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Opinión


Globalización
 
Por el Licenciado
Víctor Norberto Cerasale [MBA R&D]
 

Si hay algo en lo que la humanidad se ha globalizado (además de todo lo demás) eso se traduce en la salud de los seres humanos… hoy, los virus y las bacterias viajan en avión, en barco, y hasta navegan electrónicamente, trasladándose de un lugar a otro sin respetar fronteras, banderas o políticas… el planeta humano se ha unificado de un modo singular, y aquello que se expresa como enfermedad en una parte, puede aparecer casi simultáneamente en cualquiera otra, sin discriminar a las personas por ninguna de las condiciones que respondan a clasificación tradicional alguna… o lo que es lo mismo, nadie está a salvo de verse afectado por algo otrora impensado.
Desde el momento en que los mosquitos viajan en aviones, supuestamente desinfectados, tomando un ejemplo demasiado burdo, la malaria se ha vuelto una complicación global con variantes, pero malaria al fin. Y así como los mosquitos se han visto beneficiados por la globalización, otros insectos también se han mundializado transportados por negligencias furtivas que hacen de cualquier cosa un negocio, sin medir consecuencias… en tal caso, las especies de reptiles de Birmania trasladadas a los everglades de la Florida son un excelente ejemplo de los dramas consecuentes a la globalización, aunque no el único, y apenas si el mismo puede ser considerado como muestra menor de lo dicho…
En paralelo, aquellos que trafican con las aves, desconocen que las mismas pueden ser portadoras de distintas expresiones del virus de la gripe (entre otras cosas), y dichas aves producen mezclas (mutaciones) que luego aparecen subrepticiamente en los lugares menos pensados, tomando por asalto a las ciencias médicas, o bien estableciendo pautas infectológicas desconocidas a profesionales que se enfrentan a tratar patologías casi imposibles de ser reconocidas en urgencias…
En tal sentido los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades o en inglés: Center for Disease Control and Prevention) de los Estados Unidos de Norteamérica van más rápido que el resto del mundo, o si se quiere, se han adelantado al problema entendiéndolo como tal, asumiendo que lo que hoy afecta allá, mañana puede repetirse aquí y viceversa, o peor aún, ciertas enfermedades pueden expresarse simultáneamente en dos o más lugares, poniendo en jaque a los sistemas de salud, habitualmente no preparados para ello… por caso, el brote de la fiebre hemorrágica del ébola en el África occidental que cursa en este preciso momento (abril 2014).
Algunos países acompañan con sus políticas de salud, algunas decisiones y/o recomendaciones de los CDC, pero en su gran mayoría, las mismas son pasadas por alto por las autoridades políticas, dejando librados a sus suertes a los actores profesionales intervinientes que, ya bastante ocupados con sus rutinas, están huérfanos de alertas estratégicos sobre cada particular… traducido, usualmente los estamentos políticos sirven de obstáculo y/o valla que impide que los casos epidemiológicos se reconozcan con la suficiente antelación, alertando de “qué hacer” ante la eventualidad de un imprevisto… Dado el vínculo que mantengo con los CDC, recibiendo los informes con varios meses de antelación a ser publicados, es que efectúo la aseveración precedente, la cual se ve corroborada cuando se me habilita a editar las mismas (también con mucha antelación) en algunos de mis blogs, observando la inmediata repercusión que las mismas tienen… hecho que a veces, me espanta… tanto como los comentarios médicos consecuentes… o los comentarios realizados por personal de enfermería que efectúa prudentes observaciones sobre casos de pacientes que han dejado de serlo por el simple desconocimiento coincidente entre momento + información necesaria + procedimiento adecuado consecuente. Algo que se repite, además, entre profesionales bioquímicos involucrados en emergencias propias de países periféricos que terminan reconociendo tiempos después, cuestiones que los atormentaron en algún pasado relativamente reciente.
Desde luego, el sistema está diseñado para echar culpas o buscar culpables, pero nunca para concentrarse en la solución de los problemas en tiempo y forma, esto es anticipándose a que los mismos ocupen lugar partiendo del principio de “oportunidad”… esto es, alertar antes que el hecho sea tal y se transforme en un problema, en un drama, o en una catástrofe.
Ante ello, es curioso descubrir cómo algunos gobiernos europeos proceden desconociendo el problema, lo cual libera de culpas a cualesquiera de los emergentes que van muy por detrás de cualquier situación, sea por carencia de recursos, sea por negligencias varias, sea por impericias comunes a un mundo donde las urgencias priman sobre las prioridades.
Reflexionando sobre el particular, y compartiendo dichas reflexiones con algunos amigos que forman parte activa de algún espacio en el concierto de los servicios públicos y/o privados de la salud humana, no me ha sorprendido el saber que no haya oficinas nacionales que conozcan con la suficiente antelación estos casos, haciendo las denuncias o produciendo los alertas correspondientes a los sectores con potencial capacidad para involucrarse en los mismos… o incluso, oficinas nacionales que actuando de manera coordinada con organismos internacionales, establezcan anuncios que informen a la población sobre la existencia de enfermedades que pueden llegar a alcanzar a la misma por alguna vía directa o indirecta… esto no es peyorativo, antes bien es enunciativo de una realidad usualmente no contemplada, mucho menos abordada, ni qué hablar de reconocida.
Las alteraciones epidemiológicas son cada vez más frecuentes, y cada vez más peligrosas, o si se quiere, cada vez más graves… enseñando que el tema de la globalización no es sólo un problema económico, de crisis financiera, de producciones industriales globalizadas, o comunes a ámbitos sociolaborales, sino que antes de ello, encuentran su expresión genuina en los ámbitos de la salud humana, animal y vegetal, atropellando a los sistemas que deberían estar preparados para dar respuesta desde mucho antes que ello sea necesario (mucho antes que el problema se manifieste como tal)… y tal como lo conversaba con un entrañable amigo, bioquímico de profesión, pero dedicado íntegramente a la salud pública a lo largo de 50 años de dedicaciones y compromisos diversos, muchos pacientes dejan de ser tales sin que nadie haya reparado en los verdaderos motivos ocultos que lo transformaron en óbito… lo cual expone las falencias, o los huecos que deja la inexistencia de coordinadores que anticipen los problemas.
Conclusión: el planeta humano está globalizado… y en dicho contexto la prioridad estratégica debería concentrarse en las personas, en sus estados de salud y enfermedad, en las coberturas solidarias equitativas e incluyentes, y en la necesidad de que los cuadros clínicos se documentaran tan globalmente como lo que se hace, rutinariamente, con las cuentas bancarias de cualquiera en cualquier lugar del mundo… en el ámbito bancario se pueden ganar o perder dineros… pero en los ámbitos de la salud humana, lo que cuentan son “vidas”… y ellas no tienen precio, al menos eso es lo que supieron enseñarme.

Licenciado [MBA R&D] Víctor Norberto Cerasale, 2014-04-12. Copyright by Cerasale, 2014. Derechos reservados. Exclusivo para Revista Médicos, Medicina Global.
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