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 QUO VADIS SALUD

 
Preguntas y respuestas para el futuro

Como todos los años, las empresas de medicina privada sumaron su mirada sobre el escenario que viene mientras se avanza en el diseño definitivo de la estructura regulatoria, el sector se enfrenta a un momento de redefiniciones. Una discusión necesaria que lejos está de concluir.

La penúltima mesa de la 8va Conferencia Quo Vadis Salud, “Regulación, ¿y después?” estuvo dedicada al sector de la medicina prepaga que, en lugar de presentar una exposición clásica, optó por sumergirse en una ronda de preguntas y respuestas para debatir las consecuencias que la reciente regulación tendría sobre una actividad que cuenta con más de 250 empresas en todo el país y que atiende a 4.700.000 usuarios.
El panel estuvo conformado por el licenciado Horacio Raiman, Director Ejecutivo de MEDIFE; Ariel Ulla, Gerente Comercial de MAPFRE SALUD; el licenciado Julio Diez, Director Comercial de Swiss Medical Group; el licenciado Tomás Kelly, Director Comercial de MEDICUS; y Juan Funes, Gerente Comercial de Galeno. El encargado de formular las preguntas y coordinar la mesa fue el licenciado Aldo Perfetti, Gerente Comercial de Sistema Federal de Emergencias Médicas (SIFEME). “El nombre de la mesa me hace acordar al tango “Sur”, tal vez porque venimos bailando este tema desde hace mucho tiempo”, introdujo Perfetti, en referencia a la Ley que estaría a punto de reglamentarse.

¿Qué pueden expresar ante el marco regulatorio en general y en estos momentos en particular?
Horacio Raiman (MEDIFE): Un marco regulatorio serio, lógico y responsable nos tiene que otorgar las certezas que la actividad requiere, pero en este momento estamos en un plano de incertidumbre muy importante. Confiamos en que los que están reglamentando esta nueva ley lo hacen a sabiendas que tienen algunas cuestiones a corregir. Lo que bajo ningún concepto podemos admitir es que se nos plantee la hipótesis de que nosotros no queremos la regulación, queremos un marco regulatorio, pero que nos permita seguir creciendo tal como lo hemos hecho hasta ahora.
Tomás Kelly (MEDICUS): La ley tiene 25 o 27 artículos, de los cuales 22 están muy bien. En dos o tres de ellos hay que hacer algún retoque en la reglamentación. Y hay un artículo que quiebra el paradigma y el equilibrio que hoy tiene el mercado y que genera incertidumbre.

¿Es lógico que esta ley excluya mutuales y asociaciones civiles, considerando que pueden brindar el mismo servicio que una empresa de medicina prepaga?
Juan Funes (Galeno): La modificación aprobada en Senadores de excluir a las mutuales, asociaciones civiles y cooperativas genera una desventaja competitiva con las empresas de medicina prepaga y las obras sociales de dirección. El espíritu de la ley es proteger a los consumidores. Por un lado tendremos consumidores protegidos, los que elijan planes de salud de prepagas u obras sociales de dirección. Y por otro lado tendremos consumidores desprotegidos, aquellos que elijan planes de mutuales y asociaciones civiles sin fines de lucro. Pero no creo que esta exclusión dure mucho. Es importante destacar que la ley tiene artículos muy buenos y que el conflicto está en el artículo 10, que habla de las carencias de los tiempos de espera. Es el punto donde se genera la mayor desventaja competitiva porque las empresas de medicina prepaga no tendrían tiempo de espera, y el resto sí. Ese es el punto a rever.

