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Salud y educación eran los dos
últimos bastiones de la civilización
occidental, de raigambre europea por
excelencia, desarrollada a partir de
los componentes culturales de dicho
continente, el viejo según las
apreciaciones estratégicas de los
poderes y las economías
industriales... pero justamente, las
sociedades que les dieron espacio y
entidad, se han visto atrapadas en
decisiones que además de hacer
sucumbir el modelo de las equidades,
han comenzado a restar derechos
ciudadanos a cambio de recortes y
reformas sin sentido alguno.
¿Cuál es el saldo de 2012?...
alguien ha dicho que la deuda
sanitaria proviene de un gasto
aberrante, y los estados políticos
descerebrados han procedido en
consecuencia, destruyendo los
equilibrios necesarios para el
sostenimiento de la salud pública en
cualquiera de sus formas y
expresiones, restando calidad y
seguridad en sus prestaciones, lo
que ha redundado en un primer
impacto esencialmente dañino:
demoras en la atención,
encarecimiento prestacional por las
crecientes imprevisiones, y desde
luego, un universo creciente de
personas sin acceso al cuidado de su
salud. Ello ha dado significancia a
un antiguo precepto oculto desde el
Medioevo: “si no tienes dinero y
enfermas, nada ni nadie te
salvará”... y así está sucediendo.
Se ha iniciado un intrincado proceso
de desfinanciación de fármacos
prioritarios en el tratamiento de
las enfermedades crónicas, algo que
promete expandirse consumiendo los
servicios farmacéuticos y restando
coberturas esenciales a los otrora
sistemas solidarios de salud. Los
considerandos políticos están vacíos
de contenido social y son
paradojales en cuanto a los
resultados esperables, por lo tanto
se visualiza un “estado de cirugía
permanente” que amputará hasta que
el paciente no sea más que un
recuerdo. Cabría entonces
preguntarse: ¿qué será de las
oficinas de farmacia
comunitarias?... y luego: ¿qué será
de los medicamentos cuyas coberturas
solidarias se esfumarán ante
intencionalidades sesgadas?... por
supuesto, no son los únicos factores
de este problema monumental.
Hasta 2011 existió un SNS (Sistema
Nacional de Salud) español que
podría ser tenido como un “modelo de
modelos”. En 2012, el PP español se
ocupó de arrasarlo y desmantelarlo a
partir de dinamitar sus columnas de
gestión.
El pacto de la sanidad y los
servicios sociales ha conseguido que
la atención socio sanitaria deje de
ser pública, perdiendo sus
condiciones de gratuidad y de
universalidad, piedras angulares de
cualquier equilibrio de las
garantías individuales elementales.
El panorama provee imágenes bien
concretas:
-
luego de cursar un desmantelamiento
de las fuentes laborales que han
aportado más de seis millones de
parados sólo en España, salud y
educación se han convertido en
“valores ha desagregar”...
-
El ahorro originalmente
presupuestado y pretendido por las
actuales autoridades españolas, se
ha traducido en un mayor componente
de gastos ocultos y demandas
contenidas... o lo que es lo mismo,
el ahorro no ha sido tal.
-
El sistema solidario de pensiones
contributivas impone ahora una carga
inicial de “bolsillo” para el acceso
a los medicamentos. Ocho, dieciocho
o sesenta euros/mes según la
renta... una medida que deja sin
cobertura a los grupos sociales
marginados y que finalmente no
aportará el ahorro esperado, ya que
lo que se ahorre en medicamentos se
perderá en alteraciones en la
morbi-mortalidad.
-
Menos recetas, sí, pero a cambio de
más enfermos y más enfermedades
desatendidas.
-
Los inmigrantes irregulares se han
quedado sin tarjeta sanitaria y por
ende sin acceso a servicios básicos.
-
456 medicamentos destinados a
síntomas menores perdieron su
financiación.
-
12.110 millones de euros impagos a
proveedores sanitarios a mayo de
2012, permanece irresuelto.
-
Un tercio de las 21.427 farmacias
comunitarias enfrentan un riesgo de
cierre por quiebra.
-
A esto se une la caída en picada del
gasto público en medicamentos, muy
preocupante para toda la cadena
farmacéutica. Tras la aprobación de
un total de nueve medidas en los
últimos tres años, el gasto en
recetas ha retrocedido a niveles de
2005. En ese año, las farmacias
dispensaron 764,6 millones de
recetas y el gasto farmacéutico se
elevó hasta los 10.051,33 millones
de euros, mientras que en setiembre
de 2012 se habían facturado 949,5
millones de recetas, un 24,1 por
ciento más, por un valor de 10.240,6
millones de euros. Asimismo, según
el estudio “El Gasto Farmacéutico en
España en 2012”, realizado por el
Strategic Research de EAE Business
School, el gasto farmacéutico
público por habitante se había
reducido en el último año en un 7
por ciento, situándose en 241,30
euros anuales. [http://www.elmedicointeractivo.com/noticias/nacional/116251/2012-un-año-de-duros-recortes-y-profundas-reformas]
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Lo antedicho se ve acompañado por la
desestructuración de los programas
de cronicidades, algo que escudado
en una finalidad altruista, asegura
que los enfermos deberán pagar más
por algo que se verá restringido en
calidad tanto como en seguridad.
Todo indica que la estrategia en
curso, orquestada desde la mano
negra del sistema económico y
financiero mundial [FMI]
profundizará los recortes y restará
valores de manera de poder consumir
las gratuidades tanto como las
coberturas. Bien podría
interpretarse que, si a España como
modelo de los sistemas americanos de
salud le sucede esto (como miembro y
socio de la UE), peores cosas
vendrán para sus antiguas
“colonias”.
La conclusión es simple, se ha
comenzado a imponer la “teoría de
las exclusiones” en una sociedad
acostumbrada históricamente al
“estado bienestar”, un bienestar que
se está extinguiendo delante de
nuestras propias narices, sumiendo
al mundo occidental en un estado de
permanente incertidumbre, conformado
por estados políticos ausentes y
servicios sociales inexistentes en
la realidad, no así en los papeles.
Cabe recordar a la clase política
que las sociedades humanas no son
números ni tampoco estadísticas...
si las sociedades dejan de cumplir
su rol en el presupuesto del gasto
social, las entidades políticas
perderán sus pretendidos espacios,
que se han venido sustentando
mediante corrupciones crecientes,
las que han puesto en evidencia
actos de negligencia de gestión
inaceptables.
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