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Debate


SARS Cov-2 de Alfa a Delta
Linajes, vacunas y peligros

Por el Dr. Sergio Horis Del Prete (*)


Las consecutivas secuencias de aparición de linajes derivados del virus original salvaje de Wuhan por cambios en la proteína Spike han ido diseminándose tan velozmente como lo han hecho las dudas respecto de la inmunidad generada por las vacunas actuales para lograr prevenir la enfermedad.
En un mundo distópico, el virus muta a la vez que aumenta su resistencia a desaparecer y también su tendencia a exacerbar tanto transmisibilidad como virulencia. Poniendo el acento respecto de la inmunidad efectivamente lograda por medio de las vacunas disponibles en el mercado sanitario.
Un reciente artículo del NEJM menciona la necesidad de responder a varios interrogantes asociados a esto. Por ejemplo. ¿Están realmente las vacunas hoy existentes perdiendo eficacia contra las nuevas variantes?, ¿Será necesario advertir la posibilidad de buscar vacunas modificadas o nuevas para restaurar la eficacia en duda? ¿Cabe la posibilidad que surjan nuevos linajes aún más preocupantes en tanto se retrase la cobertura de vacunación a nivel mundial y esto obligue a coordinar los dispersos esfuerzos científicos a nivel internacional para hacerles frente?
Hasta hoy, el tema de las vacunas ha sido más parecido a una guerra de marketing que a una necesidad estratégica que supere fronteras, políticas y políticos. Los distintos linajes vienen haciendo caso omiso a las buenas expectativas que pretenden transmitir los gobiernos, como si eso fuera un incentivo al virus para transformarse y lograr hacerse más escurridizo.
La replicación viral prolongada en individuos con inmunidad parcial (inmunodeprimidos) o frente a circunstancias en que se produce transmisión rápida de títulos altos de virus –como en el caso de condiciones de vida vulnerables y hacinamiento– son factores que pueden haber contribuido al desarrollo de mutaciones que logren escapar al menos parcialmente a la inmunidad natural.
De esta forma, hoy hay ocho variantes de Covid-19 definidas por la OMS como “de interés” (VOI) y denominadas épsilon (dos variantes), zeta, eta, theta, iota, kappa y lambda, más otras cuatro calificadas “de preocupación” (VOC) y particularmente peligrosas.
De estas, la B.1.1.7 (alfa) de origen británico es la que ha emergido como una de las formas más comunes de alta transmisibilidad (entre 43% y 90% más contagiosa que el tipo nativo o salvaje). No le va en zaga la variante P.1 (gamma) originada en Manaos, capaz de aumentar la gravedad de los casos aun en personas que estuvieron previamente infectadas o vacunadas. Por su parte, la B.1.351 (beta) o sudafricana es más común entre individuos jóvenes sin antecedentes de enfermedades agudas y presenta un mayor riesgo de gravedad en dicho grupo etareo.
Ya hay laboratorios trabajando en una vacuna específica. La evidencia preliminar respecto de este linaje (datos de ensayos controlados con placebo) sugiere una eficacia reducida para las vacunas de Johnson & Johnson, Pfizer-BioNTech, AstraZeneca, Sinopharm y Moderna, y la posibilidad de desarrollar resistencia contra los anticuerpos generados.
Finalmente, la que suma mayor preocupación y anticipa la posibilidad de una tercera ola complicada (la Gripe española de 1918 tuvo su máxima agresividad en la segunda) es la denominada B.1.617.2 (delta). Originaria de la India, no solo es su agresiva transmisibilidad el problema (60% más que la alfa y 40% que la gamma) sino su eventual escape a las vacunas, dado que contiene múltiples mutaciones en la proteína Spike, y al menos cuatro de ellas son importantes por las consecuencias que conllevan.
Si bien hasta el momento se carece de pruebas sólidas que indiquen que las variantes de preocupación identificadas actualmente –principalmente la delta– puedan evitar el impacto de las vacunas, el Servicio de Salud Pública del Reino Unido ha publicado recientemente en The Lancet que la protección con Pfizer-BioNTech y AstraZeneca resulta 36% y 33% efectiva después de la primera dosis contra este linaje, mientras que con segunda dosis tal protección sube a 88% y 60% respectivamente. Lo cual requeriría completar los esquemas en forma acelerada.
Por su parte, en hospitalizaciones, la vacunación ofrecería una protección similar contra ambas variantes, de 94% con una dosis de Pfizer-BioNTech y 96% con dos, y con AstraZeneca de 71% y 92%. Sobre Janssen y Moderna no existen aún estudios. La mala noticia es que en abril de este año, las autoridades sanitarias indias han dado aviso sobre la aparición de una nueva mutación derivada de la variante delta, denominada AY.1 (delta plus) que ha hecho que el virus se propague más fácilmente aún y cuente con una mutación que le podría permitir escapar a las vacunas conocidas.
¿Cuándo llegará la variante delta a América latina –hoy transformada en el foco de la pandemia– lo suficiente como para desarrollar circulación comunitaria? Es la tradicional pregunta del millón. Lo cierto es que pese a la ilusión que genera el avance de la vacunación –aunque su complexión venga retrasada y hasta estancada como lo señala la propia directora de la OPS (“sólo una de cada diez personas en América latina y el Caribe está completamente vacunada contra el Covid-19” afirma)– la transmisión de cualquiera de las variantes persiste fuera de control.
Las sostenidas oleadas ocurridas en Paraguay, Argentina, Uruguay, Colombia, Brasil, Perú y Chile –en orden al número de casos diarios– no sólo pueden favorecer la posibilidad que surjan linajes más peligrosos, sino que la facilidad con que pueden cruzar las fronteras origina un riesgo constante y aún mayor en el tiempo.
Las vacunas per se no pueden bajar los casos si no se testea más y se rastrean mejor los contactos, aislándolos rápidamente. Más aun en conglomerados urbano –marginales donde existen mutiles determinantes de vulnerabilidad y riesgo socio– sanitario que favorecen la difusión del virus, llevando a que la pandemia no se ralentize lo suficiente y mantenga en la región cifras de mortalidad tan elevadas como dolorosas.
Nueve de diez países con más muertes en relación con su población total se encuentran hoy en la particular geografía económica y social de América latina, enmarcada en la informalidad laboral creciente, la pobreza y la crisis sanitaria.
Se trata de una suerte de silenciosa tragedia, después de la cual –como lo afirma una nota de The New York Times– habrá tres tipos de países que emergerán del fenómeno pandémico: las naciones ricas que usaron sus recursos para asegurarse la amplia disponibilidad de las innovadoras vacunas basadas en plataformas ARNm, los países más pobres que están lejos de poder inmunizar a la mayoría de sus habitantes si el Fondo COVAX no los asiste lo más rápido posible, y aquellos que podrán tener a su población completamente inoculada con variantes de plataformas de adenovirus, pero sólo parcialmente protegida. Un drama sanitario que puede adquirir visos de inequidad catastrófica.
 

(*) Titular de Análisis de Mercados de Salud. Universidad ISALUD.

 

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