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Mitos y realidades de un sector
En el panel
sobre Obras Sociales, representantes de OSIM, Construir
Salud, Andar, FAOSDIR y OSFE analizaron los desafíos frente
a la nueva legislación, las demandas de los beneficiarios y
un escenario en permanente cambio.

El segundo panel de la edición 2011 de Quo Vadis Salud
congregó a representantes de distintas obras sociales que
analizaron algunos mitos y realidades en torno al sector y
presentaron diversos puntos de vista para comprender la
actualidad de la seguridad social.
La mesa estuvo integrada por el doctor Diego Newton, Gerente
de Legales de OSIM; el doctor Ricardo Gutiérrez, Jefe del
Departamento Técnico de Construir Salud; el doctor
Maximiliano Podestá, Gerente de Asuntos Jurídicos de Andar;
el doctor Miguel Stariha, Presidente de la Federación
Argentina de Obras Sociales de Personal de Dirección (FAOSDIR);
y el doctor Antonio Guidazio, Presidente de la Obra Social
Ferroviaria (OSFE). La coordinación de la mesa estuvo a
cargo de Daniel R.J. Piscicelli, Gerente Regional de la
División Salud de ASSIST-CARD Internacional quien agradeció
especialmente a José Luis Chinchilla, de la Obra Social
Telefónicos (OSTEL), quien tuvo la gentileza de reemplazarlo
en la coordinación de este panel en la Edición 2010 y que no
pudo estar presente este año por problemas de salud
deseándole una pronta recuperación.
“Estamos tapados de mitos en este sector. Y creo que cada
día hay más realidades que se van cumpliendo paso a paso”,
señaló Piscicelli antes de dar lugar al doctor Diego Newton,
que inauguró la mesa con una descripción acerca de una
realidad que afronta el sector: la injerencia de otros
poderes en el sistema nacional del seguro de salud.
ENTRE EL LITIGIO Y
LAS NUEVAS LEYES
Newton, Gerente de Legales de OSIM, señaló que la primera
injerencia es la “litigiosidad indebida, constituida en una
primera etapa por los juicios por mala praxis y en una
segunda fase por la judicialización de las prestaciones”. De
acuerdo con su punto de vista, la gran mayoría de los
juicios por mala praxis -aquellos que cuestionan la
responsabilidad profesional del médico y de las
instituciones-, “carecen de estándares mínimos de seriedad y
de fundamento científico y jurídico” y destacó que sólo
entre el 20 y el 25 por ciento de estas demandas finalizaron
con una condena a profesionales e instituciones. “La
industria del juicio se trasladó a este subsector, cuando
antes estaba más vinculada al sector de accidentes de
trabajo”, sostuvo.
Si bien en los últimos tiempos se redujo la cantidad de
demandas por mala praxis, la judicialización de las
prestaciones continúa en pleno auge. “Se realiza a través de
amparos para obtener una ilimitada extensión de la cobertura
que deben brindar las obras sociales”, explicó Newton e
ironizó: “La judicialización de las prestaciones se basa en
el mito de que las obras sociales deben garantizar la salud
como un derecho primario y natural del hombre. Sin embargo,
las obras sociales sólo perciben los aportes para brindar
una cobertura determinada, de acuerdo al Programa Médico
Obligatorio. El Estado no delegó en las obras sociales la
obligación de garantizar el derecho a la salud: simplemente
le encomendó el otorgamiento de determinadas prestaciones
para cubrir contingencias patológicas o biológicas.”
Otra de las injerencias que destacó es la de las
legislaciones provinciales, que se superponen con las leyes
federales que le dan forma al sistema de Seguridad Social.
“El control, supervisión y registro de las obras sociales
está a cargo de la Superintendencia de Servicios de Salud,
por lo que ningún otro poder estaría facultado para
entorpecer esta actividad que se está llevando a cabo
plenamente”, expresó y señaló como ejemplos a la ley 1.517
de la Ciudad de Buenos Aires -que establece que las obras
sociales deben inscribirse en un registro especial cuando
brinden cobertura a afiliados voluntarios- y la 14.298 del
gobierno bonaerense -que obliga a las obras sociales a
brindar la fertilización asistida-. “El Estado y las
organizaciones del sector deben aunar criterios para evitar
la distorsión y dispersión del sistema, reforzar el carácter
federal y sostener la vigencia de un único programa médico
obligatorio”, concluyó el doctor.
DESCUBRIENDO MITOS
El encargado de continuar con la mesa fue el doctor Ricardo
Gutiérrez, Jefe del Departamento Técnico de Construir Salud,
que cuenta con más de cuarenta años de trayectoria en el
sistema de las obras sociales. “El mito es un relato que
desfigura la realidad y le da apariencia de ser valiosa o
atractiva. No es una mentira, es una creencia”, expresó
Gutiérrez.
