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SINOPSIS
La concesión en 1952 del premio Nobel de la Paz a Albert
Schweitzer (1875-1965) supuso no sólo un reconocimiento
de su compromiso altruista en África sino también su
conversión en una celebridad mundial.
Se trataba de un personaje lleno de facetas infrecuentes
(teólogo, filósofo, médico, músico) que defendía una
ética universal, el “Respeto a la vida”, que estaba en
riesgo por la amenaza de un conflicto nuclear promovido
por la guerra fría. El teatro y el cine le dedicaron muy
pronto su atención con una intención abiertamente
apologética.
El “biopic” es el género cinematográfico donde se impone
la libertad de guionistas y directores que enfatizan
sobre sucesos y comportamientos que pueden resultar más
atractivos para el público. También el documental
elaborado con un seguimiento muy atento a reforzar la
figura del personaje ha dado paso a otros acercamientos,
donde diversos interlocutores que conocieron a
Schweitzer, ofrecen una interpretación más matizada y
contrastada de un hombre complejo. (1)
UNA VIDA EN EL
CINE: EL HOMBRE Y EL PERSONAJE PÚBLICO
Para el cine no podía menos de resultar atractiva una
figura de una trayectoria tan insólita y no han faltado
aproximaciones, con grados de acierto e intención muy
diversa. Es evidente que encerrar en el limitado marco
de un guión cinematográfico una vida, larga en el tiempo
y compleja por sus intereses, es un reto para cualquier
cineasta. Y por ello se ha buscado poner los focos en
algún momento temporal de su peripecia o en alguna
faceta que podía resultar más interesante desde las
inquietudes del espectador. Durante su vida una obra
teatral, Il est minuit, Dr.Schweitzer, de Gilbert
Cesbron, estrenada en 1951, dio lugar a la película, de
André Haguet, de igual título aparecida en 1952. Al año
siguiente la concesión del premio Nobel de la Paz y su
participación en plena guerra fría en campañas a favor
de la concordia internacional acrecentaron una
relevancia pública que le acompañaría hasta el final de
sus días. El texto de Cesbron y la película inmediata
reforzaban los aspectos más heroicos del personaje y
revisaban, desde la perspectiva de 1914 en que
transcurría la acción, la necesidad de superar en una
Europa recién salida de la Segunda Guerra Mundial los
antagonismos nacionales que habían enfrentado a sus
habitantes. El confinamiento por las tropas coloniales
de Schweitzer en el Lambaréné francés, y su
internamiento posterior en Francia, recaían en un hombre
que había antepuesto los privilegios de una posición
social relevante en Europa por la atención a los menos
favorecidos en un rincón de África.
Frente al carácter decididamente discursivo de Il est
minuit, Dr. Schweitzer, otra película Albert Schweitzer
(1957) de Jerome Hill (http://www.youtube.com/watch?v=
Gf4B9v0s0CY) optó por un seguimiento más inmediato de
los textos autobiográficos del propio Schweitzer (sobre
todo su difundido libro De mi vida y mi pensamiento).
Reconocida con el Oscar de la Academia del Cine al mejor
documental de ese año, se ha convertido en la fuente
iconográfica principal para la caracterización del
personaje y el conocimiento de la vida cotidiana en el
hospital. Algunas secuencias del documental, o material
filmado que no se incorporó al montaje definitivo,
siguen siendo con frecuencia utilizadas en otras
revisiones tanto del cine como de la televisión. Es el
gran documental histórico sobre la vida de Albert
Schweitzer.
LA INDUSTRIA DEL
CINE EN LAS REVISIONES DE LOS AÑOS 90
Durante más de tres décadas cae sobre Schweitzer el
silencio y su figura se difumina en la memoria del gran
público. También el cine le vuelve la espalda. La
recuperación o el revival llegan en los 90 cuando el fin
del “socialismo real” obligó a recuperar modelos de
implicación en el bienestar colectivo que no tenían por
qué ser inevitablemente revolucionarios o afines a
posiciones de izquierda.
Schweitzer/ The Light in the Jungle (1990), el filme de
Grey Hofmeyr, uno de los directores más conocidos del
cine y televisión sudafricanos, se estrenó en 1990
cuando en el país se iniciaba un cambio político que
desembocaría en 1994 en un gobierno de mayoría negra.
Rodada en Costa de Marfil ensalzaba el compromiso
humanitario de Schweitzer, papel del que se ocupó el
actor británico Malcolm McDowell mientras la réplica
femenina a la figura de Helene, la esposa, la daba la
estadounidense Susan Strasberg. Problemas legales en
torno a la autoría del guión impidieron la distribución
de la película que sólo se ha estrenado en algunos
países y no se ha difundido en otros soportes. En la
línea habitual contraponía la actividad del médico
europeo con la cultura africana y el papel de los
curadores y magos indígenas.
La película que inició la revisión crítica de Schweitzer,
fue Le grand blanc de Lambaréné (1995). Dirigida y
escrita por el camerunés Bassek ba Kobhio en
coproducción entre Camerún, Gabón y Francia Le grand
blanc de Lambaréné revisa la figura de Schweitzer desde
la perspectiva de los colonizados, de aquellos para
quienes su figura no ha sido más que un ícono
propagandístico de la metrópoli para legitimar la
explotación y opresión de otros pueblos.
