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La
segunda mesa de la tarde del Ciclo Buscando el
Acercamiento de los Jueces a las Ciencias, que trató
el complejo tema de la influencia del ámbito
judicial sobre el financiamiento de la salud, estuvo
coordinada por la doctora Gabriela Scolarici, Jueza
del Juzgado Nacional en lo civil N° 44, y contó con
las exposiciones del licenciado Marcelo Mastrángelo,
Director de Relaciones Institucionales del Hospital
Alemán y Presidente de ACAMI, y del doctor Gabriel
Montero, Gerente de Promoción y Comercialización del
Hospital Italiano de Buenos Aires.
EL CAMINO HACIA UN PLAN GLOBAL EN SALUD
Luego de la introducción de la coordinadora, que
reflexionó sobre la incidencia del gasto en
litigiosidad indebida en la baja de la calidad de la
atención médica, fue el licenciado Marcelo
Mastrángelo el encargado de abrir la mesa. En primer
lugar, Mastrángelo se refirió a las características
distintivas del sector de la salud como formante de
la economía. Luego, manifestó la problemática que el
gasto siempre creciente implica en el sector: “El
aumento del costo anual en salud es altísimo: 11%
aumenta el costo sólo por nuevas tecnologías y
nuevas técnicas, a lo que hay que sumarle la
inflación”. Es por eso que, señaló, el rubro no
representa un negocio posible para las empresas, por
lo que “las entidades sin fines de lucro pasan a
tener un rol protagónico: ocupan el lugar donde el
Estado está ausente y que, para las empresas, no es
redituable”.
Más tarde, Mastrángelo pasó a explicar cómo funciona
el sistema de salud de nuestro país, y comenzó
distinguiendo a los tres agentes que lo conforman:
el beneficiario (o paciente o cliente), el
profesional (o prestador o efector), y el
financiador. Para posicionar a estos actores en el
contexto actual, el licenciado dio cuenta de los
movimientos económicos que definen el circuito de la
salud: “La crisis actual implica una pérdida en el
dinero de bolsillo del paciente, que es quien paga
al financiador; éste, a su vez, tiene un costo de
estructura y le paga al efector. El efector, además,
invierte en innovación, en tecnología, tiene un
gasto en litigiosidad, y está conectado, a través
del paciente, con los gastos en insumos y en
medicamentos”, expuso.
Para seguir indagando en los rasgos del sistema
sanitario nacional, Mastrángelo listó las
características y modos de funcionamiento de los
tres subsectores que lo constituyen: el subsector
público, el de la seguridad social, y el subsector
privado. Además, no dejó de remarcar la existencia
de una fracción sumamente importante de ciudadanos
que quedan fuera de todo tipo de cobertura de salud:
“Se trata de núcleos sociales que quedaron al margen
y que engloban a más de 17 millones de personas;
esto tendría que ser motivo de preocupación para los
legisladores”. Es por eso que subrayó la necesidad
de una actividad legislativa global: “No lleva a
ningún buen puerto tener una ley para cada
patología”. “La ausencia de un plan, agregó, hace
que los caminos se abran demasiado y que surjan las
leyes que tratan separadamente cada patología; no
hay un plan para saber a dónde queremos llegar, ni
en términos de plazos, ni de números, ni de
objetivos”, concluyó.
EL VALOR DE LA ATENCION MEDICA
Más
tarde fue el doctor Gabriel Montero quien tomó la
palabra para plantear las problemáticas que surgen
al postular la influencia de las decisiones
judiciales en el financiamiento de la salud: el
problema de los costos, el de la calidad de la
atención médica, y el de la accesibilidad al sistema
de salud. Para entrar en el primer punto, y con
ánimo de llamar la atención de los concurrentes,
Montero afirmó que “no existe la influencia de las
decisiones judiciales en el financiamiento de la
salud” ya que, según él, cabe diferenciar el
concepto de salud del de atención médica: “No son lo
mismo; a veces caemos en el error de medir
parámetros de salud y de asociarlos con los procesos
de atención médica”. Los avances de la medicina, por
eso mismo, no siempre se ven reflejados en la
calidad de vida de las personas, apuntó el doctor:
“La medicina ha hecho progresos muy importantes,
pero el grado en que ha logrado impactar en la
calidad de vida de la población no ha sido tan
significativo como parece; son las condiciones de la
atención médica las que hacen a la felicidad o a la
infelicidad de las familias concretas, aunque no
impacten en las estadísticas duras”.
Para
focalizar en los problemas concretos del sistema de
salud argentino, Montero puntualizó que no está del
todo de acuerdo con decir que en nuestro país hay
más de 15 millones de personas sin cobertura de
salud: “Tienen una cobertura exclusiva del sector
público, que es otra cosa”. La grieta central del
sistema sanitario nacional, especificó, pasa por la
accesibilidad a la atención primaria: “La falla
argentina está en el acceso a la atención primaria:
la gente no tiene acceso ni a la medicación
elemental ni a la atención simple, la que no sale en
la tapa de los diarios”. Por último, Montero dejó a
la audiencia con una pregunta fundamental en cuanto
a las responsabilidades que caben a cada subsector
en materia de salud: “¿Por qué afirmar que la
cobertura tiene que estar sólo en manos de los
sistemas voluntarios?”. |