:: REVISTA MEDICOS | Medicina Global | La Revista de Salud y Calidad de Vida
 
Sumario
Institucional
Números Anteriores
Congresos
Opinión
Suscríbase a la Revista
Contáctenos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 

 

:: Infórmese con REVISTA MEDICOS - Suscríbase llamando a los teléfonos (5411) 4362-2024 /  (5411) 4300-6119 ::
  
 La Medicina en el Cine - Autor: José Moviola jose.moviola@yahoo.com.ar

 
Medicina y farmacia en el Medioevo monástico
El nombre de la Rosa
(Jean-Jaques Annaud - 1986)

SINOPSIS
La película El nombre de la rosa constituye una herramienta excelente para ilustrar aspectos de la ciencia y, particularmente, de la medicina-farmacia aún no separadas durante el período medieval. Se basa en la novela homónima de Umberto Eco. Es una trama policíaca medieval útil en la comprensión de algunos matices de la historia de la medicina y de la farmacia. Permite un acercamiento al contexto socio-político de una época oscura, en la que el choque entre la racionalidad y la mentalidad mágico-religiosa condicionaron extraordinariamente el desarrollo de las ciencias y en particular de las ciencias médicas. Nos enfocaremos en el análisis de los aspectos fundamentales de la medicina-farmacia monacal a través de las escenas y los diálogos de la película. (1)

UN SHERLOCK DEL SIGLO XIV QUE SE AYUDA DE LA MEDICINA Y LA FARMACIA
Un cierto día del año de 1327, Fray Guillermo de Baskerville –un monje franciscano y antiguo inquisidor– y su discípulo, el novicio Adso de Melk –que es quien relata la historia–, llegan a una abadía benedictina situada en el norte de la península italiana. Hace poco, en este lugar ha sucedido un terrible hecho: la muerte del joven miniaturista Adelmo da Otranto. El abad encarga a fray Guillermo el esclarecimiento del fallecimiento, pero continúan produciéndose misteriosos asesinatos de monjes que sumen a la abadía en el desconcierto y el pánico, en un momento histórico en el que los frailes tienen la creencia de que se acerca el fin del mundo anunciado en el Apocalipsis. Poco a poco, debido a la perspicacia de fray Guillermo (un Sherlock Holmes medieval) y la información aportada por algunos monjes, el móvil de los crímenes y los personajes implicados van saliendo a la luz. El nombre de la rosa es una tenebrosa intriga medieval, excelentemente ambientada e interpretada, y constituye una acertada adaptación de la exitosa novela de Umberto Eco. (1)
De forma similar a otras órdenes religiosas, la orden benedictina, siguiendo la Regla establecida por San Benito en el siglo VI, disponía en sus monasterios de servicio médico-farmacéutico, esto es, huerto, botica, hermano sanitario y hospital.
Esta actividad médico-farmacéutica aparece desde el principio. De forma simultánea se muestra la entrada de los dos protagonistas en la abadía benedictina y se presenta al monje sanitario, Severino el herbolario, trabajando el huerto y recolectando plantas medicinales. Posteriormente se hacen diversas referencias a plantas medicinales cultivadas por el propio monje herbolario. (1)
El monje sanitario, colaborador en la investigación de los crímenes, trabaja fundamentalmente en su laboratorio por lo que diversas escenas se desarrollan en la botica. Ésta presenta el aspecto característico de la época. Los alambiques y las retortas, instrumentos fundamentales en el Medievo para la producción de medicamentos, se reparten por la estancia. Los morteros, manos y balanzas reposan sobre las mesas. Los simples (plantas medicinales) y los compuestos (medicamentos ya preparados) se guardan en cajas, botellas, recipientes de cerámica o bolsas de piel. Los envases -con inscripciones o dibujos identificativos de su contenido-, se alinean en los anaqueles y las bolsas se cuelgan de la pared.
La alimentación y la higiene son los pilares principales de la doctrina médica hipocrático-galénica. Se fundamenta básicamente en la prevención, por lo que la conservación del cuerpo sano mediante una forma de vida razonable, tiene un papel muy importante. La dieta, entendida como una norma de vida saludable que incluye la nutrición y todo lo relacionado con la higiene, es el primer instrumento del médico, la denominada “primera intención”, antes de proceder con la terapéutica farmacológica y, sólo en última instancia, ha de recurrirse a la cirugía. (1)
También la película ilustra fielmente las normas higiénicas de la época. La cultura del baño en el occidente medieval no gozaba del predicamento que tuvo en la Antigüedad y en el mundo islámico ya que tenía enemigos incansables entre los moralistas. Esta visión de la higiene se hace también manifiesta por su ausencia en las escenas de la vida cotidiana. Con la excepción de la imagen del recibimiento en la abadía en la que se lavan las manos, la imagen de suciedad es constante en la película, a lo que contribuye la reducida iluminación general. La caracterización de los personajes, las manos permanentemente sucias, los hábitos mugrientos, o el consumo de ratas, acrecientan esa sensación. Los residuos de la abadía son arrojados a través de un hueco en los muros, debajo del cual la plebe se agolpa en busca de comida. Los piojos y las pulgas cuya búsqueda e incluso ingesta son reflejados en las imágenes, junto con la presencia de las ratas en todo el monasterio, hace presagiar la aparición de una epidemia de peste como de hecho sucedió en el siglo XIV, momento en el que la peste negra o la muerte negra asoló Europa. Uno de cada tres europeos falleció a consecuencia de esta pandemia producida por Yersinia pestis y transmitida por la pulga de la rata negra (Xenopsylla cheopis).(1)
Otro aspecto interesante señalado en la película es la minúscula diferencia entre medicamento y veneno, sólo cuestión de dosis. Severino el herbolario, al ser interrogado acerca de las propiedades del arsénico –con frecuencia utilizado en la terapéutica medieval–, señala esta sutil diferencia: “El arsénico en dosis pequeñas es útil en los trastornos nerviosos, pero si se administra en dosis elevadas provoca la muerte”.
Y la diferencia es tan nimia que este fármaco-veneno se convierte en la herramienta perfecta para cometer los crímenes.
El autor, con astucia, suplió las carencias farmacológicas de su veneno ideal al idear la forma de penetración por vía oral: impregnar las páginas de un libro con el veneno para que, al pasar las hojas después de haberse humedecido el dedo con saliva, ejerciera su acción. En función de la dosis, la intoxicación aguda por arsénico puede iniciarse con la aparición de un cuadro gastroentérico grave con vómitos, dolor abdominal y diarrea, sequedad y ardor de boca y garganta y disfagia que puede evolucionar hacia la muerte por depresión del sistema nervioso central en poco tiempo.(2) Los personajes envenenados presentan diversos de estos síntomas. En particular Berengario, el ayudante del bibliotecario, que pretende paliarlos tomando un baño calmante de hojas de lima. (1)
.

