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Enfermedades Catastróficas:
Definiciones y diagnóstico |
Destacados especialistas del
ámbito del sector salud precisan en este informe
definiciones sobre las Enfermedades Catastróficas a la
vez que proponen modelos de gestión y financiación.
En los últimos años, las Enfermedades Catastróficas han
comenzado a ganar lugar en las preocupaciones que
aquejan al ámbito de la salud. Cómo definirlas, cómo
gestionarlas y cómo financiarlas son sólo algunas de las
preguntas que surgen a la hora de abordar la
problemática. La Jornada sobre Enfermedades
Catastróficas en el Sector Público: Modelo de
Financiación, Modelo de Atención y Modelo de Gestión,
organizada por el Instituto de Medicina para la
Seguridad Social y Evaluación Tecnológica (IMSSET), de
la Facultad de Medicina de la UBA, convocó a
especialistas del sector para que, en forma conjunta,
pudieran brindar reflexiones y propuestas. A lo largo de
la Jornada se abordaron los temas más salientes en
relación a las Enfermedades Catastróficas: su impacto,
las mejores estrategias para priorizarlas, los recursos
para su financiación y las claves para estimar su costo.
¿POR QUÉ SON UN PROBLEMA?
La primera mesa, que estuvo presidida por el Dr. Mario
Lugones, Director del IMSSET, y coordinada por el Dr.
Benjamín Surace, Presidente del IISSS (Instituto de
Investigación Sanitaria de la Seguridad Social), contó
con las disertaciones del Dr. Saúl Flores, Ministro de
Salud de la Provincia de Jujuy, del Dr. Federico Tobar,
Consultor Internacional en Política de Salud, y del Dr.
Luis Scervino, Subdirector del IISSS. Los doctores
propusieron un acercamiento a la pregunta de ¿Por qué
las Enfermedades Catastróficas son un problema?
Fue Tobar, a través de una video-conferencia, el
encargado de abrir el panel. Para hacerlo, realizó un
acercamiento a las distintas definiciones de
Enfermedades Catastróficas (EC). “El adjetivo
catastróficas está vinculado al impacto que estas
enfermedades tienen sobre la economía de los pacientes,
de sus familias y de los sistemas de salud”, destacó
Tobar. Además del elemento económico, el doctor listó
otros tres aspectos centrales para las EC: el clínico,
el ético y el distributivo. Tal como específico Tobar,
“clínicamente, se trata de patologías que son difíciles
de identificar y que requieren mayores cuidados. Desde
la arista ética constituyen un pronóstico complejo y
poco alentador para el paciente. Y, desde el costado
distributivo, representan un desafío para los distintos
sistemas de salud, que deben decidir cómo asignar sus
recursos.”
Tobar estructuró el resto de su presentación listando
las ocho características más salientes de las EC, que
fue exponiendo y explicando. En primer lugar, señaló, la
OMS distingue a las EC por su impacto económico:
implican un gasto del 40% o más del recurso de los
hogares. “El problema de esta definición es que es
flotante: como depende de porcentajes, lo que es
catastrófico para uno puede no serlo para otros”, señaló
Tobar. Por eso, otra forma de definir a las EC es
considerar que son aquéllas cuyo tratamiento supera el
salario mínimo mensual del país en el que ocurran. En
relación a esta primera característica, Tobar subrayó
que “hay que romper un mito: las EC afectan más a los
países en vías de desarrollo que a los países ricos.”
Como segunda característica, Tobar especificó que las
EC
tienen un alto impacto sobre la salud ya que se trata de
patologías incurables. En tercer lugar, las EC
representan un bajo impacto sobre la carga total de
enfermedad: “Si se erradicaran, no mejoraría el índice
de esperanza de vida”. El cuarto aspecto central de las
EC es que “financiarlas a través de los ingresos de las
familias resulta por completo imposible e injusto: como
sociedad, no podemos permitir esto.” En este sentido,
añadió, “necesitamos avanzar hacia respuestas desde los
sistemas de salud para generar fuentes de financiación.”
La conformación de un pool de riesgo, señaló Tobar,
haría más fácil la gestión de las EC.
