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La terapia intensiva es una disciplina médica crucial que se
enfoca en el cuidado y la atención especializada de pacientes en
estado crítico. La pandemia nos encontró con un déficit de camas
en general, y la política oficial fue incrementar el número de
camas e incorporar equipamiento para asistencia respiratoria.
Sin hacer juicios de valor y según datos publicados se había
incrementado ese número de camas casi en un 40% a 50%, con un
incremento también del número de equipos de asistencia
respiratoria mecánica. De estas camas, el mayor incremento se
dio en el sector público, que al comienzo de la pandemia solo
aportaba el 40% del total.
La mayoría de los reportes coinciden en que, si bien aumento el
personal dedicado, hay déficit de profesionales formados
específicamente. No hay que dejar de atender que la
incorporación de camas y respiradores se hizo en muchos casos en
hospitales locales o zonales de baja complejidad, donde hoy
quedaron unidades instaladas con baja utilización, pero que
suman en la demanda de profesionales. En la Provincia de Buenos
Aires, merece un análisis particular su impacto en el sistema de
coparticipación como explicación a la permanencia de estas
unidades ociosas.
La especialización en Terapia Intensiva es una de las
certificaciones reconocidas por el Ministerio de Salud de la
Nación aprobadas por el COFESA y una de las pocas especialidades
reconocida como tal en todas las provincias. Esta certificación
se obtiene ya por cursos superiores, o a través de una
residencia básica (no se requiere formación previa) de 4 años,
según define el marco formativo vigente (Aprobado por R.M.
1074).
En comparación con otros países, existen algunas diferencias
significativas en los programas de residencia. Si bien en
algunos países de Europa los médicos en cuidados críticos se
forman en una residencia para graduados recientes, en los países
anglosajones es una formación complementaria para anestesistas,
internistas, y cirujanos.
Estos programas a menudo se centran en áreas específicas de la
terapia intensiva, como cuidados intensivos cardiovasculares o
cuidados intensivos de trauma, y brindan una experiencia más
especializada a los residentes. Duran entre 12 y 24 meses. En
estos países la residencia es un camino obligado para tener
práctica autorizada en cualquier especialidad.
En la Argentina, existen ciertas problemáticas en relación con
la elección de la especialidad en terapia intensiva. Como otras
especialidades priorizadas, han recibido un aumento en el número
de cargos financiados por el Estado, pero esto no se refleja en
una mayor elección de esta especialidad. Esta mayor facilidad de
acceso por la disponibilidad de cargos no es un estímulo de
atracción.
Como señala un reciente artículo periodístico, mientras en
anestesiología hay dos y medio postulantes por cada cargo
disponible, en neurología casi 4 y en cirugía general 2, la
situación es inversa en terapia intensiva donde hay dos cargos
por cada postulante lo que hace presumir que la mitad de los
cargos ofrecidos no serán cubiertos. (1)
Además de la falta de elección como especialidad, en la
Argentina se enfrentan una falta de incentivos para dedicarse a
esta área. La terapia intensiva conlleva una carga de trabajo y
responsabilidad significativa, en condiciones laborales
inadecuadas y con guardias de 24 horas (para muchos colegas más
de una por semana).
Lo que contrasta con una remuneración relativamente baja y con
menos oportunidades de desarrollo profesional. A lo que se suma
la falta de horizonte en términos de progreso económico u
obtención de posiciones de conducción.
Todo lleva a que muchos profesionales pasados un tiempo busquen
nuevos horizontes fuera de la especialidad, entrenándose en
otras especialidades o buscando cargos de gestión, o
administración de salud.
En otros países, como Estados Unidos y algunos países euro-
peos, a los profesionales médicos en terapia intensiva, además
de recibir una compensación económica más adecuada por su
trabajo, se les brindan oportunidades de desarrollo profesional,
con posibilidad de asumir roles de liderazgo producto de un
sistema de organización hospitalaria diferente.
El modelo de servicios con médicos de dedicación exclusiva con
jornada de 6 u 8 horas, pero con un elevado número de otros
profesionales de la salud (asistentes respiratorios,
kinesiología, enfermería especializada) en la unidad, permiten
que no siempre se deban cumplir guardias activas especializadas
las 24 horas. (2)
Tal vez nuestro modelo de guardias de 24 h. y una coordinación,
que es tan extendido en el sector privado en nuestro país, deba
ser revisado. Así como jerarquizar la importancia de contar con
un equipo de salud numeroso y calificado que reduzca la
dependencia médica.
En síntesis, tenemos camas ociosas, pocos médicos formados -con
escasa motivación para hacerlo-, una organización laboral
expulsiva, bajos salarios y un pobre horizonte de desarrollo
profesional.
Esta especialidad es una buena muestra de por qué debemos
considerar el camino de la residencia como obligatorio y de la
necesidad de repensar la carrera hospitalaria y el sistema de
remuneración, si queremos sostener una atención de calidad.
REFERENCIAS
1) Czubaj F, Brom R. Residencias médicas: uno de cada tres
profesionales que se postulan para el examen único es
extranjero. Buenos Aires: Diario La Nación, 20 junio 2023
Disponible en
https://www.lanacion.com.ar/sociedad/residencias-medicas-uno-de-cada-tres-profesionales-que-se-postulan-para-el-examen-unico-es-nid20062023/?R=a05b5c
2) Diaz-Guzman E, Colbert CY, Mannino DM, Davenport DL, Arroliga
AC. 24/7 in-house intensivist coverage and fellowship education:
a cross-sectional survey of academic medical centers in the
United States. Chest. 2012 Apr;141(4):959-966. doi:
10.1378/chest.11-2073
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