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Urge mayor inversión,
alianzas y mejor comunicación
El gran reto: recuperar los años perdidos en salud
La pandemia no sólo se llevó
la vida de seres queridos, personal sanitario y miles de
personas que no alcanzaron a tener una vacuna o la atención
médica adecuada, también se llevó miles de empleos y generó una
crisis económica sin precedentes que demostró que la salud y el
bienestar en general son parte esencial en la economía global.
El Covid-19 evidenció, de forma catastrófica, lo poco preparados
que están los gobiernos y sus sistemas de salud para enfrentar
emergencias sanitarias, así como la falta de apoyo a los
profesionales de la salud que carecen de equipo, infraestructura
hospitalaria, material clínico y en algunos casos de
medicamentos para ayudar a sus pacientes.
El mayor impacto de la pandemia lo han sufrido los pacientes,
quienes han visto deteriorada su salud a lo largo de dos años,
al quedarse sin servicios médicos, sin medicamentos, sin
esquemas de vacunación completos y sin servicios de apoyo, entre
otras necesidades básicas para mantener su salud y calidad de
vida.
Antes del 2020 los gobiernos no dieron prioridad a la salud a
nivel global hasta que fue demasiado tarde, y el resultado ha
sido desastroso. Los gobiernos no estaban preparados para
enfrentar una pandemia de estas magnitudes, redujeron la
inversión en salud y no reforzaron sus sistemas sanitarios.
La pandemia representó retos para todos los actores del sector
salud, los gobiernos, la comunidad médica y las empresas tanto
farmacéuticas, como de dispositivos y tecnologías para la salud.
Este último, un sector altamente criticado por la falta de
transparencia y poca capacidad de reacción para demostrar el
valor de la investigación y desarrollo de moléculas y
tecnologías que ayuden a minimizar el impacto de las
enfermedades y contribuir para que la sociedad sea más sana y
productiva.
En este informe revisaremos el impacto de la pandemia en la
prestación de servicios y la dotación de insumos para la salud y
analizaremos las necesidades actuales y posibles soluciones para
que los gobiernos y empresas puedan colaborar para recuperar la
confianza y, sobre todo, los años perdidos en la salud y
bienestar de la población.
LA OMS DESTACA LA EXPOSICIÓN A
ENFERMEDADES DEVASTADORAS Y... PREVENIBLES
Datos recientes publicados a mediados del mes de julio de 2022
por la OMS destacan una caída en la vacunación infantil en unos
30 años; por ejemplo, la vacunación contra la difteria, tétanos
y tosferina, considerado un marcador de la cobertura de
vacunación a nivel internacional, disminuyó en un 5% entre el
2019 y 2021, situándose en una cobertura del 81%, lo que
significa que sólo en 2021, 25 millones de niños no recibieron
una o varias dosis de la vacuna y muestra el incremento de niños
expuestos a enfermedades devastadoras, pero prevenibles.
Estos problemas fueron causados, en gran medida, por las
interrupciones de los servicios y medidas de contención de la
pandemia que limitaron el acceso a los servicios de vacunación y
la disponibilidad de dosis.
Otro ejemplo que destaca la OMS es la pérdida de más de una
cuarta parte de la cobertura de la vacuna contra el VPH
alcanzada en 2019. Esta situación tiene graves consecuencias
para la salud de las mujeres y las niñas, puesto que la
cobertura mundial de la primera dosis de la vacuna contra el
virus del papiloma humano (VPH) es sólo del 15%, pese a que las
primeras vacunas se autorizaron hace más de 15 años.
IMPACTO EN LA REGIÓN DE
LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE
De acuerdo con datos de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL), en 2021, a pesar de tener solamente
el 8,4% de la población, esta región acumuló cerca de una quinta
parte de casos confirmados de Covid-19 y alrededor del 30% de
las muertes en todo el mundo. Lo anterior, sumado a un pobre
crecimiento económico acumulado por varios años, provocará la
mayor crisis económica y social de la zona por las siguientes
décadas.