Como quinto rasgo de las EC, Tobar remarcó que tienen
una curva de costos que las diferencia: “En las EC, el
gasto del tratamiento no se estabiliza y es cada vez más
caro.” Además, sus costos están altamente concentrados
en medicamentos y la presión de la judicialización es
especialmente marcada en el caso de las EC. Por último,
las EC tienen un alto impacto distributivo.
A modo de conclusión, Tobar enfatizó que “es
indispensable y urgente que mejoremos nuestra capacidad
de respuesta.” A la hora de las propuestas, el doctor
postuló la necesidad de generar un seguro universal para
las EC, separado del resto de la financiación, para
generar así una discriminación positiva de las EC.
El doctor Scervino, por su parte, comenzó su
presentación aportando una diferenciación de suma
importancia: distinguió entre Enfermedades Catastróficas
y Situaciones Catastróficas: si las primeras,
estableció, responden a las características que ya había
brindado Tobar y resultan relativamente fáciles de
identificar, las segundas no son fácilmente
reconocibles. “Es el caso, por ejemplo, de lo que ocurre
en los hogares para la tercera edad y en los casos de
demencia”, ejemplificó.
Más tarde, Scervino se centró en el hecho de que el
impacto económico de las EC “viene de la mano de las
nuevas tecnologías y la aplicación de medicamentos
biológicos.” Así, el doctor describió esta problemática
desde los diferentes actores del sistema. El paciente,
detalló, exige acceso a la última tecnología y asume su
efectividad sin importarle el costo; el médico tiende a
indicar el tratamiento; el financiador se preocupa por
el costo y, por último, el complejo médico-industrial
invierte en nuevas drogas y tiende a orientarse a la
efectividad marginal. Las nuevas tecnologías, en
definitiva, señaló Scervino, “crecen inexorablemente,
tienen un alto costo y una efectividad incierta”, lo que
significa un alto impacto sobre el gasto de los
sistemas. En este sentido, recalcó, “las EC representan
un nicho de mercado para la industria farmacéutica y
muchas veces la calidad de la evidencia para la eficacia
clínica y la seguridad es baja.”
Como propuesta, el doctor señaló que es necesario que la
cobertura de las EC se dé mediante “una canasta
explícita de servicios de salud asegurados” y que
resulta vital priorizar los objetivos sanitarios y la
búsqueda de consensos.
El doctor Flores, por su parte, aportó un panorama
realista desde su experiencia de gestión en el sector
público. “El tema es cómo el Estado se organiza para
responder a las EC”, adelantó. Como primer obstáculo,
especificó, “muchas veces las EC se confunden con
enfermedades raras: no está del todo clara la
diferencia.”
“Para poder definir un modelo de financiación, los
estados provinciales tenemos que definir antes un modelo
de atención”, enfatizó Flores. En este sentido, el
Ministro agregó que resulta vital nominar a la
población, “para poder tomar decisiones racionales y
previsibles”. “El imperativo ético que se nos impone
frente a las EC lleva a un imperativo técnico”, subrayó
Flores. Por eso es necesario, señaló, implementar
protocolos de tratamiento para las EC. Los consensos,
por un lado, y la conformación de un instituto de
evaluación tecnológica, por el otro, conforman, según el
Ministro, el primer paso para poder dar una respuesta
adecuada a las EC. “Es importante que el gasto médico se
convierta en inversión”, concluyó Flores.
¿CUÁLES SON? ¿CÓMO
PRIORIZARLAS?
La segunda mesa, que abordó el dilema de ¿Cuáles son las
Enfermedades Catastróficas y cómo priorizarlas para
organizar respuestas adecuadas?, tuvo al Dr. Andrés
Pichón-Riviere, Director del Departamento de Evaluación
de Tecnologías Sanitarias del IECS (Instituto de
Efectividad Clínica y Sanitaria), como presidente y al
Dr. Carlos Regazzoni, Ex Subsecretario de Desarrollo
Social del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, como
su coordinador. Quienes presentaron sus disertaciones
fueron el Dr. Esteban Lifschitz, Coordinador del eje
Teoría de la Salud Pública, Maestría en Administración
de Sistemas y Servicios de Salud - Facultad de Medicina
- UBA, el Dr. Juan Pollola, Presidente del Instituto
William Osler de patologías especiales, y la Dra.