Uno de los mitos es aquel que señala que los servicios de
las obras sociales son ineficaces e ineficientes. “Esa idea
se fue gestando en los setenta y terminó de formarse en los
noventa, pero la crisis del 2001 obligó a cambiar ese
concepto”, refutó.
Otro preconcepto indica que se puede ser financiador o
prestador de servicios médicos asistenciales pero no ambas
cosas al mismo tiempo. “Una cantidad de obras sociales
pudieron sobrevivir poniendo énfasis en la atención médica
primaria en centros propios”, ejemplificó y agregó: “¿Cuáles
fueron la consecuencias de esos servicios propios?
Disminución de la consulta especializada, de los egresos en
internación, y de la utilización sin afectación de la
calidad de la atención.” Gutiérrez destacó que cada uno de
estos centros de atención primaria garantiza la calidad de
su prestación mediante capacitaciones permanentes, charlas
con la comunidad, residencias, encuestas y comités de
evaluación de calidad.
Otro punto que desmitificó el directivo es que el costo de
las prestaciones es más bajo en los prestadores contratados
que en los propios. “Si los servicios propios de las obras
sociales son gestionados pueden ser muy eficaces y
efectivos”, enfatizó.
CAMBIO DE ROLES
En su tercera presentación en el congreso Quo Vadis Salud,
el Gerente de Asuntos Jurídicos de Andar, Maximiliano
Podestá, se refirió al debate que generaron sus anteriores
opiniones acerca de procurar cambiar los roles en el sistema
de salud y centró su exposición en la defensa de la
institucionalidad de las obras sociales. “Hace dos años nos
quejábamos de los amparos y las medidas cautelares que no
guardaban relación con la realidad”, dijo en referencia a lo
expresado por Newton. “Planteamos entonces cambiar los roles
y trabajamos en ese sentido”.
“Hemos creado un sistema que le da una gran importancia al
beneficiario y al afiliado pero hemos desatendido el cuidado
de las instituciones”, apuntó Podestá y destacó: “Un mito
podría decir que el sistema de salud es de excelencia,
brillante y solvente. La realidad nos indica que el sistema
es bueno, pero que lo estamos dañando y gastando.”
El doctor subrayó el valor de nuestro sistema de salud en
relación a otros sistemas del exterior y convocó a los
distintos actores del sector a asumir sus responsabilidades.
“Tenemos que dejar de dañar el sistema y de una vez por
todas comenzar a proteger las instituciones”, y agregó: “No
estoy hablando de hacer corporativismos porque yo vengo de
una obra social sindical. Hace once años convivo con
directivos y aún me sorprendo de las cosas que suceden en
las obras sociales sindicales. Con mucha tristeza escucho y
leo algunos discursos de referentes sindicales que dejan
mucho que desear.” De esta manera, según expresó Podestá, la
situación tiende a politizarse, pero no se debe olvidar que
“no todas las obras sociales son iguales o se comportan de
la misma manera, así como no todos los dirigentes sindicales
se conducen de la misma manera.”
Antes de finalizar su exposición, Podestá destacó la
importancia de la existencia de espacios como Quo Vadis
Salud. “El sistema es de todos. Acá no hay unos que ganan y
otros que pierden. Tenemos que entender que todos tenemos
que ganar, la idea es que a todos nos vaya mejor”, resumió
antes de cerrar: “Tenemos que conocernos, hablar, pelearnos,
discutir. Lo que no podemos hacer es pensar que el sistema
todo lo puede, porque algún día se va a quebrar y ahí
perdimos todos.”
NUEVAS LEYES Y
ESCENARIOS
A continuación, tomó la palabra el doctor Miguel Stariha,
Presidente de FAOSDIR, que representa a más de veinte obras
sociales del personal de dirección, administra recursos por
3.830 millones de pesos anuales y brinda servicios médicos a
más de 946.000 personas, entre trabajadores jerárquicos,
personal de apoyo, secretarias ejecutivas y monotributistas.
“Los tres principios que nos rigen son: la satisfacción del
beneficiario, el costo-beneficio, y la eficacia y eficiencia
de la prestación”, expresó.
“Las obras sociales de dirección son organizaciones sin
fines de lucro que administran con eficiencia y
transparencia los recursos para asegurar un servicio de
calidad con la mejor relación costo/beneficio”, señaló
Stariha, antes de deslizar una crítica hacia la flamante ley
26.682 que rige a las entidades prepagas de salud. “Dada su
naturaleza jurídica de asociación civil sin fines de lucro,
las obras sociales de dirección deberían ser exceptuadas de
la nueva ley, como sucede con las obras sociales
sindicales”, expresó.
