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El déficit de médicos es un tema de candente actualidad
en el mundo y en particular en América latina. Existe un
déficit global de profesionales sanitarios y los médicos
encabezan esta limitación. Algunas políticas
implementadas durante los últimos años nos alertan sobre
la movilidad que tiende a descapitalizar algunos países
y dejar insatisfechos a otros.
La Argentina al contrario de esta tendencia se
caracteriza por ser uno de los países con mayor número
de médicos por habitantes en la región consecuencia de
un exceso formativo sin control iniciado con el reinicio
de la democracia en 1983.
Nuestro país tiene actualmente 3,88 médicos cada mil
habitantes y es solo superada en el continente americano
por Cuba con 6,7 /1000(2). La cantidad de médicos que se
encuentran en edad activa en el ámbito nacional alcanzan
el número de 160.041(3). Al mismo tiempo convive hoy con
déficits selectivos en algunas especialidades, así como
en determinadas localidades y regiones del país (4).
La demanda que está generando Brasil en la Región a
través del Programa Mais Médicos(5) ha resultado notable
y tiende aumentar año por año.(6) La demanda del SUS
Brasileño tiene planificación, no está orientada hacia
especialistas ni tampoco a trabajar en las grandes
ciudades de ese país, sino que por el contrario el
gobierno intenta cerrar la brecha que se ha generado con
la mejora de ingresos de la población, la salida de la
pobreza por un lado y la debilidad de la oferta que se
refleja en la falta de médicos en centros de salud de
pequeñas localidades alejadas de los grandes centros
urbanos.(7)
En particular afecta a nuestro país en las zonas
limítrofes (Misiones, etc.) pero no ha tenido un efecto
mayor en otras regiones. Si bien existe una cercanía
geográfica importante las características culturales de
uno y otro país son distantes. Lo que si se observa como
flujo de migración importante en la región son médicos
recibidos en Cuba con quien Brasil ha realizado un
convenio especial que hasta ahora ha generado la llegada
de más de 8.000 médicos vía un acuerdo con la Oficina
Panamericana de la Salud que actúa como representante
del país y devuelve la mayor parte del salario médico
que constituye un ingreso de divisas clave para Cuba.
La gratuidad de Universidad en la Argentina ha sido un
gran atractivo tanto en el país como en la Región y
durante muchos años se han recibido estudiantes para la
carrera de medicina. Anualmente egresan aproximadamente
6.000 médicos (5.000 pertenecientes a Universidades
Públicas y más del 50% corresponde a las Universidades
de Buenos Aires, Córdoba y Rosario).
La Argentina ha sido un receptor importante de
estudiantes extranjeros de la región. Los primeros
fueron peruanos, paraguayos, bolivianos, y uruguayos y
luego más cerca en el tiempo llegaron brasileños y
colombianos a los cuales les resulta más fácil vivir y
estudiar aquí que pagarse los estudios en sus países de
origen donde la educación universitaria es más elitista
e históricamente más cara.(8)
El déficit de médicos en la Argentina se expresa en
cambio no en la cantidad sino en las especialidades y en
la distribución geográfica por regiones. Medicina
general y familiar, anestesia, neonatología, terapia
intensiva, y en algunas zonas en particular como el
noroeste y noreste del país, así como en centros de
salud y hospitales de provincia y localidades pequeñas y
alejadas.
La segmentación profesional, (híper especialización) y
geográfica (radicación de médicos en las ciudades más
grandes) tienden a agravar este serio problema
estrechando los mercados médicos correspondientes. Los
médicos argentinos tienen un fuerte arraigo por
“quedarse en el lugar donde estudiaron” y las
organizaciones y sistemas provinciales de salud
colaboran en agravar todos los síntomas de esta
endogamia local.
Estos déficits se agravarán por los siguientes motivos:
1. feminización de la profesión (dos de cada tres nuevos
médicos son mujeres).
2. pirámides de edad envejecida en aquellas
especialidades más tradicionales como obstetricia,
ginecología y traumatología.
3. aumento de la oferta pública para cubrir centros de
salud y hospitales.
Quizás la mayor debilidad del sistema es la ausencia de
rectoría y gobernanza que para un sistema tan diverso y
complejo resulta muy difícil de direccionar. Una vez
recibido los profesionales como sucede también muchas
veces con los pacientes carecientes de un marco de
reglas adecuado para encauzar el funcionamiento,
terminan optando por aquellas opciones más favorables a
ellos mismos.
En este panorama con un sector público que no conduce ni
ordena, dado el modelo de descentralización sin rectoría
y que en consecuencia no define ni emplea algunas
políticas de recursos humanos comunes para todo el
territorio nacional por ejemplo sería importante un
COFESA consensuando una política de remuneraciones como
instrumento de incentivo para poder atraer médicos hacia
aquellos puestos y lugares menos atractivos.
