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Llegar tarde es perder oportunidades, es perder tiempo.
El tiempo es un recurso limitado (Drucker) que no puede
comprarse, almacenarse y está presente en cualquier
situación. Las causas de la pérdida de tiempo se ven en
las crisis como consecuencia de la ausencia de previsión
o información deficiente.
La consecuencia de considerar el Covid-19 como una
simple gripe hizo que las medidas adoptadas comenzaran
tarde. Lo mismo sucedió cuando ya era insuficiente la
provisión de O2, así como con los precios de los
medicamentos de gran demanda o la provisión de los
insumos sanitarios.
Pese a lo anunciado las vacunas se transformaron en
esperanzas, no llegaban, obligando a nuevas cuarentenas,
al ahorro de dosis. Estos resultados revelan no sólo
demoras, sino impericia en la gestión de las vacunas,
afectando el circuito testear-vacunar y la capacidad de
la respuesta de las clínicas y hospitales.
Ello hace que la preocupación y el centro de interés se
ubique en cómo resolver problemas no previstos lo que
conduce a respuestas tardías, aunque inmediatas. En
estas circunstancias se utiliza la solución tomada en
otras oportunidades “siempre se hizo así” con lo que el
resultado es sólo cosmético, no hay aprendizaje ni habrá
cambios en la gestión. Otras veces se apela o se le
agrega el “sentido común”, con lo que el resultado será
probabilístico, si sale bien se volverá a utilizar “así
se hizo antes”. Una tercera alternativa es apelar a las
recomendaciones de los expertos que con mirada
profesional arriesgan eventuales subproductos no
deseados.
Pero también existe la posibilidad de no llegar a la
crisis y si llega estar preparado para enfrentarla.
Los ejemplos abundan como el pretender reformar el
Sistema de Atención Médica concentrado en el Sistema de
OSN cuando hace décadas fue reformulado.
En un entorno complejo donde los distintos actores toman
decisiones en orden a sus intereses económicos, de
mercado o geopolíticos, hay que pensar, razonar y ser
creativos. Como en el ajedrez hay que considerar primero
las jugadas del otro y estudiar el tablero. La
construcción de los posibles escenarios significa
trabajar sobre el futuro, es el momento de la
anticipación que precede a la acción.
El Sistema de Atención de la Salud tiene la misión de
brindar una adecuada respuesta a los problemas de salud.
Por tal razón no debe limitarse a proporcionar los
servicios médicos, sino que debe interactuar con los
sectores y las organizaciones que contribuyen al
mejoramiento del estado de salud de la población.
Entre ellas, como la educación y la urbanización,
también se encuentran los insumos y productos sanitarios
para una adecuada atención médica.
En orden a ello la pandemia dio oportunidad a que tanto
el sector público como el privado hayan desarrollado
capacidades para la gestión de insumos orientados a
mejorar la calidad de atención, focalizados en la
implementación de protocolos, la incorporación de
equipamiento específico o en el sistema logístico y de
distribución de los recursos.
Así mismo se observa un mejor concepto de Red entre los
efectores y mayor coordinación entre las áreas de salud
y financiera, que históricamente le limita sus
competencias. Quizás estos avances en la gestión fueron
obligados pero inteligentes, lo importante es que se
sostengan y avancen para un mejor desempeño de los
Hospitales Públicos.
En el orden político existe otro aspecto a considerar de
carácter relevante. Importa saber qué fabricar o
producir y qué importar, con el propósito de reducir el
nivel de dependencia en la accesibilidad a los insumos
médicos sanitarios. El modelo de ventaja comparativa es
uno de los conceptos básicos que fundamenta la teoría
del comercio internacional. Ella sostiene que, aunque un
país no tenga una ventaja absoluta (número de casos,
demanda), siempre le convendrá especializarse en
aquellos productos en los que la ventaja sea
competitivamente mayor a sus desventajas
competitivamente menor.
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(*) Especialista en Salud
Pública y Sistemas de Salud - Profesor Emérito de la
Universidad ISALUD - Miembro del Grupo PAÍS. |
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