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Si
hay algo en lo que la humanidad se
ha globalizado (además de todo lo
demás) eso se traduce en la salud de
los seres humanos… hoy, los virus y
las bacterias viajan en avión, en
barco, y hasta navegan
electrónicamente, trasladándose de
un lugar a otro sin respetar
fronteras, banderas o políticas… el
planeta humano se ha unificado de un
modo singular, y aquello que se
expresa como enfermedad en una
parte, puede aparecer casi
simultáneamente en cualquiera otra,
sin discriminar a las personas por
ninguna de las condiciones que
respondan a clasificación
tradicional alguna… o lo que es lo
mismo, nadie está a salvo de verse
afectado por algo otrora impensado.
Desde el momento en que los
mosquitos viajan en aviones,
supuestamente desinfectados, tomando
un ejemplo demasiado burdo, la
malaria se ha vuelto una
complicación global con variantes,
pero malaria al fin. Y así como los
mosquitos se han visto beneficiados
por la globalización, otros insectos
también se han mundializado
transportados por negligencias
furtivas que hacen de cualquier cosa
un negocio, sin medir consecuencias…
en tal caso, las especies de
reptiles de Birmania trasladadas a
los everglades de la Florida son un
excelente ejemplo de los dramas
consecuentes a la globalización,
aunque no el único, y apenas si el
mismo puede ser considerado como
muestra menor de lo dicho…
En paralelo, aquellos que trafican
con las aves, desconocen que las
mismas pueden ser portadoras de
distintas expresiones del virus de
la gripe (entre otras cosas), y
dichas aves producen mezclas
(mutaciones) que luego aparecen
subrepticiamente en los lugares
menos pensados, tomando por asalto a
las ciencias médicas, o bien
estableciendo pautas infectológicas
desconocidas a profesionales que se
enfrentan a tratar patologías casi
imposibles de ser reconocidas en
urgencias…
En tal sentido los CDC (Centros para
el Control y la Prevención de
Enfermedades o en inglés: Center for
Disease Control and Prevention) de
los Estados Unidos de Norteamérica
van más rápido que el resto del
mundo, o si se quiere, se han
adelantado al problema entendiéndolo
como tal, asumiendo que lo que hoy
afecta allá, mañana puede repetirse
aquí y viceversa, o peor aún,
ciertas enfermedades pueden
expresarse simultáneamente en dos o
más lugares, poniendo en jaque a los
sistemas de salud, habitualmente no
preparados para ello… por caso, el
brote de la fiebre hemorrágica del
ébola en el África occidental que
cursa en este preciso momento (abril
2014).
Algunos países acompañan con sus
políticas de salud, algunas
decisiones y/o recomendaciones de
los CDC, pero en su gran mayoría,
las mismas son pasadas por alto por
las autoridades políticas, dejando
librados a sus suertes a los actores
profesionales intervinientes que, ya
bastante ocupados con sus rutinas,
están huérfanos de alertas
estratégicos sobre cada particular…
traducido, usualmente los estamentos
políticos sirven de obstáculo y/o
valla que impide que los casos
epidemiológicos se reconozcan con la
suficiente antelación, alertando de
“qué hacer” ante la eventualidad de
un imprevisto… Dado el vínculo que
mantengo con los CDC, recibiendo los
informes con varios meses de
antelación a ser publicados, es que
efectúo la aseveración precedente,
la cual se ve corroborada cuando se
me habilita a editar las mismas
(también con mucha antelación) en
algunos de mis blogs, observando la
inmediata repercusión que las mismas
tienen… hecho que a veces, me
espanta… tanto como los comentarios
médicos consecuentes… o los
comentarios realizados por personal
de enfermería que efectúa prudentes
observaciones sobre casos de
pacientes que han dejado de serlo
por el simple desconocimiento
coincidente entre momento +
información necesaria +
procedimiento adecuado consecuente.
Algo que se repite, además, entre
profesionales bioquímicos
involucrados en emergencias propias
de países periféricos que terminan
reconociendo tiempos después,
cuestiones que los atormentaron en
algún pasado relativamente reciente.
Desde luego, el sistema está
diseñado para echar culpas o buscar
culpables, pero nunca para
concentrarse en la solución de los
problemas en tiempo y forma, esto es
anticipándose a que los mismos
ocupen lugar partiendo del principio
de “oportunidad”… esto es, alertar
antes que el hecho sea tal y se
transforme en un problema, en un
drama, o en una catástrofe.
Ante ello, es curioso descubrir cómo
algunos gobiernos europeos proceden
desconociendo el problema, lo cual
libera de culpas a cualesquiera de
los emergentes que van muy por
detrás de cualquier situación, sea
por carencia de recursos, sea por
negligencias varias, sea por
impericias comunes a un mundo donde
las urgencias priman sobre las
prioridades.
Reflexionando sobre el particular, y
compartiendo dichas reflexiones con
algunos amigos que forman parte
activa de algún espacio en el
concierto de los servicios públicos
y/o privados de la salud humana, no
me ha sorprendido el saber que no
haya oficinas nacionales que
conozcan con la suficiente
antelación estos casos, haciendo las
denuncias o produciendo los alertas
correspondientes a los sectores con
potencial capacidad para
involucrarse en los mismos… o
incluso, oficinas nacionales que
actuando de manera coordinada con
organismos internacionales,
establezcan anuncios que informen a
la población sobre la existencia de
enfermedades que pueden llegar a
alcanzar a la misma por alguna vía
directa o indirecta… esto no es
peyorativo, antes bien es
enunciativo de una realidad
usualmente no contemplada, mucho
menos abordada, ni qué hablar de
reconocida.
Las alteraciones epidemiológicas son
cada vez más frecuentes, y cada vez
más peligrosas, o si se quiere, cada
vez más graves… enseñando que el
tema de la globalización no es sólo
un problema económico, de crisis
financiera, de producciones
industriales globalizadas, o comunes
a ámbitos sociolaborales, sino que
antes de ello, encuentran su
expresión genuina en los ámbitos de
la salud humana, animal y vegetal,
atropellando a los sistemas que
deberían estar preparados para dar
respuesta desde mucho antes que ello
sea necesario (mucho antes que el
problema se manifieste como tal)… y
tal como lo conversaba con un
entrañable amigo, bioquímico de
profesión, pero dedicado
íntegramente a la salud pública a lo
largo de 50 años de dedicaciones y
compromisos diversos, muchos
pacientes dejan de ser tales sin que
nadie haya reparado en los
verdaderos motivos ocultos que lo
transformaron en óbito… lo cual
expone las falencias, o los huecos
que deja la inexistencia de
coordinadores que anticipen los
problemas.
Conclusión: el planeta humano está
globalizado… y en dicho contexto la
prioridad estratégica debería
concentrarse en las personas, en sus
estados de salud y enfermedad, en
las coberturas solidarias
equitativas e incluyentes, y en la
necesidad de que los cuadros
clínicos se documentaran tan
globalmente como lo que se hace,
rutinariamente, con las cuentas
bancarias de cualquiera en cualquier
lugar del mundo… en el ámbito
bancario se pueden ganar o perder
dineros… pero en los ámbitos de la
salud humana, lo que cuentan son
“vidas”… y ellas no tienen precio,
al menos eso es lo que supieron
enseñarme.
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