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El deterioro del sistema de salud tiene casusas intrínsecas
poderosas y del contexto económico y social, que están
influyendo en la prestación de servicios. Sin precedentes se
puso en superficie lo poco que perciben de ingresos los
profesionales, como estos salen de lugares que antes
ambicionaban como pertenecer a una cartilla de prepago o tener
un nombramiento en el hospital o acceder a una beca de
residencia médica. La importancia de estar en un lugar o
servicio u hospital donde se entrene, se opere, participe,
crezca académicamente no parece importar o el hartazgo del mal
trato hace deponer estas preferencias.
La fragmentación de la atención, el aumento de los costos de los
medicamentos y tratamientos, el incremento del número de
procedimientos, la epidemia de las enfermedades crónicas, las
moléculas que cuestan más que sus antecesoras, tratamientos
personalizados, la obligación de cubrir la educación y el
transporte a la discapacidad, genera que no se cubran los
planteles médicos, porque hay que cubrir esos otros gastos.
Esto no es nuevo, los déficits que existían en la atención la
suplían los residentes médicos, especialmente en los contra
turnos, cuando cesa el horario de la planta, los fines de semana
y las guardias nocturnas, la transformación tiene que ser hacia
una concentración a la fuerza por capacidad instalada y recursos
humanos que puedan dar los servicios, existe una generación que
se está yendo que tenía un mayor grado de compromiso con el
profesionalismo y los pacientes. Casi románticamente, la otra
que es más practica y tiene claridad de lo que exige, abierta a
las posibilidades de dejar todo e ir a trabajar a otras partes,
o países.
Si no empezamos a revertir esta situación mejorando
progresivamente las condiciones de trabajo y las remuneraciones
los prestadores no podrán cumplir con sus obligaciones es
simple. Faltan médicos, Están mal pagos, con pésimas condiciones
laborales y defraudados.
La sobrecarga de los que están, de los que resisten, la
violencia hacia el personal de salud, las carencias de respaldos
académicos, de seguridad y de insumos hace que antes de perder
todo dejen de trabajar. Porque si son demandados ellos deben
responder porque las empresas no siguen un rumbo de proteger al
médico demandado. Que al mismo tiempo es perseguido por la
auditoria si solicita estudios basados en la medicina defensiva.
Se exige trabajo en equipo, existen fuertes evidencias
científicas que mejoran la calidad del sistema, pero las
organizaciones son individualistas, dejan a las personas
trabajando en soledad. No hay un trabajo de inducción, que le
enseñe a ese personal en que sistema de salud está trabajando.
Tampoco tiene la posibilidad de hacer escuchar su voz.
Los pacientes valoran las esperas y la prescripción no la
atención con empatía, compromiso y que lo hagan coparticipar.
La crisis es muy grave. No es dimensionada. Las marchas por las
mejoras se suceden. Pero hay cierta intoxicación y enojo a los
piquetes.
Los políticos están totalmente enfrascados en estar anotados
para la contienda, las áreas gubernamentales y los
establecimientos no tienen un liderazgo profesional,
técnicamente formado. Son comisarios políticos de quien lo
designa.
Los pacientes no tienen asignado un sistema que se
responsabilice por su salud, solo por su demanda, los pacientes
no son direccionados en su flujo por el sistema.
Las guardias, las emergencias, que son las biopsias de los
sistemas de salud están abarrotadas e hiperfrecuentadas, la
gente busca en la emergencia la llave para ingresar al sistema.
Las demoras en los diagnósticos.
Las enfermedades avanzadas, las muertes prematuras, son algunos
de los síntomas de esta fractura y decadencia del sistema de
salud.
La crisis del recurso humano es la consecuencia de no tener una
política de formación, de estimar los recursos que se necesitan,
de cómo distribuirlos mejor, de realizar inversión en el recurso
humano, acceso al sistema de salud mediante una carrera
estimulante. El segundo porque es que estamos en un sistema
federal, que no se llegan a acuerdos. Que las casas de estudios
no están revirtiendo el abandono de los cursantes.
En la actualidad son más los profesionales que dejan la carrera
asistencial que los que la abrazan recibiéndose. Las formas de
pago no son atractivas salvo en algunas especialidades. Se
continúa remunerando mejor las prácticas por lo tanto los
médicos que solicitamos que ejerzan su función de clínicos,
pierden posibilidades de vivir mejor.
Los ministerios provinciales, las universidades, los colegios
médicos, los prestadores públicos y privados, las agremiaciones
deben entender que trabajar en conjunto podrá ir mitigando el
impacto de todas estas causas. Para que se pueda mejorar la
atención, sin llegar al momento de una ruptura del diálogo y la
prestación de servicios. Que los mejores profesionales dejen los
cargos, empeorando la calidad de respuesta del sistema de salud.
Ver algunos dispositivos y lugares que implementan planes para
estar mejor y los profesionales quieren seguir perteneciendo a
esos establecimientos. Lograr que exista la voluntad de
emplearse en una organización reconocida socialmente.
El inconveniente de estos momentos es que debido a la necesidad
de disminuir la conflictividad por las elecciones no tiene que
haber ruido. Solucionan los problemas con medidas paliativas en
general que no van al fondo de la cuestión. Sino que alivian e
invisibilizan al colectivo que está reclamando.
El INSSJP PAMI, la obra social de la clase pasiva y los
jubilados lanzó una campaña de prensa refiriendo que en un año
se dieron 35 millones de turnos, que se extendió el programa de
medicación gratuita, como la expresión inédita de accesibilidad,
favoreciendo y beneficiando una iatrogenia que queremos prevenir
cuaternariamente la polifarmacia. Esto es un demérito. No es uso
racional de medicamentos.
Tenemos que medir los resultados en el control de las
principales enfermedades. Ver si esto es viable en un esquema de
futuro. Porque hoy, el déficit entre lo que se recauda y lo que
se gasta es de un 50%. Un ajuste de esa magnitud tendrá efectos
nefastos. Por lo tanto, hay muchas expresiones de economistas
que se formulan como soluciones mágicas, como la reducción del
déficit fiscal y no emitir dinero sin respaldo, que todos
estamos de acuerdo, pero detrás de ellas hay personas
necesitadas y dependientes.
La integración y concentración prestadora es la tendencia
actual. Los servicios privados de salud carecen de equipos y
tienden a la prestación individual. El negocio es no prestar y
que la gente pague por un seguro de internación y no por la
atención. Esto aumenta el gasto de bolsillo y la inequidad del
sistema. Los más perjudicados son los prestadores profesionales
y los pacientes. Los pacientes porque no tienen prestaciones y
los profesionales porque no trabajan en los que les gusta.
El sistema de salud está en crisis, pero no tiene quién lo
escuche víctima de la insolidaridad y el abandono a su suerte
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