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Columna


La práctica médica:
entre la profesión liberal y la corporación cartelizada

“La ocupación médica mantiene el estatuto de profesión
por la convincente promesa de integridad de sus miembros,
manifiesta tanto en la adhesión a un código ético
como en la práctica científica”
Eliot Freidson

Por el Doctor Ignacio Katz

LPara hablar del ejercicio de la medicina, llámese oficio, profesión, o simplemente actividad médica, resulta necesario relacionar la ciencia con sus prácticas, es decir, en este caso particular, la medicina con la profesión médica, sabiendo que la ciencia ha estado precedida por la práctica, fuera ésta empírica o mágica, ya que la ciencia nació, precisamente, a partir de las necesidades prácticas. Sin embargo, debemos subrayar que, aunque haya sido ese su origen, la ciencia se ha constituido a condición de trascender sus propias necesidades. De ahí que se impone la articulación entre la Educación Médica (con sus requerimientos esenciales) con la Organización Formal de la Práctica Médica: el oficio médico en sí mismo en un contexto dado por la condición asistencial y el ámbito sanitario.
Necesitamos hacer uso de todas las ciencias y disciplinas (desde la biología y la química, hasta la sociología y antropología, pasando por la ingeniería, administración y gestión informática) para sistematizar normas y procedimientos, pero sin caer en los peligros y falacias del biopoder y del cientificismo. Es decir que la planificación debe estar al servicio de la salud y de la libertad humana, de manera de dar consistencia a una vida soberana.
Para ilustrar esto, propongo caracterizar dos palabras que considero básicas para comprender esta confluencia, así como sus fallas a rectificar. Me refiero, por un lado, a ensamble. Por tal entendemos la unión de las piezas que conforman un producto. En este caso el ensamble está dado por la relación del médico y el paciente-usuario, y su finalidad resultante: la Salud. De la cual deriva el concepto de empatía, que interpretamos como la capacidad de percibir y comprender con la finalidad de ayudar. Como vemos, se trata de un valor humano básico.
El segundo término es plexo, es decir, la red constituida por el entrelazamiento de distintos componentes, tales como el conocimiento, la reflexión y el arte médico. En virtud de la necesaria interdisciplinariedad que debe acompañar a la medicina, se trata del plexo correspondiente, por caso, a la antropología, biología, química, sociología, entre otros, y por su puesto al propio plexo médico. Estos pueden estar en equilibrio, deformados, lesionados o intoxicados por el contexto.
Las instituciones funcionan dentro de una estructura social y un determinado comportamiento carece prácticamente de significado si se la separa del referido contexto, lo que es indispensable para comprender nada menos que los orígenes de la desigualdad social, la pobreza y el subdesarrollo que constituyen el contexto de nuestra práctica médica actual. Reconocer esta realidad es indispensable para arribar a un diagnóstico que, de ser válido -al decir de Paracelso-, contiene su terapéutica a fin de alcanzar la justicia.
El panorama actual del campo sanitario argentino nos muestra una fragmentación de autoridades, planes y jurisdicciones. Cual un conjunto de piezas dispersas, se imposibilita cualquier atención digna y en los tiempos adecuados. Esta situación favorece la autonomización de ciertos sectores que, como si fueran castas, consideran que deben darse sus propios ordenamientos y no acatar ninguna autoridad constituida. Esta conducta corporativa implica que esa clase de grupos se emancipa de cualquier responsabilidad directa de su accionar y no rinde cuentas ante nadie. De esa manera, esa “casta” se considera independiente de cualquier reglamentación y privilegia sus propios códigos, objetivos e intereses.
Lejos quedaron los años de profesión liberal. La “proletarización” de los médicos con el auge de las prepagas y el corporativismo que no cuenta con un control estatal adecuado dejan a la medicina dependiendo de empresas e intereses del mercado. Tampoco se trata de construir sujetos presos de una medicalización estatal, sino portadores de su potencia vital por poseer el derecho individual y social de una atención sanitaria integral, adecuada, y oportuna.
