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Entré a la reunión con la directora
de recursos humanos de la empresa
multinacional con las expectativas
propias de un encuentro en donde no
conozco a mi interlocutor. En
general, nuestros clientes nos
conocen a nosotros y nosotros a
ellos, con lo cual, a pesar del
tiempo que puede o no transcurrir
entre un trabajo de consultoría y el
siguiente, las reuniones son como el
encuentro de viejos amigos que han
compartido momentos complicados…
porque efectivamente amigo lector,
nadie paga consultoría externa sino
tiene un problema serio entre sus
manos.
Me saludó seca pero cortésmente.
Apenas pidió que nos trajeran café
lanzó su primera pregunta: ¿hasta
cuándo van a seguir aumentando las
cuotas de la cobertura médica?
Bueno, en fin, esto es como el tema
de las naftas, ¿vio? Le contesté.
Sube el petróleo o sube el dólar y
suben las naftas porque son un
“commodity” internacional, baja el
petróleo o baja el dólar...suben las
naftas, por el “componente interno”
de costos...es decir, siempre suben
las naftas.
Sonrió por el paralelismo y lanzó su
segunda pregunta que realmente me
preocupó: ¿no se pueden congelar
estas tarifas teniendo en cuenta el
rol social que cumple la medicina
prepaga? Me vino a la mente el
típico modelo de la Argentina: no
tenemos término medio, vamos de un
extremo al otro.
De hecho en materia de precios de
los planes de cobertura médica,
tuvimos desde la sanción de la
denominada “Ley de Regulación de la
Medicina Prepaga” un largo período
del gobierno anterior en donde los
aumentos de las cuotas debían ser
aprobados tanto por la
Superintendencia de Servicios de
Salud - todavía vigente, aunque
actualmente es prácticamente un
trámite - como por la Secretaría de
Comercio (sí...esas reuniones con el
ex Secretario de Comercio Moreno,
han quedado grabadas en la memoria
de varios de los participantes…y no
por lo agradables precisamente). Y
entonces pasamos de ese sistema de
“corset de precios” a este sistema
en donde no hay techo alguno. De un
extremo...al otro.
Igual fue con la Ley de Regulación.
Recordemos que, luego de la
telefonía, el siguiente motivo de
mayores quejas en Defensa del
Consumidor era la medicina prepaga.
Entre otras cosas, se cometieron
tantos excesos en materia de
incrementos de precios por superar
la franja de los 65 años, que las
ONGs de consumidores y la opinión
pública en su conjunto, impulsaron
esa ley que, desde lo técnico en
materia de preexistencias y
eliminación de edad de ingreso al
sistema, es verdaderamente absurda
en su contenido. Una ley que
también, recordémoslo bien, ¡fue
aprobada en el Congreso de la Nación
por unanimidad! ¡Sin nadie que se
opusiera!
En fin, después de explicarle a mi
interlocutora que en mi opinión
deberíamos pedir a Dios para evitar
caer de nuevo en los extremos, me
llevó a otro terreno: ¿y porque si
están aumentando tanto las cuotas,
los médicos se quejan, se van y en
muchos casos cobran adicionales cada
vez con más frecuencia? Bueno, para
ser sincero, no me resultó una
pregunta fácil de contestar.
Efectivamente, cuando hacemos
encuestas de percepción de calidad
con los beneficiarios cada vez hay
más quejas de cobro de “plus” y de
salida de profesionales del sistema
(salida en todas sus variantes:
profesionales que renuncian, la
aparición de “y equipo”, a veces en
la misma cartilla y a veces de la
mano de la secretaria que, cuando el
afiliado llama para pedir un turno,
explica muy amablemente que la
consulta es con algún integrante del
equipo y no con el profesional que
se había elegido y que figura en el
listado).
En realidad, le expliqué, se ha
acentuado el retraso de los
honorarios médicos.
Este proceso inflacionario ha
permitido - y continúa permitiendo -
a muchas entidades “licuar” sus
costos. Como hemos señalado muchas
veces desde esta columna, el “Modelo
Argentino” en la mayoría de los
casos, no está basado en la
eficiencia y en la eficacia, sino en
pagar poco a la red de prestadores.
Naturalmente, con estos componentes,
no cabe sino esperar que el sistema
vaya degradándose, porque no existe
en ningún lugar del mundo un sistema
exitoso en donde a las empresas les
vaya bien y en donde a los
protagonistas que son los médicos y
los prestadores, les vaya mal.
Entonces, me preguntó mi
interlocutora, ¿qué podemos esperar?
Para ser sincero, le dije, nada
bueno...nada bueno excepto que
vayamos en búsqueda de un mayor
equilibrio.
Me fui de la reunión pensando…
¡Ojalá que así sea!
(*) Director de Salud Corporativa de
Willis - Towers Watson.
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