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Reintegros a las obras
sociales
¿Nuevos horizontes para el reaseguro?
La Fundación Sanatorio Güemes
convocó a Ariel Lieutier y Silvio Dessy, representantes de
la Superintendencia de Servicios de Salud, para disertar
sobre la resolución 1200/2012 y sus modificaciones. A lo
largo de su conferencia, ambos ahondaron en las novedades
que dicha resolución y la creación del SUR (Sistema Único de
Reintegro) como reemplazo de la APE significan para el
sistema de reintegros a las obras sociales.
La Fundación Sanatorio Güemes
reunió a especialistas de la Superintendencia de Servicios
de Salud para discutir en detalle las implicancias de la
resolución 1200 y sus posteriores resoluciones
modificatorias, la 1511 y la 1561. Así, como parte de las
actividades académicas que la Fundación lleva adelante en su
Maestría en Administración de Sistemas y Servicios de Salud,
el Licenciado
Ariel
Lieutier, Gerente General de la Superintendencia, y el
Doctor Silvio Dessy, Subgerente de Gestión Estratégica de la
misma entidad, contaron con la coordinación del Doctor Mario
Lugones, Director de la Maestría, para describir las
motivaciones que llevaron a la actual gestión de la
Superintendencia a crear el SUR (Sistema Unico de Reintegro)
como reemplazo de la APE (Administración de Programas
Especiales) y los cambios que están teniendo lugar a partir
de entonces.
A modo de introducción, Lugones recordó la tensión que la
resolución 1200 generó en el ámbito de la salud cuando fue
emitida, en setiembre de 2012. Más tarde, sin embargo,
corroboró, fue mejorada con la emisión de las resoluciones
1511 y 1561, que modificaron, respectivamente, lo referido a
discapacidad y los aspectos asistenciales de la misma.
Para dar paso a la disertación, Lieutier elogió la redacción
de la resolución 1200: “Fue un proceso muy interesante,
enriquecedor; las modificaciones que se fueron realizando
llevaron a que haya más consensos del los que había
inicialmente”. Además, señaló, “hemos recibido propuestas,
comentarios y críticas sobre cada uno de los puntos de la
1200 y eso resultó muy rico para todo el sector”.
UN DIAGNOSTICO:
FRAGMENTACIÓN, CONCENTRACIÓN Y ASIMETRÍAS
Para honrar el carácter académico del encuentro, Lieutier
comenzó haciendo un diagnóstico del sistema de obras
sociales nacionales: “Este tiene una particularidad: la
coexistencia con el sector privado”. En este sentido, el
censo de 2010 hizo evidente la interacción que existe entre
ambos subsectores: “Hay 4 millones de beneficiarios que
están afiliados a prepagas a través de obras sociales; esto
representa serios desafíos, que deben ir reglamentándose: la
ley de regulación de las empresas de medicina prepaga fue un
primer paso en este sentido”, destacó.
Según especificó Lieutier, el sistema de obras sociales se
caracteriza por su fragmentación, concentración y por una
serie de asimetrías. En relación a lo fragmentario del
sistema, Lieutier señaló que “hay casi 300 obras sociales
con más de 100 afiliados y que cubren 14 millones de
afiliados”. Y subrayó luego que el problema de la
concentración no es un dato menor: mientras el 5% de las
obras sociales le prestan servicio al 54% de la población,
el 95% restante dan cobertura al 46% de los beneficiarios.
“La concentración tiene como contracara la atomización del
sistema y eso lleva a problemas de sustentabilidad; y ahí es
donde el sistema de reaseguramiento juega un papel clave”,
postuló Lieutier. En cuanto a las asimetrías, señaló que el
50% de los recursos del sistema se destina a financiar al
30% de los afiliados mientras que el otro 50% financia al
70% restante: “Esto tiene que ver con la diferencia de
recursos entre las obras sociales; es un tema al que debemos
prestar atención y resolver”.
LOS MECANISMOS DE
COMPENSACIÓN Y REASEGURO
Es justamente para resolver estos tres aspectos que en la
Superintendencia existen distintas estrategias de
intervención: el SANO (Subsidio Automático Nominativo de
Obras Sociales), y por otro lado, el SUMA (Subsidio de
Mitigación de Asimetrías) y el SUR, que fueron el marco para
la resolución 1200.
