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La salud humana es la resultante compleja de múltiples
factores que se conjugan de manera dinámica. Entre
ellos, el medio ambiente incide en aproximadamente un
20% y, actualmente, el calentamiento global influye en
los determinantes económico-sociales y medioambientales
de la salud, como un aire limpio, agua potable,
alimentos suficientes y una vivienda segura.
Podemos distinguir algunos ejes, aunque en verdad se
hallen entrelazados y retroalimentados. Nos referimos al
calentamiento global propiamente dicho, a la
deforestación (o desmonte), a la contaminación acuática
y terrestre (especialmente vinculada a los residuos
cloacales como los residuos sólidos urbanos y los que
provienen de las industrias), y a fenómenos climáticos
puntuales, como terremotos, olas de calor, inundaciones,
entre otros. Pero el calentamiento global concentra
varios de los problemas puntuales, y es sin dudas el más
preocupante debido a sus múltiples (y en parte
inciertos) efectos.
CONSECUENCIAS SOBRE LA SALUD
El calentamiento climático global genera trastornos en
el clima y en el planeta que van desde terremotos hasta
tsunamis, pasando por el deshielo de los glaciares, lo
cual hace subir el nivel del mar, generando inundaciones
en zonas costeras y catástrofes en islas. El cultivo y
las viviendas se ven afectadas. Recordemos que más de la
mitad de la población mundial vive a menos de 60
kilómetros del mar. El aumento del nivel oceánico
destruirá hogares, servicios médicos y otros esenciales.
Las temperaturas extremas contribuyen a las muertes por
enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre
todo en la población de edad avanzada. En la ola de
calor de Europa se registraron 70.000 defunciones
adicionales a la media. También aumenta la cantidad de
ozono del aire, que agrava las enfermedades de este
género.
Se calcula que entre 2030 y 2050 el cambio climático
causará unas 250.000 defunciones por año, debido a la
malnutrición, el paludismo, la diarrea y el estrés
calórico. Y el coste de los daños directos para la salud
se sitúa entre los 2.000 y 4.000 millones de dólares. Se
estima también que aumenten las sequías, generando
hambrunas y falta de agua potable. Al mismo tiempo,
aumentan las precipitaciones extremas, generando
inundaciones y alterando las fuentes de agua dulce que
generan criaderos de insectos portadores de
enfermedades, como los mosquitos.
Mientras la emisión de gases de efecto invernadero,
sobre todo el dióxido de carbono (CO2) asociado a la
combustión de derivados del petróleo, aumenta en vez de
disminuir año tras año (1), la deforestación empeora el
problema al disminuir la cantidad de “succionadores”
naturales de dicho gas (los árboles). El propio CO2,
además, junto a otros gases y partículas, generan
contaminación que afecta a las personas vía la
respiración. Es cierto que no todo desmonte es
igualmente negativo, y constituye una práctica necesaria
para el cultivo, pero, por caso, la progresiva
desaparición de Amazonia, “el pulmón del planeta”,
significa una pérdida tan irresponsable como
irreversible.
Además, la deforestación de bosques tropicales genera
condiciones óptimas para la difusión de las plagas
transmitidas por mosquitos, como la malaria y el dengue.
Asimismo, los primates y otros animales transmiten
enfermedades a las personas desde los bosques diezmados.
Un estudio de Geoffrey Donovan mostró comparativamente
que existe una correlación entre la menor cantidad de
árboles y la mayor mortalidad humana. Asimismo, el
aumento de los viajes y traslados de personas esparcen
estas enfermedades geolocalizadas por todo el mundo.
Para ello se aplican los controles de viajantes y las
vacunas, cuando existen. Doblemente preocupante,
entonces, es el actual movimiento mundial antivacunas.
Existen otras cuestiones y enfermedades nuevas,
recurrentes o ya consolidadas, que deben llamarnos la
atención, como ser:
• La pandemia global de
influenza.
• La resistencia
antimicrobiana.
• El ébola, el dengue, el
HIV.
• Nuevas ETS (enfermedades
de transmisión sexual).
• Enfermedades tecnológicas
(o tecnopatías).
• Contaminación del aire y
otras alteraciones en el uso de las tierras.
• Incremento de
enfermedades no transmisibles: obesidad, diabetes.
