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En una nota publicada en noviembre de 2014 por el medio
informativo Infobae y rescatado recientemente por un
colega en Twitter se desarrolla un análisis interesante
sobre los sistemas de salud en América latina. La nota
en cuestión denominada “Los países con el mejor sistema
de salud de América Latina” compara los sistemas de
salud de la región a partir de dos indicadores de
impacto como lo son la Esperanza de Vida al Nacer (EVN)
y la mortalidad Infantil (MI) y otros dos indicadores de
estructura como el gasto en salud como porcentaje del
PBI y la relación de camas por habitantes.
Si bien es discutible asociar a los dos indicadores de
impacto (EVN y MI) directamente como resultados del
sistema de salud ya que sabemos que ambos son resultados
de procesos muchos más complejos y de innumerables
determinantes de la salud, es también cierto que el
sistema de salud de un país es uno de esos determinantes
con un grado importante de responsabilidad en el
resultado final de ambos indicadores.
El informe de Infobae enuncia: “Un indicador
insoslayable para evaluar el grado de éxito del sistema
de salud de un país es la esperanza de vida de la
población. Es imposible que las personas vivan muchos
años en una nación con una infraestructura sanitaria
precaria. Por el contrario, cuanto mejor sea ésta, y
mayores los cuidados que pueda brindar a los ciudadanos,
más probable será que vivan más”.
La Esperanza de Vida al Nacer es un indicador utilizado
para reflejar condiciones socioeconómicas de las
diferentes poblaciones analizadas. Constituye un
indicador sintético para caracterizar las condiciones de
vida, de salud, de educación y de otras dimensiones
sociales de un país o territorio.
Un aumento en la EVN no sólo es importante porque
refleja una ampliación del derecho a la vida, sino
porque la esperanza de vida aumenta en función de la
mejora de otros indicadores que también son claves desde
el punto de vista de los derechos económicos, sociales y
culturales, como el mayor acceso a salud y educación,
mejor alimentación, y mayor disponibilidad de servicios
de agua y alcantarillado, entre otros (CEPAL, 2006).
La mortalidad Infantil es otro indicador que se utiliza
para medir las condiciones socioeconómicas generales de
una población determinada. Muestra el riesgo de morir
que tienen los niños de menos de un año en una región
determinada. Se considera que mide no sólo condiciones
de salud de los menores de un año, sino de la población
entera y por lo tanto es uno de los indicadores de
bienestar.
En el libro de mi autoría “Más Salud, Más Derechos: el
desafío de la Argentina que viene” publicado en 2011
realizo una comparación entre los países de la región a
partir de estos dos indicadores desde una perspectiva
histórica ya que en los últimos 50 años se produjeron
innumerables cambios al ranking de estos países con
algunos que han mejorado mucho y otros no tanto e
incluso perdiendo posiciones relativas.
EL RANKING DE PAÍSES DE
AMÉRICA LATINA SEGÚN SU EVN Y LA MI
Según el informe mencionado, Chile es el país con mayor
esperanza de vida de América latina. En promedio, la
gente vive allí 80 años, según datos de la Organización
Mundial de la Salud (OMS). En un segundo lote, con 79
años de media, se encuentran Colombia, Costa Rica y
Cuba.
El que está peor ubicado es Haití, con apenas 62 años,
(18 menos que Chile) Bolivia (68 años), Guatemala (72) y
El Salvador (72).
Respecto a la Mortalidad Infantil, el informe asegura el
que está a la cabeza es Cuba según la OMS. El segundo
lugar es para Chile, y luego viene Costa Rica.
Nuevamente, los que están en una situación más delicada
son Haití, Bolivia y Guatemala.
En este ranking la Argentina aparece en noveno lugar en
cuanto a su EVN y en quinto lugar en cuanto a su MI.
También siempre según ese informe que utiliza datos de
la OMS, la Argentina figura en octavo lugar en cuanto al
gasto de salud en relación a su PBI y en segundo lugar
en cuanto a su relación entre la cantidad de camas de
internación respecto a sus habitantes.
UNA MIRADA HISTÓRICA
No siempre fue así. Efectivamente nacer en la Argentina
a principios de los años 50 tenía enormes ventajas
comparativas con otros países. Era uno de los países de
América latina (AL) con mayor esperanza de vida y donde
menor riesgo de morir tenían los niños.
En efecto, al inicio de esa década la Esperanza de Vida
al Nacer (EVN) era de 62,5 años casi los mismos que en
Paraguay y cuatro años menos que en el Uruguay que era
el país en donde más años se vivía de toda Al. Antes de
finalizar esa década, en nuestro país ya se ubicaba
segunda con 64,4 años, habiendo superado al Paraguay y
acortando las distancias con Uruguay a sólo 2,8 años.