LLAMADO DE ALERTA DE OPS: IMPACTO
EN ENFERMEDADES NO TRANSMISIBLES
Durante el 2020, en pleno pico de la pandemia, la OPS hizo un
llamado de alerta porque ya se notaba una disminución en la
atención a la salud en pacientes con enfermedades no
transmisibles (ENT’s) como la diabetes, enfermedades
cardiovasculares o el cáncer, que afectan de forma
desproporcionada a los habitantes de los países de ingresos
bajos y medios, donde se producen más de tres cuartas partes de
las muertes por ENT’s en el mundo: 31,4 millones.
La llamada de atención resaltó el impacto negativo en la salud
de las personas que viven con este tipo de enfermedades
crónicas, ya que los pondría en mayor riesgo de enfermar
gravemente. Esta situación surgió después de que se hicieran
públicos los datos de una encuesta en donde participaron 158
países a nivel global y 28 países en las Américas. Dentro de los
que respondieron en la región, se encontró que el 64% de los
servicios ambulatorios fueron interrumpidos en 18 países, algo
alarmante pero entendible ante la situación que orilló a las
autoridades sanitarias a reasignar recursos humanos y unidades
hospitalarias para atender y detener la propagación del virus.
Otro de los factores que influyó en la disminución de los
servicios de salud fue la recomendación inicial de autoridades
sanitarias de reducir al mínimo la atención no urgente en
centros de salud y hospitales, lo que provocó el aplazamiento de
los programas públicos de detección (por ejemplo, de los
cánceres de mama y del cuello uterino).
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS… FUERTE
IMPACTO
De acuerdo con datos de la CEPAL, esta epidemia mundial ha
generado impactos profundos en términos sanitarios de diferente
manera a diferentes grupos de edad. Los niños y las niñas, por
ejemplo, quienes no han sido tan afectados por el virus, si han
enfrentado obstáculos para proteger su salud. Las medidas de
salud pública que la mayoría de los países han implementado para
controlar la propagación del coronavirus también implicaron
dificultades para que niños y niñas accedieran a programas de
alimentación y vacunación rutinarios, a controles de salud y
monitoreo nutricional, a diagnósticos y derivaciones oportunas.
LOS GRUPOS DE PACIENTES Y EL
ACCESO Y DESABASTO DE MEDICAMENTOS
El problema del acceso y desabasto de medicamentos ha sido
ampliamente documentado por grupos de pacientes de toda la
región. Un ejemplo de ello es lo reportado por la Agrupación
Mexicana de Oncohematología Pediátrica, quienes encontraron que,
en una población en Chiapas, México, hubo un desabasto de 37
medicamentos oncológicos, lo que provocó que se modificara -y en
algunos casos suspendiera- el tratamiento de 260 niñas, niños y
adolescentes con cáncer, imposibilitando el ingreso de nuevos
pacientes en medio de una crisis pandémica global.
A pesar de los esfuerzos de las asociaciones de pacientes y
familiares, el problema del desabasto persiste en buena parte de
Latinoamérica.
Los grupos de pacientes han pasado de ser organizaciones guía
para el tratamiento y cuidado de las enfermedades, a
observadores activos y agentes de acción para alertar sobre
situaciones como éstas y exigir de inmediato que los sistemas de
salud prioricen los lazos de cooperación y solidaridad para
atender a los enfermos y grupos vulnerables que más lo
necesitan.
IMPACTO EN EL PERSONAL MÉDICO
Por su parte, el personal sanitario fue el gran abatido por la
precariedad e insuficiencia de personal de salud especializado
en medicina crítica y terapia intensiva, llegando a contratar
jubilados o médicos de otras especialidades en países como
México, Colombia y Perú como solución de emergencia. Mientras
que el criterio recomendado por la OMS es de 23 profesionales
para la salud por 10.000 habitantes, en promedio, LAC tiene 19,1
médicos y 28,7 enfermeras por 10.000 habitantes, siendo Cuba
(81,90), Uruguay (50,5) y Argentina (39,6) los países con mayor
número de médicos, mientras que Haití (3,55), Honduras (3,14) y
Guatemala (2,35) son los países con el menor número de médicos.
