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La
construcción de los sistemas de
salud que intentan alcanzar el
acceso y cobertura universal a la
salud requiere transformaciones de
una gobernanza integral con
influencia sobre los principales
recursos críticos (financieros,
recursos humanos, servicios,
medicamentos y tecnología) de esos
sistemas de salud.
En este marco se denomina gobernanza
al conjunto de reglas, instituciones
y políticas a través de las cuales
se dirige su funcionamiento, se
regula la participación de los
diversos actores y se utilizan los
recursos disponibles para garantizar
a toda la población cuidados de
salud de calidad.
A menudo la palabra gobernanza está
vinculada con la rectoría. En este
caso nos referimos a la capacidad de
liderazgo de las autoridades de
salud para conformar y apoyar una
acción colectiva que permita la
creación, el fortalecimiento o el
cambio de las estructuras de
gobernanza del sistema de salud. La
construcción de gobernanza requiere
como condición sine qua non de una
rectoría que colabore para su
construcción.
¿QUIÉN GOBIERNA EL SISTEMA SANITARIO
ARGENTINO?
Desde hace décadas el sistema de
salud de la Argentina ha perdido
capacidad de gobernanza. El
crecimiento desordenado, las
transferencias de servicios públicos
a las provincias, la ausencia de una
ley de coparticipación donde se
defina la relación
nación-provincias, el crecimiento
del sector privado durante muchos
años sin controles, la incapacidad
estatal de supervisión, la pérdida
de poder de financiamiento, la
fragmentación del sistema de
seguridad social ha ido minando las
posibilidades de contar con un
tablero de mandos para gobernar el
sistema sanitario.
La descentralización, diversidad y
pluralismo del sistema de salud
argentino exige más que ningún otro
la construcción de un esquema de
gobernanza y rectoría por parte de
las autoridades políticas. El
sistema de salud fue perdiendo
progresivamente su capacidad a nivel
nacional como consecuencia de
algunas carencias en materia de
información y financiamiento que
limitaron su accionar.
Cuando esto sucede los espacios
públicos son ocupados o cooptados
por grupos de interés que consolidan
la segmentación y la fragmentación
del sistema y aumentan la inequidad
en el acceso y los resultados de las
diferentes coberturas que conviven
bajo un mismo paraguas.
La conclusión es que no se puede
gobernar sin financiamiento y sin
información. El cuadro de mando de
un sistema ya es complejo cuando se
trata de un sistema único y con
financiamiento público, por lo
tanto, tratemos de imaginar las
dificultades de una gobernanza y
rectoría para un sistema
descentralizado, segmentado y
fragmentado.
La integración de sistemas
segmentados implica procesos
paulatinos y largos, que requieren
fortalecimiento de la gobernanza y
rectoría: políticas de Estado. La
gerencia de estos complejos cambios
permite lograr hitos en el avance de
la coordinación intrasectorial, que
reduzcan la segmentación y
fragmentación. El progreso que se
vaya alcanzando en el proceso hacia
la cobertura universal y la calidad
de los sistemas y servicios de
salud, favorece a su vez la
legitimidad del sector salud para
convocar a otros sectores para las
políticas públicas y el abordaje de
los determinantes sociales.
Todos los sistemas de salud del
mundo, independientemente de sus
formas organizativas, poseen una
serie de herramientas operativas que
sirven de sustento para los
diferentes programas o políticas de
salud que desarrollen. Sistemas tan
diversos como los basados en modelos
tipo Sistema Nacional de Salud (Beverige)
como aquéllos basados en Seguros
(tipo Bismark) e incluso los más
promercados desarrollan fuertemente
estas herramientas operativas de
gestión.
En nuestro país a la ya consabida
fragmentación y segmentación de su
sistema se le suma una alarmante
debilidad en el desarrollo de estas
herramientas. Cualquier política que
en el futuro se desee desarrollar
debe contar con una base sólida en
donde asentarse.
La construcción de un gobierno
sanitario implicará definir un marco
de coordinación nacional del sistema
que tome decisiones consensuadas.
Que ésas impliquen definir el
destino prioritario de recursos y
que cuenten con la base de
información para tomar esas
decisiones. Sobre este último punto
se referirá este artículo.
En primer lugar y repitiendo una
frase consabida y repetida hasta el
cansancio, pero no menos relevante
por ello: Todo aquello que no se
puede medir no se puede gestionar
(cita del filósofo estadounidense
William Pepperel Montague de la
nueva escuela realista). No hay
opción si queremos conducir y
controlar un sistema tenemos que
medir la performance del mismo.
