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Bajos aranceles, atrasos en los pagos de los
financiadores, el dólar y la inflación por las nubes,
tasas de interés imposibles de pagar y un largo etc.,
parecen describir las causas de la grave situación del
sector prestador privado en nuestro país. Pero en
realidad, la sostenibilidad de nuestro sistema privado
de salud se encuentra en tela de juicio desde hace
décadas, y aunque la situación económica actual le
infunde mayor gravedad, no nos caben dudas que la misma
tiene además otras causas mucho más profundas, y que
para su resolución se requiere realizar cambios
estructurales en el modelo prestador.
En todo el mundo desde hace varios años, los sistemas de
salud están siendo reformados en procura de su
sostenibilidad, ya que la misma se encuentra amenazada
por factores que por ser ampliamente conocidos no van a
ser desarrolladas en este artículo, pero que podemos
clasificarlos en:
a) Factores que afectan la demanda: cambios
demográficos, prevalencia de enfermedades crónicas y
cambios en las expectativas de la población.
b) Factores que afectan la oferta: el impacto de
las nuevas tecnologías sanitarias, la fragmentación del
sector asistencial y la complejidad del mismo.
Los prestadores privados de servicios de salud se
encuentran en una encrucijada que los obliga a tomar
urgentes medidas para sobrevivir en el corto plazo, pero
para que las mismas en el futuro no constituyan un
obstáculo que dificulte los cambios necesarios para
lograr la sostenibilidad del sistema a mediano y largo
plazo resulta necesario definir y consensuar previamente
las características que además de las históricas, como
cartera de prestaciones amplia y costo-efectiva, equidad
y accesibilidad adecuadas, eficiencia, transparencia,
etc., debería reunir el futuro modelo prestador
sostenible que aspiramos desarrollar, entre las que
seguramente figurarán las siguientes:
-
Que funcione en forma
Integrada y coordinada.
-
Que promueva la
innovación, para mejorar tanto los resultados en salud
como la eficiencia del sistema.
-
Que maximice la
proactividad y la prevención.
-
Que promueva la mejora de
la experiencia del paciente.
-
Que promueva la seguridad
del paciente.
-
Que desarrolle el
empoderamiento de los pacientes.
PROPUESTAS PARA EL
CAMBIO
El Instituto de Estudios Sanitarios perteneciente a PwC,
publicó una investigación (que luego fue tomada por la
OMS en el “Informe sobre la salud en el mundo 2010”),
donde se destaca que de los 2 billones (de doce ceros)
que en los EE. UU. se utilizan cada año para financiar
su sistema de salud, más de un 50% financia
ineficiencias del modelo y que en general esta
proporción es similar en la mayoría de los países del
mundo.
Aunque existen estimaciones más conservadoras que
afirman que esta proporción sería de aproximadamente el
30%, está claro que invertir más no nos lleva
necesariamente a una mejor salud.
La medicina en el futuro deberá obligatoriamente generar
menores costos y alcanzar mejores resultados.
Desde hace tiempo, el tema dominante en la mayoría de
las publicaciones y congresos de salud es el Valiue
Based Healthcare (VBHC = Atención Médica Basada en
Valor), que es una modalidad de pago a los prestadores
que relaciona las prestaciones con los resultados en
salud a efecto de maximizar los resultados en salud en
función del dinero utilizado para el mismo fin.
El pago por valor es un pago integrado global que cubre
todas las prestaciones necesarias para tratar a un
paciente durante todo un ciclo de atención para una
afección dada.
Por ejemplo, en una angioplastia o en una
revascularización para un paciente con una enfermedad
arterial coronaria, se espera hasta 90 días después de
la intervención para analizar el resultado en el
paciente y recién entonces proceder al pago convenido
con el prestador.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS)
espera que para este año el 50% de los pagos
tradicionales haga la transición a pagos por valor.
El pago por valor fomenta la creación de Unidades
integradas de práctica (IPU, por sus siglas en inglés).
Las IPUs concentran en un solo lugar toda la atención de
los pacientes con una misma afección, logrando que la
totalidad de la atención la realice un equipo altamente
experimentado.
Un ejemplo de esto es el MIGRAINE CARE de Alemania, un
centro para la atención de cefaleas que logró una mejora
del 54% en los resultados para los pacientes y una
disminución del 20% en los costos de atención, lo cual
le permitió expandirse abriendo centros en otras
localidades y posteriormente centros similares para el
tratamiento de otras afecciones como dolor agudo de
espalda, artritis reumatoide y vértigo.
Para poder implementar VBHC se requiere, además de
constituir Unidades de Práctica integradas, tener la
capacidad de medir resultados y costos.
