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¿Cómo se genera el cambio? Entre las
muchas teorías que explican las
transformaciones en sistemas
sociales y políticos me conmueve más
aquella que postula que el cambio
surge de un conjunto de voluntades
alineadas. No del azar, ni de los
astros, sino de la insistencia (algo
conspirativa) de un conjunto de
voces que juntan sus fuerzas para
hacer que su mensaje sea escuchado.
No es la realidad, por agobiante que
resulte, la que impulsa la
transformación sino un discurso del
cambio que logra imponerse. Que
cambia las percepciones sobre cómo
deben ser las cosas.
Cuando un pequeño grupo de
sanitaristas comenzamos, a soñar con
un Pacto Argentino por la Inclusión
en Salud, decíamos que “no nos unía
el amor sino el espanto” y fue casi
un milagro que personas de
diferentes extracciones políticas,
edades y profesiones decidiéramos
insistir en continuar reuniéndonos
para soñar juntos un futuro mejor
para la salud de los argentinos.
Nos costó bastante destilar la
esencia de aquello que combina
sólidas evidencias científicas
respecto a cómo producir salud, con
nuestras convicciones y creencias
personales. Pero, finalmente,
llegamos a una propuesta. A una
declaración de consenso.
El documento que surgió, al cual
llamamos “Pacto por la Inclusión
Social en Salud” es una convocatoria
para discutir juntos. Busca sentar
las bases para iniciar una
construcción colectiva en lugar de
proponer directamente un programa de
reforma o un plan de salud. Ninguno
de nosotros conseguiría resolver
solo todos los problemas y desafíos
sanitarios argentinos. Pero contamos
en la Argentina con la inteligencia
y la capacidad para encontrar todas
las respuestas necesarias. Entonces,
la clave es convocar a esa
capacidad.
No necesitamos coincidir en todo.
¡Lo que necesitamos es escucharnos!
Pronto hubo acuerdo en que, debíamos
hacer un blog. Un espacio abierto y
colectivo para soñar juntos. Para
sumar voluntades. Para construir un
debate propositivo y respetuoso.
En http://inclusionsalud.org/ se
proponen varios debates simultáneos.
Existe la posibilidad de participar
en uno o varios de ellos, así como
la de lanzar nuevas consignas de
debate. Es un espacio virtual
horizontal y abierto. No busca
difundir los pensamientos de unos
pocos sino sumar ideas y
organizarlas para construir
soluciones conjuntas.
A partir de la construcción del
blog, de su presentación en la
Biblioteca Nacional, de la reciente
jornada convocada por la Facultad de
Medicina de la UBA para discutir si
es necesaria una Ley marco para el
sistema de salud, sabemos que la
discusión virtual y el debate cara a
cara se potencian y estimulan.
Podemos ahora decir que, ya no nos
une el espanto sino el sueño
compartido de un sistema de salud y
unas políticas de salud que hagan a
los argentinos más sanos, que
reduzcan las enormes y crecientes
desigualdades sanitarias. Pero que,
además, generen mejores condiciones
para quienes trabajan en el sector,
para los trabajadores y para las
organizaciones.
Es un sueño ambicioso, pero no
parece tan imposible si miramos a
los costados. Porque muchos países
de la región han venido logrando
avances significativos en sus
sistemas y políticas de salud
durante los últimos años. Tal vez
nuestra mayor inspiración ha sido el
denominado Movimiento sanitario
brasileño, que no sólo ha funcionado
como un espacio de resistencia a la
dictadura sino también ante ciertos
embates neoliberales en los inicios
de la democracia. Y que ha logrado
que, aun con cambios en la
orientación política de los
sucesivos gobiernos, el timón de la
política sanitaria se mantenga en la
misma dirección. Algo similar
ocurrió en Uruguay con la
construcción del Sistema Nacional
Integrado de Salud (que hasta desde
el nombre nos toca en el corazón) y
en menor medida pero con igual
consistencia con las Garantías
Explícitas en Salud de Chile y con
la ley 1.438 (que reforma la antigua
ley 100) de Colombia.
¿Por qué los argentinos no podemos
ponernos de acuerdo sobre el modelo
de salud que queremos? Necesitamos
involucrarnos con nuestras
circunstancias. Mientras cada uno
atiende su juego las condiciones
generales para producir salud se
deterioran. Aunque no tenemos una
crisis sanitaria, seguramente todos
coincidiremos que hay aspectos
críticos que requieren abordajes
inmediatos. Lo que tenemos es:
• Un sistema enfermo. Con una
enfermedad silenciosa que ya afecta
a todos los subsectores (el público,
las obras sociales, y las empresas
de medicina prepaga). Porque la
enfermedad ha hecho metástasis.
Ofertas que no consigan dar cuenta
de las demandas y demandas que se
divorcian de las necesidades,
generan como resultado un sistema de
salud cada día más caro e impotente.
• Políticas anémicas. No hay planes
de salud nacionales. Pero tampoco
provinciales, ni municipales. Hemos
perdido el tren de la innovación en
políticas sanitarias y, en el mejor
de los casos, tenemos un catálogo de
esfuerzos poco articulados, e
incluso a veces hasta superpuestos e
incluso contradictorios.
• Gestión apaga incendios. La
fragmentación se reproduce en todos
los niveles. Entonces, municipios y
provincias tienen que hacer
malabarismos para satisfacer
requerimientos atomizados de
programas nacionales y provinciales
que promueven abordajes parciales.
• Servicios orquesta. Que deben
responder a todas las demandas,
desde las de menor a las de mayor
complejidad. Duplicando esfuerzos y
requiriendo cada vez mayores
inversiones en equipamiento,
infraestructura y personal.
• Ciudadanos que son más
consumidores y menos pacientes. Que
reclaman más libertades que derechos
y rehúyen asumir obligaciones
sanitarias. Que reconocen que el
sistema tiene fallas pero optan por
buscar soluciones individuales.
Reaccionemos antes que esas
debilidades contagien a otras. Antes
de que nos quedemos sin respuestas a
los problemas de salud de nuestra
población. Nuestro enemigo es la
enfermedad, es la ausencia de
derechos. No es un sector o una
agrupación política.
El blog del Pacto Argentino por la
Inclusión Social en Salud está
abierto para quienes quieran sumar
voluntades para un cambio sanitario.
Es un espacio democrático,
propositivo y respetuoso. No tiene
sponsors ni persigue ningún rédito
individual. Para que las políticas
de salud sean sustentadas, para que
las leyes sanitarias no continúen
surgiendo como conejos de la galera
de un mago, para que quienes saben y
tengan soluciones puedan ser
escuchados, la mejor solución es
participar.
Como nos cantaba Joan Manuel Serrat:
”Todo está listo, el agua, el sol y
el barro. Pero si falta usted no
habrá milagro”.
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