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Las voces se
vienen alzando en todo el mundo… se
ve aquí en la Argentina, pero el
fenómeno es mundial… ha sido
denunciado por organizaciones como
Médicos Sin Fronteras, Médicos del
Mundo, Colegios Médicos,
Federaciones Médicas y por distintos
organismos vinculados a las ciencias
médicas, al ejercicio profesional y
a las campañas que se llevan a cabo
en distintas regiones intentando
mejorar la calidad sanitaria de las
poblaciones más vulnerables.
Las agresiones al personal médico
y/o de enfermería y/o de farmacia
y/o de bioquímica y/u otros
vinculados a los servicios de salud
vienen creciendo de manera
dramática, creando un clima de
zozobra que nadie atina a abordar ni
tampoco a resolver… habilitándose un
raro “laissez faire” (dejar hacer,
dejar pasar) que abre la puerta a
que la violencia tome entidad
superlativa… adquiera cuerpo y ocupe
un espacio que denigra el acto
médico tanto como cualquier otro del
campo de los integrantes del equipo
de salud.
Curiosamente, este fenómeno es
global, afectando a todos los
servicios médicos en todo el mundo…
hecho que debería provocar un fuerte
llamado de atención a las
autoridades políticas, pero dado que
las mismas están muy ocupadas
haciendo nada por nadie, las
agresiones crecen en intensidad, la
violencia crece de manera
desproporcionada, y los daños quedan
pendientes para ninguna posteridad,
ya que además de no resolverse dejan
un tendal de víctimas
“profesionales” de las que nadie se
hace cargo.
Europa registra en el último año
(2015) un crecimiento del 5% en los
actos de violencia contra
profesionales de la salud… si
mediara una pizca de sentido común,
alguien debería “ocuparse” por las
víctimas… pero estas (víctimas)
están obligadas a cargar con el daño
moral, por una parte, y con la
omisión de los estados ausentes, por
la otra, lo cual deriva en un estado
de consciencia de la indefensión que
pesa a la hora de abrir la puerta de
un consultorio, ya que la
incertidumbre domina el vínculo en
la relación médico-paciente (así
como en otros casos de la relación
paciente-profesional de la salud)
creando una desconfianza que
perjudica a los unos y a los otros.
Las agresiones van desde lo verbal
hasta la violencia física y las
consecuencias van desde simples
molestias a la condición de las
personas, hasta daños irreversibles
que impiden continuar con las tareas
profesionales para las cuales cada
quien se formó con vocación de
servicio… alguien podría pensar que
estas agresiones se concentran en
los servicios de guardia de
hospitales y/o sanatorios, pero la
realidad demuestra que no es así, y
que la violencia ya ha alcanzado
todos los rincones de la salud
pública y privada del mundo… a tal
punto, que tanto Estados Unidos de
Norteamérica como Rusia, se han dado
el lujo de bombardear hospitales
para luego desconocer sus
respectivas responsabilidades tanto
en los hechos como en sus
consecuencias… lo cual habilita a
que la agresión no sea tenida en
cuenta y que la violencia forme
parte de todos los paisajes a
sabiendas que quedará impune…
pudiendo incluso levantar la
apuesta… repitiendo las acciones y
sus daños… total, sólo se trata de
vidas humanas, ¿qué más da?
En dicha consideración no debe
quedar por fuera el tema que deja en
evidencia una clara intencionalidad
política mundial para desmantelar la
salud pública, favoreciendo que
pocos tengan acceso a una salud
privada, y muchos queden librados a
sus suertes, sin cobertura alguna, o
bien protegidos por organizaciones
solidarias que intentan suplir lo
que los estados no hacen ni tampoco
les importa, aunque sí les incumbe.
Hay también violencia cuando los
estados ausentes inducen al
deterioro edilicio de las
estructuras sanitarias… y también
hay una violencia peor, generada por
y desde esos mismos estados, cuando
los profesionales del equipo de
salud se ven sometidos a un “burn-out”
que los va consumiendo hasta
anularlos… viéndose dichos médicos,
enfermeros, farmacéuticos,
bioquímicos y numerosos etcéteras
que hacen a las personas y sus
condiciones, a verse impedidos de
poder ejercer sus respectivas
profesiones por carencia de insumos
y de herramientas elementales para
el funcionamiento de servicios que
deberían estar en la prioridad del
gasto público.
Esta violencia instalada y aceptada
por los estados políticos, están
dando lugar a que las agresiones
suban su tono y se hagan habituales…
un fenómeno que, de continuar en
esta tendencia, dejará instalado un
daño social irreversible… ya que
quien se cree con derecho a golpear
para luego quedar impune, también se
cree con derecho a matar a sabiendas
que los victimarios siempre son
protegidos por la (in)justicia
reinante. Indudablemente, esto no le
sirve a la medicina, tampoco al
paciente, o lo que es lo mismo, a
nadie.
BIBLIOGRAFÍA:
1. El IDIS subraya que las
agresiones a los profesionales
“comprometen seriamente la atención
sanitaria”- Madrid (18/03/2016)
2. La OMC pide apoyo a las
Administraciones para evitar las
agresiones a médicos - Madrid
(17/03/2016)
3. CSIF reclama a las Consejerías de
Sanidad que denuncien de oficio las
agresiones e insultos al personal
sanitario -Madrid (17/03/2016)
4. La defensa de la dignidad
profesional y la lucha contra el
intrusismo y las agresiones,
objetivos del Colegio de Murcia -
Murcia (08/03/2016)
5. La codificación de las sentencias
por agresiones y la creación de un
mapa judicial, objetivos del
Observatorio de la OMC en 2016 -
Madrid (22/01/2016)
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