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El gobierno nacional acaba de sancionar un conjunto de
decretos con medidas que impactarán en el sistema de
salud.
En particular dos de ellos establecen un régimen
excepcional de distribución a las Obras Sociales de los
recursos acumulados a julio de 2016 en el Fondo
Solidario de Redistribución que no fueron correctamente
asignados en su momento. De los casi 30 mil millones de
deuda acumulada, 2.704 millones se distribuyeron en
efectivo entre las obras sociales y los 26.770 millones
restantes de la siguiente manera (según lo establecido
por el decreto 908 del 2 de agosto de 2016 titulado
Cobertura Universal de Salud): 4.500 millones para un
Fondo de Emergencias financieras, epidemiológicas y
otras a nombre de la Superintendencia de Servicios de
Salud (S.S.Salud), 14.280 millones en BONAR a
depositarse en una cuenta del Banco Nación a nombre de
la S.S.Salud y finalmente 8.000 millones destinados a la
financiación de la estrategia de Cobertura Universal de
Salud (CUS).
¿QUÉ SE ENTIENDE POR
COBERTURA UNIVERSAL DE SALUD?
Según la OMS “El acceso universal a la salud y la
cobertura universal de salud implican que todas las
personas y las comunidades tengan acceso, sin
discriminación alguna, a servicios integrales de salud,
adecuados, oportunos, de calidad, determinados a nivel
nacional, de acuerdo con las necesidades, así como a
medicamentos de calidad, seguros, eficaces y asequibles,
a la vez que se asegura que el uso de esos servicios no
expone a los usuarios a dificultades financieras, en
particular los grupos en situación de vulnerabilidad. El
acceso universal a la salud y la cobertura universal de
salud requieren la definición e implementación de
políticas y acciones con un enfoque multisectorial para
abordar los determinantes sociales de la salud y
fomentar el compromiso de toda la sociedad para promover
la salud y el bienestar. El acceso universal a la salud
y la cobertura universal de salud son el fundamento de
un sistema de salud equitativo. La cobertura universal
se construye a partir del acceso universal, oportuno, y
efectivo, a los servicios. Sin acceso universal,
oportuno y efectivo, la cobertura universal se convierte
en una meta inalcanzable. Ambos constituyen condiciones
necesarias para lograr la salud y el bienestar. (CD53/5,
Rev. 2 y CD53/R14 OPS/OMS, 2014).”
Dice también la OMS que “Se entiende que hay cobertura
sanitaria universal cuando toda la población dispone de
los servicios de salud que necesita sin que el pago de
esos servicios le cause dificultades económicas. Deben
estar cubiertos todos los servicios sanitarios
esenciales, con una dispensación de calidad, incluidos
la promoción de la salud, la prevención y el
tratamiento, la rehabilitación y los cuidados
paliativos. La cobertura universal debe abarcar
intervenciones clave contra las principales causas de
morbilidad y mortalidad. El objetivo principal de la
cobertura universal es que la calidad de los servicios
sea suficientemente buena para mejorar la salud de
quienes la reciben.”
También aclara que “La cobertura universal no tiene que
ver exclusivamente con la financiación de la atención
sanitaria; para ser viable, debe cubrir todos los
componentes del sistema de salud, a saber: los sistemas
de prestación de servicios, el personal sanitario, los
establecimientos sanitarios y las redes de comunicación,
las tecnologías sanitarias, los mecanismos de garantía
de la calidad, la gobernanza y la legislación.”
EL SISTEMA DE SALUD
ARGENTINO
Desde un punto de vista formal, en nuestro país todos
sus habitantes (incluso los extranjeros que
circunstancialmente estén en territorio argentino)
cuentan con algún tipo de cobertura y con acceso a los
servicios. Entonces ¿de qué hablamos en Argentina cuando
hablamos de una estrategia de CUS? Es aquí donde
comienza la discusión y donde no logramos ponernos de
acuerdo.
Al menos tres opciones se discuten en nuestro país
cuando se habla de CUS. Una primera está asociada al
concepto de Sistema Único de Salud, lo cual nos lleva a
pensar automáticamente en un modelo tipo Beverdige, como
el inglés o español. Una segunda opción es planteada
como mejoría del modelo actual, esto es, fortalecer y
eficientizar los tres subsectores que conforman nuestro
sistema sin producir reformas de fondo, pero aumentando
la inversión en el sector público como garante final del
acceso universal. Una tercera opción es embarcarse en la
estrategia de Extensión de la Protección Social en Salud
y mover el sistema hacia un modelo asegurador.
En esta última opción se haría explicita la cobertura
por parte del Estado hacia los que no tienen otro tipo
de cobertura. A su vez muchas son las formas
organizativas que pueden adoptarse bajo este esquema.
Desde un aseguramiento público organizado desde la
Nación o a través de la Provincias como por ejemplo los
denominados Seguros Provinciales, o subsidiando la
demanda a través de la seguridad social u otros tipos de
seguros. El hecho de explicitar la cobertura permitiría
a su vez reformar el modelo de atención y avanzar por
ejemplo hacia esquemas de responsabilidad nominada con
equipos de salud con población a cargo y reformar
también modelos de gestión fundamentalmente en los
mecanismos de pago a los profesionales intervinientes
incorporando incentivos a la producción u otros esquemas
de esta naturaleza.
El otro tema fundamental a discutir es el del Acceso
Universal. En este caso es conveniente no tomar al
acceso como variable absoluta (hay o no acceso) ya que
en este caso concluiríamos que hay acceso universal en
nuestro país. El acceso es una variable continua que va
desde un extremo de acceso oportuno, a servicios de
calidad hasta el otro extremo de acceso inoportuno a
servicios de baja calidad. Las personas con cobertura
explícita y mejor nivel socio económico acceden cerca
del primer extremo mientras que las personas con
cobertura exclusiva del Estado (sin ningún tipo de
programa como el SUMAR o seguros públicos u otros) y de
peor nivel socioeconómico acceden cercanos al segundo de
los extremos de ese continuo. Esta inequidad en el
acceso es realmente el problema a resolver. El modelo de
CUS que finalmente se adopte debe apuntar a mover a las
personas que acceden en el segundo extremo hacia el
primer extremo descripto.
CONSIDERACIONES FINALES
Los decretos de Poder Ejecutivo Nacional son una gran
noticia y trajeron un aire renovado después de muchos
años. En primer lugar, se vuelve a poner a la salud (o
mejor dicho al sistema de salud) en una agenda política
que es lo principal que veníamos reclamando desde hace
mucho tiempo.
En segundo lugar, se produce una reparación hacia la
seguridad social y un fortalecimiento financiero a ese
subsector. En tercer lugar y lo más alentador es el
hecho que se destinarán 8.000 millones de pesos para
invertir en el subsector público que es el que presenta
un estado crítico en todas sus líneas. Ya esto de por sí
es una excelente noticia. Pero, además, estas medidas
dejan trascender la idea de un avance hacia un modelo
basado en la Estrategia de Extensión de la Protección
Social en Salud al plantear la financiación de una
nominalización de personas con cobertura exclusiva del
Estado.
Por supuesto que falta conocer las precisiones de esta
iniciativa y se debe recorrer un largo camino si la idea
es la reforma del sistema. Pero estas medidas adoptadas
de por sí son un indicio alentador y nos llena de
esperanzas a muchos de los que venimos planteando la
necesidad de una reforma de esta naturaleza. Esperemos
que esto se convierta en el puntapié inicial de un
proceso más ambicioso y verdaderamente transformador.
(*) Secretario de Salud y
Desarrollo Humano de Tres de Febrero.
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