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Columna


Ver y prevenir

“Negar la necesidad de comprender
es expulsar la comprensión misma”
Theodor Adorno

Por el Doctor Ignacio Katz

 
La prevención es más barata y además funciona. Esta debería ser la idea rectora de una verdadera política sanitaria moderna, integrada, racional y solidaria. Invertir en prevención de enfermedades y en investigación médica es social y económicamente más “rentable” que incrementar permanentemente recursos para la cura de afecciones, que es cuando el mal ya se ha instalado en las personas. Por supuesto, el nuevo paradigma, basado en prevenir, implicaría “producir salud”, lo que encierra fomentar conductas saludables en la sociedad, algo muy diferente de estimular el “consumo de asistencia médica”. De esta manera, el primer modelo necesariamente reduciría de contenido el segundo, que es el vigente. A mayor cantidad de personas que evitan enfermarse, menor número de aquellas atrapadas en el rol de “consumidores” de servicios asistenciales y medicamentos.
Claro que para prevenir, se necesitan numerosos cambios culturales y organizacionales. Por caso, se hace imprescindible la creación y el desarrollo de un organismo, que monitoree la salud de la población. ¿Y cómo haría ese seguimiento? A través de otra herramienta que urge crear: la informatización de las historias clínicas de todas las personas. En los países con manifiesto crecimiento económico, aumenta sí o sí la expectativa de vida, ante lo cual y dado el porcentaje cada vez mayor que representarían las personas ancianas en relación a la población total, obliga a un monitoreo de la salud a través del relevamiento del historial médico personal. Este es un insumo imprescindible para establecer políticas activas de prevención y de diagnóstico precoz. Cabe aclarar que este último término no es homologable al hecho de prevenir, sino que se trata de asegurar una mayor rapidez en la detección de enfermedades, para que el cuadro de las mismas sea encarado a tiempo. A modo de ejemplo, recordemos que, con motivo del Día Mundial contra la Hepatitis, el pasado 28 de julio, los medios publicaron que en la Argentina, el 80 por ciento de quienes tienen esa enfermedad, no lo sabe.
De lo que se trata, entonces, para prevenir, es el poder visualizar: información, datos, procesos, estados. Y, dado que la mirada parece ser el sentido privilegiado por Occidente desde hace cientos de años, qué mejor que desarrollar un Observatorio Nacional de Salud que “mire” el estado actual del campo sanitario. Dicho organismo, que cumpliría un rol de Agencia Sanitaria, debería ser un centro nacional de base virtual, que tenga el propósito de realizar observaciones integrales e informar en forma sistemática y continua sobre aspectos relevantes de la salud de la población y de los “sistemas de salud”, dándole significado a lo expresado por William Blake: “no se ve con los ojos, sino a través de ellos”.
Ese Observatorio serviría para apoyar –de un modo eficaz y basado en la evidencia– la toma de decisiones y acciones para el desarrollo de políticas, planes y programas en salud pública y en sistemas de salud. El fin último sería contribuir a la preservación y al mejoramiento de la salud de la población, incluyendo la reducción de desigualdades. El funcionamiento de este dispositivo que permite mirar y ver, observar y reflexionar, conocer y comprender, se basaría en los pilares de la ciencia, para superar la irracionalidad que conduce únicamente al despilfarro y al mantenimiento de estructuras obsoletas. Sin un ente que centralice esa función de observación, las políticas se desarrollan a tientas.
Por supuesto, existen dificultades con que tropiezan las nuevas ideas para penetrar en la realidad osificada por la inercia del modelo actual, desgastado pero en operación. Es la miopía de aquellos que participan del campo sanitario pero que no evalúan los beneficios de los cambios, los que bloquean las nuevas iniciativas. Pero si la “casta de las rémoras” nos amedrenta, y se salen con su objetivo, seguiremos gastando el 93% del presupuesto en curación y solo el 7% restante en prevención y rehabilitación. No sólo se trata de un cambio de asignación de recursos, sino también y conjuntamente de una planificación estratégica que sustente -mediante una lógica racional- la distribución del presupuesto abarcando no solo la curación sino también la prevención, la rehabilitación y la investigación clínica.