A lo largo de un período temporal que cubre los últimos
veinte años de la estancia africana de Schweitzer, se
desarrolla un ligero hilo argumental, en que un muchacho
indígena Koumba, admirador inicial del alsaciano, se
consigue graduar como médico con la ayuda de su tribu.
Su regreso a Lambaréné coincide con la independencia del
Gabón, y se sigue de enfrentamientos con los métodos
autoritarios y la personalidad rígida del médico europeo
ya en sus últimos años. Algunos episodios como la
entrevista de Schweitzer con el brujo del poblado, el
regreso de los soldados nativos tras el fin de la
Segunda Guerra Mundial o la llegada de una periodista
que desencadena la arrogancia y el histrionismo del “grand
blanc” –el apelativo popular se incorpora
sarcásticamente al título-, muestran tanto la radical
incomprensión de la realidad local por los
colonizadores, como su posición de superioridad frente a
la cultura autóctona.
EL RETORNO AL
MODELO EDIFICANTE Y LA IMPOSICIÓN DE LO POLÍTICAMENTE
CORRECTO
Con el nuevo milenio han aparecido otras revisiones de
la compleja personalidad del alsaciano.
Sin otras pretensiones que informar a un público amplio
y dentro de la popular serie de reportajes La storia
siamo noi, la Rai produjo el documental Albert
Schweitzer. Il rispetto della vita
(http://www.lastoriasiamonoi.rai.it/pop/schedaVideo.as
px?id=2215) dirigida por Maurizio Malabruzzi, con
entrevistas a algunas personas del entorno familiar y
profesional del médico que aparecerán reiteradamente en
las revisiones de estos años. Preparada igualmente con
criterios didácticos por la Quinnipiac University Albert
Schweitzer: Mi Life is my Argument (2005), dirigida por
Lyam O’Brien es un documental que busca sobre todo
alentar la actividad del voluntariado que
realiza
la propia universidad a través de su Albert Schweitzer
Institute. Es obvio que dados los objetivos de la
institución y su búsqueda de la dignificación y el
prestigio la imagen que se da del personaje es amable y
atractiva. La participación en el documental del ex –
presidente Jimmy Carter con otros dos premios Nobel,
Óscar Arias y Betty Williams, así como la de Rhena, la
única hija de Schweitzer, refuerza esta intención
semipublicitaria del filme. Otra película, Albert
Schweitzer: Called to Africa (2006) de Martin Doblmeier
repite la interpretación oficial, “políticamente
correcta” del personaje. La cinta acentúa si cabe aún
más los elementos ejemplificadores sin espacio alguno
para una visión menos encomiástica y algo más
distanciada.
Menos éxito que las anteriores ha tenido Albert
Schweitzer. Ein leben für Afrika (2009) de Gavin Millar
que no ha tenido apenas difusión internacional. El guión
se centra en dos momentos temporales muy concretos, los
inicios de la construcción del hospital en Lambaréné en
1913 y el periodo entre 1949 y 1954 previo a la
concesión del Nobel de la Paz. Rodada en Alemania y la
República Sudafricana, con una buena disposición de
medios, recupera la mayoría de los tópicos externos que
identifican al personaje y su entorno: de la corbata de
lazo y el piano de las veladas, de la chapa corrugada de
los pabellones al pelícano que se había convertido en
una especie de emblema del lugar. Sobre una fidelidad de
base a la vida de Schweitzer (el guionista, James
Brabazon, había publicado una biografía en el 2000) se
construye una ficción sobre las más delirantes teorías
conspirativas de nuestro presente.
En efecto la CIA y el FBI habrían planeado un complot en
los primeros años cincuenta para cerrar el hospital de
Lambaréné y privar al doctor de una voz en Occidente. Su
relación con Einstein y su reticencia a la energía
atómica se mezclarían con la caza de brujas (que
empezaría algo más tarde) en Estados Unidos un agente
infiltrado en el hospital, en la mejor tradición del
género, provocaría la actuación de un inverosímil
gobierno provisional que actúan con dureza ante el
indefenso ciudadano francés que es Schweitzer. El final
feliz restaura la bondad del doctor sobre las
maquinaciones de los malvados y la concesión del Nobel
premia una vida ejemplar. Anacronismos, obsesiones
conspiratorias, ecologismo de vanguardia, gobierno
mundial frente a iniciativas de reformas individuales.
Las imágenes cinematográficas tienen valor histórico no
solo en cuanto a la reproducción de una realidad pasada
sino también porque ponen en evidencia los valores, las
esperanzas y los temores del presente en que se ruedan.
Referencias
1.- Carreras Panchón, A.: Albert Schweitzer: Ficción y
reconstrucción histórica en el cine. Rev Med Cine 2013;
9 (1): 31-42
* El autor agradece el valioso aporte de Antonio
Carreras Panchón (ref. 1)
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