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 QUO VADIS SALUD

 
Financiamiento y sustentabilidad

Representantes de clínicas, sanatorios, hospitales y otros prestadores de servicios de salud reclamaron mayor colaboración del Estado en el subsector y describieron posibles escenarios para el desarrollo de su actividad.



Bajo el título “Por un financiamiento sustentable”, la cuarta mesa de la Conferencia Quo Vadis Salud estuvo dedicada al sector de los prestadores de servicios de salud, cuyos representantes coincidieron en señalar la necesidad de articular las políticas públicas con la actividad del sector privado.
Con la coordinación del doctor Mario Lugones, presidente de la Fundación Sanatorio Güemes, el segmento estuvo a cargo de Gustavo Mammoni, presidente de la Confederación Argentina de Clínicas, Sanatorios y Hospitales (CONFECLISA); el contador Jorge Cherro, presidente de la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de la República Argentina (ADECRA); y el contador Jorge Gutsztat, representante de la Cámara de Entidades Prestadoras de Servicios de Salud (CEPSAL).
El encargado de inaugurar la mesa fue el Doctor Gustavo Mammoni, presidente de CONFECLISA, quien presentó un panorama detallado de la actividad del sector. “Ya no alcanza el asistencialismo. Estamos convencidos de que hay que diseñar un Sistema de Protección Social Universal de Salud”, propuso Mammoni, que acompañó su presentación con exhaustivos informes.
“Nuestro sistema se financia desde distintas fuentes. No hay un financiamiento centralizado que hace que las obras sociales provinciales tengan distintos aportes a las nacionales –detalló el funcionario-. Más de la mitad de la cobertura se financia con un impuesto diferido al trabajo, como lo llaman los trabajadores, que es el aporte a la obra social.”
De acuerdo con la información presentada por el funcionario en base a sondeos de la consultora Equis, el 74 por ciento de los asalariados del veinte por ciento de la población más pobre, no realiza aportes jubilatorios. Entre el veinte por ciento de la población con mayores ingresos, sólo el 10,3 por ciento se encuentra en situación de informalidad. Y la tasa de informalidad en las empresas pequeñas que conforman la economía de subsistencia (con hasta cinco empleados) alcanza al 65,4 por ciento. “Esto muestra que, si bien fue descendiendo la informalidad, todavía tenemos un alto porcentaje de trabajadores que no aportan al sistema de seguridad social ni tampoco al sistema de jubilación”, reflexionó Mammoni.
Entre las propuestas realizadas por el representante de CONFECLISA se destaca el acceso a una protección social universal en salud. “En América latina unos 127 millones no tienen acceso estable a servicios básicos de salud. La mitad de la población del continente, unos 250 millones de personas, no tiene ningún tipo de seguro. Y 500 millones son pobres: por eso hablamos de protección social con desarrollo y crecimiento”, sostuvo.
El funcionario destacó además la importancia de consensuar un acuerdo en el marco “de un verdadero federalismo sanitario como paso previo a la promulgación de una Ley Federal de Salud que establezca las funciones rectoras del Ministerio de Salud de la Nación y que defina claramente las competencias en Salud entre Nación, Provincia y Municipalidades.”
Mammoni propuso además promulgar una Ley de Emergencia Sanitaria a los efectos de garantizar a la población el acceso a los bienes y servicios básicos para la conservación de la salud. “Hay que promulgar una ley de un seguro nacional para las patologías castastróficas, las de alto costo y baja incidencia. Esto nos permitiría, en caso de una epidemia, disponer de toda la red privada y pública para atender esa emergencia”, sugirió el especialista.