¿Cuál sería el impacto del artículo 10 de esta Ley?
Tomás Kelly (MEDICUS): Este es un negocio que está equilibrado del siguiente modo: muy pocos consumen mucho y muchos consumen poco. Y depende de que constantemente ingrese gente joven: la expectativa de vida es cada vez mayor y eso cuesta plata. El uno por ciento de la población de una empresa de medicina prepaga se lleva el 30 por ciento de los recursos todos los meses. El artículo diez obliga a abrir la tranquera y dejar que la gente entre: en muy poco tiempo juntaríamos otro uno por ciento de gente que necesita del servicio, con lo cual automáticamente el sistema iría a un quebranto importante. Además, esta ley provocaría que el joven de veintipico diga: “¿Para qué voy a pagar, aunque sean 200 pesos por mes, si el día que me enferme voy a poder entrar?” Se generaría un no ingreso de este sector.
Juan Funes (Galeno): Si bien el ente regulador, el Ministerio de Salud y la Secretaría de Comercio pueden fijar aranceles preferenciales para aquellos casos con patologías que ya vienen con carencias y prexistencias, no entendemos cómo va a ser el criterio de aplicación para ese valor de cuota. Hay patologías muy costosas. ¿Qué tipo de cuota le vamos a poner? En definitiva, si queremos darle solución a aquellos casos que tienen problemas de salud, creo que es una buena oportunidad para rever todo el sistema y poder integrar a las empresas de medicina prepaga, las obras sociales de dirección, la obras sociales sindicales, las cooperativas y mutuales. Pero poner la responsabilidad absoluta a las empresas de medicina prepaga, que atienden al diez por ciento de la población en la Argentina, es difícil de sostener.

El artículo 23 habla del alcance de planes superadores y adherentes y la no distribución de fondos. ¿Qué opinión les merece?
Ariel Ulla (MAPFRE): Hasta no tener la reglamentación en la mano y poder trabajar con más claridad, permaneceremos en un cierto nivel de incertidumbre. No tenemos certeza de qué es lo que va a ser considerado un plan superador, por ejemplo. El artículo 23 dice que no habrá distribución hacia las empresas de medicina prepaga del Fondo de Distribución, pero por el momento no podemos más que trabajar con ciertas hipótesis: podría ser que se conforme un fondo común entre todas las empresas de medicina prepaga. Una vez definida la reglamentación de esta ley podremos hablar con más certezas. La ley es bienvenida, pero necesitamos que la mirada hacia las empresas tenga equidad y reglas claras.

¿Por qué el sector no pudo arribar a una solución consensuada?
Julio Diez (Swiss Medical Group): El gran problema del sector es la imagen pública que tenemos hacia el mercado y la opinión pública. Un error es que siempre pensamos que la regulación nunca iba a llegar, vimos pasar miles de proyectos por Diputados y Senadores. Y otro error fue pensar que nosotros damos un servicio muy bueno y que por lo tanto no nos iban a regular. Pero de pronto apareció la regulación y nos encontramos bailando una música que nunca pensamos que iba a aparecer. Ahí hubo una gran parálisis de un sector que nunca pensó que pudiera avanzar una regulación con artículos tan pesados como el artículo 10. Creo que el mayor error de la industria estuvo vinculado con la planificación y la previsibilidad. Y por otro lado, tenemos un problema de comunicación. Desde hace años no hemos sabido comunicar lo que hacemos y la salud que damos: la imagen pública de la medicina privada es muy negativa y eso se vislumbró en que no hubo apoyo de ningún lado hacia estas empresas.
Tomás Kelly (Medicus): Creo que también hubo una falta de coordinación entre el sector. Hubo un intento de trabajar junto con las Cámaras pero no hubo un único mensaje ni una única cabeza que saliera a hablar por todos, sino que se nos vino encima la ley y nos faltó coordinación. Un mensaje unificado hubiese llegado de manera diferente a la gente.
Julio Diez (Swiss Medical Group): Este es un trabajo que debió haberse dado mucho tiempo atrás, planificando la comunicación, acompañando la actuación con el Congreso. Ahora estamos con la manguera en la mano, viendo cómo hacemos para apagar el incendio. Nosotros tampoco tenemos conciencia de hasta dónde llegará esto. Ahora cada compañía verá, por ejemplo, cómo toca a la puerta una persona de 89 años con una patología grave pidiendo permiso. Ahora nosotros decimos: “No, mirá la reglamentación de la ley dice que…” Pero cuando se reglamente la ley se nos va a acabar el discurso. Tenemos la incertidumbre acerca de cómo vamos a dar el segundo paso, con la reglamentación adentro.
Juan Funes (Galeno): Este sistema se construyó en muchos años con cosas muy bien hechas, otras bien hechas, otras cosas regular y algunas mal. La realidad es que los sanatorios están, la gente tiene su cobertura médica y el paciente elige un servicio diferente. El Estado tiene la responsabilidad de brindar salud primaria a los ciudadanos y luego estamos nosotros como una alternativa. El que compra medicina prepaga accede a otro sistema. La gente que está acostumbrada al sistema de medicina prepaga no se va a dar de baja, aun sabiendo que al otro día puede entrar. Está acostumbrada a pedir un turno con su médico o ir a la guardia y que lo atiendan. Ahora que la ley abre el abanico y que el consumidor que está dentro del sistema puede pedir más cosas, es importante que todos los actores, prestadores, médicos y usuarios cuidemos al sistema. Costó mucho construirlo y tiene mucho más para dar.
Ariel Ulla (MAPFRE): Estamos hablando de sistemas, mercados y sectores, pero detrás de estas palabras hay personas. Hay 4.700.000 personas que son usuarios, 260 empresas apostando y 20.000 familias de los empleados de las empresas. La visión de cuidar todo esto es clave en el escenario que se viene.