En el cuidado de la salud, la medición del valor debe
enfocarse en qué tan bien la atención brindada satisface
las necesidades de los pacientes individuales.
Medir los resultados de un tratamiento requiere el
seguimiento del paciente durante todo el proceso de
atención y observar en forma integral las condiciones
médicas. Por ejemplo, para pacientes con diabetes, su
condición médica incluye hipertensión coexistente,
enfermedad renal, y enfermedad de retina, por lo que el
resultado de la atención deberá incorporar el efecto
combinado del cuidado de todas estas necesidades.

Para que los resultados puedan medirse en forma correcta
y estandarizada el ICHOM (International Consortium for
Health Outcomes Measurement) ya ha definido un conjunto
de indicadores estandarizados para 21 diferentes
condiciones clínicas que representan una porción
significativa de la carga de enfermedad y continúa
desarrollando otros.
La condición clínica se define como el conjunto
interrelacionado de circunstancias médicas que se
abordan de una manera integrada.
Los resultados que interesan al paciente son de distinto
tipo y pueden provenir de diversas fuentes:
1. Los que informa el equipo profesional de salud:
La medida de los resultados clínicos, supervivencia,
complicaciones, reinternaciones, etc.
2. Los que informa el paciente:
a. Relativas a su experiencia durante todo el ciclo de
atención.
b. Los que influyen en su calidad de vida; disfunción
eréctil, incontinencia urinaria, pérdida de relaciones
sociales etc.
Los países escandinavos son los se encuentran en la
vanguardia en cuanto a las condiciones para la
implantación de modelos de pago por valor.
REFLEXIONES SOBRE EL VBHC
Se puede definir un buen sistema de salud como aquel que
obtiene los mejores resultados en términos de salud
(supervivencia, calidad de vida, satisfacción de su
población etc.) y utiliza cada peso de su presupuesto en
la forma más eficiente.
Los financiadores para evaluar la calidad de servicios
que proveen deberían analizar cuál es su población
objetivo, de qué se enferma, qué prestaciones recibe
para atender esas patologías, cuánto cuesta esta
atención y qué resultados se obtuvieron en materia de
salud.
Lamentablemente en nuestro sector privado de salud, los
financiadores suelen tener información sólo sobre el
costo y la cantidad de las prestaciones médicas que
reciben sus afiliados, (incluso a veces esta información
les resulta difícil de recopilar porque la misma
prestación puede denominarse de varias formas en su
sistema), pero en general no tienen información sobre
los resultados en términos de salud que lograron dichas
prestaciones.
Para poder contar el futuro con información sobre costos
por actividad y resultados en salud, deberemos transitar
un largo y difícil camino, que resulta imprescindible
iniciarlo cuanto antes.
Michael Porter y Elizabeth Teisberg desarrollaron esta
propuesta fundamentando que este modelo generaría
competencia entre unidades de práctica integrada y que
dicha competencia incrementaría la calidad de los
resultados en salud y disminuiría los costos.
Si bien no se escuchan objeciones respecto a la
necesidad de contar con información sobre resultados en
salud para poder mejorar su calidad y disminuir su
costo, existen importantes objeciones con respecto a la
utilización de este modelo de pago, entre las que se
destacan las siguientes:
a) Sólo algunas afecciones pueden ser encuadradas en
este modelo.
b) La elevada complejidad administrativa que requiere.
c) Duplica estructuras gerenciales (la de los Hospitales
y la de los grupos de práctica integrada que se
responsabilizan por un conjunto de prestaciones por las
que reciben un pago único que deben distribuir.
d) Incentiva la selección de los pacientes.
e) Lo que realmente requieren los financiadores es bajar
costos por lo que la competencia en realidad será por
precios y llevará a los prestadores al abismo.
Más allá de estos cuestionamientos que habrá que
resolver, es innegable que la confrontación de los
costos con los resultados en salud que importan al
paciente es un requisito indispensable para la
sostenibilidad y la mejora del sistema de salud.
1.
Redefining Health Care – Michael E. Porer Elizabeth O.
Teisberg – Harvard Busines review Press (2006)
2. La Sanidad se debate entre dos modelos económicos.
Michael Porter, Robert Kaplan Trad. Mariana Díaz (2018)
3. Deusto Business School – Foro de transformación
Sanitaria: Las claves de la sostenibilidad del Sistema
Sanitario (2015)
4. Pago por resultados, el nuevo rumbo en Salud - Maribe
R,l Coronel (2017
5. Atención Basada en el Valor: La perspectiva del
paciente – Gloria Gálvez (2017).
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