:: REVISTA MEDICOS | Medicina Global | La Revista de Salud y Calidad de Vida
 
Sumario
Institucional
Números Anteriores
Congresos
Opinión
Suscríbase a la Revista
Contáctenos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 

 

:: Infórmese con REVISTA MEDICOS - Suscríbase llamando a los teléfonos (5411) 4362-2024 /  (5411) 4300-6119 ::


La Medicina en el Cine


 Autor: José Moviola - jose.moviola@yahoo.com.ar

 
El otro lado de los fármacos en el cine*
(primera parte)

En el presente artículo y en los que le seguirán en esta serie de Revista Médicos, se analizarán cinco películas comerciales con el objeto de mostrar el empleo de fármacos para usos no terapéuticos o profilácticos, así como su interés en la docencia de la farmacología.
Se escogen tres situaciones para ilustrar tal uso: la sumisión química, la inyección letal y la mejoría del rendimiento sexual. Para la primera situación se comentarán Buscando a Miguel (2007), Venganza (Revenge, 1990) e Historia de un detective (Murder, My Sweet, 1944). Para la segunda, se analizará Mientras estés conmigo (Dead Man Walking, 1995) y para la tercera, Alguien tiene que ceder (Something’s Gotta Give, 2003). Se concluye que las películas tienen interés para ilustrar cómo los fármacos pueden emplearse de forma indebida y permiten analizar los efectos indeseables y las consecuencias de su empleo.


INTRODUCCIÓN

El empleo de sustancias químicas con potente acción biológica es una constante en la historia de la medicina. No siempre su empleo se ha realizado para tratar o prevenir las enfermedades, y ha sido frecuente su uso como veneno con intentos homicidas o para usos recreativos, entre muchos otros. El desarrollo de la química orgánica y el nacimiento de la industria farmacéutica durante el siglo XIX favorecieron la disponibilidad de un amplio número de nuevas sustancias con múltiples efectos. Entre ellas se contaban los principios vegetales obtenidos mediante química extractiva o los resultantes de la creciente química de síntesis. En el siglo XX la situación progresó hasta permitir la disposición de un número muy importante de principios activos. No siempre su empleo se asoció a una utilización terapéutica tradicional por lo que es común la expresión uso no médico de los fármacos para definir la miríada de situaciones en que así ocurre, especialmente con fármacos psicotrópicos (1).
El uso no médico de fármacos puede clasificarse según sus objetivos en beneficiosos y no beneficiosos. Entre los primeros se encontrarían los fines estéticos o cosméticos, la prevención del envejecimiento, la mejoría o facilitación del rendimiento psíquico (neuroenhancemento cognitive enhancement), el incremento del deseo o placer sexual, la reducción del apetito o del peso corporal, la mejora del rendimiento físico o del bienestar general, entre otros. La cara oscura del empleo de fármacos la constituye su empleo en farmacodependencia, los envenenamientos propios o ajenos, el dopaje, el uso inadecuado en veterinaria, la sumisión química, la ejecución judicial, el terrorismo, la tortura, el castigo de la disidencia política o religiosa o los interrogatorios policiales o extra policiales. En este último grupo, Laurence et al (2) incluyeron el empleo de fármacos tan dispares como la succinilcolina, los alucinógenos, el tiopental, los neurolépticos, las anfetaminas, la apomorfina o la ciclofosfamida.
Más recientemente, el empleo de diversos fármacos, como las benzodiacepinas, los analgésicos opioides o el gammahidroxibutirato (GHB), para cometer delitos, generalmente robos o abusos sexuales, ha llevado a la creación de las expresiones knock-out drugs , rape drugs o date-rape drugs para definirlos.
No es habitual que los programas de farmacología incluyan un análisis del uso no médico de los medicamentos, excepto las dependencias. A pesar de su indudable interés toxicológico y forense, raramente se enseñan sus patrones de uso y la forma de detectar su empleo, ni se debaten las connotaciones éticas que suscitan tales prácticas.


Buscando a Miguel
(Juan Fischer - 2007)

Titulo original: Buscando a Miguel.
País: Colombia.
Año: 2007.
Director: Juan Fischer.
Música: Hayes Greenfield, Sebastián Cruz.
Fotografía: Edgar Gil.
Montaje: Juan Fischer, Edgar Gil.
Guión: Juan Fischer, Tomislav Novakovic.
Intérpretes: Luis Fernando Bohorquez, Laura García, Hernán Méndez, Marcela Carvajal, Pepe Sánchez, Mónica Gómez, Luis Fernando Montoya, Ana María Kamper, Marcela Valencia, Blas Jaramillo, Fanny Mikey, Álvaro Rodríguez.
Color: color.
Duración: 110 minutos.
Género: drama, comedia.
Productora: Hidden Eye Productions.

SINOPSIS

Miguel, un hombre joven de familia adinerada, aspira a ser político, lo que lo lleva a visitar barrios marginales de la ciudad de Bogotá para realizar su campaña política. Un día, después de haber estado en uno de los barrios más pobres, se dirige a un bar donde una hermosa mujer empieza a coquetear con él y, aprovechando un descuido, le introduce escopolamina en su copa. Bajo los efectos de este fármaco, la mujer y su cómplice aprovechan su estado de indefensión y pérdida de voluntad para secuestrarlo, robarle y vaciar sus cuentas bancarias. Miguel logra escapar en un descuido de sus captores. Pero los azares de la vida lo llevan a convertirse en un cadáver sin identificación, en un NN, quien ya en la mesa de autopsia revive, para horror de un médico corrupto y de sus particulares alumnos.

ANÁLISIS CRÍTICO

La película presenta de forma real una práctica relativamente común de los delincuentes de algunos países, como Colombia, para provocar la sumisión química generada por la escopolamina. En la escena (min. 12) se muestra la administración de la escopolamina dentro de la bebida de la víctima y, en los minutos siguientes, se pueden observar las manifestaciones que produce, entre los que se destacan la descoordinación psicomotora y la amnesia.
La escopolamina o hioscina, también conocida popularmente como burundanga, es un alcaloide tropánico presente en plantas solanáceas como el beleño blanco (Hyoscyamus albus), la burladora o borrachero (Datura stramonium) y otras de los mismos géneros.
Farmacológicamente, es un antagonista de los receptores muscarínicos M1 del sistema nervioso central y de los tejidos periféricos como la atropina y, a dosis suficientes, puede producir marcados efectos en el sistema nervioso central, como amnesia y descoordinación psicomotora.
Sus principales usos terapéuticos son el tratamiento de la cinetosis y la reducción de las secreciones bronquiales en cuidados paliativos. En el pasado se había utilizado también asociado a morfina en la preparación preanestésica. La sobredosis por escopolamina puede causar delirio y otras manifestaciones de tipo psicótico, parálisis, estupor y muerte. La película muestra de forma fidedigna cómo la escopolamina realiza sus efectos hasta llevar al afectado a un cuadro de profunda confusión conductual.

Enlaces:
http://www.filmaffinity.com/es/film395083.html
http://www.imdb.com/title/tt0495025

Referencias
1. Mateus JA et al: El lado oscuro de los fármacos en el cine. Rev Med Cine 2015; 11(2): 87-96.
2. Laurence DR, Bennett PN, Brown MJ. Clinical pharmacology. 8a ed. New York: Churchill?Livingstone, 1997; p. 149?150.

* El autor agradece el valioso aporte de JA Mateus et al (ref.1).

 

SUMARIO

 

Copyright 2000-2016 - Todos los derechos reservados, Revista Médicos