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La psicopolítica es, según Byung-Chul
Han, aquel sistema de dominación que, en lugar de
emplear el poder opresor, utiliza un poder seductor,
inteligente, que consigue que los hombres se sometan por sí
mismos al entramado de dominación. En este sistema, el sujeto
sometido no es consciente de su sometimiento.
La psicopolítica se sirve del Big Data, el cual, como un Big
Brother digital, se apodera de los datos que los individuos le
entregan de forma efusiva y voluntaria, a través del uso
indiscriminado de las redes. Esta herramienta permite hacer
pronósticos sobre el comportamiento de las personas y
condicionarlas a un nivel prerreflexivo.
El poder sobre el cuerpo es nombrado como “tecnología política”:
un saber, en realidad una estrategia que se impone sobre el
cuerpo para hacer de él un instrumento o fuerza de producción.
De este modo el concepto de biopolítica pone en relación la vida
y el poder. El poder entra dentro del campo de la vida y, a
través de un esquema inmunológico, trata de preservarla mediante
mecanismos de control negativos. La inmunización es una
protección de la vida. Salva, asegura, preserva al organismo,
individual o colectivo, al cual le es inherente.
Pero... ¿A que nos inmunizamos los médicos?
A muchos elementos: al pluriempleo, como manera de ganar nuestro
sustento, ya que nuestros ingresos son magros e insuficientes.
Constituyendo junto con los educadores de los más bajos dentro
de la formalidad... si es que la hay... ya que en muchos casos
nuestros ingresos son por “producción”. Nos obligan a
convertirnos en fábricas de prestaciones, alejándonos de la
ética y del juramento hipocrático.
Nos inmunizamos de utilizar la tecnología más asiduamente,
desdeñando la clínica, que es soberana. Alimentando así la
maquina utilitaria en lugar de llegar por el método adecuado a
un diagnóstico de certeza.
Nos inmunizamos al “comprar” elementos superfluos en algunas
ocasiones tanto para el diagnóstico como así también para la
terapéutica.
El vademécum farmacéutico en nuestro país es gigante, con
algunos fármacos de dudosa efectividad, pero autorizados por las
instituciones estatales.
Nos inmunizamos y acostumbramos a ser una pieza más de la
maquinaria de los subsistemas tanto estatales como privados.
Maquinaria que sabemos sin mayor fiscalización de los entes que
deberían hacerlo.
Es largo el listado de nuestros acostumbramientos.
El poder logra “inmunizar” el cuerpo psico-político-sanitario
frente a los enemigos externos o internos mediante un mínimo de
control y negatividad represiva que permite preservarlo. En la
actual sociedad es precisamente el punto de partida para la
comprensión de las “sociedades del rendimiento”.
La sociedad del rendimiento está dominada en su totalidad por el
verbo modal poder, en contraposición a la sociedad de la
disciplina, que formula prohibiciones y utiliza el verbo deber.
A partir de un determinado punto de productividad, la palabra
deber se topa con su límite. Para el incremento de la producción
es sustituida por el vocablo poder.
Nos hacen creer que existe el modelo médico-hegemónico... en
realidad es un conjunto de individuos ordenados para hacer
cumplir objetivos como los que mencione: el uso y abuso de la
tecnología y de terapéuticas a veces non-sanctas.
En último término se trata de una “auto explotación sin clases”,
precisamente porque afecta a todas las clases. Además, el sujeto
de rendimiento, al trabajar sólo para sí mismo, se encuentra
aislado frente a los demás, de modo que se vuelve incapaz para
la acción en común.
Uno se explota a sí mismo: entonces sólo cabe dirigir la
agresividad hacia uno mismo, pero no en forma de violencia, sino
en forma de depresión.
¿Todas estas definiciones psicopolíticas individuales
que tienen que ver con el sistema de salud? Mucho...
Definamos primero que es la complejidad: es la cualidad de lo
que está compuesto de diversos elementos interrelacionados.
Los sistemas de comportamiento complejo necesitan para ser
determinados de un programa que medirá el grado de complejidad
por la cantidad de información que contengan la característica
esencial de estos sistemas es el hecho de que constituyen
colectivos en los que surgen propiedades al constituirse éstos
que no presentaban sus elementos aisladamente.
Las variaciones que experimentan los sistemas de propiedades
complejas pueden llegar a situaciones en que no sean predecibles
y que muy pequeñas variaciones en las condiciones iniciales
provoquen grandes cambios irregulares, no periódicos, en las
propiedades, cantidades o valores del sistema.
Se dice entonces que se ha llegado al caos, teniendo este
vocablo una connotación especial en la teoría que estudia la
complejidad de los sistemas de salud.
Todos acordamos que el sistema de salud es complejo y caótico
dado que interviene sobre seres biológicos de comportamientos
caóticos.
Este sistema complejo constituido por las deficiencias de las
partes termina siendo caótico e incontrolable. Le sumamos a este
menú de partes deficientes la fragmentación, y entonces tenemos
la tormenta perfecta.
Ahora: ¿qué hacemos?
Habría mucho por poder hacer:
Curriculas universitarias que fortalezcan el método clínico.
Darle elementos de conocimiento estadístico profundo a los
educandos, para no ser embaucados ante falsos elementos
informativos.
Darle a conocer cómo se constituye el sistema de salud
argentino, para saber cómo es la organización y el gasto en
salud.
Conocimientos de epidemiología para saber: ¿de qué se enferman
los argentinos?, ¿dónde y por qué? Todo esto atravesado por los
conceptos eco-ambientales.
Hacerle conocer a esos educandos que tienen derecho a percibir
ingresos justos y que las leyes laborales los protegen.
Revalorizar la prevención como herramienta imprescindible del
esfuerzo sanitario.
Empecemos alguna vez la transformación que todos anhelamos.
Comencemos por lo posible. Casi sin costo... para que no haya
excusas.
Referencias:
1) Bauman, Zygmunt (2000/2006). Modernidad líquida. México DF:
Fondo de Cultura Económica.
2) Foucault, Michel (1976/1994). La politique de la santé au
XVIII siècle. En Daniel Defert-François Ewald (Comp.), Dits et
écrits III (pp. 13-27). Paris: Gallimard.
3) Han, Byung-Chul (2014). Psicopolítica. Barcelona: Herder.
4) Salinas, Adán (2014). La semántica biopolítica. Foucault y
sus recepciones. Viña del Mar: Cenaltes.
5) From Biopolitics to Psychopolitics in Byung-Chul Han’s social
thought/Athenea Digital. Revista de Pensamiento e Investigación
Social, vol. 17, núm. 1, pp. 187-203, 2017/Universitat Autónoma
de Barcelona.
6) Alain Badiou/Compendio de Metapolítica/Prometeo/Buenos Aires
2009
| (*) Director Médico
Nacional Obra Social de Televisión |
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