El presente artículo enumera diez
herramientas operativas de gestión
que todo sistema de salud debiera
tener o fortalecer
independientemente de su forma
organizativa. Sin pretender ser
exhaustivos, simplemente se presenta
como base de discusión amplia entre
todos los sectores a fin de lograr
consensos sobre cuestiones muy
básicas pero imprescindibles a fin
de poder desarrollarlas por un
futuro gobierno independientemente
de la ideología gobernante.
1.
Mapas territoriales de salud
Los Mapas Sanitarios deberían
constituir uno de los grandes
sistemas de información en salud.
Son instrumentos de planificación
estratégica de los servicios de
salud con una visión de conjunto
enfocados no solamente a proponer
las infraestructuras necesarias en
el territorio y la ordenación
territorial sino también a
establecer criterios de
planificación para desarrollar y
adecuar los servicios, con una
perspectiva de futuro. Los Mapas
Sanitarios, Sociosanitarios, de
Salud Pública, de Vulnerabilidad
Sociosanitaria, etc. se tratan de
instrumentos de planificación
mediante los cuales se pueden
determinar las líneas directrices
para hacer efectivo el desarrollo de
los servicios que conforman el
sistema de salud y adecuarlos a las
necesidades de la población.
2.
Sistema de vigilancia epidemiológica
Otro de los grandes sistemas de
información en salud, en este caso
ya existente pero que requiere
fortalecimiento y actualización, es
el Sistema Nacional de Vigilancia
Epidemiológica. Éste fue fortalecido
a principios de los 2000 a partir de
un proyecto financiado por el Banco
Mundial, el VIGIA, el cual
informatizó el sistema, capacitó
recursos humanos, introdujo las
encuestas para medir factores de
riesgo y creó un sistema de
laboratorios para mejorar los
diagnósticos. Pero finalizado el
préstamo el sistema se debilitó y
muchos nodos no informan como
corresponde, lo cual genera dudas
sobre la información actual de las
enfermedades de notificación
obligatoria.
3.
Sistemas de Clasificación de
Pacientes y de Poblaciones (del tipo
de los GRD y de los ACG).
Los GRD – Grupos Relacionados por el
Diagnóstico son un sistema de
clasificación de pacientes
hospitalarios que los clasifica en
grupos homogéneos en cuanto a
consumo de recursos. En realidad, se
trata de un programa informático
que, alimentado con datos de los
pacientes dados de alta de un
hospital, es capaz de clasificarlos
en grupos. En cada grupo se
clasifican pacientes clínicamente
similares y con parecido consumo de
recursos. Los GRD son un sistema de
clasificación de pacientes
ampliamente difundido en el mundo
hospitalario. Los GRD sirven para
conocer la casuística hospitalaria y
son de gran utilidad en la gestión y
en la financiación de los
hospitales. La agrupación de
pacientes se realiza a través del
análisis de una información básica
de los pacientes. Concretamente los
datos necesarios para esta
agrupación son: edad del paciente,
sexo, estado al alta, diagnóstico
principal, diagnósticos secundarios
y procedimientos quirúrgicos y no
quirúrgicos principal y secundario.
Esta información forma parte del
denominado Conjunto Mínimo Básico de
Datos (CMBD) que sale de la historia
clínica de cada paciente que egresa
de un hospital.
Los Adjusted Clinical Groups (ACG)
son un sistema de ajuste de riesgos
que clasifica a las personas según
su edad y sexo y las condiciones
médicas que presentan, y estas
personas tienen un consumo similar
de recursos sanitarios durante un
período. Fueron desarrollados por
Starfield y Weiner (Universidad
Johns Hopkins, EE. UU. 1991), y su
objetivo es medir el grado de
enfermedad en poblaciones de
pacientes basándose en sus niveles
de comorbilidad. Entre sus
principales aplicaciones destacan:
a) evaluar la eficiencia en la
utilización de los servicios
sanitarios, b) medir la comorbilidad
de la población, y c) programar la
financiación o pago capitativo para
grupos de proveedores. Entre las
ventajas del sistema ACG destaca la
necesidad de un número limitado de
variables para cada paciente (edad,
sexo y diagnósticos) y que la unidad
de medida es el paciente. Se
comentan algunas características de
este sistema de ajuste de riesgos
poblacionales.
4.
