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Los costos de la atención de la salud están aumentando
tan rápidamente que se estima que, si no se realizan
reformas importantes, la atención médica en la mayoría
de los países, no será asequible para mediados de este
siglo.
Un informe de la OCDE de 2015 reveló que en las dos
décadas anteriores el aumento en los costos de atención
médica, entre sus países miembros, había superado sin
excepción el crecimiento económico.
En general todos estamos de acuerdo con la necesidad de
realizar cambios en la forma en que se proporciona la
atención médica para garantizar que ésta sea asequible y
accesible.
Asimismo, es necesario que los procesos de reforma
apunten fundamentalmente a desarrollar soluciones que
puedan ser utilizadas por instituciones médicas del
sector público y privado para atender cinco objetivos
específicos:
• Disminuir la inequidad y
la desigualdad en el acceso a los servicios de salud.
• Enfocarse en prevenir la
enfermedad más que reaccionar ante ella.
• Controlar el gasto
destinado al desarrollo de innovaciones médicas para
evitar despilfarro.
• Minimizar la variabilidad
en la calidad de los resultados de la atención médica.
• Disminuir los riesgos
asociados a las intervenciones médicas.
Por otro lado, la tecnología ha tenido una influencia
central en la evolución de prácticamente todas las áreas
de nuestra sociedad, y por supuesto también en el sector
salud, donde la medicina se está transformando en una
tecnología de la información.
¿Qué significa esto? Que un sector de la economía
transforma procesos mecánicos en procesos de
información. Cuando esto ocurre (como sucede actualmente
en la medicina), ese sector es susceptible de
transformaciones exponenciales.
“La consecuencia es que las nuevas tecnologías
transformarán la medicina (como ciencia), la salud (como
sector/industria) y la prestación asistencial (como
servicio), que proporcionarán potentes herramientas,
datos y soluciones que provocarán un cambio radical en
el funcionamiento de los modelos de atención médica que
conocemos hoy”.
La conclusión es que nos encontramos en una encrucijada
y la tecnología parece ser la mejor solución para su
resolución.
LA INNOVACIÓN EN EL MUNDO
Este año, el ranking mundial de innovación elaborado por
la Facultad de Negocios de la Universidad de Cornell, la
Escuela de Negocios Insead y la Organización Mundial de
la Propiedad Intelectual (OMPI), está encabezado por
Suiza, seguido por Suecia, Holanda, Estados Unidos y
Gran Bretaña. Entre las naciones latinoamericanas, Chile
ocupó el puesto 46; México, el 58; Colombia, el 65;
Uruguay, el 67; Brasil, el 69; Perú, el 70; la
Argentina, el 76; Ecuador, el 92; El Salvador; el 103, y
Bolivia, el 106.
Algunos economistas dicen que esto se debe a que los
países latinoamericanos tienen demasiadas regulaciones
gubernamentales y demasiado poco capital de riesgo para
financiar ideas de gente talentosa. Otros economistas,
por el contrario, afirman que América latina necesita
más intervención gubernamental para producir más
innovación.
Estos últimos señalan que mientras naciones
altamente innovadoras como Corea del Sur e Israel
invierten el 4,2 por ciento de su producto bruto en
investigación y desarrollo de nuevos productos, en
América latina el promedio es del 0,5 por ciento.
En
realidad, las razones por las cuales la innovación en
nuestro país es tan escasa son múltiples, pero sin lugar
a duda resulta de fundamental peso, el contexto
cultural, ya que éste determina el modus operandi del
conjunto social. En países como Estados Unidos y los
Nórdicos existe un espíritu emprendedor más asentado y
por lo tanto mayor probabilidad de que surja una idea
con valor que pueda generar desarrollo económico. En el
otro lado de la moneda, en sociedades más conservadoras
en cuanto a innovación como las orientales, las
musulmanas, y del Sur de Europa se da mayor valor a la
seguridad que a la innovación, debido al miedo a
fracasar y consecuentemente pocos se atreven a
cuestionar el status quo, lo que desalienta la
innovación.