La situación actual amerita, como lo indica la OMS
(Organización Mundial de la Salud), crear una agenda de
investigación mundial que genere un seguimiento de éstas
y otras tendencias. A nivel local, en particular,
preocupa la falta de un sistema de salud que conozca la
evolución de estas variables en nuestro país y tenga
capacidad efectiva de asistirla. Es imprescindible
desarrollar programas que permitan tomar acciones
preventivas y procesos de restauración para determinar y
evaluar políticas ópticas de control(2).
LA GENERACIÓN DE UNA ESPERANZA
Desde la Cumbre de Río de Janeiro de 1992, pasando por
Kioto (1997) y París (2015), la historia de las acciones
mundiales para disminuir el aumento de la temperatura
media global, acumulan más frustraciones que otra cosa
(3). Discursos y objetivos loables pero resultados
magros son la regla, con un aumento del nivel de
conciencia del peligro, pero falta de determinación
política que sea acompañada y empujada por la opinión
pública para torcer el brazo a los lobbies económicos
que impiden el cambio.
Con su usual ímpetu, son los jóvenes, incluso los
adolescentes, quienes más se están haciendo oír. El 15
de marzo de este año casi un millón y medio de jóvenes
salieron a las calles de 125 países para pedir que los
políticos escuchen las advertencias de los científicos e
implementen medidas concretas y vinculantes para luchar
contra el cambio climático. No esperan que los gobiernos
generen las respuestas, las demandan a gritos, sabiendo
que su futuro depende de ello.
Lo cierto es que iniciativas de índole individual a esta
altura resultan insuficientes. Podemos separar los
residuos plásticos, pero ya es hora de producir con
materiales alternativos. Podemos usar bicicleta en vez
de un automóvil, pero ya es hora de producir
exclusivamente autos electrónicos. Podemos viajar en
tren en lugar de hacerlo en avión (4), pero debe estar
acompañado de una política de transporte sustentable. La
clave pasa por la regulación estatal, con parámetros que
prioricen la preservación del medio ambiente y de la
salud humana por sobre la maximización de la ganancia.
En el área de la salud, igualmente, debemos consolidar
una estrategia comprehensiva que aborde este grave
problema y su impacto en la salud de las personas.
1- Lo que constituye el
principal “forzante antropogénico” del calentamiento
global, es decir, generado por la acción humana, en
oposición a los “forzantes naturales” que también
inciden en las variaciones de la temperatura terrestre.
2- Nuestro país cuenta con el Laboratorio Gulich, que
pertenece a la CONAE (Comisión Nacional de Actividades
espaciales) y la UNC (Universidad Nacional de Córdoba).
Su principal actividad es realizar un diagnóstico
temprano de los graves eventos climáticos como las
inundaciones, los incendios forestales, los tsunamis,
mediante la teledetección de la tierra, los océanos y la
atmósfera, realizando captura, y almacenamiento de
información espacial con fines pacíficos.
3- La Cumbre de Río o de la Tierra de 1992 aprobó la
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático, que afirma la necesidad de reducir las
emisiones de gases de efecto invernadero que condujo a
la firma en 1997 del Protocolo de Kioto (que recién
entró en vigencia en 2005, y nunca fue ratificado por
EE. UU.). La Cumbre de París de 2015 fue enmarcada con
un entendimiento entre los dos principales emisores de
gases de efecto invernadero, EE.UU. y China, pero la
administración de Donald Trump en 2017 retiró a su país
del acuerdo.
4- La llamada “huella de carbono” es particularmente
alta, a nivel individual, por cada traslado en avión, lo
cual generó un rechazo a este medio de transporte por
parte de poblaciones altamente concientizadas sobre el
peligro ambiental, como ser los países nórdicos.
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Ignacio Katz, Doctor en Medicina - UBA. Director
Académico de la Especialización en “Gestión
Estratégica de Organizaciones de Salud”
Universidad Nacional del Centro - UNICEN. Autor
de: “La Fórmula Sanitaria” Eudeba (2003).
“Claves Jurídicas y Asistenciales para la
Conformación de un Sistema Federal Integrado de
Salud” - Editorial Eudeba (2012). “Argentina
hospital. El rostro oscuro de la salud” - Visión
Jurídica Ediciones (2018) |
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