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La
solidaridad en un sistema de salud
es un concepto rico y complejo,
cargado de una historia, política,
ética y social, que no debe
olvidarse a la hora de darle un
significado. Se acepta la salud como
un valor social y por ello se
organiza un sistema sanitario que
brinde la atención según necesidad,
no según capacidad de pago del
trabajador.
Reconocer que el buen estado de
salud es un bien solamente temporal,
debe actuar como motivación para
preocuparse de la salud de los otros
y asumir costos colectivos, porque
individualmente llevarían al
quebranto.
Pero la sociedad, comenzó a ser
dominada por valores y principios
individualistas y centrados en una
falsa libertad. La ciencia ha
demostrado que en salud no somos
libres, estamos prisioneros de
nuestros genes, que decidirán
nuestro futuro. El ADN es el
software de nuestra vida que decide
nuestra conducta, nuestro estilo de
vida y nuestras enfermedades.
Por ello, la medicina será cada vez
más personalizada, participativa,
predictiva y preventiva.
Hace falta resolver las
contradicciones en nuestro sistema
de seguridad social, si queremos que
la solidaridad deje de ser un valor
meramente testimonial como un
patrullero vacío, haciendo una
custodia.
Hubo hitos que marcaron el
desgranamiento y el goteo que llevó
a la pérdida de la sostenibilidad.
Pero, mientras la salud no esté en
la agenda pública ni en la política,
es muy difícil revertir estos
desatinos.
El decálogo de esos hitos
puede sintetizarse y cuantificarse
así:
-
El
descreme y la triangulación.
La salida de los cotizantes de
ingresos más altos, traspasados al
sector privado mediante una
triangulación no regulada y el
incremento de cotizantes con
salarios más cercanos al salario
mínimo, llevó a una caída desde el
año 1998 al 2018 del 37% al
promedio de ingreso en las grandes
OSN sindicales con respecto al
promedio del sistema.
-
El
régimen simplificado del
monotributo,
con aportes muy inferiores al
promedio del sistema e
independiente de la categoría del
monotributista. En octubre de
2018, el aporte es de $536,35 y el
costo del PMO alcanza los $1.300,
y además se cubren los gastos de
salud por accidentes laborales
porque no tienen ART.
-
El
monotributo social
(el
sector más vulnerable del trabajo
informal) con el mismo valor
$536.35 (la mitad del aporte lo
realiza Desarrollo social). En
este ítem se observa una
inscripción de población con
necesidades urgentes de
tratamientos que no son
recepcionados por el sector
público. El empadronamiento de
esta población superó en 2018 los
450.000 beneficiarios.
-
La
ANSES
transfiere para la atención de los
jubilados que optaron por
permanecer en las OSN $192, menos
del 10% de lo que transfiere al
PAMI.
-
Prestaciones de Educación y
Transporte,
que en ninguna parte del mundo se
financian desde la salud. Las
obras sociales no tienen la
competencia adecuada para atender
estas necesidades, como la
formación del personal de
transporte ni los recursos para
administrarlas. Estas prestaciones
se financian en otros países por
diferentes áreas del gobierno,
donde además de la salud,
intervienen educación, protección
social, trabajo, transporte y
vivienda (Fuente: Informe Mundial
Sobre la Discapacidad; OMS y Banco
Mundial).
-
Cobertura de los afiliados y sus
familias cuando han perdido el
trabajo.
Hay 200.000 beneficiarios en estas
condiciones en el último registro,
que tienen su cobertura en las
OSN; principalmente en las
sindicales donde es mayor la baja
laboral.
-
Morosidad y evasión. La morosidad
y el trabajo en negro o con
registros que están muy lejos de
la realidad llegan al 50% y esta
situación se sostiene en el tiempo
ante las amenazas del cierre
empresarial cuando se intima su
regularización.
-
Retención de recursos del sistema
solidario en el FSR que se acumuló
por inobservancia de las
disposiciones legales vigentes. Y
fue reconocido por el Gobierno
Nacional en el decreto 908/2016
creando un mecanismo de
restitución de los 27.000 millones
de pesos acumulados, por cierto,
sin ningún ajuste por inflación
(que no recibieron las OSS, porque
aún no pudo ser cumplimentado).
-
Prestaciones dictadas por leyes
sin presupuestos.
Ejemplo de ello han sido entre
otras, las leyes de
Contraconcepción; ley de
Fertilización Asistida y la ley de
Obesidad incluyendo los
tratamientos quirúrgicos de la
misma.
-
Judicialización de las nuevas
tecnologías.
La nueva tecnología irrumpe
llevando a los medios públicos la
angustia de los pacientes que se
aferran a una esperanza nueva se
instala en la agenda pública,
legislativa y judicial. No existe
regulación, ni herramientas que la
faciliten, por ello suelen
terminar o comenzar en un amparo
judicial muchas veces para
tratamientos inefectivos o al
menos ineficientes.
La Evaluación de la Tecnología
Sanitaria es una forma de política
de investigación que examina las
consecuencias a corto y a largo
plazo del uso de tecnología de
cuidados en salud. Es un proceso
multidisciplinario que resume las
informaciones sobre los temas
médicos, sociales, económicos y
éticos relacionados al uso de la
tecnología en salud de manera
sistemática, transparente,
imparcial.
No es una limitante de amparos ni
de la judicialización: es sí una
garantía para los pacientes y
proscriptores de un mejor
conocimiento de la tecnología.
Además, a diferencia de los países
del primer mundo, y aun países de
la región, la Argentina carece de
un Ente, Agencia, o Comisión
Interministerial que regule los
precios de la tecnología de alto
costo
(*)
Gerente Planeamiento OSUTHGRA.
Director del Policlínico Central de
OSUOMRA. Miembro del Instituto de
Investigación Sanitaria de la
Seguridad Social.
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