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La calidad, incluyendo la seguridad del paciente, es una
cualidad de la atención sanitaria esencial para alcanzar
los objetivos nacionales: la mejora de la salud de la
población y el futuro sostenible del sistema de atención
en salud. Sin embargo y a pesar de los esfuerzos de
muchos decisores provinciales, aún persisten importantes
desafíos en materia de calidad tanto en las regiones más
desarrolladas de la Argentina como en las provincias que
se debaten en la organización de sus sistemas de
atención primaria.
Son muchos los condicionantes que empujan tanta
disparidad, la que queda evidenciada en los indicadores
primarios como la mortalidad infantil. En este artículo
avanzamos en tres líneas estratégicas de acción para el
mejoramiento de la calidad de la atención sanitaria y la
seguridad del paciente, con énfasis en los grupos
poblacionales más vulnerables: niños y adultos mayores.
Al ser la Argentina un país federal, cada ministro de
salud tiene la potestad de adherir o no a normas de
aseguramiento de la calidad, y por lo tanto es necesario
crear un Observatorio de Calidad de la Salud que
acompañe las estrategias consensuadas y que permitan ir
mitigando las desigualdades entre los mejores y los
peores.
En las últimas décadas varios de los países
latinoamericanos han desarrollado importantes
iniciativas en materia de calidad y seguridad de los
pacientes. A modo de ejemplo, en febrero de 2001 México
inició su “Cruzada nacional por la calidad” con el
objetivo de elevar la calidad de los servicios y
llevarla a niveles aceptables en todo el país; Perú ha
introducido un sistema nacional de acreditación de
centros sanitarios con una nueva propuesta en
implementación durante 2007; Costa Rica ha liderado el
compromiso con las actividades en seguridad del
paciente; Brasil ha desarrollado importantes ejercicios
de evaluación de la calidad y promovido estrategias de
mejora desde la acreditación a la promoción de la
seguridad del paciente; Colombia dispone de un sistema
de reporte de efectos adversos de la atención sanitaria;
Uruguay avanzó con legislación y normas de contralor de
los financiadores y prestadores de su sistema y Chile
cuenta con un sólido recorrido en iniciativas para el
control de la infección asociada a la atención
sanitaria.
Las causas de la falta de calidad son múltiples e
involucran en general ineficiencias tanto a nivel
sistémico como a nivel de la prestación de servicios de
salud individual. Si la falencia se encuentra a nivel
sistémico, la mala calidad se observa por: 1) la falta
de priorización de las iniciativas de calidad o sólo
expresada en términos de buenos deseos dentro de las
agendas públicas; 2) la deficiencia o ausencia de los
marcos reguladores de la calidad tales como las normas y
estándares técnicos, los sistemas de acreditación,
certificación, y habilitación; 3) la insuficiencia o
falta de recursos humanos capacitados y comprometidos ;
4) la falta de sistemas de información, monitoreo y
control para la toma de decisiones; 5) las
transferencias financieras o mecanismos de pago a
prestadores no vinculados a nivel de desempeño y
resultados en salud; y 6) la formación de pregrado y
posgrado con bajos estándares técnicos, éticos y
humanos.
Asimismo, si los servicios de salud individual resultan
deficitarios y son la causa de la mala calidad el
escenario de dichos servicios mostrará: 1) la
desmotivación de los trabajadores de la salud; 2) la
debilidad en materia de competencias y destrezas
técnicas; 3) la falta de trabajo en equipo y de
relaciones de confianza adecuadas; 4) la atención bajo
un modelo biologicista que no involucra al usuario en la
toma de decisiones; 5) las condiciones de trabajo
inadecuadas; y 6) la carencia de carrera profesional y
programas de actualización continua en el puesto.
La situación actual requiere de la definición de una
estrategia nacional en pro de la calidad de la atención
y la seguridad del paciente. Esta estrategia debe
incluir a todos los actores de la atención sanitaria
incluyendo a los pacientes, familias y comunidades, y
enfocarse a los grupos poblacionales más vulnerables
(niños y adultos mayores) y a los temas de salud
prioritarios definidos en la estrategia de salud
nacional y su correlato con las estrategias
provinciales. Su desarrollo requerirá de un análisis de
situación exhaustivo incluyendo las particularidades de
un territorio vasto y de gran diversidad geográfica y
cultural y un ejercicio responsable de construcción de
consensos.
Para ello mencionamos las 3 siguientes líneas
estratégicas de acción que permitirán dar impulso a un
proyecto de alcance nacional:
1- Posicionar la calidad de la atención sanitaria y la
seguridad del paciente como prioridad sectorial: a)
diálogo de políticas con autoridades provinciales y
municipales con el objeto de incorporar la calidad y
seguridad del paciente en las políticas sectoriales y
procesos de reforma del sector para que no se trate sólo
de nuevos edificios; b) participación activa en diversos
foros nacionales y regionales; c) firma de compromisos
políticos para la acción que involucren iniciativas de
promoción de las buenas prácticas como el “lavado de
manos” o la introducción de la calidad y la seguridad
del paciente en los planes de estudio de las carreras de
los miembros del equipo de salud.
2- Promover la participación ciudadana en temas de
calidad: a) promover y proteger los derechos y deberes
de los pacientes y profesionales sanitarios en cuanto a
la calidad de la atención sanitaria y seguridad del
paciente, como el respeto a la vida privada, a la
valores, creencias y a la integridad personal; b)
incorporar herramientas para la evaluación de la
satisfacción de los usuarios de los servicios
sanitarios; c) promover la creación y fortalecimiento de
iniciativas de ciudadanos en materia de mejorar la
calidad y seguridad del paciente.
3- Generar información y evidencias sobre la calidad: a)
desarrollar inteligencia de información y monitorear
mediante herramientas de medición de la situación de la
calidad y seguridad del paciente en centros sanitarios;
b) disponibilizar y hacer accesible la información sobre
las evidencias en la calidad y la seguridad del paciente
haciendo uso de medios virtuales.
Trabajar en calidad no sólo es posible, es una
obligación de todos los decisores públicos y privados.
Las evidencias de su efecto positivo superan ampliamente
cualquier análisis de costo.
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(*)
Presidente de ProSanitas BSC. Presidente de
la Asociación Argentina de Auditoría y Gestión
Sanitaria-SADAM. Directora del Posgrado en Dirección
Estratégica de RRHH y del Curso de Cuadro de Mando
Integral y docente de las Maestrías y de la
Licenciatura en Administración de la Universidad
ISALUD. Email:
patriciadaste@yahoo.com.ar
y
www.prosanitas.com.ar
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