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Cualquiera que se vincule, en cualquier rol, al sistema de
salud, puede dar cuenta de la relevancia de la tarea que llevan
adelante los miembros de los equipos de enfermería. Las
evidencias son incontrastables en la relación directa entre los
niveles de desarrollo de la enfermería y la calidad en la
atención en todos los niveles del sistema de salud. (1)
Sin embargo, la deuda del sistema de salud con el personal de
enfermería debe ser incluida en cualquier agenda de reforma. Sin
querer recorrer toda la problemática, algunos aspectos merecen
llamar la atención de quienes se encuentran en puestos
decisorios.
Los aspectos de la formación, así como la condiciones laborales
y salariales, junto con aspectos regulatorios y legales, son tal
vez los que deberíamos revisar primero. Hoy en la Argentina, el
número de personal de enfermería en relación con el personal
médico, por fin ha alcanzado la paridad. (2)
Esta es una mirada optimista que simplifica el problema y oculta
aspectos que requieren atención. Este número se alcanza sumando
al personal con todos los niveles formativos incluyendo el de
auxiliar. Si sólo consideramos quienes alcanzan una licenciatura
o la graduación en el nivel de tecnicatura, esta fuerza laboral
se reduce en más de 30%.
En algunos distritos como Chaco y Santiago del Estero aún
continúa la formación de auxiliarles y son mayoría. Además de
estas marcadas diferencias entre las provincias en el grado de
formación alcanzado, se agregan diferencias en términos de
distribución.
Las iniciativas de profesionalización de auxiliares aún siguen
siendo insuficientes.
Programas como el PRONAFE lanzado en la gestión 2015 a 2019 con
becas y mejoras en las condiciones de formación, sumado a la
potente oferta formativa del sistema universitario, han logrado
incrementar las proporciones de graduación, así como el número
absoluto (3), pero aún el desgranamiento sigue siendo
importante, y baja la tasa que alcanza el nivel de grado.
La formación posterior a la graduación y la especialización en
todos los niveles no están exentas de problemas. Por un lado,
los que egresan en el nivel técnico, si bien pueden acceder a
postítulos, éstos no permiten acceder a certificaciones
reconocidas.
Las residencias si bien impulsadas en todas las jurisdicciones
en muchos casos requieren de título de grado para acceder, y
deben competir con el trabajo en relación de dependencia que la
mayoría tiene desde que obtuvo el título intermedio.
Una mirada en perspectiva puede ser optimista ya que se han dado
grandes avances respecto de la situación 20 años atrás cuando el
10% eran empíricos y los títulos de licenciatura sólo alcanzaban
al 2%. (4)
En cuanto a las condiciones laborales, han sido públicas las
luchas para su reconocimiento en carreras profesionales, con el
consecuente reconocimiento salarial. No ha corrido mejor suerte
la conformación de colegios profesionales con funciones
delegadas en términos deontológicos y de matriculación,
similares a las que han desarrollado otras profesiones de la
salud en la mitad de las provincias.
La atomización en subsectores del sistema de salud también
conspira con la representación sindical específica, que en el
subsector estatal está fragmentada y aparece más concentrada en
el de la seguridad social y el privado. (5)
El fenómeno del multiempleo no es ajeno a la enfermería,
reportes recientes por encuesta, indican que alcanzan a 66,8%.
La percepción sobre la situación laboral está atravesada por un
descontento influenciado por la necesidad de tener más de un
trabajo para sostener el ingreso. (6)
Esto eleva enormemente la carga horaria diaria. La feminización
de la profesión y la invisibilización de las tareas no
remuneradas, genera una sobrecarga enorme, principalmente en las
mujeres. Esta inequidad de género también se traslada a la
diferencia salarial entre hombres y mujeres. (6)
Cada vez que un político o funcionario quiere aparecer como
progresista se embandera en la lucha contra el discurso médico
hegemónico y desde ese discurso busca poner en valor el rol del
colectivo de enfermería.
Esto es insuficiente, la profesión continúa con graves problemas
sin solución que exceden la inserción laboral de la enfermería
en los equipos de trabajo. Pueden ser consecuencia en parte de
ese fenómeno cultural, pero sin duda hay otros emergentes
dependientes de la política sanitaria.
Como suele ocurrir con muchos temas de salud se escuchan grandes
discursos, pero se ven pocas acciones. Tal vez comenzar a
discutir alguna de estas propuestas pueda ser un camino de
solución:
Aumentar becas
y seguimiento para evitar desgranamiento en el pregrado y grado,
así como facilitar la preservación de cargos para los que opten
por formaciones de postgrado.
Revisar las
certificaciones de especialidades reconocidas en el ministerio
de salud.
Generar
estándares de carreras de especialización similares al resto de
las carreras de grado en salud.
Promover el
diálogo directo con representantes genuinos en la construcción
de políticas organizacionales y salariales.
Revisar las
carreras profesionales con una mirada integral e inclusiva.
Promover una
política laboral con perspectiva de género.
Referencias:
1) Lankshear AJ, Sheldon TA, Maynard A. Nurse staffing and
healthcare outcomes: a systematic review of the international
research evidence. ANS Adv Nurs Sci. 2005; 28(2):163-74. doi:
10.1097/00012272-200504000-00008.
2) Ministerio de Salud de la Nación. Dirección Nacional de
Capital Humano. La formación de los recursos humanos de salud
2016-2019 / 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ministerio
de Salud de la Nación. Observatorio Federal de Recursos Humanos
en Salud, 2019.
3) Ministerio de Salud de la Nación. Estado de situación de la
formación y el ejercicio profesional de Enfermería en la
Argentina. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ministerio de Salud
de la Nación. Observatorio Federal de Recursos Humanos en Salud,
2020. Disponible
enhttps://www.argentina.gob.ar/sites/default/files estado
de_situacion_de_la_formacion_y_el_ejercicio_profesional_de_enfemeria_ano_2020.pdf
4) Valle Rojas A, Heredia A. El sistema de salud y la situación
de la enfermería en la Argentina Rev Latino-am Enfermagem 1999;
7(1): 99-101.
5) Aspiazu E - Las condiciones laborales de las y los enfermeros
en la Argentina: entre la profesionalización y la precariedad
del cuidado en la salud. Trabajo y sociedad 2017; (28):11-35.
6) Dure I, García Dieguez. M y col. - Relevamiento de Recursos
Humanos de Enfermería en la provincia de Buenos Aires.
Evaluación de la carrera de Enfermería. Rev Argent Salud
Pública, 2017; 8(32): 38-41.
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