La prevención e información son las claves básicas para evitar riesgos en las poblaciones vulnerables. Esta noción se refuerza con lo señalado por René Thom, quien planteó “la modelización de los sistemas complejos” no mediante sus variables de estado (imposible de captar en los estados complejos) sino a través de la necesidad de centrar la acción en las variables de control, es decir en las que limitan la dinámica del sistema.
Focalicemos nuestra mirada en el Observatorio de Salud. Dicho organismo fortalecería los sistemas de información que contribuirían a mejorar la calidad y la eficiencia de los servicios sanitarios. Además, integraría los sistemas de información, monitoreo y vigilancia de salud existentes, produciendo una visión panorámica, coherente y sólida; y por otro lado, recolectaría datos y también desarrollaría y aplicaría herramientas; capacitaría recursos humanos y difundiría reportes y recomendaciones. Por último, incidiría e influiría gradual y eficazmente en la elaboración de políticas públicas del campo sanitario.
Otro aspecto central del Observatorio es que podría construir un mapa sanitario regional veraz en términos de estructura sanitaria, de procesos y resultados. Por otra parte, entre sus objetivos, podría reunir, comparar, integrar y analizar información proveniente de los distintos efectores de salud locales y sistemas de información, vigilancia y monitoreo existentes. A su vez, posibilitaría la identificación de las brechas faltantes en la generación de información; monitorear las tendencias de la salud y la enfermedad, señalando posibles áreas de acción prioritaria. Así mismo, suministraría el soporte técnico para mejorar la calidad de los indicadores, tanto los teóricos referidos a los problemas a resolver, como los indicadores críticos, que son aquellos que nos señalan las alteraciones a evitar (nos hablan de perturbaciones preclínicas u omisiones en la detección de enfermedades) y devolver información y recomendaciones de acción sobre los servicios de salud, a las autoridades y proveedores involucrados.
¿Cuál es otro valor agregado del Observatorio de Salud? Que desarrollaría una herramienta integrada de gestión para el apoyo de las acciones políticas de alto nivel en salud pública y sistemas sanitarios. Aportaría una visión panorámica del campo de la atención médica y promovería una cultura de gestión para buscar y usar información para la toma de decisiones políticas. Por último, algo altamente significativo: el Observatorio de Salud se plantearía como un espacio de integración en crecimiento que utiliza las nuevas tecnologías.
Las políticas públicas deben estar apoyadas en el conocimiento de la realidad que se pretende modificar. En ese sentido, sin información de primera mano, sistematizada y ordenada con criterios racionales, y analizada por los representantes de las instituciones idóneas para intervenir en el campo de la salud, será imposible lograr disminuir la tasa que más nos tendría que preocupar: la de sufrimiento, que padecen desde hace décadas tantos argentinos. Un dispositivo como el Observatorio es esencial para un nuevo sistema sanitario nacional.
Queda claro que sabemos que quienes sienten pasión por aferrarse a lo conocido y quienes por miedo al enfrentamiento sólo son capaces de llevar adelante cambios superficiales, no pueden contarse como aliados. Como dijo Novalis: “El hombre no sólo debe vivir, sino ver”. En los tiempos que corren, y, sobre todo, en los que vendrán, “ver”(en un sentido profundo), el estado actual de la salud de la población, es una parte complementaria del “vivir”. Y más particularmente, del “vivir” de una manera más digna.

Ignacio Katz. Doctor en Medicina (UBA).
Director Académico de la Especialización en Gestión Estratégica de Organizaciones de Salud Universidad Nacional del Centro (UNICEN).
Autor de: “Claves jurídicas y asistenciales para la conformación de un Sistema Federal Integrado de Salud” (Eudeba, 2012)

 

 

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