Virginia Llera, Fundadora de la primera organización de
enfermedades raras y drogas huérfanas en Latinoamérica.
Como presidente y disertante de la mesa, el doctor
Pichón-Riviere abrió el panel con una introducción al
tema, en la que presentó los rasgos del escenario actual
en materia de salud. El gran desarrollo de las nuevas
tecnologías sanitarias para EC, señaló, es lo que define
la agenda actual. “Las nuevas tecnologías tienen
aspectos positivos, traen soluciones; pero también
rasgos negativos, pues implican mayores costos”, destacó
el doctor. Por eso, Pichón-Riviere planteó la pregunta
de si es necesario regular la incorporación de nuevas
drogas. “Ya que los recursos son limitados, se corre el
riesgo de que la incorporación indiscriminada de nuevas
drogas pueda implicar una disminución de los recursos
para intervenciones más importantes.” Así, lo que
resulta esencial es identificar cuáles son los
medicamentos que tienen buena evidencia de efectividad:
“No es lo mismo evidencia para la licencia que evidencia
para la cobertura; hay que incorporar el criterio de
costo-efectividad”, enfatizó Pichón-Riviere.
La doctora Llera se centró en la diferenciación entre
Enfermedades Catastróficas y Enfermedades Raras (ER):
“En la Argentina no están muy claras las diferencias,
sobre todo desde la perspectiva jurídica”, advirtió. La
de ER, explicó, es una categoría que surgió en Estados
Unidos, en 1983, a través del Acta de Drogas Huérfanas.
Comentó
la doctora que “surgieron desde la perspectiva de la
producción de medicamentos, a través de una ley del tipo
pull and push, que tienen un objetivo meramente
económico.”
La definición de ER, detalló Llera, cambia de país en
país, dependiendo de la incidencia de este tipo de
patologías. En la Argentina, la Ley 26.689 de 2011 las
denomina Enfermedades Poco Frecuentes, aunque, a la hora
de definirlas, no utiliza la categoría de frecuencia si
no la de prevalencia: según las define la Ley, son las
que afectan a una de entre dos mil personas. Más
adelante en su exposición, la doctora aclaró que “no
todas las enfermedades raras son enfermedades
catastróficas” y que no todas las ER son de alto costo.
“Las ER implican un desafío que cruza las fronteras
dentro del sector de la salud; por eso se necesitan
negociaciones en bloque”, postuló Llera. Como
conclusión, la doctora detalló que “las soluciones
implican la inclusión de investigación y desarrollo en
los planes maestros.”
El doctor Pollola, por su parte, se enfocó en el manejo
práctico de las EC. “No importa de cuánto dinero se
disponga, en salud siempre se gasta más”, remarcó. En
este escenario, enfatizó, “somos defensores de la
medicina basada en la evidencia: si se baja la exigencia
en la evaluación de ésta, se empiezan a filtrar errores.
Del nivel de evidencia que se exija para los
tratamientos de EC surge qué se va a financiar.”
¿Qué hacer para manejar las EC? “El objetivo es darle al
paciente que padece una EC el mejor tratamiento
comprobado, tanto desde la calidad médica como desde el
uso racional de recursos”, remarcó Pollola. “Si nos
imbuimos de la filosofía del mejor tratamiento
comprobado vamos a tener resultados espectaculares”,
concluyó Pollola.
Cómo priorizar las EC fue la pregunta en que se centró
el doctor Lifschitz. En primer lugar, el doctor dejó
planteado que el objetivo unitario debe ser la equidad
en salud. Frente a esto, resulta preocupante comprobar
que “muchos tratamientos para las EC no tienen evidencia
de calidad que los avale: todos los medicamentos
deberían pasar por varias evaluaciones.”
El doctor pasó luego a listar los criterios de selección
para decidir, a nivel del sistema de salud, qué EC
cubrir: el costo unitario, el benchmarking o
experiencias previas realizadas en otros países, y la
incidencia/prevalencia. Como propuesta concreta,
Lifschitz acercó un método combinado, que asocia el
costo unitario con la incidencia/prevalencia y resulta
en una escala de mayor a menor. “Es falaz pensar que con
sólo declarar que queremos salud para todos esto
ocurre”, concluyó el doctor.