SALUD MENTAL, UN IMPACTO SIN
PRECEDENTES
De acuerdo con los organismos internacionales de salud y
expertos, otro fuerte impacto de la pandemia es a la salud
mental. La depresión, la ansiedad o el insomnio han afectado la
salud de un gran número de la población, por lo que se han
tenido que fomentar campañas de promoción para prevenir este
tipo de problemas.
La
salud mental es ya una prioridad mundial que forma parte de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible para priorizar una cobertura
mediática responsable, promover el aprendizaje socioemocional y
favorecer la intervención temprana en todos los grupos de edad.
LO QUE NOS FALTABA: NUEVAS
AMENAZAS
En los últimos meses, especialmente en Estados Unidos, un
particular brote de viruela conocido como monkeypox o viruela
del mono ha puesto en alerta a las autoridades sanitarias, dado
que este virus endémico de África, transmitido probablemente por
roedores, ha reportado a fecha de junio de 2022, 1.600 casos
confirmados en 39 países, 7 donde suele propagarse y 32 nuevos.
Estas cifras han planteado preguntas sobre si sería posible que
termine causando una epidemia y algunos expertos han cuestionado
el que las autoridades sanitarias no emitan una alerta para que
los sistemas de salud estén mejor preparados: “es una situación
muy nueva en la que hay sorpresa y preocupación”, afirmó Peter
Horby, director del Instituto de Ciencias de la Pandemia de la
Universidad de Oxford (Reino Unido).
¿QUÉ RECOMIENDAN LOS ORGANISMOS
MULTILATERALES DE SALUD?
Para la OMS, la pandemia no es una excusa para el retroceso, se
requiere recuperar el tiempo perdido para millones de personas
que no han sido vacunadas, “de lo contrario, presenciaremos
inevitablemente el aumento de brotes, de niños enfermos y de la
presión sobre unos sistemas de salud ya de por sí
sobrecargados”.
La Organización Panamericana de la Salud publicó el documento
“La prolongación de la Crisis Sanitaria y su impacto en la
salud, la economía y el desarrollo social”, e insta a los
gobiernos de la región a acelerar los procesos de vacunación,
transformar los sistemas de salud y fortalecer la inversión
pública para controlar la crisis sanitaria en el corto plazo y
avanzar hacia una recuperación con igualdad y sostenibilidad.
URGENTE MÁS INVERSIÓN, EL
ESTABLECIMIENTO DE ALIANZAS Y MEJOR COMUNICACIÓN
1. Mayor Inversión
Las brechas socioeconómicas persistentes y crecientes resultan
en grandes discrepancias en la calidad de la salud de las
personas. Una reciente medición encontró que la diferencia en la
esperanza de vida llega a ser de hasta 18 años entre los países
desarrollados y los menos desarrollados. Una de las mejores
maneras de reducir estas desigualdades, según la OMS, es asignar
un 1% más del Producto Interno Bruto a la atención a la salud,
para que más personas tengan acceso a los servicios esenciales
de calidad que necesitan, cerca de sus hogares.
Como explica la OCDE en su informe sobre gastos en Salud,
invertir en el sistema sanitario no sólo salva vidas, sino que
también es una inversión crucial en la economía en general, ya
que la falta de salud y las enfermedades crónicas perjudican la
productividad, dificultan las perspectivas de empleo y afectan
negativamente al desarrollo del capital humano. Por ello, lo
fundamental es pasar de un esquema de presupuestación basado en
la oferta y la demanda a un enfoque de financiación centrado en
las necesidades, el valor para el paciente y su calidad de vida.
2. Alianzas Público-Privadas
Las asociaciones público-privadas (APP) no son una realidad muy
extendida dentro de los sistemas de salud de las Américas. Esto
se debe a que todavía no se ha encontrado un modelo de inversión
que sea ventajoso para las dos partes involucradas, sumado a la
brecha de financiamiento y la falta de eficiencia en la
inversión de los gobiernos de América Latina y el Caribe en un
contexto de fuertes restricciones fiscales, como indica el
Servicio de Asesoría y Financiamiento Mixto del Banco
Interamericano de Desarrollo.
