Los datos publicados por el INDEC son tremendos: la pobreza
creció 11 puntos, hasta llegar al 52,9% de la población solo en
los 31 aglomerados urbanos que el organismo mide, mientras la
indigencia pasó del 12% al 18%.
La indigencia se duplicó, desde el 9,3% en el primer semestre
del año pasado. Además, los pobres de hoy son más pobres que
quienes estaban en esa situación durante el gobierno anterior.
La gigantesca cifra de 15,6 millones de pobres y, dentro de
ellos, de 5,4 millones de indigentes se agrava en el corte
etario, ya que, entre el nacimiento y los 5 años, el 64% son
pobres y entre ellos el 23,3% indigentes, es decir que no cubren
los requisitos mínimos alimentarios.
El INDEC sólo mide en 31 ciudades, en las que viven menos de 30
millones de personas, es decir que no lo realiza a otros 17
millones que residen en el resto del país.
Además, no mide -o no lo sabemos- los trabajadores rurales, que
no se caracterizan en general por grandes ingresos.
Si las proporciones fueran las mismas, tenemos casi 25 millones
de pobres, de los cuales ocho y medio son indigentes. Es decir,
cinco millones más de pobres y tres de indigentes. (1)
El kwashiorkor es un tipo de malnutrición que se caracteriza por
una deficiencia grave de proteínas. Provoca retención de
líquidos y distensión abdominal. Afecta con mayor frecuencia a
los niños, en particular en países en desarrollo con altos
niveles de pobreza e inseguridad alimentaria.
El kwashiorkor es una grave carencia de proteínas en los niños,
mientras que el marasmo es una grave carencia de nutrientes y
una ingesta calórica inadecuada. Esta es la principal diferencia
entre ambos. El kwashiorkor y el marasmo son las deficiencias
más frecuentes y afectan con frecuencia a bebés y niños de entre
1 y 5 años.
Si consideramos las cifras mencionadas anteriormente y debemos
creerle al INDEC la pregunta es: ¿Cuánto tiempo falta para la
aparición de estas deficiencias alimentarias por la baja ingesta
de proteínas y calorías suficientes en nuestros niños?
En comparación con el consumo promedio de los últimos diez años,
en 2024 cada habitante consumiría cerca de 22 kilos menos por
persona de carne (proteínas de alta calidad), con una caída del
13,3%. En simultáneo, cayó también el consumo de lácteos: un
17,6% en el primer semestre de 2024.
El indicador de pobreza en la Argentina habría llegado en el
primer trimestre de 2024 al 55,5% de la población y la
indigencia pasó del 9,6% al 17,5% en el mismo período, de
acuerdo con las estimaciones del Observatorio de la Deuda Social
Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA).
Según ese mismo sondeo casi 25 millones de personas (24,9
millones, residentes en áreas urbanas del país) habrían estado
en situación de pobreza por debajo de la canasta básica total
(CBT). (2)(3)
Estos incrementos se atribuyen en gran parte al impacto de la
inflación de los últimos meses y a la suba principalmente en el
rubro alimentos que afectó a los grupos de menores ingresos de
la sociedad.
El mismo estudio asegura que unos 7,8 millones de personas están
en un estado de pobreza extrema o indigencia, por debajo de la
canasta básica alimentaria (CBA). En el tercer trimestre de 2023
el indicador de pobreza era del 44,7%, ya era escandaloso...
En realidad, no sabemos el estado nutricional de nuestras
infancias en la provincias más desfavorecidas. Pero con las
cifras oficiales de pobreza cuesta no imaginarse una realidad
que nos debería preocupar seriamente.
En el relevamiento también se menciona el estado de la educación
y del trabajo en la Argentina. Sobresale el dato de que el 23%
de los niñas y niños de entre 3 y 5 años no asiste a
establecimientos educativos formales, el 0,4% de los que tienen
entre 6 a 12 años no va a la escuela primaria, el 9,1% asiste
con sobre edad a la escuela primaria y el 35,3% de los jóvenes
de 18 a 29 años no terminó la secundaria.
“Estos indicadores expresan valores adversos a pesar de que el
sistema general de gestión pública (80,7% de los alumnos de
menos de 18 años) se ve fortalecido por la acción de la gestión
privada (12,6% en establecimientos privados laicos y 6,8% en
establecimientos religiosos)”, subraya.
Acerca del escenario laboral dice que “las desigualdades de la
estructura productiva y la escasa generación de empleo y de
empleo de calidad, el 32,5% de los ocupados son trabajadores que
residen en hogares en situación de pobreza, el 30,9% de los
ocupados trabaja en la economía social y, al considerar a la
población económicamente activa el 26,5% tiene un empleo
precario y el 24,3% un subempleo inestable”.