Para explicar el proceder del SANO, Lieutier recordó que, de
los aportes de los afiliados (9%), una parte va al Fondo
Solidario de Distribución y otra, va directamente a la obra
social. Pero existen afiliados que, por las características
de su situación laboral, no llegan a cubrir el monto mínimo
de aportes. “Es en estos casos que la obra social es
compensada hasta la matriz ajustada de riesgo”. El SANO,
entonces, es el mecanismo de compensación destinado a las
obras sociales que brindan servicio a los afiliados de
menores recursos.
El primer instrumento que incorporó la Superintendencia es
el SUMA que, como señaló Lieutier, tiene como objetivos
“compensar o mitigar las asimetrías respecto a los recursos
por afiliado de cada obra social”. Este mecanismo, agregó,
permite financiar más progresivamente a las obras sociales
que reciben menos afiliados (menos de 50.000) y a aquellas
que tienen menos recursos por afiliado.
El segundo concepto básico para compensar y reasegurar el
sistema, es el sistema de los reintegros, lo que era materia
propiamente dicha de la ex APE, que es regulado a partir de
la resolución 1200 (SUR) de una manera diferente, y que se
utiliza para compensar a las obras sociales que tienen
afiliados con patologías de alto costo y baja incidencia.
LAS MOTIVACIONES DEL SUR: UN
POCO DE HISTORIA
La actual gestión de la Superintendencia comenzó a repensar
el mecanismo para los reaseguros, que era la materia de la
ex APE. Fue así que surgió el SUR, que, según lo dispuesto
por la resolución 1200, comenzó a ser regulado de forma
diferente. “El programa aspira a realizar reintegros a las
obras sociales que tienen afiliados puntuales de altos
costos”.
“A diferencia del SUMA y del SANO, aclaró Lieutier, el SUR
no sólo es una estrategia de financiamiento sino también una
estrategia epidemiológica”. Esto se debe a que,
inevitablemente, las prácticas que el SUR define como
reintegrables terminan influyendo sobre el sistema: “Es por
eso que este mecanismo comienza a tratar cuestiones
epidemiológicas-prestacionales”, remarcó.
Para
explicar las motivaciones que determinaron la urgencia de la
creación del SUR, Lieutier destacó dos grandes líneas: “Por
un lado, era necesaria la optimización administrativa y, por
el otro, era necesario redefinir el sistema de reaseguro y
repensar qué es lo que había que cubrir”. Fue el doctor
Silvio Dessy quien se encargó de realizar un repaso
histórico de la ex APE, para dejar en claro en qué situación
la Superintendencia decidió instaurar el SUR.
Dessy recordó que la APE fue creada el 15 de enero de 1998,
mediante el decreto del Poder Ejecutivo Nacional n° 53. En
su primera resolución, la APE estableció una serie de
mecanismos administrativos-comerciales y definió también qué
patologías iba a cubrir. “Esto no significa que antes del 98
no existiera un sistema de reaseguro, pero no estuvo tan
claramente establecido hasta ese momento, cuando se
constituyó como ente autárquico y descentralizado para los
reintegros de alta complejidad, alto costo y baja
incidencia”, sintetizó Dessy. De las patologías que cubría
la APE inicialmente, “algunas se han mantenido, otras se
dieron de baja y otras se incorporaron”, adelantó el doctor.
Para aportar a la reseña histórica, Lieutier agregó que,
cuando llegaron a la Superintendencia, se encontraron con
más de 100 mil expedientes sin resolución. “Fue en ese
momento que nos dimos cuenta de que había que cambiar los
procedimientos para lograr una mejor estrategia de
resolución.” Uno de los primeros pasos en este cambio,
continuó explicando Lieutier, fue la implementación del
sistema de turnos on-line, “pero la salida de fondo pasaba
por cambiar la lógica de gestión de los subsidios, para
lograr tiempos razonables: allí residía la urgencia”,
aseveró.
“A esto se sumaba, continuó Lieutier, que había muchas
patologías que realmente no eran ya de alto costo gracias al
avance de la tecnología, como el caso de los partos”. En
muchos de estos casos, explicó el Gerente General de la
Superintendencia, el costo administrativo y el tiempo
insumido para la resolución del mismo no justificaban el
monto del reintegro: “Por eso, era necesario que
repensáramos el sistema desde el punto de vista
administrativo”.