Por estos motivos, es necesario comunicar la importancia de la
participación privada en tecnologías y herramientas que
contribuyan a atender los desafíos de salud de la región, como
mecanismo complementario para ejecutar la estrategia de los
gobiernos en cada país y que con ambos esfuerzos se consigan
anticipar riesgos y atender problemas de salud a largo plazo,
implementando los programas de forma colaborativa y consensuada.
Esto no significa que la solución sea ‘privatizar’ la salud. Se
trata más bien de resaltar la cooperación entre todos los
actores para que los sistemas de salud puedan hacer frente a las
nuevas demandas de los pacientes y los desafíos de nuestra era
como la creación de nuevos planes de acceso a medicamentos,
mejorar la capacidad de respuesta ante futuras pandemias o
lograr hacer realidad la equidad mundial en salud.
3. Más y Mejor Comunicación
La pandemia afectó en gran medida a las personas que padecen
enfermedades no transmisibles. Estas enfermedades constituyen la
principal causa de muerte, discapacidad y enfermedad crónica en
la Región de las Américas. Cada año se producen unos 3,9
millones de defunciones por enfermedades no transmisibles, y
aproximadamente 200 millones de personas padecen estas
enfermedades.
Este tipo de enfermedades son causadas, en parte, por cuatro
factores modificables de riesgo: el tabaquismo, el régimen
alimentario poco saludable, el sedentarismo y el consumo nocivo
de alcohol. De acuerdo con OPS, si se eliminan los factores de
riesgo, se pueden prevenir hasta el 80% de las cardiopatías,
accidentes cerebrovasculares, casos de diabetes tipo 2 y el 40%
de varios tipos de cáncer.
Por lo tanto, la inversión en comunicación tiene un rol crítico
tanto en la promoción de hábitos de vida saludables, como en la
difusión de medidas para prevenir la aparición y desarrollo de
enfermedades y que la población pueda mejorar su salud, por lo
que resulta urgente el diseño e implementación de grandes
campañas que involucren una alianza entre gobiernos, empresas
farmacéuticas, empresas de diagnóstico y dispositivos médicos,
la comunidad médica y la sociedad civil organizada. Sólo así se
podría mejorar el estado de salud de la población y pensar en un
sistema sostenible de salud que apunte a la prevención y no a la
curación.
EL ABC PARA CONTRIBUIR A RECUPERAR LA SALUD… Y LA CONFIANZA EN
LAS EMPRESAS
A. GANAR CONFIANZA
En el actual entorno de cambio, las empresas farmacéuticas, de
diagnóstico, dispositivos y tecnologías para la salud tienen un
compromiso para trabajar de manera conjunta con gobiernos y
otros participantes del sector salud, y poder ofrecer mejores
servicios y resultados para los pacientes. Comunicación
proactiva, frontal, transparente, colaborativa y ubicando los
territorios de conversación adecuados pueden recuperar la
confianza de la sociedad.
Las empresas se deben convertir en coprotagonistas de la agenda
pública y de la generación de credibilidad; diferenciación y
posicionamiento en temas de salud pública, identificación y
respuesta a necesidades de pacientes, liderazgo de opinión,
creación de narrativa y selección de canales adecuados serán
críticos en la generación de confianza.
El valor en la capacidad de respuesta para enfrentar amenazas de
salud gracias a la innovación ha quedado demostrado
recientemente con la pandemia, y las empresas deben
aprovecharlo.
B. ENTENDER EL ENTORNO Y EL VALOR DE LOS DATOS
Los gobiernos buscan solucionar problemas de salud y ayudar a la
población; los médicos, mejores soluciones para sus pacientes y
la sociedad tener una mejor calidad de vida. Es esencial,
entonces, entender el entorno y la situación que enfrenta cada
jugador del sector.
El uso de plataformas digitales para compartir experiencias,
entender mejor las enfermedades y ayudar a controlar su salud
está creciendo rápidamente entre los pacientes. Sin embargo, a
veces los pacientes se sienten confundidos y existe una gran
falta de orientación con comunicación efectiva en estos canales.