Luego de las disertaciones de los panelistas, el
coordinador, doctor Regazzoni, señaló que “sin
solidaridad no hay ninguna posibilidad de encontrar
solución para las EC.”
¿CÓMO FORJAR PROTECCIONES?
¿Cómo construir protecciones frente a las Enfermedades
Catastróficas? fue la pregunta que abordaron los
especialistas que conformaron la tercer mesa: el Dr.
Federico Tobar, el Dr. Adriano Castronuovo, Director
Ejecutivo de Novartis Argentina, el Dr. Ventura
Simonovich,
Coordinador del Área Ensayos Clínicos del Hospital
Italiano, y el Dr. Hugo Arce, Director del Departamento
de Salud Pública -UBA-. Los disertantes contaron con la
coordinación del Dr. Esteban Lifschitz y tuvieron al Dr.
Néstor Vázquez, Director del Departamento de Salud
Pública de la UBA, como presidente.
A través de otro video, Tobar comentó que “las EC
también son una catástrofe para los financiadores.” Por
eso acercó, como propuesta, un modelo de gestión para
las EC: el SENEC (Seguro Nacional de Enfermedades
Catastróficas), que aseguraría la atención de cada
patología en un centro de salud acreditado, conforme a
protocolos que garantizan un tratamiento seguro y
adecuado.
El doctor Ventura Simonovich comenzó su presentación
exponiendo las ideas madre en relación a los fármacos
para las EC. “Todos los fármacos deben ser eficaces y
seguros en el mundo real, deben ser usados como se
espera que lo hagan, la información sobre ellos debe
estar totalmente disponible y no se deben cubrir
fármacos que no sean eficaces o seguros”, aclaró.
A la hora de analizar el costo de los fármacos, el
doctor comparó los 1.500 millones de dólares que se
invierten en el desarrollo de un medicamento biológico
(IMS 2013) con los seis millones de pesos que, en
nuestro país, costó el desarrollo del Racotumomab.
“¿Quiere decir que nuestro medicamento está mal?: no.
Hay algo en la brecha entre los dos números que oculta
algo”, advirtió Ventura Simonovich.
Luego de enumerar las barreras que existen para el
cumplimiento de las guías de práctica clínica entre los
profesionales médicos, el doctor sintetizó: “Los
pacientes tienen que acceder a los mejores tratamientos
disponibles, pero los mejores tratamientos no siempre
son los más caros.” Además, agregó, para promover el
cumplimiento de los consensos, “todos los actores deben
estar involucrados en la confección de las guías de
prácticas clínicas.” “Se trata del triunfo de la
insistencia sobre la experiencia.”
El doctor Arce comenzó formulando una pregunta clave:
las EC, ¿pueden ser tratadas solamente desde el sector
público? “Si para financiarlas vamos a pensar en un
seguro, adelantó, no puede ser sólo del sector público:
debemos entenderlo en el más amplio aspecto posible”,
remarcó. Por otro lado, el doctor detalló que “la
cobertura de las EC debería ser interpretada como un
reaseguro, que debe ser actuarialmente viable.”
Uno de los problemas que se encuentran en el momento
mismo de buscar una solución para las EC es que “en la
Argentina no tenemos identificada a la población”,
subrayó el doctor. Por eso, concluyó, resulta
prioritario identificarla para cubrirla. “Las EC,
sintetizó, deben ser objeto de una cobertura especial.”
Más adelante, el doctor Castronuovo, de Novartis,
adelantó que “somos parte del problema, seamos también
parte de la solución.” Teniendo como objetivo minimizar
la brecha entre la evolución del valor del pagador y la
incertidumbre de la evidencia disponible, Castronuovo
postuló que los Acuerdos de Acceso Gerenciados,
entendidos como un contrato entre un productor y un
pagador o proveedor que permite el acceso a una
tecnología médica sujeto a condiciones específicas,
pueden ser un paso importante hacia la solución. “El
problema no es de precio sino de valor”, aclaró.
