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El Senado está discutiendo un proyecto de creación de
una Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias.
Inicialmente fue enviado un proyecto desde el Ministerio
de Salud con deficiencias y apoyado por los lobbies de
las prepagas y laboratorios. Fue analizado de manera
mediocre por los Senadores de la Comisión para quienes
economía de la salud es chino básico y evaluación
económica de tecnologías es mandarín. Se presentó un
proyecto a cargo de la Senadora Fellner con aroma
corporativo cegetiano y ante la falta de acuerdo de la
Comisión el presidente provisorio del Senado Federico
Pinedo tomó la decisión de dar de baja la discusión de
los proyectos.
Posteriormente con la presentación de la ley laboral en
Diputados en un acto de sinceramiento respecto de la
hipocresía con la que se trata el tema, se incluyó un
capítulo sobre la creación de la Agencia. Y mientras
tanto tomando la iniciativa el Senador Pinedo presentó
un proyecto nuevo armado por sus equipos de asesores con
sistema de corta y pegue de proyectos y eso es lo que
hoy se está discutiendo.
Como bien expresa el Documento sobre Evaluación de
Tecnologías del Grupo PAIS (1) “Las tecnologías
sanitarias han aportado a lo largo de la historia a la
mejora de los resultados de salud de la población, pero
sus altos costos, así como su inadecuada utilización
están poniendo en riesgo la sostenibilidad de los
sistemas de salud. Teniendo en cuenta que el acceso a
las tecnologías sanitarias representa un elemento clave
para garantizar equidad en salud, resulta necesario
implementar estrategias que permitan una incorporación y
utilización racional de las nuevas tecnologías a fin de
reducir el impacto económico que tiene la mala
utilización de estos recursos”.
La Evaluación de Tecnologías Sanitarias demuestra una
vez más la perversidad del sistema de salud argentino.
El Ministerio toma el tema y lo incluye en la agenda
básicamente por presiones recibidas por parte de la
seguridad social y medicina prepaga acosadas por la
judicialización creciente del sistema alentada por la
irresponsabilidad legislativa de no discutir prioridades
sanitarias. Sabemos que los legisladores están
embarcados en el festival de proyectos de ley que
amplían derechos sanitarios (para los que tienen
cobertura) sin explicitar y definir como se financiarán.
El Consejo Federal de Salud sigue siendo un actor pasivo
de la política sanitaria. Como si no fuera un problema
de los Ministros de Salud Provinciales asegurar un
paquete de prestaciones médicas esenciales con evidencia
clínica. En años anteriores se planteó la discusión en
el marco del COFESA acerca de un compromiso explícito de
las provincias de asegurar el programa médico
obligatorio para toda la población. Esta discusión se
terminó con los Ministros Provinciales diciendo que no
era necesario firmar ni asegurar nada que ellos le daban
todo a quienes lo pedían. Sin palabras…. Las garantías
se consiguen luego del reclamo judicial pero no son ex
ante y entonces la población tiene que “esperar” de la
justicia para poder acceder.
Se tiende a eludir la discusión sobre el bien salud a
proteger. Qué tipo de bien es la salud en la Argentina y
que protección merece. Discutir prioridades siempre es
incómodo, entonces se opta por la solución de mercado:
dejar que los recursos se consuman según quien llega
primero o quien tiene más contactos con el sistema o,
que los que pueden pagar, accedan y el resto ya se verá.
Mientras tanto muere gente por falta de prioridades en
las prestaciones que debieran estar aseguradas para toda
la población que paga los impuestos. Si queremos hablar
de cobertura universal el plan de beneficios (programa
médico obligatorio) tiene que ser universal. Para toda
la población con independencia de quien sea el
asegurador (obra social, prepaga o Estado).
La evaluación económica de tecnología todavía no ha
logrado ser una definición compartida por todo el
sistema sanitario. Hay una escasa formación a médicos
clínicos y auditores financiada por laboratorios y
proveedores, muy poco financiamiento de parte de las
obras sociales y prepagas y menos aún por el estado. El
tema de la formación de recursos humanos del cual se
habla mucho en estas épocas debiera ser puesto en la
misma línea que otras inversiones por parte de los
financiadores dado que las tecnologías tienen en el
comportamiento y accionar del médico, la enfermera, y
trabajadores de la salud a los actores claves. La
situación no puede ser abordada como desea la Seguridad
Social y las Empresas de Medicina Prepaga, acotando el
acceso, disminuyendo la judicialización además de cerrar
las vías a la discrecionalidad, es necesario trabajar
para cambiar el modelo de atención y la práctica
clínica. La creación de la agencia no solucionará todos
los problemas de mala asignación de recursos y uso
irracional de las tecnologías.