EL SUR Y SUS NOVEDADES
Fue Dessy quien se explayó sobre la redefinición del sistema
de reaseguro. Al vademécum inicial de prácticas a reintegrar
que había dictado la APE en 1998, comentó Dessy, se fueron
agregando otras muchas que, a la larga, “complicaron la
interpretación de las resoluciones porque no había una norma
única que englobara todas las coberturas”. En este sentido,
la resolución 500 de 2004, aunque mejoró varios aspectos,
dejó con vigencia algunos defectos: “no fijaba los montos a
reintegrar y mantenía las vías de excepción.”
Por Ley nacional, la APE estaba obligada a cubrir tres
aspectos: los tratamientos de personas con discapacidad, los
de pacientes con HIV y todos los de drogadependencia. Por
eso, con la resolución 1200, la Superintendencia separó
discapacidad y prácticas sanitarias, que quedaron
comprendidas, respectivamente, en las resoluciones 1511 y
1561. “Esto nos permitió separar las aguas claramente”,
destacó Dessy. Otro de los puntos bisagra que marcaron
modificaciones en la ex APE es que, mientras ésta aportaba
fondos a las obras sociales por subsidio y por reintegros,
ya a partir de la resolución 4806 de 2008 se dieron por
terminados los subsidios y se adoptó el reintegro como única
modalidad. “Esto significa que se paga todo lo realizado y
lo que pueda constatarse que ha sido realizado; este
concepto lo seguimos manteniendo hoy en día”, señaló Dessy.
La única excepción se da en caso de riesgo de muerte: “Si la
obra social demuestra que no cuenta con el dinero suficiente
para salvar la vida de un paciente, se le puede adelantar el
dinero”.
EL PROBLEMA DE LOS BIOLÓGICOS
Y LAS VÍAS DE EXCEPCIÓN
El licenciado Lieutier retomó la palabra para explicar el
desafío que constituye para el SUR el reintegro por
medicamentos biológicos. Anteriormente, este tipo de drogas
no estaba contemplado en ninguna resolución y, por eso, se
reintegraban por vías de excepción, que fueron eliminadas
por la resolución 1200. “En que tenemos una definición muy
controvertida: autolimitarnos a nosotros mismos; la decisión
de eliminar las vías de excepción fue para transparentar el
sistema y poder plantearnos limitaciones a nosotros mismos”,
explicó Lieutier.
El tema de los medicamentos biológicos “es central”,
definió, tanto a nivel nacional como internacional. La
evolución del gasto a nivel mundial en biológicos creció un
250% entre 2004 y 2011; así, gran parte del financiamiento
de los sistemas va a depender de cómo se financien los
biológicos. “Por eso era importante encarar este problema;
como mecanismo reasegurador, teníamos que encararlo”.
Logrando que, al eliminar las vías de excepción, los
biológicos fueran incorporados por otros medios.
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Tecnología
Sanitaria Tutelada
Con los
medicamentos biológicos y las prácticas de avanzada,
planteó el Gerente General de la Superintendencia,
Licenciado Ariel Lieutier, surge “la tensión entre la
cobertura que mejore la calidad de vida del paciente y
la sobreprescripción”, que suele ocurrir con el avance
de la tecnología. “La contracara de este avance es una
gran amenaza al financiamiento de la seguridad social”,
postuló. Fue para resolver está problemática que la
resolución 1561 creó una instancia de Tecnología
Sanitaria Tutelada. Allí, especificó Lieutier, “no
decimos qué hay que prescribir y qué no, pero sí
establecemos en qué casos el Fondo Solidario va a
reintegrar por esas prácticas o medicamentos”, remarcó.
La clave para el buen funcionamiento de esta
herramienta, agregó, es que sea dinámica, de modo que,
una vez comprobada su eficacia, los medicamentos antes
tutelados puedan pasar a reintegrarse directamente.
En este sentido, añadió el Doctor Silvio Dessy,
Subgerente de Gestión Estratégica de la
Superintendencia, los medicamentos de eficacia
comprobada se mantienen en el reintegro directo mientras
que los que carecen de consenso en la comunidad médica
pasan al mecanismo de Tecnologías Sanitarias Tuteladas.
Así, se evalúa si los medicamentos o las prácticas son
pasibles de reintegro sobre la base de guías
terapéuticas y un análisis de cada caso particular.
