|
Este fin de año -como
es un clásico últimamente llega con
la esperada noticia del aumento de
las cuotas de la medicina prepaga y
de las obras sociales de dirección.
Hace dos semanas el Director
Comercial de una de las prepagas más
importantes me envió un mail: “Me
debes un almuerzo, el aumento será
del 24%...” (En realidad, para ser
justos, ahora que su empresa va a
estar mejor, el almuerzo debería
pagarlo él, ¿no le parece amigo
lector?) La verdad, y como dije en
una columna anterior, yo no pensé
que el aumento de precios podía
atravesar la barrera del 20%. Sin
embargo, no podemos dejar de
comentar que la noticia es buena
para la industria.
Los que estamos relacionados con el
sector desde hace mucho tiempo,
tenemos la expectativa de que se
recupere aquel círculo virtuoso de
tiempos pasados, que hacía que a
todos los actores les fuera bien. Y
ciertamente, es imposible que haya
un proceso de “derrame” en el
sistema, si las cuotas no se
recuperan adecuadamente. Pero ¿qué
significa adecuadamente?, en mi
opinión es cumplir un ciclo bastante
lógico en cualquier actividad
empresaria: Primero recuperar
rentabilidad y luego comenzar el
proceso de reconocer los mayores
costos de toda la cadena de
proveedores.
Lógicamente, si uno “mide la
temperatura” a través de las notas y
solicitadas que aparecen aquí y
allá, y de lo que se escucha “en la
calle”, la situación actual es lo
más parecida al clima precedente a
una guerra. Porque los aumentos de
las cuotas son públicos y entonces,
a la vuelta de la esquina, todos los
prestadores -sanatorios,
instituciones, profesionales, etc.,
etc.- están esperando en una larga
fila el comienzo de la
“redistribución”.
Las entidades con conducciones más
inteligentes, las que están
comprometidas de verdad con asegurar
niveles de calidad, con seguridad
van a participar de este proceso.
Tarde o temprano, pero van a
participar.
¿Por qué digo esto? Simple. Sin
entidades intermedias de calidad,
sin médicos con honorarios
adecuados, sin personal bien
remunerado, el resultado no puede
ser otro que un deterioro inevitable
de la empresa de medicina prepaga -y
del valor de su respectiva marca.
Y en ese sentido sabemos que los
procesos de deterioro son mucho más
veloces que los de recuperación (Por
cierto, viviendo en la Argentina, no
necesito ilustrar esto con ningún
ejemplo).
Ahora bien, ¿Qué nos depara el 2008
en materia de salud? En principio no
vamos a tenerlo a Ginés González
García como Ministro de Salud.
Algunos -entre quienes me incluyo-
podremos disentir con algunas
medidas y pensamientos de Ginés,
pero creo que todos coincidimos en
que sacó por lo menos un “aprobado”
en la gestión. La lista de temas que
caracterizaron su paso por el
Ministerio incluye un variado
espectro: los medicamentos
genéricos, la lucha contra el
tabaco, el Plan Remediar, el uso del
preservativo y la “píldora del día
después” -estos últimos están entre
los que le generaron más
confrontaciones-, son sólo los que
encabezan esa lista.
Queda para otra gestión: el tema de
los Hospitales Públicos. Una deuda
del país -y por lo tanto de todos
nosotros- con los que menos tienen,
que son quienes precisan y
naturalmente, tienen un acceso
restringido a la salud. Tal vez
Ginés pueda contar en un futuro,
respecto de este tema, las causas
del, como dijo alguna vez el Dr.
Raúl Alfonsín al dejar la
administración, “no supe, no quise,
no pude”.
Ahora llega al Ministerio la
Licenciada Graciela Ocaña. No es
mucho lo que la mayoría de la gente
a quien consulté pudo decir sobre su
gestión en el Pami. No sabría decir
si eso es bueno, o si no lo es
tanto.
Recuerdo que en una oportunidad, le
hacían un reportaje en la televisión
española al notable Jorge Luis
Borges. El periodista, con un tono
neutro -tratando de no parecer que
tenía una posición tomada respecto
de lo que iba a preguntar- le decía:
-“Usted se ha referido en no pocas
oportunidades a García Lorca,
señalando que no se encontraba a la
altura de otros grandes de la
literatura Española. ¿Es así? Pues,
¿por qué ha sido usted tan duro con
García Lorca, a quien todos
reconocen como uno de los grandes de
la lengua?”
Y Borges, después de un largo
silencio, respondió: “Bueno, eso no
habla mal de García Lorca, lo que
muestra es mi pobre capacidad para
descubrir su obra”.
Apostemos a que dentro de cuatro
años, en el caso de la Licenciada
Ocaña, su obra nos permita decir que
su elección fue un gran acierto, y
que estuvo a la altura de las
mejores.
En fin, un año más recorrido; por
favor lancen las bengalas, el 2008
esta ¡aquí! Muchas felicidades para
todos, y que tengamos un año mejor.
|