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Informe Especial


6º Coloquio: “Buscando el acercamiento de los Jueces a las Ciencias”
 
La importancia del enfoque multidisciplinario
 

Una vez más, las jornadas dieron lugar a un provechoso ejercicio de diálogo y reflexión. Importantes figuras locales e internacionales de la Justicia y la Salud participaron de los distintos paneles que lograron establecer fuertes vínculos entre ambas disciplinas. El evento se realizó en Buenos Aires, Mendoza y Santiago de Chile.
 

Entre el 6 y el 12 de mayo se realizó el sexto coloquio “Buscando el acercamiento de los jueces a las ciencias”, con paneles integrados por importantes personalidades del ámbito judicial, médico y académico, nacional e internacional. El objetivo central del coloquio fue mostrar cómo los caminos no siempre concordantes que transitan tanto los jueces como los médicos se han ido acercando a lo largo de los cinco encuentros anteriores.
Los ejes temáticos seleccionados fueron los Dilemas Eticos de Jueces y Médicos, el Derecho a la Salud, el Concepto Error y sus Implicancias, la Seguridad del Paciente y la Complementariedad entre la Justicia y las Sociedades Científicas.

“SIN UNA BUENA INSTITUCIONALIDAD NO HAY JUSTICIA POSIBLE”
El acto de apertura, realizado en el auditorio de la Fundación OSDE, contó con la presencia del Superintendente de Servicios de Salud, Héctor Capaccioli, de la Vicepresidenta de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, Dra. Elena Highton de Nolasco, del Presidente de la Academia Judicial Internacional de EE.UU., Dr. James Apple, del Presidente de la Fundación Osde, Dr. Tomás Sánchez de Bustamante, del Presidente del Comité Académico Latinoamericano de la Academia Judicial Internacional, Dr. Gustavo Bossert, y del Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la República de Chile, Dr. Héctor Carreño Seaman.
Como anfitrión del evento, el doctor Tomás Sánchez de Bustamante resaltó la idea de institucionalidad, por la que indicó, todos nos esforzamos: “sin una buena institucionalidad no hay justicia posible”, señaló. También agradeció el aporte de los invitados extranjeros, que ilustran con sus propias experiencias los ejes que interesan para el coloquio. El doctor Gustavo Bossert, por su parte, subrayó la importancia de verificar, cada año, la presencia de caras nuevas. Se refirió también al gran entusiasmo que acompañó al sexto ciclo de coloquios, debido a la calidad de sus expositores y al interés de sus temáticas, como el principio y el fin de la vida, o la eutanasia activa o pasiva.
Héctor Capaccioli, Superintendente de Servicios de Salud, manifestó la necesidad de compartir inquietudes, que el coloquio logra cubrir. Asimismo, se refirió al rol del Estado en este tipo de problemáticas: “El Estado debe participar. Si hace seis años atravesábamos una crisis profunda, hoy estamos mucho mejor, pese a que -reconoció- atravesamos una pequeña crisis”. Capaccioli se interrogó también acerca de algunas cuestiones básicas: ante las decisiones judiciales sobre qué cobertura se debe dar a determinados tratamientos o situaciones, los temas fundamentales serían: ¿cuál es el financiamiento?, ¿cómo se afronta o se financian gastos como los de la esterilidad: únicamente con el aporte de los trabajadores?
La doctora Highton de Nolasco ofreció un excelente discurso, en el que manifestó que la capacitación judicial adquiere real importancia cuando toca temas que no necesariamente tienen relación con el derecho y que abordan temáticas concernientes al interés mundial, como la gestión, la informática y la conexión con las otras ciencias. “Hacer futurología no es lo mismo que entender en profundidad”, señaló, puesto que es el verdadero conocimiento el que tiene la capacidad de hacernos más independientes. “La Corte Suprema -añadió- crece con la capacitación, con el espíritu crítico y con la independencia”. “Por eso, se debe apoyar una capacitación dirigida hacia esos fines, aunque parezca que hay quienes desean el alejamiento de los jueces de las ciencias.”