“Esto nos sirve para tener estadísticas y para ver cómo
evolucionan los pacientes con las nuevas tecnologías”,
señaló Dessy. |
BAJAS E INCORPORACIONES
Entre las prácticas que el nuevo SUR estimó que ya no era
necesario seguir cubriendo se encuentran la osteosíntesis,
los partos y los injertos: “Son prácticas que hacen al
volumen administrativo y no al financiamiento del sector”,
explicó Lieutier. En cambio, se incorporaron otras, como la
radioterapia de intensidad modulada o el implante percutáneo
de válvula aórtica. “Tuvimos la idea de eliminar lo que
implicaba bajo nivel de reintegros pero alto trabajo
administrativo y sumar prácticas de alta complejidad, con
perspectiva de crecimiento importante”, especificó.
Fue la resolución 1561, explicó luego Dessy, la que,
modificando la 1200, agregó prestaciones innovadoras y de
altísimo costo. También se incluyeron técnicas de última
generación, como la reconstrucción 3D de calota,
tratamientos endovasculares, dispositivos de asistencia
circulatoria, bombas de insulina, prótesis, ortesis y
cirugía de reasignación sexual. “Creemos que debemos
trabajar mucho para la igualdad de género”, aseguró.
Con respecto a los medicamentos, aclaró
Dessy,
se decidió incluir aquéllos acerca de cuya efectividad la
comunidad médica no tiene todavía pleno consenso, en un
programa especial de Tecnologías Sanitarias Tuteladas (ver
recuadro). Muchos otros, de utilidad ya comprobada, se
mantuvieron para el reintegro directo. “Para diferenciar
unos de otros, hemos tomado criterios científicos y de uso
cotidiano”, señaló el doctor.
LOS VALORES PARA LOS
REINTEGROS EN MEDICAMENTOS: UN DESAFÍO
“Cuando una norma es tan amplia como la que manejamos e
incluye tanta variedad de medicamentos a cubrir, aparecen
problemas para definir los valores tope”, advirtió más tarde
Lieutier. La disyuntiva estaba planteada: “¿Establecíamos un
valor fijo o determinábamos el valor del reintegro en
función del precio de venta al público?” Este punto, explicó
Lieutier, generaba problemas, tanto de sistemas como
relacionados con la actualización y el mantenimiento del
manual. Según contó Lieutier, en un principio se definió un
valor para el reintegro que se correspondía con un
porcentaje del precio de venta al público. Sin embargo,
“esto generó mucho ruido y fue entonces cuando decidimos
buscar alternativas”, detalló.
Dado que de cada principio activo hay múltiples
presentaciones disponibles en el mercado, la
Superintendencia optó, finalmente, por establecer un valor
genérico para cada droga en función de cada una de las
presentaciones. “Los resultados de este trabajo salieron con
la resolución 1561, donde cada droga y cada presentación
está asociada a un solo valor”, sintetizó Lieutier. Se
trata, aseguró, de “una metodología que va a ser muy útil a
futuro”. Además, la resolución 1561 incluye lo que Lieutier
entendió como una “declaración de principios”. “Planteamos
que los laboratorios publiquen los precios de los
medicamentos que están incluidos en los reintegros y que los
mantengan actualizados”. “Estos son pasos que hay que
transitar para darle más transparencia a este sistema
complejo”, detalló.
MUCHO MAS QUE MEROS DATOS
Hace catorce años que la ex APE viene realizando reintegros
por patologías de alta complejidad; “sin embargo, señaló
Lieutier, si uno quiere mirar la historia de esos catorce
años, hay muy pocos datos porque el sistema informático
estaba armado sólo con un criterio de tramitación”. Por eso,
resulta “desesperante que esa información no pueda ser
utilizada para otro fin”. El nuevo sistema del SUR, en
cambio, tiene la capacidad de tomar esos datos y utilizarlos
con distintos objetivos: “para repensarse a sí mismo, para
que los use la Superintendencia o los Ministerios de Salud y
de Desarrollo Social, que podrían formular políticas en
función de esta información”, destacó Lieutier.
Para finalizar con la disertación, Lieutier también destacó
otra de las virtudes del nuevo sistema: “Como estamos
realizando reintegros en el sector de discapacidad, nuestra
información puede ser útil para la constitución de un padrón
único de beneficiarios con discapacidad”. Las ventajas y los
usos de los datos tal como los organiza el nuevo sistema del
SUR, concluyó Lieutier, parecen multiplicarse: “Una vez que
tengamos el sistema funcionando plenamente nos vamos a dar
cuenta del inmenso potencial de estos datos”.
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