Ficha Técnica:  
Título: El nombre de la rosa
Título original: Der Name der Rose/ The name of the rose
Año: 1986
Director: Jean-Jacques Annaud
Música: James Horner
Guión: adaptación de Andrew Birkin, Gérard Brach, Howard Franklin y Alain Godard de la novela homónima de Umberto Eco.
Intérpretes: Sean Connery, Christian Slater, Helmut Qualtinger, Elya Baskin, Michael
Lonslade, Volker Prechtel, Feodor ChaliapinJr., William Hickey, Michael Habeck, Urs
Althaus, Valentina Vargas, Ron Perlman, Leopoldo Trieste, Franco Valobra, Vernon
Dobtcheff, Donald O’Brien (como Donald O’Brian), Andrew Birkin, F. Murray Abraham,
Lucien Bodard, Peter Berling y Pete Lancaster.
Color: color
Duración: 130 minutos
Género: drama, misterio, thriller, crimen
Productoras: Cristaldifilm, France 3 Cinéma, Les Films Ariane, Neue Constantin Film, Rai Uno Radiotelevisione Italiana y Zweites Deutsches Fernsehen (ZDF)

CONCLUSIONES

La película ilustra con bastante fidelidad la práctica médico-farmacéutica monacal en el bajo medioevo. Según Mariana Landín Pérez,(1) del Departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la Universidad de Santiago de Compostela, La Coruña (España), la proyección de este filme, dirigida por el profesor hacia los aspectos médicos de la obra, favorece el interés del alumno de historia de la medicina o de historia de la farmacia y por tanto “de ciencias” por temas históricos, ajenos a su formación principal y le ayuda en el establecimiento del contexto sociopolítico, mejorando su formación integral y su comprensión de una época oscura en la que el choque entre la racionalidad y la mentalidad mágico-religiosa condicionaron extraordinariamente el desarrollo de las ciencias y en particular de las ciencias médicas


Referencias
1. Lanín Pérez, M. El nombre de la rosa/ Der Name der Rose (1986).Aspectos básicos de la medicina-farmacia monacal en el Medievo. Rev Med Cine 4 (2008): 41-46
2. Marruecos L, Nogué S, Nolla J. Toxicología Clínica. Barcelona: Springer-Verlag Ibérica S.A., 1993.
3. http://www.imdb.com/title/tt0091605/?ref_=nv_sr_1

 

SUMARIO

 

Copyright 2000-2016 - Todos los derechos reservados, Revista Médicos