No obstante, hay países que sí han sabido compaginar
conservadurismo cultural e innovación, como es el caso
de Corea del Sur y Japón, que son líderes mundiales en
innovación.
LA INNOVACIÓN Y EL SECTOR
SALUD
Entre los sectores industriales más dinámicos en materia
de innovación están el de Medicamentos y el de
Equipamiento Médico.
Pero, como se deduce del punto anterior, la innovación
en salud no sólo requiere innovación en producto sino
también requiere innovar tanto en el modelo de atención
médica como en el modelo de gestión de las
organizaciones que lo integran.
Asimismo, la innovación en salud deberá incluir
distintas perspectivas: “la estratégica (por ejemplo,
más atención a la medicina predictiva, preventiva y
personalizada y mucho mayor participación de los
pacientes), la tecnológica (tecnologías de la
información y comunicación, robótica), la de procesos
(atención a la cronicidad, integración de niveles
asistenciales), la de recursos humanos (movilidad,
nuevos perfiles profesionales, compromiso y
participación de los profesionales) y la de
investigación, poniendo un mayor énfasis en adoptar las
innovaciones de una forma eficiente y plenamente
integradas”.
Se trata de de encontrar el equilibrio adecuado entre
profesionales, organizaciones y tecnología, que
multiplique aquello en lo que cada uno puede aportar:
las máquinas (en calcular rápidamente y encontrar
patrones y outliers), los humanos (en tener empatía con
los pacientes y en motivarlos a introducir nuevos
hábitos de vida saludables) y las organizaciones en
favorecer y gestionar la innovación.
“La sanidad del futuro no dependerá de tener la mejor
tecnología, sino de tener el mejor equilibrio entre
tecnología y talento”.
Otro factor que seguramente también influye en que en
nuestro país la innovación sea tan pobre, es la baja
calidad de gestión existente en nuestras organizaciones.
Por ello resulta clave que los procesos de reforma
contemplen los cambios necesarios en las organizaciones
e involucren a las mismas en la realización de las
innovaciones necesarias para alcanzar exitosamente los
objetivos señalados.
En algunas organizaciones de salud de nuestro medio se
han creado áreas para impulsar la innovación y
supervisar su proceso de gestión, las que son dotadas
con capacidades específicas para cumplir con estas
funciones.

En estas organizaciones el departamento de innovación es
responsable de definir e implantar las condiciones para
conseguir que esto sea posible.
Porque para innovar no basta sólo con definir un
proyecto y realizar la gestión de recursos, plazos y
costos, sino que es necesario establecer las condiciones
para asegurar que toda la organización está orientada a:
• Generar muchas ideas de forma sostenible.
• Convertir las mejores ideas en proyectos, que puedan
ejecutarse exitosamente.
En eso, y no otra cosa, consiste la innovación
sistemática.
INNOVACIÓN ABIERTA
En 2016 en la Comunidad de Cataluña nació el proyecto
Innòbics, la comunidad de innovación abierta en salud
del Institut Català de la Salut.
El objetivo de su creación fue dar la oportunidad a sus
38.000 profesionales a participar en el proceso
corporativo de innovación en servicios, organización y
procesos asistenciales. Es decir, fomentar el
emprendimiento interno. Una iniciativa ambiciosa que
demuestra el compromiso del sistema público catalán para
estar a la vanguardia de la gestión sanitaria.
Innòbics promueve que cualquier profesional sanitario o
de gestión del ICS pueda participar desde cualquier
lugar, aportando ideas, comentarios, o participando como
colaboradores en los proyectos de innovación, entre
otros.
El proceso histórico de la innovación en salud es lineal
y la innovación está orientada a producto.