Es todavía incipiente el uso del big data y la inteligencia
artificial para la identificación y uso de información generada
por médicos y pacientes por parte de las empresas del sector
salud y el potencial es muy alto, ya que permiten comprender el
contexto en el que se prescriben los medicamentos y el impacto
de su adherencia, así como identificar necesidades insatisfechas
y patrones de comportamiento.
Sin duda, las empresas que usen las nuevas tecnologías para
investigar, entender el entorno y descubrir los desafíos que
tienen médicos, pacientes y sistemas de salud -y actúen sobre
ellos- pueden tener grandes ventajas competitivas.
C. FORTALECER EL LIDERAZGO, CONTRARRESTAR LA DESINFORMACIÓN Y
DOMINAR LA CONVERSACIÓN
Entender públicos, comunidades y conversaciones; definir
objetivos y comprender motivadores y el journey de prescriptores
y pacientes; así como identificar territorios de conversación y
activar proactivamente acciones de comunicación efectiva
fortalecerá el liderazgo y diferenciación de las empresas del
sector salud para conectar de una mejor manera con sus
audiencias y lograr un liderazgo que propicie un mejor ambiente
para la innovación.
Uno de los grandes retos es actuar contra la desinformación y
las fuentes no confiables que no sólo confunden a los pacientes,
sino que pueden generar riesgos a la salud al no acudir con el
médico, automedicarse o usar remedios caseros para problemas que
parecen sencillos, pero que pueden ser síntoma de algún problema
mayor. Con el acceso a internet, los pacientes han tomado el
control del autodiagnóstico, por lo que ya no basta con generar
boletines de prensa para medios tradicionales de comunicación,
sino usar la transformación digital y la creación de contenido
fresco, atractivo y confiable sobre padecimientos y beneficios
de la consulta médica y la medicina basada en evidencia, para
que los pacientes puedan acceder a información veraz por los
canales adecuados y, de esta manera, contrarrestar los vacíos y
riesgos que genera la desinformación.
Entender los territorios de conversación y encontrar
oportunidades en aquellas áreas terapéuticas con ideas de
activación que cumplan con el objetivo lograrán un dominio de la
conversación que posicione y diferencie a las empresas que se
preocupan por los riesgos a la salud y se ocupan en fortalecer
las relaciones y diseñar estrategias para ser aliados efectivos
de gobiernos y comunidad médica para enfrentar
satisfactoriamente los retos a la salud presentes y estar mejor
preparados para enfrentar los retos futuros.
ESTAMOS MEJOR PREPARADOS: ¿SABREMOS APROVECHAR LO APRENDIDO PARA
ABORDAR LA PRÓXIMA CRISIS SANITARIA?
Aunque los expertos indiquen que podemos tomar lo aprendido para
identificar y contener un brote preocupante para situar esta
pandemia como la última de la historia, es difícil predecir cómo
actuaremos en las segundas partes, especialmente si estas
dependen de los organismos locales de salud pública, que
funcionan desigualmente según geografías. Lo que sí es una
realidad es que un próximo brote es algo inevitable, pero las
pandemias son opcionales si los gobiernos, las empresas y los
ciudadanos construyen un sistema sanitario que dé respuesta a
necesidades actuales y esté preparado para afrontar futuras
amenazas. Serán entonces las instituciones que inviertan y
apuesten por garantizar la continuidad del acceso a la
información confiable, a la medicina basada en evidencia, a las
pruebas de detección y a los procedimientos médicos para evitar
que se agraven los efectos sanitarios de un brote.
Las alianzas público-privadas que luchen por reducir las
desigualdades en el acceso a la atención médica y medicamentos,
que fomenten el aumento del número de profesionales de la salud,
así como las organizaciones que establezcan como prioridad la
salud de la población, serán imprescindibles para lograr un
cambio hacia una sociedad más saludable y sistemas de salud
mejor preparados.
Fuente: LLYC IDEAS (ideas.llorenteycuenca.com)

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