Historia clínica única electrónica
Los sistemas de información
sanitaria (SIS) se organizan en
conjuntos de elementos que
interactúan para procesar los datos
y la información de salud de las
personas, con el objetivo de
realizar un intercambio eficiente de
información entre los actores del
sistema de Salud, buscando optimizar
la toma de decisiones en todos los
niveles (atención, planificación,
gestión, etc.). Uno de estos
elementos es la Historia Clínica
Electrónica (HCE). Implementar una
HCE incluye muchas más
funcionalidades que la mera
informatización del registro médico
y va más allá de una simple
aplicación de computadoras:
representa una cuidadosa integración
de sistemas que requieren una
significativa inversión de tiempo,
dinero, cambio de procesos y
reingeniería del factor humano.
5.
Nominalización y georreferenciación
de la población
Tender a un padrón único socio
sanitario en donde figuren los datos
mínimos necesarios de filiación y se
asocie con su historia clínica única
y con los mapas territoriales de
salud.
6.
Sistema de costos hospitalario
Desarrollar sistemas de información
de costos y gestión hospitalaria,
siendo su objetivo prioritario la
búsqueda de la optimización de los
recursos hospitalarios desde un
punto de vista económico-social.
Fortalecer el cálculo, desglose y
sistemas de información de costos
para su adecuada implementación,
asegurando la confiabilidad,
pertinencia y oportunidad de los
resultados generados por dichos
sistemas, tipos y análisis de costos
para su uso efectivo gestión
hospitalaria.
7.
Sistemas de medición de carga de
morbilidad
(Desarrollo de AVAD - Años de Vida
Ajustados por discapacidad).
Desarrollar un sistema de medición
de la carga de la enfermedad global,
expresado como el número de años
perdidos debido a enfermedad,
discapacidad o muerte prematura. Fue
desarrollado en la década de 1990
como una forma de comparar la salud
en general y la esperanza de vida de
los diferentes países. El uso del
AVAD se está haciendo cada vez más
común en el campo de la salud
pública y la evaluación del impacto
en la salud. Se amplía el concepto
de “años potenciales de vida
perdidos por muerte prematura” para
incluir “años equivalentes de vida
sana perdidos por un estado de salud
deficiente o discapacidad”. Al
hacerlo tanto la muerte como la
enfermedad se combinan en una única
métrica común.
8.
Guías clínicas y protocolos
Creación de una agencia para
investigación y calidad de la
atención de salud. Al estilo de la
que existe en Estados Unidos. La
Agencia para la Investigación y
Calidad de la Atención Médica (AHRQ)
es la agencia federal líder
encargada de mejorar la seguridad y
la calidad del sistema de atención
médica. AHRQ desarrolla el
conocimiento, las herramientas y los
datos necesarios para mejorar el
sistema de atención médica y ayudar
a los estadounidenses, a los
profesionales de la salud y a los
responsables políticos a tomar
decisiones informadas sobre la
salud.
9.
Determinación del financiamiento y
gasto en salud
En particular la importancia de
contar con información sobre el
gasto de bolsillo en salud: El gasto
de bolsillo es el dato que muestra
los problemas de solidaridad y de
acceso al sistema. El gasto de
bolsillo es muy alto (33%) y la OMS
sugiere que no debe sobrepasar el
10-15%. Nuestras mediciones están
atrasadas y requieren nuevas
encuestas que nos permitan medir
nuestro estado de situación en la
materia para poder actuar en
consecuencia
10. Agencia de resultados del
sistema sanitario argentino
Una agencia de resultados del SSA
medirá y difundirá los resultados
alcanzados en el ámbito de la
asistencia sanitaria (con todas las
ventajas de disminuir la asimetría
informativa) por parte de la
variedad de proveedores (privado,
público y seguridad social) a fin de
facilitar la toma de decisiones a
los responsables de la calidad de la
atención sanitaria. Este instrumento
se convertirá en una referencia
clave para la evaluación de las
políticas sanitarias, de mejora
continua de los prestadores.
Permitirá estar alineado con las
políticas de transparencia y
rendición de cuentas.
La información sistemática y
estructurada tiene dos utilidades
principales: permite la evaluación y
la rendición de cuentas. La
evaluación es necesaria para que el
sistema de salud haga frente a los
nuevos retos sociales (nueva
ciudadanía), demográficos
(envejecimiento) y sanitarios
(avance tecnológico, enfermedades
emergentes) que surgen
continuamente. También es crítica
para la planificación sanitaria y la
implantación de un sistema de salud
basado en la sostenibilidad y la
mejora de la efectividad,
eficiencia, equidad y calidad
asistencial.
(1) Médico. Especialista en Salud
Pública. Presidente de la ANLAP
(Agencia Nacional de Laboratorios
Públicos).
(2) Profesor FCM UNL, Consultor OISS
y miembro del Grupo PAIS.
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