Pero existe hoy una gran “oportunidad”, que es la
innovación en prestación de servicios de salud, donde la
prioridad de la innovación está vinculada con aquello
que se realiza en el punto de atención, al pie de la
cama.
La innovación lineal, como tradicionalmente la
conocemos, ha pasado a la historia. La innovación actual
debe ser innovación abierta facilitada por la creación
de comunidades de innovación implicando al conjunto de
profesionales.
Un aspecto importante por considerar es que a las ideas
les cuesta avanzar. Cuando por alguna razón una buena
idea no se implementa, se produce un efecto boomerang,
en forma de frustración de los profesionales, que se
sentirán frustrados y hasta engañados.
Una buena idea que no se aplica es una mala noticia. Hay
que hacer que el proceso llegue a puerto. Y garantizar
así una metodología que produzca innovaciones reales,
haciendo que las ideas cumplan con los procesos de
evaluación, desarrollo piloto, evaluación y diseminación
al conjunto del sistema. La implementación crea cultura
de innovación.
Pero además es necesario que funcione un modelo de
reconocimiento y recompensa.
Según Mario Morales, para crear una cultura de
innovación, se deben tener en cuenta los siguientes
siete elementos:
1. Visión y liderazgo para la innovación: Uno de los
elementos más importantes o piedra angular de cualquier
cultura de innovación es el liderazgo que exista para
apoyarla. Sin esto nada es posible.
2. Cuestionar el status quo: Considerando que la
innovación es cambio, otro elemento fundamental para que
exista un ambiente que propicie la innovación es que en
la empresa se permita cuestionar la forma como se hacen
las cosas. La innovación es un estado mental, y si uno
quiere innovar va a requerir, indiscutiblemente, un
estado mental de innovación.
3. Entorno y recursos para innovar:
La excusa más
frecuente para no innovar es “no tenemos tiempo, el día
a día nos absorbe”. Una cultura que apoye innovación la
innovación debe crear el clima y dar tiempo y espacio
para innovar.
4. Talento y motivación: Las empresas no innovan, son
las personas, por lo que para que haya exista cultura de
innovación se debe atraer, retener, desarrollar, motivar
y reconocer el talento innovador.
5. Experimentar y correr riesgos: La innovación por
definición implica riesgo, sin este no se puede innovar,
por lo que un ambiente que permita la experimentación y
el fracaso son indispensables para que suceda la
innovación.
6. Diversidad de pensamiento: La fuente principal de las
nuevas ideas es la diversidad de las personas que
participen en el proceso creativo; hay que asegurar la
existencia de diversidad de pensamiento.
7. Colaboración: Lo han comprobado todos los estudios
realizados sobre el tema: la innovación es un esfuerzo
transversal a toda la empresa, que necesita de la
colaboración de todos los departamentos, unidades,
divisiones. Sin colaboración no hay innovación.
El mundo está en permanente movimiento por lo que si no
nos movemos con él estamos condenados a quedarnos atrás.
Innovar plantea un riesgo, pero si no apostamos por
innovar, por brindar cada vez mejores y más eficientes
servicios, por adaptarnos a los cambios y por poner en
marcha nuevas soluciones afrontaremos un riesgo todavía
mayor.
BIBLIOGRAFÍA
1. Innovación.cl
http://www.innovacion.cl/2013/05/los-7-elementos-para-construir-una-
-innovadora/
2. Barrubés J, Honrubia L, Día O, de Vicente M. El reto
del acceso a la innovación: Implantar procesos
disruptivos en estructuras organizativas rígidas.
Barcelona: Antares Consulting; 2018
3. Jorge Juan Fernández García. “El Hospital del Futuro”
4. Ignasi Clos. 10 elementos clave de Innòbics, la
comunidad de innovación abierta en salud del ICS
5. Andrés Oppenheimer. Mucho talento, poca innovación,
Diario La Nación
(*) CGS - Clínica de Gestión Sanitaria
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alvarezmanuel3@yahoo.com.ar
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