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El rol que deben ocupar los municipios en el sistema de
salud en nuestro país es motivo de constantes
discusiones. No existe un rol específicamente
establecido para ellos ni está muy clara la división de
funciones entre las diferentes jurisdicciones
provinciales y locales. En algunas provincias tienen un
plan meramente promocional de la salud mientras que en
otros como en los de la Provincia de Buenos Aires, han
asumido casi todas las funciones de los sistemas de
salud como las de gestión, financiación, prestación,
regulación, planificación, entre otras.
De hecho, cuando se analiza el gasto de salud en nuestro
país los municipios en su conjunto invierten mucho más
que la jurisdicción nacional.
La tendencia mundial es avanzar cada vez más a la
descentralización de la mayoría de las funciones hacia
el nivel municipal y esto parece lo adecuado ya que las
cosas ocurren en el nivel territorial y los vecinos
acceden más fácilmente a sus representantes locales a
quienes les exigen las soluciones de sus problemas
independientemente de la jurisdicción de la cual dependa
el servicio en cuestión.
Pero la descentralización no debiera ser un objetivo en
sí mismo, sino una herramienta para lograr mayor
equidad, calidad, eficacia, eficiencia y transparencia
en el sistema de salud. Descentralizar por sí mismo no
garantiza mejorar los resultados. Por el contrario,
puede incrementar la fragmentación del sistema, tornarlo
más inequitativo y más ineficiente.
De hecho, hoy vemos en la provincia de Buenos Aires
diferentes modelos municipales de salud. No todos estos
modelos son equitativos ni eficientes. Por el contrario,
muchos son lo opuesto.
El Municipio de Tres de Febrero era un claro ejemplo de
modelo inequitativo e ineficiente. Pero también es un
ejemplo de cómo un sistema local de salud, sin haber
modificado su nivel de descentralización, puede cambiar
el paradigma de su atención en poco tiempo a partir de
una decisión política.
EL CASO DE TRES DE FEBRERO
Una auditoría en terreno del Programa REMEDIAR del año
2015 informaba que de los 14 CAPS (Centros de Salud de
Atención Primaria de la Salud) existentes en Tres de
Febrero, 12 estaban suspendidos para recibir los
botiquines de medicamentos de dicho programa por
presentar barreras de accesibilidad económica. El
REMEDIAR posee siete requisitos para que un CAPS sea
elegible a fin de recibir los botiquines (criterios de
elegibilidad). Uno de ellos es: “no cobrar bajo ningún
concepto la atención (médica y no médica) ni la
realización de prácticas complementarias, ni los
medicamentos” (Informe de Auditoría número 119.
Auditoría REMEDIAR – Buenos Aires – Región Sanitaria
VII. Noviembre de 2015).
Tres de Febrero funcionó durante muchísimos años con un
modelo arancelado de atención del primer nivel. Ese
modelo se basaba en el pago directo de bolsillo de los
pacientes dentro de los CAPS por las consultas o
prácticas recibidas, lo cual lo tornaba altamente
inequitativo, privilegiando la atención especializada y
el uso de aparatología, sin seguimiento de personas o
patologías, sin historias clínicas y sin un sistema de
referencia y contrarreferencia.
Este tipo de modelo es claramente regresivo ya que
privilegia la atención de personas con mayor capacidad
adquisitiva sobre las más necesitadas, no incentiva la
facturación y cobro a la seguridad social perjudicando
el ingreso de divisas al municipio y a los pocos médicos
que trabajan en relación de dependencia ya que no son
beneficiarios del incentivo que aportan sistemas tipo
SAMO con distribución de parte de lo recaudado entre los
trabajadores y además bloquea la posibilidad de recibir
medicamentos por el REMEDIAR perdiendo el municipio el
importante subsidio que esto significa.
Desde enero de este año se comenzó a trabajar en el
cambio del modelo de atención y en esta primera etapa se
eliminó el sistema arancelario, se incorporaron
pediatras, médicos generalistas, clínicos, obstétricas
enfermeros, trabajadores sociales y administrativos
invirtiendo el porcentaje con las otras especialidades,
se normatizaron los controles de salud especialmente de
embarazadas y niño sano, se incrementaron las enfermeras
capacitadas con el PAI, se recuperó el REMEDIAR y se
amplió el horario de atención al público.
