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Columna


Algunas líneas de avance sobre la construcción de un sistema de salud

El gran debate pendiente  

Por Carlos Vassallo.
Consultor Internacional Economía y Gestión de la Salud y de los medicamentos
 

La argentina no destina escasos recursos para la salud, al contrario lo hace en mayor medida que los países de la región. Sin embargo, la extraordinaria diferencia entre el gasto nuestro y el de otros países no se debe a profesionales del sector salud. Por el contrario, encontramos en la Argentina profesionales excelentes que sin embargo padecen diariamente el tener que desarrollar sus actividades en un sistema con escaso o nulo diseño institucional que los contenga y valorice.
Las preocupaciones siempre son otras en el país, como para no darse cuenta que la ineficiencia del sistema es una de las grandes amenazas al crecimiento económico y social para las próximas décadas, incluso mucho más que la crisis financiera. Seguimos teniendo mucha población sin cobertura de salud (18 millones de personas) y los contratos de trabajo sin cobertura de salud siguieron su marcha durante estos años. Se ha desaprovechado un extraordinario momento de crecimiento económico, creación de empleo y mejoras del ingreso para debatir sobre la cobertura de salud de los habitantes del país. La estructura cíclica de los ingresos de la seguridad social hace que hayan tenido momentos excepcionales en materia de recaudación (sólo para mencionar las inversiones que están haciendo las obras sociales y los más de 5.000 millones de pesos que tiene fondeado el Pami)
Lo más terrible del tema es que uno sigue sin visualizar definiciones políticas claras respecto a la salud. Los debilitados partidos y expresiones políticas argentinas, carecen de planteos de diseño institucional y perspectivas futuras sobre el sector y viven en el corto plazo. Mientras tanto, el sindicalismo es el único que tiene una estrategia clara de avanzar.
Qué debería hacer el gobierno para intentar reencauzar el sector y ganar espacios de maniobra. En primer lugar algunas estrategias claves que se guíen por los resultados y no por las ideologías sería una buena forma de comenzar. Aquí van algunas sugerencias:
a) Un elemento clave de la reforma en salud es la información. Médicos, pacientes, administradores y jueces no conocen acerca de cuáles son los tratamientos más costo efectivos y cuáles no lo son. Las decisiones erróneas implican costos de oportunidad, gastar dinero en algo que no da resultado y en consecuencia no poder hacerlo en aquello otro que sería más efectivo. El salto aquí pasa por desarrollar una agencia de evaluación de las tecnologías, informatizar y conectar el sistema de salud y avanzar en la protocolización y guías clínicas que surjan del consenso médico.
b) En segundo lugar remover los incentivos perversos que permanecen en el sector salud. Médicos, hospitales son pagados por sus procedimientos y no por ayudar a los pacientes. Los aseguradores (con o sin fines de lucro) intentan esquivar la enfermedad de los pacientes antes que trabajar en la salud de éstos. Los cambios en la modalidad de pago son fundamentales para cambiar las conductas y comportamientos de los agentes del sistema. Se debe pagar por mantener y mejorar la salud antes que por reparar la salud perdida.
c) El tercer elemento clave es lograr organizar grandes compradores de servicios de salud. Fusionando obras sociales, organizando la demanda de los servicios en las provincias, y articulando grupos. El comprador colectivo compra siempre mejor que el individual, tiene información para negociar con los proveedores de igual a igual, el equilibrio será de esta manera más eficiente.
d) La calidad de la provisión de servicios. No podemos dejar que cualquiera ingrese y permanezca en el sistema sin auditorías, sin controles ni exigencias por parte de la autoridad regulatoria. Hay mucho por hacer en este sector para asegurar un piso de calidad para todos los prestadores, arrastrando a los que están más cerca del umbral y dejando caer a los que han lucrado durante años sin invertir ni mejorar.
e) Finalmente la prevención. Se habla mucho pero es poco lo que se invierte y se destina al primer nivel de atención de la salud. Prevenir es una de las claves de un nuevo modelo de cobertura para ello son necesarios los incentivos, garantizar acceso a servicios preventivos dignos y preparados para responder a la consulta y no centros de salud donde no se encuentran médicos ni enfermeras y que están abiertos en forma muy reducida, sin el equipamiento base para responder la demanda de los pacientes.
Mientras esperamos que la salud ocupe un espacio importante en las agendas políticas, podemos comenzar por no quedarnos parados, consensuar estas grandes líneas de cambio que atraviesan todos los sistemas y subsistemas de salud presentes en la Argentina y ponernos en movimiento.

 

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