Como sabemos aumento la desocupación a niveles alarmantes. Todos
los días cierran Pymes y Comercios. En la ciudad de Buenos Aires
se calculan, según cifras de algunas ONG‘S en más de 7200 las
personas en situación de calle, más de 700 son niños (según la
ONG Proyecto 7).
Todo este tétrico panorama es producto de años de abandono y
falta de gestión de distintas administraciones.
El sistema de salud y las
consecuencias de romper el pacto solidario
Pensemos cual es la estrategia de lo que está sucediendo, aunque
la intuimos y ya hay hechos que la evidencian:
Aumenta el desempleo por lo tanto hay menor aporte a las obras
sociales sindicales y el incremento de las cuotas de la medicina
prepaga se va tornando insostenible incluso para los que
conservan el trabajo.
Al mismo tiempo se produce una baja significativa en los
salarios en general y en particular a los miembros del equipo de
salud. Los ingresos de los médicos son insostenibles, si el
pluriempleo era una deficiencia del sistema ahora se tornará
inviable para la subsistencia de los profesionales.
Al “caerse” del sistema por el desempleo acompañado de la
disminución en la distribución de la renta nacional per cápita
resulta una combinación mortal para el sistema prestacional. Sea
cual fuere el subsistema.
Las guardias hospitalarias están estalladas, con el consiguiente
estrés para los que trabajan en ellas. Así como los consultorios
externos, donde se registran ausencias porque el aumento del
transporte en algunas capas sociales hace inviable su
sostenimiento, incluso para ir a esas consultas.
Igualmente, los profesionales del equipo de salud tienen
problemas dado el costo del transporte y la subsistencia, por
los bajos ingresos que perciben. No se cubren las residencias
por los magros salarios, dejándonos huérfanos de especialidades
claves para el sistema.
Esto como imaginamos traerá un agravamiento de las patologías
dada la historia natural de las enfermedades, con evoluciones
que hace tiempo no se veían en el sistema, acompañado del
aumento desmesurado de los medicamentos, que hacen abandonar
tratamientos o por baja de la cobertura por desempleo o por
decisión de los financiadores.
Hace falta ya más salud pública para compensar toda esta injuria
al sistema solidario construido desde hace mucho en nuestra Re-
pública. Ya necesitamos más “Hospital Público”.
Hay otros detalles que no son menos importantes: la libre
afiliación a la medicina prepaga desfinanciara a la seguridad
social, sobre todo a las medianas y pequeñas obras sociales. (4)
En una reciente jornada de salud un alto funcionario dijo que
venía a que compitan el sector privado con la seguridad social.
(5)
Es una aberración y además es no entender nada del sistema de
salud, son dos sectores absolutamente diferentes, uno solidario
y el otro comercial.
Incluso regulado por leyes ad-hoc, siendo necesario un debate
con la participación del Congreso y los diferentes actores para
reformarla, dada la importancia que reviste.
Aunque el funcionamiento de nuestros representantes sea mu- chas
veces no el esperado por los votantes, tal como pasó con el tema
jubilados y del presupuesto universitario, un escándalo que
rompe con más de cien años de lucha para lograr la movilidad
social ascendente de las clases más desprotegidas y es ejemplo
en el mundo.
Universidades donde se formaron los Premios Nobel del único país
sudamericano con ese número. Con la UBA considerada entre las
mejores del mundo.
¿Que se piensa hacer?... eliminar de un plumazo las obras
sociales nacionales, que son producto de la tradición solidaria
del pueblo argentino... o que solamente tengan salud los
sectores más privilegiados de la sociedad.
En columnas anteriores veníamos aportando ideas de reformas
absolutamente necesarias y posibles para mejorar el Sistema de
Salud, ahora entramos en un período neblinoso que no sabemos
cuándo ni cómo saldremos del atolladero... aunque esto ya lo
vivimos.
No claudicaremos en nuestra lucha por la equidad y la justicia
social... y esto también lo vivimos...
Bibliografía:
1) INDEC / Encuesta permanente de Hogares / Primer semestre
2024.
https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/eph_pobreza_09_
241C2355AD3A.pdf
2 y 3) Observatorio de la Deuda Social Argentina de la
Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) /primer semestre 2024.
4) Ley 18.610.
5) Jornada de Salud de ACAMI/2024.
(*) Docente Libre / Dto. de Salud
Pública y Humanidades Médicas - Facultad de Medicina /
U.B.A |
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