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Continuando con su programa de
estudios sobre la salud en la
Argentina (Proesa), Poliarquía
Consultores y Prosanity Consulting
han abordado, en un reciente
estudio, un tema clave: el acceso a
la atención médica.
En
términos generales, la investigación
muestra que los argentinos
frecuentan asiduamente los servicios
médicos y poseen una buena
evaluación sobre ellos. Sin embargo,
señalan importantes limitaciones por
razones económicas, de cobertura, de
organización y de complejidad.
Asimismo, el estudio revela que el
acceso a los servicios de salud es
percibido como inequitativo por una
amplia mayoría de la población. Como
se ha dicho, la frecuentación de los
servicios es mayoritaria: casi 8 de
cada 10 entrevistados afirman haber
realizado al menos una visita al
médico en el último año. Esta
población realiza una evaluación
positiva de la atención recibida: el
72% sostiene que ha sido muy buena o
buena.

La
buena evaluación general se resiente
al indagar si los diagnósticos y
tratamientos médicos debieron
suspenderse por razones económicas
el último año. Si bien el 42%
consigna que no debió interrumpir la
atención por ese motivo, un tercio
sí debió hacerlo.
La investigación revela que las
razones económicas condicionan el
acceso a la salud, observándose
importantes diferencias por tipo de
cobertura. La mitad de la población
que se atiende en hospitales
públicos afirma que tuvo que
suspender la atención por no contar
con dinero suficiente y un tercio de
los que pertenecen al PAMI están en
la misma situación. Esto contrasta
con los resultados observados entre
los que se atienden en obras
sociales y prepagas.

El
tiempo de espera para conseguir
turno también representa una
limitación al acceso a los servicios
médicos. Más de un tercio de la
población afirma haber suspendido un
tratamiento porque los turnos
disponibles eran para fechas muy
lejanas.
El PAMI y el hospital público, donde
se atiende la población más
vulnerable en términos
socioeconómicos, exhiben las mayores
falencias relativas. Entre los
jubilados, el 55% debió suspender la
atención por la tardanza de los
turnos, mientras que en los
hospitales esa proporción alcanza al
51%.

La
complejidad de los tratamientos
también impacta en la imagen del
acceso a los servicios médicos.
Frente a un problema de salud
complejo, el 40% de los argentinos
considera improbable que su tipo de
cobertura pueda afrontarlo, mientras
que casi la mitad estima que no
podrá elegir la institución médica
de su preferencia para atenderse.
La atribución de probabilidades de
que el tipo de cobertura se haga
cargo de un tratamiento complejo
adquiere un contraste dramático
entre los que se atienden en
hospitales públicos y en empresas de
medicina prepagas. Para el 58% de
los primeros es poco o nada probable
que exista esa posibilidad, mientras
que más del 70% de los clientes de
las prepagas confían en que podrán
acceder sin dificultades a un
tratamiento complejo.

En
vista de estos impedimentos y
disparidades, no sorprende que los
servicios médicos en la Argentina
tengan la imagen de ser
inequitativos. En efecto, para el
56% de la población solo “unos
pocos” tienen un acceso adecuado a
la salud y para el 21% ese acceso es
para “casi ninguno”. El consenso es
abrumador: casi 8 de cada 10
argentinos piensan que el acceso
salud es un privilegio de élites, no
un derecho universal.

Por
último, la investigación de
Poliarquía y Prosanity indagó acerca
de si el sistema de salud requiere
cambios para ser más eficiente y
justo. Nuevamente se alcanzan muy
altos grados de consenso: más de la
mitad de los entrevistados afirmaron
que el sistema necesita “muchos
cambios” y el 37% que requiere
“bastantes cambios”.

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