El rol de la Nación en materia de recursos humanos es
ineludible a pesar del carácter altamente federal del
sistema de salud. La producción de médicos sigue siendo
nacional (Universidades Nacionales) y en consecuencia es
necesario encontrar un mecanismo de articulación de la
demanda de profesionales sobre todo de aquellos que se
insertaran y trabajaran en el sector público.
La ausencia de políticas federales que promuevan un
modelo de atención de la salud ordenado a través de
médicos de cabecera bien remunerados, constituye otro de
los factores que atrasa el desarrollo de la prevención y
promoción de la salud que hoy el sistema requiere más
que nunca. Ayudar a la población a cuidarse y mantener
la salud no está dentro del genoma del variado y
pluralista sistema de salud argentino y esto constituye
una debilidad muy grande para organizar, ordenar y
desempeñarse dentro del sistema, tanto por parte de los
pacientes como de los profesionales. Si dejamos que el
mercado ponga los incentivos lo que termina sucediendo
es un corrimiento de los profesionales buscando las
especialidades más rentables y donde más fácilmente
pueden diferenciarse. Asistimos a casos donde médicos
formados para hacer medicina familiar y general terminan
haciendo una especialidad ante un entorno que no
promueve y paga por el cuidado de la salud sino por la
atención de la enfermedad.
No podemos imaginar un médico renunciando al antibiótico
para tratar una infección sin embargo desde hace años
asistimos a una ausencia de política pública manifiesta
en materia de recursos humanos en salud. Lo ya comentado
la falta de utilización de incentivos para lograr la
radicación de profesionales en ciertas regiones,
ciudades y pueblos y al mismo tiempo los grandes
hospitales más prestigiosos podrían pagar menos que
seguramente no les faltarían profesionales deseosos de
conseguir nombres y credenciales. Por ejemplo, Harvard
paga muy mal a sus jóvenes profesores sin plaza. A los
grandes hospitales de la Ciudad de Buenos Aires, Rosario
o Córdoba nunca le faltarán cirujanos o neonatólogos.
En síntesis y como diagnóstico, es posible observar un
mercado laboral de médicos con función de oferta
inelástica a corto plazo, como consecuencia de la
segmentación profesional y geográfica acentuada por el
hecho que la inmigración se ha interrumpido como
consecuencia de la escasa diferenciación y baja
remuneración del médico argentino en determinadas zonas
del país. Por otra parte, y agravando la situación la
demanda privada compite con la pública en aquellas
especialidades críticas que hemos señalado.
Con los salarios públicos provinciales regulados por
debajo del nivel de equilibrio, las tensiones tienden a
ir en aumento y se manifiestan con una menor dedicación
laboral en el trabajo. Es muy difícil encontrar
profesionales después del mediodía en los hospitales
provinciales/ centros de salud y las ausencias son
también parte de la discontinuidad laboral. Los médicos
tienden a privilegiar sus trabajos privados atendiendo a
la seguridad social o bien prestando servicios en sus
clínicas y sanatorios, y dejando al hospital como un
ingreso que le asegura jubilación y cobertura médica en
el instituto provincial que corresponda.
Es cierto como bien menciona Beatriz González López
Valcárcel que no existe un método perfecto en la
planificación de recursos humanos para la salud y la de
médicos es particularmente difícil.
Las innovaciones tecnológicas tienden a inducir cambios
fundamentales en los perfiles de la práctica médica.
¿Quién hubiera imaginado tantos cardiólogos involucrados
en la práctica de la hemodinámica?, cada vez más las
fronteras se vuelven difusas y móviles entre los
especialistas, los procesos de automatización de los
laboratorios de estudios clínicos, y la deslocalización
(digitalización) del diagnóstico por imagen. Estos
cambios tienden a modificar en forma radical los
procesos productivos de salud.
Además, en un mundo fuertemente globalizado, uno se
podría preguntar si tiene sentido planificar la oferta
de médicos desde un país, asumiendo una falsa ilusión
autárquica. El Observatorio de Recursos Humanos en Salud
presentó a fines del año 2012 un informe muy completo
sobre los médicos en la Argentina, la red federal de
registros de profesionales de la salud y estaría
terminando un trabajo de relevamiento juntamente con la
Escuela Andaluza de Salud Pública, que sin dudas será
clave para analizar y tomar decisiones ordenadoras del
sector.
