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La Asociación de Médicos Municipales
es, como todos saben, una entidad
con una vasta experiencia en la
salud pública y en la defensa de los
derechos de los médicos; desde allí
remarcamos constantemente la
necesidad de que exista una política
pública de salud de Estado que sea
concreta y efectiva y que, en
definitiva, ataque los problemas en
su origen, en lugar de obrar
meramente como un paliativo del
cuadro agudo.
Con todo, hemos advertido, y además
manifestado, que en los últimos
tiempos notamos una falta de
políticas claras para el buen
funcionamiento de los hospitales
públicos, y desde el Ministerio
saben que los protagonistas en este
marco no son los médicos sino los
pacientes, receptores finales de
nuestro trabajo.
En tal sentido, nos vemos en la
obligación de reclamarle a aquellos
que deben conducir y planificar las
mejores estrategias y medidas para
garantizar una verdadera política
pública, que lleven adelante su
tarea con plena conciencia del rol
fundamental que la salud juega en la
vida individual y de la sociedad
entera.
Nos preocupa la inexistencia de
prioridades, así como de políticas
firmes para hacer frente a las
distintas problemáticas que deben
enfrentar los hospitales del sector
constantemente. Día a día los
médicos debemos sortear infinidad de
obstáculos para poder brindar una
atención digna y de calidad, ya que,
hoy por hoy, el sostén del
funcionamiento de los hospitales es
el profesionalismo del recurso
humano, de colegas que trabajan en
condiciones muy complejas, acosados
por la creciente violencia social,
soportando condiciones y medio
ambientes de trabajo poco
favorables.
Demoras en la autorización de los
concursos de los cargos vacantes de
estructura, repetidos intentos de
desfinanciación de jefaturas, cargos
de guardia y áreas críticas son
ejemplos que podemos citar para dar
cuenta del preocupante escenario con
el que debemos lidiar
constantemente. Enfrentarnos a la
desagradable noticia de que una
partida del presupuesto viene
desfinanciada no sólo es un golpe
durísimo para aquellos que emplearon
su tiempo, se capacitaron y
esperaron meses para llegar, por
ejemplo, a un concurso, sino también
una falta absoluta de interés hacia
los miles de ciudadanos que día a
día se acercan a los hospitales en
busca de la atención sanitaria.
Dentro de estas dificultades es
inevitable señalar la deficiencia
edilicia que atraviesan varios de
nuestros hospitales. Un solo caso
vale de muestra para todo el
sistema: el abandono del pabellón
Cobo del hospital Rivadavia se
convirtió en el paradigma de la
desidia y el olvido. Hace años se
inició una refacción en el pabellón
que quedó inconclusa y que trajo
aparejado su cierre; como
consecuencia, se desactivaron ocho
quirófanos y varias salas de
internación. Más tarde se presentó
un plan master, es decir un proyecto
superador, pero la obra nunca se
concretó y el hospital se quedó sin
el área crítica y sin el plan master.
Hasta se incumple una Ley de
Reparación Histórica, que nuestra
filial proyectara y que incluso
fuera aprobada por unanimidad en la
Legislatura porteña.
Definitivamente, una clara muestra
de la falta de proyección a futuro.
Las residencias son otro tema que
merece un párrafo aparte. Los
residentes siguen sin cobrar en
tiempo y forma y las vacantes se
deciden sin ningún criterio claro,
utilizando partidas de médicos para
especialidades que están por fuera
de nuestra carrera profesional. Con
esto no queremos plantear una necia
disputa de presupuestos entre
nuestros compañeros de trabajo, pero
hace tiempo que llegó el momento de
que las acciones sean ejecutadas con
criterio y el presupuesto volcado en
las áreas que corresponde.
Como médicos sabemos bien que los
tratamientos no brindan en todos los
casos resultados instantáneos y, por
lo tanto, resulta necesario ampliar
el horizonte temporal de nuestras
expectativas, analizar, estimar,
hacer un seguimiento cuidadoso del
proceso.
De la misma manera, podríamos decir
que ningún gobierno que quiera velar
por la salud de su población puede
darse el lujo de abandonar la
posibilidad de proyectar a largo
plazo en salud pública.
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