LOS DILEMAS ETICOS
La primera mesa del coloquio abordó un tema polémico y profundo: los dilemas éticos de jueces y médicos. El debate estuvo presidido por la jueza Ana María Brilla de Serrat y coordinado por el Lic. Marcelo Mastrángelo. Fue la presidenta quien presentó el tema y postuló que la información y la decisión son dos caras de la misma moneda. “La realidad de la ciencia, que actúa como un río fluyente, influencia el quehacer judicial”, señaló, destacando el hecho de que, si el derecho no sigue el avance de las ciencias, se queda rezagado como disciplina social. “La modernidad científica es un factor clave en la mejora de las ciencias sociales.”
El Dr. Luis Prudent fue el primer panelista de la tarde, y basó su exposición en su amplia experiencia como neonatólogo, al respecto aclaró que si bien muchos creen que el neonatólogo trata con la vida, pero, en realidad, también debe tratar con la muerte: “La mortalidad está disminuyendo, pero a uno le gustaría que lo hiciera aún más y en todo el país.”
Luego, pasó a enumerar algunas de las distintas problemáticas éticas y bioéticas que enfrenta en su profesión: la elección del sexo, los embarazos múltiples, los conflictos con el gerenciamiento de la salud, y las relaciones con la industria.
Señaló que una de las cuestiones que vinculan a la neonatología con la justicia es, por ejemplo, la investigación en embarazadas, fetos y recién nacidos, que hoy en día se encuentra muy acotada por la ley. Por su parte, el consentimiento informado, en lugar de ser relevante desde el punto de vista ético, se manifiesta como un ritual carente de significado; cabría, entonces, desarrollar modalidades más eficaces del mismo.
Prudent también hizo referencia a la presencia en la actualidad de fuentes de información médica que pueden resultar más que falibles, como Internet y ciertas conferencias de prensa. Es por eso que, alertó, las sociedades científicas deben estar en alerta permanente para advertir sobre datos erróneos.
Se refirió a la polémica cuestión de la viabilidad, cuyo límite, señaló Prudent, descendió una semana cada diez años. Ante esta situación, el neonatólogo se hizo una serie de preguntas dilemáticas: ¿es posible decidir sobre la viabilidad 23 o 24 semanas antes del nacimiento?, ¿se justifica consumir recursos en tratamientos de niños con escasas posibilidades? Por último, el especialista señaló que hay un escaso desarrollo de la ética empírica puesto que se suele abordar estas temáticas desde una perspectiva filosófica. Por eso mismo, su Fundación intenta obtener datos locales concretos sobre estas problemáticas.
El juez Pedro Federico Hooft comenzó su exposición con un postulado categórico acerca de la importancia de un enfoque multidisciplinario: “quien no sabe más que derecho termina sin saber ni siquiera derecho”. Según Hooft, cada vez es más importante la articulación de los diferentes saberes. En su exposición, el juez mostró, a través de algunos casos judiciales, la importancia del diálogo interdisciplinario para la toma de decisiones.
Postuló que el dilema entre estar a favor o en contra de la vida está mal planteado: el interrogante debería preguntarse acerca de las condiciones de la vida, para no caer en una lógica dicotómica. Algunos métodos, aplicados en ciertos casos, no hacen más que prolongar la agonía y el sufrimiento, señaló el juez, concluyendo que el dilema no debe plantearse como una decisión entre la vida y la muerte, sino como una pregunta por “el derecho a morir en paz”.
El Dr. Kent Mc Kelvey Jr. fue el encargado de cerrar el primer panel y lo hizo brindando, mediante la presentación de un caso, una definición ampliada de cuidados paliativos. Según el doctor, éstos no sólo consisten en aquellos cuidados que pueden mejorar la calidad de vida del paciente, sino también en recabar a partir de él los datos genéticos necesarios para la seguridad de los parientes del paciente, que los han heredado y que pueden necesitar de esa información en el futuro, para evitar ciertas dolencias.
Un tercio de los temas relacionados con el final de la vida tienen pruebas genéticas y estos tests, afirmó Mc Kelvey Jr., ya son una realidad concreta y pueden, por ejemplo, permitir reducir las posibilidades de contraer cáncer en un 95%. Una pregunta adicional, añadió el doctor, es “¿cómo pueden las pruebas genéticas y el final de la vida ser manejados en forma ética?” Esta pregunta es de suma relevancia porque, expuso, este sistema de información genética puede traer problemas asociados como, por ejemplo, la diseminación de esa información y su uso indebido.
Mc Kelvey Jr. concluyó dejando a la audiencia con dos interrogantes claves, meritorios de reflexión y análisis: ¿cómo hacemos para que el ADN pueda manejarse como un fideicomiso familiar y privado?; ¿los análisis genéticos pueden llegar a ampliar la brecha entre ricos y pobres?