PENSANDO EL SISTEMA

A continuación, el contador Jorge Cherro, presidente de la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de la República Argentina (ADECRA), subrayó la necesidad de generar un debate entre los actores del sector privado para concientizar a los gobernantes de la necesidad de un cambio. “Los prestadores somos en muchas ocasiones financiadores”, afirmó el funcionario a modo de introducción.
Su exposición comenzó con un detallado análisis del gasto público en salud durante la primera década del siglo. “El gasto público en el sector aumentó un 50 por ciento –destacó–. Esto se debe a dos factores: el producto bruto aumentó notablemente a partir del crecimiento que tuvimos luego de la salida de la crisis, con tasas del 8 o 9 por ciento. Al mismo tiempo hay una inversión en salud que ha crecido del 4,25 en el 2003 al 6,21 en el 2009.”
Cherro intentó responder a la idea de la mesa en cuestión: ¿Qué es un financiamiento sustentable? “Tiene que ver con un uso racional de los recursos disponibles, sean estos públicos o privados. El desafío es cómo atender necesidades ilimitadas con recursos que son limitados”, expresó. En sintonía con sus colegas del sector, la propuesta de ADECRA exige la articulación entre lo público y lo privado “con todos los recursos disponibles de ambos sectores”.
En teoría, el sistema sanitario se puede pensar como una pirámide con diversas funciones: en la base está la promoción de políticas públicas que tienen que ver con mejorar el entorno y la vida saludable; luego viene la prevención y finalmente, en la punta de la pirámide, se ubican los prestadores, sean públicos o privados. “No solamente es una función del Estado sino que está muy comprometida la seguridad social con todo lo que tiene que ver con la prevención. Promoción y prevención son responsabilidad del Estado”.
“Con recursos fiscales adicionales se podría pensar que el Gobierno se concentraría en el desarrollo de infraestructura sanitaria básica (agua potable y cloacas de red), espacios verdes, medio ambiente y promoción de conductas saludables a la población. ¿Y el sector privado qué ofrece? Su infraestructura, a precios preacordados y más favorables para el Estado, para la atención de la alta complejidad a gente que se atiende en el sector público.”
Cherro puso al Plan Nacer como ejemplo de articulación en nuestro país y describió algunos casos de Chile, Brasil y Uruguay donde las políticas públicas en materia de salud apuntan a vincular ambos sectores.

UN CAMINO SUSTENTABLE

El contador Jorge Gutsztat, representante de la Cámara de Entidades Prestadoras de Servicios de Salud (CEPSAL), estuvo a cargo del cierre de la mesa. Su definición de lo que entendemos por “sustentable” le permitió articular su exposición. “Desde un punto de vista microeconómico es un equilibrio entre ingresos y egresos –detalló-. En lo macroecómico, que exista un equilibrio entre los sectores del sistema de salud, respecto a la calidad, y a los aspectos económicos que pertenecen a la cadena de valor. Y, fundamentalmente, “sustentable” significa que se puede mantener en el tiempo, que no sea una situación puntual en un momento determinado, sino que esa sensación de equilibrio se pueda llevar adelante.”
¿Qué significa este financiamiento sustentable para los prestadores privados? En lo microeconómico, un equilibrio entre ingresos y egresos. Y en lo macroeconómico, que todo el sistema esté en equilibrio. Entre los factores que desestabilizan ese equilibrio Gutsztat destacó los costos en tecnología que no se trasladan a los aranceles previstos; la distribución de la remuneración de los trabajadores; la judicialización: y la gran ineficiencia impositiva “que ataca el equilibrio entre ingresos y egresos.”
¿Cuál es el origen de los ingresos de los principales financiadores? “Las obras sociales, mediante los aportes de los trabajadores activos a través de sus remuneraciones. El Pami, el aporte de los trabajadores activos y pasivos. Las prepagas, el aporte de los beneficiarios”, detalló Gutsztat.
El representante de CEPSAL destacó tres mecanismos institucionales de negociación entre prestadores y financiadores: el marco regulatorio de la Ley de medicina prepaga -la ley 26.682-; la creación del Sistema de Seguro de Salud -la ley 23.661-; y una resolución de la Superintendencia, la 395/06.
“En el marco regulatorio de la medicina privada se establece que se deben fijar aranceles mínimos y obligatorios y disponer un control en la mora de los pagos –destacó Gutsztat-. Se establece un modelo de contrato y se crea un consejo permanente de concertación entre el ministerio, las prepagas y los prestadores, pero este mecanismo aún no ha sido reglamentado. El otro, previsto en la ley 23.661 de 1989, estaría a cargo de generar las normas y permitiría verificar los valores retributivos de los prestadores: este artículo debería quedar sin efecto. Por último tenemos la resolución 395/06 que creó una Comisión Consultiva entre los agentes de los seguros de salud, de las obras sociales y los prestadores. A su amparo se dictaron dos resoluciones del año 2007 y 2008 donde se adecuaban los incrementos de los aranceles a lo que se había acordado en paritarias.”
Como mecanismos automáticos, por otro lado, Gutsztat se expresó en torno al nomenclador de prácticas médicas. “Quedó desactualizado por los valores y por la creación de nuevas prestaciones que quedaron fuera del nomenclador, pero se puede actualizar”.
A manera de conclusión, Gutsztat expresó que “la salud es un bien esencial que debe ser tutelado por cada uno de los Estados” y sostuvo que “es un buen momento para ajustar la legislación y cambiar esta situación.”.

 

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