El año pasado un caso en Salta mostró la cartelización de sanatorios privados. La Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) multó por $22.768.860 a 15 clínicas de la provincia norteña y a la Asociación de Clínicas y Sanatorios Privados (Aclisasa) del mismo distrito por “cartelización de precios”. Asimismo, son recurrentes los aumentos sincronizados y similares de medicamentos de la mayor parte de los laboratorios que ofertan en el país.
Pero no se trata “solamente” de que los oligopolios impongan los precios de los medicamentos, sino de que intervienen en el propio oficio médico, tergiversando la atención, imponiendo ritmos, protocolos y demás cuestiones que buscan la celeridad, la tecnocracia, la burocratización, la despersonalización, el encarecimiento y la sobremedicación. Vale advertir que en esta dinámica inciden no sólo las corporaciones financieras, sino también las propias corporaciones médicas y las obras sociales, entre otras.
¿Cómo superar estadios en los que los gobiernos han cedido a los colegios profesionales la matriculación sin integrarlos a la gestión asistencial como miembros activos? ¿Cómo demandarle al Estado actitudes a concertar con las universidades y las escuelas médicas, para que agreguen a sus currículos los requisitos médicos nacionales, regionales y locales que respondan a las pautas que surjan de un observatorio de salud? Finalmente, ¿cómo lograr que el Estado asuma su rol de garante-responsable del derecho a la salud?
Por otro lado, así como existen los oligopolios, también existe el menos conocido concepto de monopsonio. Se trata de un demandante cuasi-monopólico en vez de oferentes. En este caso es el propio Estado quien detenta esta privilegiada posición que no aprovecha. Ya sólo el PAMI podría fijar en buena medida un nivel de precios de sus compras a los laboratorios. O compras coordinadas de los 34 hospitales de la Ciudad de Buenos Aires, por dar otro ejemplo.
El foco del tema pasa por cómo enhebrar necesidades, problemas y demandas en el campo de la Salud Pública, a fin de plantear un plano de concordia en la comunicación que articule en forma armónica la antropología de la medicina con la atención de la salud y así potenciar su finalidad: producir salud y consumir asistencia médica en el ámbito cotidiano y en contingencias reales.
Sólo mediante una articulación dinámica y armónica de lo que resumimos con los términos de ensamble y plexo, el desarrollo de la práctica médica será eficiente desde el punto de vista equitativo, moral y ético, respetando para cada población su biodiversidad, tecno-diversidad, y diversidad cultural.
En definitiva, se trata de fortalecer la organización formal de la práctica frente a la anomia que rige en esta área sanitaria. El aglomerado (la adición) de criterios aislados en acreditación, habilitación, categorización y registro de eventualidades adversas, entre otros, terminan en un embudo que sólo adquiere relevancia pública en casos resonantes de mala praxis. Manifestados habitualmente como hechos aislados y no como síntomas de un proceso asistencial que requiere ser monitoreado.
A partir de una genuina interacción entre Estado y sociedad civil, mediante una planificación estratégica sanitaria nacional, podremos acercarnos a una configuración social más justa. Hay que superar falsos consensos entre la burocracia estatal y las corporaciones médicas, para volver a poner en el centro de la escena al verdadero vértice de la acción: el paciente-usuario

Ignacio Katz, Doctor en Medicina - UBA. Director Académico de la Especialización en “Gestión Estratégica de Organizaciones de Salud” Universidad Nacional del Centro - UNICEN. Autor de: “La Fórmula Sanitaria” Eudeba (2003). “Claves Jurídicas y Asistenciales para la Conformación de un Sistema Federal Integrado de Salud” - Editorial Eudeba (2012). “Argentina hospital. El rostro oscuro de la salud” - Visión Jurídica Ediciones (2018)
 

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