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Opinión


Encuentro en el Vaticano
Por el Dr. Jorge Gilardi,
Presidente de la Asociación de Médicos Municipales de la CABA

El Papa recibe un estetoscopio, símbolo de los médicos, de manos del Dr. Gilardi.

Estar en el Vaticano es una experiencia única y brinda una energía que supera lo imaginable. Mucho más cuando la figura que representa a la Iglesia católica es nada más y nada menos que el Papa Francisco; pero todo se potencia cuando la Asociación de Médicos Municipales es invitada a participar de un encuentro con el Pontificio Consejo para Operadores Sanitarios que depende del Vaticano.
Para los que formamos parte de la familia de la AMM es un hecho cualitativo y nos llena de orgullo porque vemos cómo la institución crece y se expande más allá de las fronteras y ya es una referencia en congresos internacionales.
El encuentro estuvo coordinado por la Santa Sede y allí nos tocó conocer a monseñor Jean Marie Musivi Mupendawatu, Secretario Pontificio para la salud del Vaticano. La primera sensación fue de sorpresa porque señaló la buena impresión que causó el trabajo de la AMM y la importancia de quienes la integran: los médicos.
Tras la primera impresión y cuando conocieron la cantidad de médicos que representábamos y las zonas de influencia de nuestros hospitales, nos propusieron proyectar trabajos conjuntos. Están interesados en la labor de los médicos, independientemente de la religión que profesen. Se trató de un encuentro institucional con múltiples coincidencias orientadas exclusivamente a los temas de salud pública. De más está decir que el marco y la protección del Vaticano nos hace mirar para adentro y sentirnos orgullosos de nuestro trabajo todos los días del año para asistir al que lo necesita, muchas veces en condiciones que no son las adecuadas, pero que tampoco son una traba para los profesionales de la salud.
Con todo, cabe señalar la activa participación de la Embajada Argentina que facilitó el encuentro, que no será el único.
Es importante señalar que en esta primera aproximación se acordó la posibilidad de trabajar en la elaboración de documentos sobre temas sanitarios que serán de conocimiento público, Además en noviembre de 2015, la AMM podría participar en un encuentro mundial de operadores sanitarios. Por ahora es un proyecto que está en gestión y veremos cómo evoluciona. Ahora deberemos consensuar cuál es el trabajo que se puede hacer entre ambas instituciones. Para ellos no es importante que nuestros socios sean o no católicos porque la iniciativa es ecuménica en el pensamiento; lo que sí les importa es la vocación de ser médicos. Les interesa la función asistencial, social, humana, respecto a la vida y a la salud que realizamos los médicos en los hospitales públicos. Así me lo manifestó enfáticamente el secretario del consejo; quien estaba muy informado sobre qué era la asociación, qué hacíamos y a quiénes representábamos.

UN HISTÓRICO MOMENTO CON EL PAPA
El 10 de diciembre será una fecha que quedará marcada a fuego en la AMM ya que el Papa tuvo la delicadeza de recibirnos en una audiencia que marcará para siempre nuestras vidas.
El Papa Francisco es un hombre que día a día demuestra su preocupación por los temas de salud. Tiene pleno conocimiento sobre nuestros hospitales públicos y la labor que allí realizamos. En el diálogo que mantuvimos se refirió a quienes llamó los desplazados, que son los ancianos indefensos, los niños desprotegidos y los enfermos; y, también, habló de la importancia de nuestro rol como médicos en el cuidado y acompañamiento de éstos. No nos olvidemos que antes de ser Francisco, era el Cardenal Bergoglio y su figura era conocida en los pasillos de los hospitales. Es un hombre que conoce a fondo el trabajo de los médicos y la realidad de los hospitales.
En uno de los momentos más emotivos y en nombre de los médicos municipales le entregué una placa con el logo de la AMM. También le regalé un libro de un sacerdote saigonés, Van Tuan, “La esperanza no defrauda”, escrito durante sus nueve años de confinamiento en una celda de dos metros por dos metros. Lo recibió con gran beneplácito y finalmente, le di lo que considero el símbolo de los médicos de los hospitales públicos, de los de las guardias, de los del SAME: un estetoscopio.
Un pequeño comentario quizá sirva para evocar el momento anterior a semejante encuentro. La noche antes a la reunión con el Santo Padre en la que iba a representar a los médicos de nuestros hospitales frente a una persona de la relevancia de Francisco, me costó conciliar el sueño. Luego, cuando se produjo el encuentro al momento me hizo sentir que lo conocía de toda la vida. Sencillo, cálido, firme, con profundas convicciones. Infunde seguridad, escucha, mira a los ojos. Me di cuenta de que le había regalado el libro “La esperanza no defrauda” al “Papa de la esperanza”.

 
 

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