Este simple cambio en la modalidad de atención
incrementó entre un 27 a un 78 % las consultas de niños
y embarazadas según los CAPS (muchas de estas
incorporaciones llevan en algunos CAPS menos de un mes),
con una tendencia que mostrará para la primera mitad el
año que viene, cuando se termine de completar los
planteles planificados, un incremento del triple (y
seguramente más) en estas consultas.
En una segunda etapa se informatizarán todos los CAPS,
se incorporará la historia clínica digital, se
coordinará un sistema de referencia y contrarreferencia
y se nominalizará la población con cobertura exclusiva
del estado para avanzar hacia un sistema de
responsabilidad nominal, esto es, cada equipo de salud
tendrá una parte de la población a cargo de la cual,
además de atender sus patologías, seguirá para asegurar
las prácticas preventivas según protocolos de atención.
UN APORTE A LA DISCUSIÓN
El de Tres de Febrero es un claro ejemplo de como un
cambio paradigmático en su modelo de atención (de
arancelado a gratuito, de incentivar las especialidades
con enchufe a la medicina generalista, de lo espontáneo
a lo programado, de lo meramente asistencialista a lo
preventivo, etc.) no responde a un sistema integrado ni
a una planificación general en salud. Así como durante
muchos años fue un sistema mucho más inequitativo
respecto a los municipios vecinos, por ejemplo, ahora ha
girado 180 grados hacia un sistema que tiende a una
mayor equidad sin ninguna referencia superior. Ni antes
ni ahora intervino el sistema nacional o provincial en
salud. Fue una decisión exclusiva de la política local,
o sea de su intendente. En este caso fue algo positivo,
pero en otros puede ser negativo.
Existen innumerables ejemplos de esta naturaleza. Y
estos modelos de salud locales no son inocuos ni para su
propia población (bonaerenses y argentinos todos, en
definitiva) ni para los municipios vecinos o la
provincia toda.
En el caso de la Provincia de Buenos Aires decisiones
locales afectan, por ejemplo, el porcentaje de
distribución de la coparticipación o el bloqueo de la
atención en hospitales municipales para quienes vivan en
otros municipios. Estas medidas generan grandes
conflictos entre las jurisdicciones y más importante aún
graves problemas de equidad, de financiamiento y de
satisfacción de la población.
HACIA EL DESARROLLO DE UN
SISTEMA DE SALUD
Debemos avanzar en establecer claramente los roles y
funciones de cada jurisdicción. La Nación debe ejercer
un rol rector en este sentido y para ello tiene dos
herramientas: el financiamiento y el marco normativo.
Una nueva relación Nación – Provincias debe ser
establecida. La Nación debe financiar gran parte de la
reforma del sistema de salud para avanzar hacia un
modelo de protección social en salud. El reciente
decreto del CUS (Cobertura Universal en Salud) debe
transformarse en el puntapié inicial. Debemos avanzar en
darle contenido a ese decreto que establece un rumbo y
cierta financiación para iniciar un camino que
obviamente debe modelizarse, discutirse, consolidarse e
implementarse sustentablemente.
Pero deben ser las Provincias quienes desarrollen el
modelo de salud a partir de los compromisos asumidos con
la Nación y con el financiamiento adecuado. Se deberá
generar un modelo que nominalice la población, que
introduzca incentivos correctos y nuevas formas de
gestión y de pago, que evalúe resultados, que sea
equitativo y eficiente, que mejore el acceso con
calidad.
Los municipios en la provincia de Buenos Aires deben
tener un rol preponderante en este marco. Deben
participar en la gestión de este modelo, pero limitados
a las reglas generales y no salirse de ellas. Solo en
este contexto la gestión municipal se tornará altamente
eficiente y de calidad.
(*) Secretario de Salud y
Desarrollo Humano de Tres de Febrero.
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