¿Y CÓMO COSTEARLAS?
La cuarta mesa se preguntó ¿Cómo costear las
Enfermedades Catastróficas?, y tuvo al Dr. Miguel Pujol,
Director de la Maestría en Gestión y Economía de la
Salud -UBA-, como presidente y al Dr. Adolfo Sánchez de
León, Docente de la Cátedra de Salud Pública UNICEN,
como coordinador. El Dr. Ricardo Bellagio, Ex
Superintendente de Servicios de Salud, la Dra. María
Metelli, Directora del Departamento de Matemática de la
Facultad de Economía de la UBA, la Dra. Gabriela
Hamilton, Directora de Programas Sanitarios de la
Secretaría de Salud de la Municipalidad de la Matanza, y
el Dr. Juan Pollola, conformaron el panel de discusión.
El doctor Pollola brindó una presentación sobre la
experiencia práctica en evaluación de costo médico para
las EC en Patologías Especiales S.A., la entidad que
preside. “Dado que son enfermedades crónicas, señaló,
son una oportunidad porque, a lo largo del tiempo,
permiten prever cuánto se va a gastar en tratamientos.”
Sintetizó también los resultados del cálculo estimativo:
si la cápita inicial, para una población de 2 millones
750 mil beneficiarios, era de setenta centavos de dólar,
la cápita actual asciende a un dólar.
La
doctora Metelli, por su parte, acercó un enfoque
actuarial a la problemática. “Para determinar el costo
de las EC, hay que tener en cuenta la frecuencia de los
sucesos y cuál es el costo promedio de cada patología”,
destacó. Pero además, advirtió, también hay que
considerar las medidas de variabilidad. Para definir el
costo, añadió, “lo importante es cómo se va a realizar
la selección de riesgos.”
Más tarde, fue la doctora Hamilton la que se refirió a
la metodología para el cálculo de costos de las EC, “en
el marco del deber ser” ya que, recordó, “con las EC se
empobrecen los financiadores y las familias.” La doctora
presentó una metodología clásica para la determinación
del costo farmacológico, en la que se contempla el costo
unitario de la medicación y el costo promedio por año.
Los datos, agregó Hamilton, arrojan un costo medio
ponderado. Pero, estableció la doctora, existen tres
escenarios alterativos que pueden ayudar a gestionar
mejor los costos de las EC. Frente al costo actual, la
exención impositiva del IVA implicaría un escenario
mejorado; también las compras centralizadas podrían
implicar reducciones de los costos: por ejemplo, señaló
Hamilton, “Brasil tiene una ley que obliga a los
laboratorios a reducir un 25% el precio para venderle al
Estado.” El último escenario, sintetizó la doctora,
“combina exención impositiva, compras centralizadas y
uso racional de los medicamentos, y significaría una
reducción de costos del 80%.”
El ex Superintendente de Servicios de Salud, doctor
Ricardo Bellagio, comenzó destacando que “en la
Argentina, uno de los problemas centrales a la hora de
pensar cómo costear las EC es que los datos que tenemos
no son confiables.”
El sector público, explicitó Bellagio, no posee ningún
pool de riesgo y “es el más castigado”. La Seguridad
Social, por su parte, cuenta con el programa SUR,
mientras que el subsector de la medicina prepaga, aunque
en general no cuenta con un pool de riesgo, funciona por
voluntades asociadas y, muchas veces, termina utilizando
el SUR.
“Para determinar cómo costear una EC primero tenemos que
saber cuál es la estructura de costo en salud en la
Argentina”, advirtió el ex Superintendente. Así,
Bellagio reveló que, en nuestro país, sólo el 13% de los
recursos se utiliza en el primer nivel de atención.
“Este es el problema”, subrayó.
En sus conclusiones, Bellagio destacó que “se necesita
una política de salud nacional que nos diga hacia dónde
vamos.” Por último, coincidió en que “tiene que haber un
pool de riesgo único para las EC.”
Nota de la Redacción:
Estimado lector en el siguiente link:
http://www.fsg.org.ar , puede acceder de
este informe.
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