La evaluación de tecnología tiene una base sólida de
conocimientos a nivel internacional. En el caso
argentino, si bien algunos grupos muy reducidos han
participado de proyectos, todavía esto no es algo
extendido y es necesario indispensable consolidar un
“conocimiento público” sobre el tema y no dejarlo en
manos sólo del privado para que se encargue de los
estudios y evaluaciones económicas necesarias. La
universidad pública debe tener presencia protagónica en
la discusión.
En el caso argentino resulta más importante definir
antes él para quien que el que (bienes y servicios
cubiertos). Hay cuestiones de equidad y de ciudadanía
social que muy a pesar nuestro están ausentes de los
debates y las decisiones políticas. Y es aquí donde
estamos en falta. Hay un sector de la población de más
de 15 millones de habitantes que están afuera de este
debate y que es obligación de la política incluirlos. La
ETS (Evaluación de Tecnologías Sanitarias) y el PMO
también tienen que ser discutidos y decididos en el
marco del COFESA y poder extender sus beneficios al
resto de la población que se atiende en el Estado. Como
podemos considerar que si la ETS traerá evidencia sobre
las mejores prácticas que deben ser brindadas no vamos a
aprovechar este conocimiento para aplicarlo en el sector
público estatal y lograr cubrir aquellas prestaciones
más costo-efectivas para toda la población. Como decía
el Prof. Archibaldo Cochrane “todo lo efectivo debería
ser gratuito”.
La necesidad informativa de las provincias en materia de
resultados de las ETS es fundamental en tanto
responsable de la salud de la población y que debe
elegir entre tecnologías alternativas que tienen costos
y resultados diferentes. Mi opinión personal sobre el
tema es centralista a pesar de ser un convencido
federalista en materia de salud. La actividad de la ETS
debe ser desarrollada a nivel central por una Agencia
que ponga a disposición de todos los reportes e informes
que luego se adaptarán a nivel regional. Sería
importante en este sentido que el COFESA avance en la
creación de una red ETS para compartir los resultados y
avanzar en la definición de informes comunes a las
necesidades de la salud pública provincial. En el caso
de la cobertura de medicamentos, no contar con un PMO
garantizado para todos los habitantes genera dudas sobre
la aplicación de los lineamientos que surjan de la ETS
que podrían chocar con políticas de contención del gasto
farmacéutico y de mayor efectividad en la prescripción.
Respecto de las indicaciones emanadas de otras agencias
internacionales sobre ETS podemos decir que tanto el
NICE (National Institute for Health and Clinical
Excellence) como el SMC (Scottish Medicines Consortium)
hacen un trabajo muy sistemático y útil a nivel local.
Existen no obstante problemas para transferirlos de
manera automática y para ello debe realizarse un trabajo
de adaptación. Por dignidad profesional tratar de hacer
evaluaciones coherentes con el contexto argentino y para
eso es necesario que el Estado y los financiadores
inviertan y no dejar que los laboratorios sean los
grandes financiadores de las evaluaciones de
tecnologías. Además, si la ETS es un puente entre la
investigación y la decisión política, no puede dejar de
tener un contenido nacional. Las autoridades públicas
deben explicitar los límites relativos a cada tecnología
y garantizar los recursos para prestar los servicios.
Como se expresa en el Documento del Grupo PAIS (2) se
considera fundamental que la futura agencia cumpla con
los siguientes criterios organizativos:
-
Que tenga reglas claras
-
Que sus procesos sean transparentes
-
Que logre una financiación sostenible
-
Que sus decisiones sean vinculantes
-
Que considere la Medicina Basada en la Evidencia pero
también el valor social
-
ue sea multidisciplinaria
-
Que sea participativa
-
Que rija para todo el sistema de salud
-
Que afecte las decisiones clínicas en serio
-
Que genere sus propias investigaciones
-
Que monitoree y sea monitoreada
-
Que aborde el tema de desinversión.
1 ¿Podremos
tener una política de salud equitativa? Pacto Argentino
por la Inclusión en Salud. El camino de los consensos
básicos en
Salud. Editorial Fundación FEMEBA. 2017
2
www.inclusionsalud.org
¿Podremos tener una política de salud equitativa? Pacto
Argentino
por la Inclusión en Salud. El camino de los consensos
básicos en
Salud. Editorial Fundación FEMEBA. 2017
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(*)
Profesor Titular Salud
Pública – Universidad Nacional del Litoral.
Profesor Invitado Economía, Organización y
Gestión de la Salud – Universidad de San Andrés -
vassalloc@gmail.com
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