EL DERECHO A LA SALUD
La segunda mesa de la primera jornada abordó la cuestión del derecho a la salud. Fue el Dr. Gregorio Badeni quien dio inicio al panel señalando que, en un principio, no existía ningún artículo constitucional que se refiriera al derecho a la vida, puesto que se creía que no era necesario. Indicó que el derecho a la salud comenzó a pensarse como uno de los derechos fundamentales del ser humano, por lo que comenzaron a surgir las garantías estatales al respecto.
Badeni expuso que en todas las dimensiones implicadas en el derecho a la salud, tanto los médicos como los jueces juegan un rol conjunto clave. Pero, se cuestionó, “¿a quién le corresponde satisfacer el derecho a la salud?” A este respecto, Badeni señaló que, aunque parecería que le correspondería al Estado asegurar el derecho a la salud, en la práctica son las entidades privadas las que más invierten en salud; el Estado, por su parte, sólo interviene en segundo término y con subvenciones. Ante este estado de cosas, el doctor concluyó proponiendo que sería conveniente encontrar un modelo de intervención mixta.
Por su parte, el Dr. Sánchez de Bustamante hizo hincapié en la diferenciación entre derechos universales y derechos reales y sugirió que el título del panel debería haber sido “El ejercicio del derecho a la salud” porque, señaló, si no hay garantía del ejercicio, la salud se transforma en un derecho abstracto.
Postuló que “el Estado debe garantizar accesibilidad, disponibilidad y calidad”, que deberían traducirse en una atención médica de buen nivel, en un buen número de camas, etc. Propuso un mayor control y un mayor compromiso social en materia de salud pública y, en especial, en relación al hospital público. El Presidente de la Fundación OSDE planteó la necesidad de hacer un censo sanitario en nuestro país, ya que se desconocen la cantidad de hospitales, de camas, de médicos y la calidad del equipamiento tecnológico. “Tenemos la responsabilidad de abordar, de manera madura, el conocimiento de lo que disponemos.” Por eso señaló que el tratamiento legislativo de estas temáticas debería ser urgente.
A modo de conclusión, listó una serie de necesidades relacionadas con el ejercicio de la salud, que dejó pensando al público: recuperar el valor de la solidaridad que rige en el sistema, adecuar la demanda prestacional a la medicina avanzada, prepararse para una mayor demanda tecnológica de los beneficiarios, esperar en el futuro inmediato el aumento de actitudes defensivas e integrar el sistema de salud.
La última panelista fue la Dra. Karen Elizabeth Weck, que comenzó advirtiendo que no todos los adelantos tecnológicos y científicos derivan en beneficios para la salud; por el contrario, a veces la ponen en peligro cuando se trata de nuevas metodologías a las que no todos pueden acceder.
Por otra parte, señaló que el éxito de la medicina lleva al crecimiento de la población, que, por su parte, genera otras problemáticas. Según la doctora, el derecho a los trasplantes es uno de los interrogantes que surgen; y ella lo ilustró con un ejemplo: “¿quién tiene derecho a un trasplante de hígado: una persona que se ha envenenado con un hongo o una persona alcohólica?” Los recursos de órganos, añadió, son limitados y es sobre la base de esa limitación que se debe tomar una decisión.
Weck aportó un ejemplo más, que reflejó la verdadera dificultad de este problema. El caso aborda el tema del derecho a pruebas genéticas: una persona que ya no puede recuperarse de su mal y otra, que puede prevenir una enfermedad a través de las pruebas, ¿tienen el mismo derecho a los tests genéticos?
La doctora concluyó que cada país deberá decidir cuál es el nivel básico de salud que todas las personas deben tener y qué es lo que puede ser sustentado económicamente.

REFLEXIONES SOBRE ETICA
A modo de cierre de la primera jornada, el Dr. Héctor Carreño Seaman fue el primero en brindar sus conclusiones reflexivas y comenzó señalando una distinción, propia del ámbito judicial, entre tres tipos de casos: los casos fáciles, en los que resulta sencillo el planteamiento de las premisas que llevan a la conclusión; los casos difíciles, en los que, aunque la elaboración de las premisas se choca con cierta dificultad, se puede arribar a una decisión; y los casos trágicos, “que son aquellos que, aparentemente, no tienen solución”.
En estos últimos casos, aclaró Carreño, el juez debe tomar una decisión a sabiendas de que ésta determinará el beneficio de un derecho por sobre otro, como ocurre en el caso dilemático en que se enfrenta el derecho a la vida con el derecho a la intimidad o el derecho a las creencias religiosas. “Ese es el dilema que enfrentamos continuamente los jueces: ¿cuál es el bien trascendental que la decisión del juez debe cautelar?”, sintetizó Carreño Seaman.
A este respecto, agregó que, ante la situación de recursos escasos que se da en nuestros países, surge la pregunta de cuántos recursos estamos dispuestos a gastar en salud. En este sentido, Carreño Seaman concluyó que la decisión del juez debe depender de la política de salud que la autoridad administrativa haya planeado.

