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El presupuesto y la seguridad de los
profesionales de la salud son dos
aspectos que la Asociación de
Médicos Municipales sigue de cerca.
Por un lado, es el Estado el que
debe garantizar el porcentual de
dinero necesario para brindar a la
población la atención adecuada, sin
recortar las partidas ya que de no
hacerlo no sólo no se mejorará lo
necesario sino que inevitablemente
habrá ajustes que pasarán por los
sectores erróneamente considerados
secundarios: el mantenimiento, la
limpieza, la comida de los
pacientes, entre otros, ignorando
que el “ahorro” en tales áreas del
sistema no hará más que debilitarlo
y profundizar el complejo momento
que nos toca vivir.
Al mismo tiempo el Gobierno
disminuyó el personal de seguridad,
lo que generó una seria
desprotección para los trabajadores
de la salud. Los últimos hechos de
violencia hacen que redoblemos
nuestra exigencia de medidas acordes
a la complejidad y al riesgo de los
hospitales y auxilios del SAME. Los
médicos dieron una muestra de la
preocupación con una masiva
presencia en la calle para hacer
público este problema.
Estos temas van de la mano, ya que
si el presupuesto no se incrementa
lo suficiente la seguridad se
desvaloriza. Se tomaron medidas que
disminuyeron el personal destinado a
esta tarea en los hospitales.
Con todo, somos conscientes de que
existen diferentes factores
determinantes en las agresiones que
nos toca soportar. La situación
económica que padeció nuestro país
en las últimas décadas, la crisis de
los sistemas de protección social y
sanitaria y la irrupción de
modalidades delictivas carentes de
códigos, deterioraron nuestras
condiciones de vida y posibilitaron
el auge de las distintas formas de
violencia económica, política y
social.
Por otro lado, sumados a la agresión
y la situación de inseguridad que
viven en la sociedad, factores como
la carencia de insumos, tecnología y
recursos humanos, las listas de
espera, y todo aquello que repercute
directamente en la atención del
paciente, actúan a menudo como
gatillo disparador de reacciones
violentas, verbales o físicas, que
se descargan contra la cara visible
del sistema: los médicos.
Este es el diagnóstico y no debe
empujarnos en absoluto a un estado
de aceptación y, menos aún, de
parálisis. Por eso se pide
protección y compromiso de parte de
los encargados de brindar seguridad.
Los médicos no podemos consentir
esta inusitada agresión que
repercute inevitablemente en nuestra
propia salud. Es hora, entonces, de
decir basta de violencia contra los
médicos. De ninguna forma vamos a
admitir que el profesional de la
salud, por el solo hecho de ser el
más expuesto del sistema, pague con
su deterioro físico y mental la
omisión de todas aquellas medidas
que, adoptadas oportunamente,
mitigarían las causas generadoras de
todas las formas de violencia que
hoy se expresan.
LEY DE
SALUD MENTAL
La AMM considera que vulnera los
derechos de los pacientes con
enfermedades mentales a recibir una
atención médica satisfactoria
porque:
- Desestima el
diagnóstico como herramienta
fundamental para establecer
estrategias terapéuticas,
evaluar pronósticos y presumir
riesgos para sí o terceros.
- Propone una
asistencia a cargo de un “equipo
pseudointerdisciplinario” que
ignorando las incumbencias de
cada disciplina, decide en forma
deliberativa aspectos sobre la
salud, ajenas a su formación y
conocimiento.
- Confunde
internación (medida terapéutica
orientada a la protección del
paciente, su familia y entorno)
con “reclusión” término ajeno al
acto médico.
- Entiende la
prescripción de medicación como
“castigo” no correspondiendo a
un acto médico e ignorando que
los avances en psicofarmacología
han favorecido en las últimas
décadas la reinserción social de
los pacientes con trastornos
psiquiátricos.
- Promueve el
cierre de los hospitales
públicos monovalentes en vez de
su refuncionalización y se
abstiene de legislar sobre el
ámbito privado dejando a los
sectores de menores recursos sin
acceso al derecho de la salud
para todos.
- Infringe
normas legales de jerarquía
superior y es contraria al
principio republicano de
división de poderes.
- No cuenta con
el consenso de las entidades
médicas representativas,
científicas y gremiales.
Es hora de poner
énfasis en esto porque se somete a
los pacientes al abandono, la
imprudencia, negligencia e impericia
profesional. Nosotros defendemos, en
cambio, una Ley Nacional
regulatoria, participativa y
democrática que garantice el cuidado
a la vida y salud de la población en
todo el país.
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