En el resto de la comunidad internacional la Argentina
integraba un segundo pelotón detrás de países como
Noruega, Nueva Zelanda o Suecia, que lideraban ya desde
hacía más de un siglo el ranking de países con mayor
EVN. En aquel segundo grupo de países se encontraban
entre otros Portugal con una EVN de 58,7 años, España
con una de 62,1; Irlanda de 65,8; Italia de 66,1 y
Francia de 66,8.
También a principios de los 50, Argentina era el segundo
país de Al detrás de Uruguay que menor mortalidad
infantil tenía. Era del selecto club de países que
habían descendido la mortalidad infantil a la línea de
los 60 por mil cuando la mayoría de los países de AL
estaban cerca o superaban los 100 por mil. La mortalidad
infantil en Argentina era para el año 1950 de 68 por mil
y en los cinco años posteriores había descendido a 65,9
por mil, lo que representaba un 12 % más de mortalidad
infantil que Uruguay, pero un 50 % menos que el promedio
de toda AL.
A nivel mundial la Argentina estaba muy bien posicionada
en una tabla en cuyos extremos se encontraban Suecia,
Nueva Zelanda y Australia con mortalidades infantiles de
menos de 25 por mil y Chile, Bolivia, Yugoslavia,
Egipto, Colombia, India con mortalidades infantiles de
más de 120 por mil. En España la MI era para 1950 de
64,2 por mil, en Italia de 67 por mil y en Bélgica del
65 por mil (Romero, Medina, y Vildosola, 1954).
¿POR QUÉ UN PAÍS TIENE
MEJORES NIVELES DE SALUD QUE OTRO?
No es fácil contestar a esta pregunta. Según el informe
antes citado el gasto en salud como porcentaje del PBI
no sería la respuesta. Siempre según el informe
mencionado, la mejor prueba de que no hay una relación
matemática entre una cosa y la otra es que Haití gasta
un punto y medio más de su producto que Chile, que con
7,1% está por debajo de la media. Tampoco lo explicarían
indicadores de estructura como por ejemplo la relación
entre cantidad de camas de internación y los habitantes.
No lo dice el informe, pero los buenos resultados en
salud tampoco estarían relacionados, al menos
directamente, con el ingreso per cápita de una sociedad.
En ese sentido la Argentina siempre fue uno de los
países con mejores ingresos per cápita de AL y sin
embargo vimos cómo “se cayó” en el ranking de los
indicadores de niveles de salud a través de los años.
No existe una sola respuesta a la pregunta.
Evidentemente es una combinación de muchas variables.
Una mejor distribución de la riqueza, la disminución de
la pobreza, una mejor educación, la extensión de los
servicios básicos de saneamiento entre otros
determinantes son fundamentales para lograr las mejoras
en salud.
Pero el sistema de salud no puede hacerse el distraído.
Su influencia es innegable y decisiva en gran
porcentaje.
Las grandes mejoras en los indicadores de salud en
nuestro país se dieron en dos períodos históricos y
estuvieron relacionados con la conformación de dos de
sus subsistemas actuales. A saber: la gestión Carrillo
con el intento de organización de un Sistema Nacional de
Salud y a principios de los 70 con la sanción de la Ley
18.610 de creación de las obras sociales.
En ambas experiencias, en donde los indicadores de salud
mostraron una mejoría sustancial, lo que se logró fue
que la gran mayoría de la población accediera en forma
masiva a la tecnología adecuada en un período corto de
tiempo. En ambos períodos se logró masificar y poner al
alcance de las mayorías, las tecnologías de la época en
un muy corto tiempo lo cual impactó en los niveles de
salud al resolver gran cantidad de demanda oculta.
Estos shocks de acceso fueron determinantes para mejorar
los niveles de salud de la población, especialmente de
los más desprotegidos.
¿CUÁNTO INFLUYE EL SISTEMA
DE SALUD EN EL NIVEL DE SALUD DE UNA POBLACIÓN?
Siguiendo con el informe en cuestión, leemos: “Que los
mejor posicionados sean Chile y Cuba resulta muy
interesante, porque representan dos modelos de sociedad
absolutamente opuestos. Chile es probablemente el país
de la región donde más consolidada está la economía de
mercado, y es también uno de los más libres y
democráticos. Por el contrario, Cuba tiene un régimen de
planificación estatal centralizada sin resquicios para
la iniciativa privada, y es un país sin libertad ni
democracia”.
Diferentes países con organizaciones políticas,
sociales, económicas e incluso de sus sistemas de salud
pueden lograr buenos resultados. Pero lo que tienen en
común es la equidad en el acceso a diferentes servicios.
Todos los países de Al con los mejores resultados tienen
en común un sistema consolidado y con mayores niveles de
equidad en el acceso que los otros. Evidentemente la
organización del sistema de salud tiene una influencia
decisiva en los niveles de salud de una población.
(*) Presidente de la Agencia
Nacional de Laboratorios Públicos.
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