¿Qué escenarios vislumbran para el sector a partir de la nueva ley?
Ariel Ulla (MAPFRE): Nuevamente, sin la reglamentación estamos entrando en el terreno de las hipótesis. Igualmente se van vislumbrando algunas cuestiones. Muchas empresas del interior de menor volumen pueden sufrir la aplicación de esta ley si la reglamentación de estos artículos no es clara. Una hipótesis probable indica que habrá una mayor concentración del mercado porque muchas empresas no podrán hacer frente a las consecuencias de la nueva reglamentación. Y estaremos frente a un escenario en el que la estructura y el cuidado de los costos pasarán a tener una importancia vital, pues no nos olvidemos de que todos los aumentos también estarán regulados, con una implicancia directa en los ingresos de estas empresas. Está claro que el escenario presupone una serie de riesgos importantes para la actividad.

¿Cuál es la solución a largo plazo para corregir las falencias de la ley?
Julio Diez (Swiss Medical Group): Va a tener que ser con otra ley. La ley actual no se va a mover mucho de dónde está. Hay esquemas que estamos tratando de trabajar, como las patologías y los valores que pueda llegar a ponerles la Superintendencia. Y creo que también se está trabajando en acotar la población sujeta a este artículo diez y para limitar a aquel que tenga algún tipo de sistema y que no pueda salir a buscar prestaciones indiscriminadamente de un lugar a otro. La solución debería pasar por otra ley que termine complementando a la actual con algún seguro que cruce todo el sistema y que quite las patologías catastróficas del medio, como funciona en Chile o Uruguay.

Los artículos 11 y 12 se refieren a las carencias y admisiones adversas, y los artículos 17 y 18, a cuotas de planes y aranceles. Ambos presentan un desafío para las prepagas. ¿Qué están haciendo al respecto?
Ariel Ulla (MAPFRE): Tengo que repetirme, pero no es mucho lo que pudimos hacer más que trabajar con hipótesis. Está claro que, desde el punto de vista del seguro -una pata fundamental de la compañía que represento- se vulneran cuestiones básicas y eso nos preocupa.

La Superintendencia de Servicios de Salud está a cargo de la regulación del sector. ¿Eso es positivo o negativo?
Julio Diez (Swiss Medical Group): Está bien, la Superintendencia conoce el tema. Vamos a tener interrelación con el sector, vamos a poder discutir las prestaciones que incorpora el PMO, las leyes que entran por el Congreso, la ley de la provincia de Buenos Aires sobre fertilización asistida… Tendremos alguien que nos escuche y atienda.

 

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