:: REVISTA MEDICOS | Medicina Global | La Revista de Salud y Calidad de Vida
 
Sumario
Institucional
Números Anteriores
Congresos
Opinión
Suscríbase a la Revista
Contáctenos

 

 

 

 

 

 

Federación Farmacéutica

 

 
 

 
 

:: Infórmese con REVISTA MEDICOS - Suscríbase llamando a los teléfonos (5411) 4362-2024 /  (5411) 4300-6119 ::
   
 Debate

      
¿CUÁNTO DURA LA COMPETENCIA DE LOS PROFESIONALES? UNA REVISIÓN DE LOS PROCESOS DE RECERTIFICACIÓN
 Por el Dr. Marcelo García Dieguez (*)


Las reiteradas crisis del capital humano en el sector salud hacen que, como siempre, prestemos atención a lo urgente y releguemos lo importante. Faltan médicos capacitados en áreas críticas como emergencias y atención primaria. Los ingresos caen en relación con la inflación, y tanto el sistema público como el de la seguridad social, parecen ir a la deriva.
Nos preocupa lo que ocurre en las residencias de los profesionales de la salud y en la universidad. Sin embargo, estos dos períodos juntos no llegan a representar una tercera parte de la vida activa de un profesional.
Existe amplia evidencia de que las competencias se pierden con el tiempo, especialmente aquellas que no forman parte de nuestra práctica diaria, aunque sean esenciales para nuestra especialidad. A esto se suma que el desarrollo tecnológico y la investigación modifican los parámetros de competencia al agregar prácticas y conocimientos que desconocemos.
Me llamó mucho la atención un artículo reciente de Roberto Borrone en La Nación (1), que aborda el tema de la recertificación. En él, se señala la obvia necesidad de acreditar periódicamente las competencias, y se argumenta que su obligatoriedad debería ser la norma. Esto, además, permitiría que la sociedad recompensara con mejores salarios a quienes estén mejor calificados.
Ahora surgen dos aspectos a analizar: por un lado, qué dicen las normativas y hasta dónde están implementadas, y por otro, cómo debería ser esta evaluación periódica, considerando el estado del arte en la materia y las experiencias de otros países.
Como primer punto, debemos tener claro que en nuestro país los títulos habilitan automáticamente a los profesionales de la salud para ejercer su profesión sin necesidad de ninguna evaluación adicional.
Aquí es donde surge el primer debate: ¿debería la habilitación profesional depender de la especialización, como ocurre en otros países, o al menos de una evaluación estandarizada al finalizar los estudios de grado? Estos exámenes iniciales serían las certificaciones que luego deberíamos recertificar. No podemos recertificar si no hemos certificado primero.
En segundo lugar, al ser un país federal, cada provincia se reserva el derecho de matricular (autorizar la práctica) y otorgar certificaciones de especialidad. En algo menos de la mitad de las provincias, estas funciones están delegadas a colegios o consejos profesionales, mientras que, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sigue siendo el Ministerio de Salud de la Nación quien las otorga.
Esto significa que no es posible establecer una normativa uniforme para todo el país. Varias provincias, como la Provincia de Buenos Aires, ya han implementado recertificaciones periódicas.
A nivel nacional, se han dictado varias normativas y se emiten certificaciones con fecha de caducidad, pero no se ha imple- mentado un procedimiento específico. La última de ellas es la Resolución N° 1463/17, cuyo modelo de implementación fue aprobado por la Disposición 24/2023 de la Subsecretaría de Calidad, Regulación y Fiscalización.
Paralelamente, muchas sociedades científicas certifican especialidades y recertifican con el prestigio de su historia y el reconocimiento de sus pares. No debemos olvidar, en este complejo sistema, el Comité de Recertificación de la Asociación Médica Argentina (CRAMA), en funciones desde 1994, y el Consejo de Certificación de Profesionales Médicos (CCPM) de la Academia Nacional de Medicina. Como vemos, el problema no radica en la falta de normas.
A pesar de este entramado de sistemas y normativas, casi la mitad de los médicos en Argentina no tienen su especialidad certificada, y menos aún recertificada. Esto evidencia la necesidad de encontrar acuerdos interinstitucionales y establecer reglamentos comunes, así como avanzar hacia la obligatoriedad, no sólo para anunciarse como especialista, como sucede hoy en día, sino también para ejercer la práctica.
El otro gran aspecto para analizar es cómo llevar a cabo este proceso. En el mundo, los primeros sistemas de recertificación se basaron en los procesos de formación profesional continua y, por ende, en los créditos obtenidos por la participación en actividades educativas. Este modelo predomina en casi todos los sistemas y normativas mencionadas anteriormente: la actualización de conocimientos.
Sin embargo, desde la introducción del concepto de competencias y la centralidad que la práctica médica ha otorgado a los pacientes como actores activos del proceso salud-enfermedad-cuidado, este enfoque se ha vuelto insuficiente.
La seguridad del paciente no puede garantizarse sólo con la actualización de saberes; si la práctica incluye procedimientos y las especialidades han incorporado nuevas prácticas, éstas deben ser evaluadas como parte los programas de recertificación.
Por todo ello debe considerarse la experiencia del paciente. En muchos países, el análisis de historias clínicas, encuestas a pacientes, acreditaciones o portafolios de prácticas realizadas forman parte de estos procedimientos de evaluación periódica de competencias.
En resumen, es necesario integrar procedimientos, homo- logar normativas, avanzar hacia la obligatoriedad y, además, incorporar aspectos que van más allá del conocimiento, para poder tener procesos de recertificación modernos.

Bibliografía:

1) Borrone R. Recertificación médica, un control de calidad periódico que debería ser obligatorio. La Nación. 2024 julio 16


 

(*)  Médico (MP 18877). Profesor Asociado. Departamento de Ciencias de la Salud. Universidad Nacional del Sur. Ex director nacional de Capital Humano Ministerio de Salud

 
SUMARIO 
 
 

Copyright 2000-2024 - Todos los derechos reservados, Revista Médicos