Según consideró el doctor, la nueva ley contempla tres
aspectos que tienen un impacto directo sobre el organismo
que representa: “La multiplicidad de las autoridades de
aplicación, la determinación del valor de los planes de
adherentes y las dificultades que tenemos frente al plan
superador y al Fondo Solidario de Redistribución que está
ampliamente definido en el artículo 23 de la nueva ley”.
Por otra parte, Stariha deslizó certeros diagnósticos acerca
de los nuevos escenarios que atraviesan al sector. “Nuestros
beneficiarios se han transformado en consumidores
–describió-. Como tales, bombardeados por la globalización y
el mercado exigen de nosotros prestaciones y una atención
que no podemos brindar sin desfinanciarnos.”
Stariha señaló la importancia de la promoción de estilos de
vida saludable como parte del programa de acción de las
obras sociales. “Es el ser humano el que tiene que tomar la
responsabilidad de adoptar un estilo de vida saludable. De
nada sirve que yo tenga el mejor estilo de salud si sigo
fumando 20 cigarrillos por día, con sobrepeso o tensión
arterial”, graficó.
POR UNA REALIDAD
SIN MITOS
El cierre de la mesa quedó a cargo del doctor Antonio
Guidazio, Presidente de la Obra Social Ferroviaria, que
analizó características esenciales que le dan forma a la
realidad del sector. “El tema se repite. Siempre estamos por
hacer algo, finalmente no lo hacemos y así vamos emparchando
los sistemas.” Tanto, que motivó un libro con total
dedicación al tema escrito por Rubén Torres, entonces
Superintendente de Salud, en setiembre de 2004.
Guidazio presentó estadísticas públicas para observar el
desarrollo de las obras sociales en relación a su cotización
en el sistema. “La cotización promedio, según datos
oficiales de la AFIP en su página web, para junio de 2011,
fue de 337 pesos por cotizante. Uno pensaría que con 337
pesos promedio por cotizante (titular) se estarían pagando
los servicios que se brindan. Pero se trata de promedios y
estamos hablando de un sector con diferencias abismales en
cuanto a cantidad de beneficiarios cubiertos, cotización en
relación al salario promedio de la actividad, donde no
resulta sencillo entender cómo algunas organizaciones se
manejan con tan pequeña cantidad de afiliados o tan poco
dinero. Pero sin embargo, subsisten”, enfatizó.
El Dr. Guidazio explicó claramente y con detalle a los
asistentes la experiencia OSFE y cómo es que las obras
sociales son el único de los subsectores que está
absolutamente acotado en cuanto a sus ingresos. “Los
recursos de las Obras Sociales están definidos por ley. Son
aportes y contribuciones y no existe otra manera de
conseguir otros recursos.
No se necesita que las Obras Sociales expliquen de dónde
sacan los recursos cuando la AFIP explícitamente los publica
en su página”, sostuvo el representante de la Obra Social
Ferroviaria, en relación a las recientes reformas en la
legislación que estructura al sector.
Además sus programas de cobertura están definidos por normas
y extendidos sin techo por decisiones judiciales o
influencias comunicacionales o de mercado.
Unico subsector controlado en todos sus movimientos por la
Superintendencia de Servicios de Salud que hasta puede, y lo
hace, penalizar sus desvíos.
El funcionario destacó que las fluctuaciones económicas del
país afectan a las obras sociales, ya que éstas dependen del
desarrollo de una determinada actividad productiva y como
bien se entiende al recordar lo sucedido durante la década
del noventa, por ejemplo, el sector ferroviario pasó de
700.000 afiliados a 20.000, llegando en la actualidad a
80.000. “Cuando la actividad crece o decrece, es arrastrada
su obra social –describió-. La seguridad social depende
entonces de acuerdos salariales y de que la producción de la
rama de actividad tenga una situación exitosa en ese
momento.”
Es decir hay ingresos genuinos y transparentes, hay normas
claras de cobertura y hay controles definidos por ley y
rigurosamente ejecutados.
En este escenario aún se continúa avanzando, como en nuestro
caso, para salir en búsqueda del afiliado presuntamente sano
antes que se enferme y éste es un tema central, destacó el
Dr. Guidazio; y es el reto que deben asumir las Obras
Sociales con acciones directas. Son desafíos no previstos
que redundan en una mejor calidad del servicio. “Nos
enteramos de que un gran porcentaje de la población es
sedentaria -describió-, o que un altísimo porcentaje es
hipertenso, hipercolesterolémico o con sobrepeso. Tenemos
que transformar los hábitos culturales: enseñarle a la gente
qué es lo que tiene que comer o la importancia de caminar.”
Es decir que “el campo de acción de las Obras Sociales se
está abriendo mucho más allá de lo que las normas
exigen-destacó Guidazio en el cierre-. Estamos controlados
en los recursos, procesos, resultados económicos y
prestacionales y sin embargo existimos y proyectamos futuro.
Esta es la realidad que vive el sector y nos felicito por
pertenecer a él. El resto son mitos.
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