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La calidad y la seguridad del paciente están lejos de la agenda pública

Por la Lic. Patricia D’Aste(*)

 
La calidad, incluyendo la seguridad del paciente, es una cualidad de la atención sanitaria esencial para alcanzar los objetivos nacionales: la mejora de la salud de la población y el futuro sostenible del sistema de atención en salud. Sin embargo y a pesar de los esfuerzos de muchos decisores provinciales, aún persisten importantes desafíos en materia de calidad tanto en las regiones más desarrolladas de la Argentina como en las provincias que se debaten en la organización de sus sistemas de atención primaria.
Son muchos los condicionantes que empujan tanta disparidad, la que queda evidenciada en los indicadores primarios como la mortalidad infantil. En este artículo avanzamos en tres líneas estratégicas de acción para el mejoramiento de la calidad de la atención sanitaria y la seguridad del paciente, con énfasis en los grupos poblacionales más vulnerables: niños y adultos mayores. Al ser la Argentina un país federal, cada ministro de salud tiene la potestad de adherir o no a normas de aseguramiento de la calidad, y por lo tanto es necesario crear un Observatorio de Calidad de la Salud que acompañe las estrategias consensuadas y que permitan ir mitigando las desigualdades entre los mejores y los peores.
En las últimas décadas varios de los países latinoamericanos han desarrollado importantes iniciativas en materia de calidad y seguridad de los pacientes. A modo de ejemplo, en febrero de 2001 México inició su “Cruzada nacional por la calidad” con el objetivo de elevar la calidad de los servicios y llevarla a niveles aceptables en todo el país; Perú ha introducido un sistema nacional de acreditación de centros sanitarios con una nueva propuesta en implementación durante 2007; Costa Rica ha liderado el compromiso con las actividades en seguridad del paciente; Brasil ha desarrollado importantes ejercicios de evaluación de la calidad y promovido estrategias de mejora desde la acreditación a la promoción de la seguridad del paciente; Colombia dispone de un sistema de reporte de efectos adversos de la atención sanitaria; Uruguay avanzó con legislación y normas de contralor de los financiadores y prestadores de su sistema y Chile cuenta con un sólido recorrido en iniciativas para el control de la infección asociada a la atención sanitaria.
Las causas de la falta de calidad son múltiples e involucran en general ineficiencias tanto a nivel sistémico como a nivel de la prestación de servicios de salud individual. Si la falencia se encuentra a nivel sistémico, la mala calidad se observa por: 1) la falta de priorización de las iniciativas de calidad o sólo expresada en términos de buenos deseos dentro de las agendas públicas; 2) la deficiencia o ausencia de los marcos reguladores de la calidad tales como las normas y estándares técnicos, los sistemas de acreditación, certificación, y habilitación; 3) la insuficiencia o falta de recursos humanos capacitados y comprometidos ; 4) la falta de sistemas de información, monitoreo y control para la toma de decisiones; 5) las transferencias financieras o mecanismos de pago a prestadores no vinculados a nivel de desempeño y resultados en salud; y 6) la formación de pregrado y posgrado con bajos estándares técnicos, éticos y humanos.
Asimismo, si los servicios de salud individual resultan deficitarios y son la causa de la mala calidad el escenario de dichos servicios mostrará: 1) la desmotivación de los trabajadores de la salud; 2) la debilidad en materia de competencias y destrezas técnicas; 3) la falta de trabajo en equipo y de relaciones de confianza adecuadas; 4) la atención bajo un modelo biologicista que no involucra al usuario en la toma de decisiones; 5) las condiciones de trabajo inadecuadas; y 6) la carencia de carrera profesional y programas de actualización continua en el puesto.
La situación actual requiere de la definición de una estrategia nacional en pro de la calidad de la atención y la seguridad del paciente. Esta estrategia debe incluir a todos los actores de la atención sanitaria incluyendo a los pacientes, familias y comunidades, y enfocarse a los grupos poblacionales más vulnerables (niños y adultos mayores) y a los temas de salud prioritarios definidos en la estrategia de salud nacional y su correlato con las estrategias provinciales. Su desarrollo requerirá de un análisis de situación exhaustivo incluyendo las particularidades de un territorio vasto y de gran diversidad geográfica y cultural y un ejercicio responsable de construcción de consensos.
Para ello mencionamos las 3 siguientes líneas estratégicas de acción que permitirán dar impulso a un proyecto de alcance nacional:
1- Posicionar la calidad de la atención sanitaria y la seguridad del paciente como prioridad sectorial: a) diálogo de políticas con autoridades provinciales y municipales con el objeto de incorporar la calidad y seguridad del paciente en las políticas sectoriales y procesos de reforma del sector para que no se trate sólo de nuevos edificios; b) participación activa en diversos foros nacionales y regionales; c) firma de compromisos políticos para la acción que involucren iniciativas de promoción de las buenas prácticas como el “lavado de manos” o la introducción de la calidad y la seguridad del paciente en los planes de estudio de las carreras de los miembros del equipo de salud.
2- Promover la participación ciudadana en temas de calidad: a) promover y proteger los derechos y deberes de los pacientes y profesionales sanitarios en cuanto a la calidad de la atención sanitaria y seguridad del paciente, como el respeto a la vida privada, a la valores, creencias y a la integridad personal; b) incorporar herramientas para la evaluación de la satisfacción de los usuarios de los servicios sanitarios; c) promover la creación y fortalecimiento de iniciativas de ciudadanos en materia de mejorar la calidad y seguridad del paciente.
3- Generar información y evidencias sobre la calidad: a) desarrollar inteligencia de información y monitorear mediante herramientas de medición de la situación de la calidad y seguridad del paciente en centros sanitarios; b) disponibilizar y hacer accesible la información sobre las evidencias en la calidad y la seguridad del paciente haciendo uso de medios virtuales.
Trabajar en calidad no sólo es posible, es una obligación de todos los decisores públicos y privados. Las evidencias de su efecto positivo superan ampliamente cualquier análisis de costo.

(*) Presidente de ProSanitas BSC. Presidente de la Asociación Argentina de Auditoría y Gestión Sanitaria-SADAM. Directora del Posgrado en Dirección Estratégica de RRHH y del Curso de Cuadro de Mando Integral y docente de las Maestrías y de la Licenciatura en Administración de la Universidad ISALUD. Email: patriciadaste@yahoo.com.ar  y www.prosanitas.com.ar

 

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