La literatura acerca del tema menciona tres métodos
principales para planificar la oferta médica, basados
respectivamente en la demanda, la necesidad y en la
comparación (benchmarking). Aquellos países que tienen
vocación e historia de planificación entre los que
podemos mencionar a Canadá, Australia, Reino Unido,
Alemania y Estados Unidos han desarrollado métodos y
tienen experiencias que merecen ser estudiadas. Como
bien se ha dicho, muchas veces la historia de la
planificación es también la historia de los fracasos. En
el caso de EE. UU. es muy paradigmático que cuando llega
el momento que se había anticipado un déficit de
médicos, resulta que existe superávit. De todas maneras,
renunciar a planificar por temor al fracaso podría ser
aún peor. El sector está introduciendo mecanismos
regulatorios (exámenes de ingreso, oferta de residencias
médicas, y de las especialidades) y para ello resulta
más conveniente hacerlo con alguna partitura antes que
cantar a capella.
Las soluciones a la crisis actual requieren medidas de
corto y largo plazo, que no sólo afectarán el número de
médicos sino también la organización del trabajo, la
productividad, la sustitución laboral de médicos y otros
profesionales y entre profesionalidades médicas,
políticas de formación continua, etc.
A corto plazo existe por lo menos un instrumento que no
se está utilizando en forma adecuada se trata de los
incentivos económicos. La promoción de un juego más
cooperativo entre las provincias instalando el tema en
el Consejo Federal de Salud y planificando un programa
que permita desplazar médicos hacia las localidades más
periféricas, hacia la atención primaria de la salud para
lo cual hay que emplear instrumentos e incentivos
económicos y laborales.
Desde la perspectiva del análisis económico constituye
un disparate que existan salarios uniformes para todos
los médicos y es necesario poner delante de la política
salarial los principales criterios que se intentan
instalar para el buen funcionamiento y una mejor
dirección de un sistema tan complejo, diverso y plural.
A largo plazo es necesario incrementar la flexibilidad e
intentar combatir la segmentación creciente de la
oferta, cambiando la formación de los especialistas,
nuevas áreas de capacitación específica, mayores
restricciones de ingreso a la facultad, aumentar la
oferta de residencias disponibles y lograr sentar las
bases de una mayor movilidad interprovincial de médicos.
Vale la pena en este tema recuperar una dimensión
nacional del mercado laboral de médicos y evitar que las
acentuadas brechas regionales perjudiquen el acceso a la
salud de la población.
No es un problema sencillo y tampoco será fácil una
posible solución. Los mercados siempre tienden a estar
en desequilibrio, pero lo importante es poner rumbo
hacia señales más claras que permitan alcanzar un
equilibrio más o menos estable, el gobierno de la salud
permite utilizar aquellas herramientas de las cuales
disponemos como por ejemplo la planificación y no
podemos dejar librado el mercado al ajuste natural que
sabemos a las desigualdades que conduce.
1) Agradecimiento
especial a la Confederación Médica de la República
Argentina con cuyos miembros analicé y discutí algunas
de las hipótesis y propuestas que se mencionan. Es mi
responsabilidad absoluta las expresiones y comentarios
que se realizan.
2) Organización Mundial de la Salud, Atlas mundial de la
fuerza laboral sanitaria. Para ver actualizaciones y
metadatos, visite: http://apps.who.int/globalatlas/.
Indicadores del Desarrollo Mundial.
3) Documento de Trabajo. Ministerio de Salud. Redefs.
2012.
4) Baja cantidad de médicos generalistas y de familia
dado el escaso desarrollo de la atención primaria de la
salud en los subsistemas (seguridad social, privado y
público), neonatología, emergentología, medicina
familia, anestesiología, salud mental y otras
especialidades se han visto afectadas por la
feminización de la matrícula y los cambios que esto
genera en las elecciones de las especialidades y la
diferente percepción y vivencia de hombres y mujeres en
el ejercicio de la profesión médica. También es notable
como se pueden observar diferencias entre regiones y
ciudades en cuanto a la cantidad de médicos por
habitantes. Terapia Intensiva: déficit de médicos en un
área crítica. La Nación, 22 de septiembre 2014.
5) 4,200 dólares por mes / 40 horas de trabajo por
semana / casa y comida / mes de vacaciones al año / dos
familiares directos del profesional (/ plan x tres años
/ pagan 12.000 dólares por trabajar en Amazonia o zonas
aledañas.
6) Déficit de médicos (Brasil) 2003-2011 se crearon
147.000 cargos, pero sólo se graduaron 93.000 alumnos en
las universidades de todo el país.
7) 1557 municipios / 20% o más vive en situación de alta
vulnerabilidad.
8) La cantidad de extranjeros matriculados en el país
entre 2001 y 2011: fue de 4.285 personas, que en el
SIISA representan el 6,3% del total de los médicos en
actividad dentro del territorio nacional.
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(*) Carlos Vasallo. Profesor de Salud
Pública - Faculta de Ciencias Médicas -
Universidad Nacional del Litoral.
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