta naturaleza. Esperemos que esto se convierta en el puntapié inicial de un proceso más ambicioso y verdaderamente transformador.

(*) Secretario de Salud y Desarrollo Humano de Tres de Febrero. 

 

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