LA PERSPECTIVA FILOSOFICA
“Estoy muy contento de no ser ni juez ni médico”. El Dr. Mario Casalla eligió esa frase para marcar la diferencia entre su disciplina, la filosofía, y la justicia o la medicina: a diferencia de la primera, estas últimas deben enfrentarse permanentemente con el factor tiempo, explicó.
Aportó la idea de que tanto la justicia como la medicina, a diferencia de las ciencias llamadas exactas, constituyen ciencias “dilemáticas”. Y relevó la importancia de alejarse de la idea utópica que establece que, llegado el momento de la suficiencia de recursos para la salud y la justicia, la medicina y el derecho dejarían de ser ciencias dilemáticas.
La jueza Joan Zeldon fue la última en brindar sus reflexiones y, en primer lugar, relativizó la propuesta del doctor Mc Kelvey Jr. referida al banco genético puesto que, señaló, significa un riesgo si no existen medidas legales para la discriminación por ADN. Agregó que en EE. UU. hace sólo muy poco tiempo que se sancionó una ley contra la discriminación genética. Es por eso que, alertó, la aplicación de un banco de este tipo debe ser cautelosa en países que no poseen una legislación contra la discriminación basada en el ADN. Asimismo, la jueza se interrogó acerca del deber legal de advertir a una persona acerca del riesgo genético. A partir de dos casos ilustrativos, la jueza reflejó la dificultad implicada en esa interrogación. “¿Qué obligaciones tenemos de advertir a toda la familia?”: la respuesta, concluyó, no está cerrada y el tema queda abierto.

EL CONCEPTO DE ERROR Y SUS IMPLICANCIAS
La jornada del 7 de mayo comenzó con el panel sobre el Concepto de Error y sus Implicancias, que estuvo presidido por la Jueza Delia Iñigo y coordinado por el Dr. Pablo Giordano. Dicho panel expuso las perspectivas médicas y jurídicas de la noción de error y brindó lineamientos esclarecedores en relación a las posiciones del médico y del juez ante el concepto de error.
La Presidenta del panel abrió la discusión exponiendo una diferencia, que consideró primordial, entre el médico y el juez: mientras que los jueces pueden anular un acto de error, los médicos no tienen esa posibilidad. Desde el punto de vista médico, aclaró, el error puede ser enfocado desde tres perspectivas diversas: el error en diagnóstico, el error en técnicas, y el error que se genera por las expectativas desacertadas del cliente.

LA VISION DEL MEDICO
El primer panelista fue el Dr. Alberto Ferreres, médico y también abogado, quien inició su exposición con imágenes gráficas que, desde el humor, se refirieron al error médico, logrando rápida adhesión del público.
Ferreres definió el error como “un acto no voluntario prevenible”. En este sentido, aseguró que los peores errores son los que no llegan a conocerse, puesto que no pueden ser prevenidos.
Según expuso Ferreres, “la medicina es una actividad falible” y se encuentra rodeada por el error. En este sentido, postuló dos racionalidades deseables: el menor error posible y el mayor beneficio posible, sin desoír, sin embargo, las dificultades intrínsecas al binomio médico – paciente: “el binomio curador médico – paciente debe asumir riesgos”.
Según el panelista, aunque de hecho exista el error individual, el error médico se puede entender como un error en la totalidad del proceso de atención médica, que involucra a todo el sistema de salud.
Por otra parte, el doctor también presentó algunos de los factores que inciden en el error médico y que son el resultado de las limitaciones fisiológicas y cognoscitivas del ser humano: la falta de conocimiento médico, la deficiente organización estructural, la fatiga, el trabajo desmedido, la pobre remuneración, la mala comunicación interpersonal, los inadecuados procesos de información y la toma no fundada de decisiones.

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