|
EL
COSTO DEL PMO
Desde 2010 Prosanity viene
realizando un trabajo de
investigación para generar una
metodología que permitiera
determinar el Gasto necesario que
garantice la Cobertura Asistencial
contenida en el Programa Médico
Obligatorio (PMO) argentino. A
partir de aquel trabajo, hemos
realizado una actualización anual,
la última de ellas en julio de 2014.
El presente trabajo ha sido
elaborado incluyendo julio de 2015,
o sea que abarca exactamente un año
desde la anterior actualización.
Este proceso de actualización es
indispensable en un país como la
Argentina, en la que desde hace
varios años perdura una inflación
muy alta, cuya magnitud varía según
los diferentes registros, pero que
es a todas luces, muy superior a las
poco confiables estadísticas
oficiales.
La inflación no sólo distorsiona los
precios relativos, sino que, además,
genera incentivos distorsivos entre
los diferentes actores del sector
salud.
El PMO comprende una canasta de
prestaciones que deben ser cubiertas
obligatoriamente por las
instituciones de la seguridad
social, y también por los seguros
privados a partir de la sanción de
la ley 26.682 de EMP.
Al mismo tiempo este conjunto de
prestaciones es considerado también
como medida de cobertura en las
obras sociales provinciales y es
tenido como referencia en el sector
público, al elaborarse los
diferentes programas asistenciales.
Dicha canasta de prestaciones sufre
en el tiempo ligeras variaciones al
incorporarse nuevos procedimientos y
tecnologías y al reemplazarse
algunas en desuso. En el curso de
estos años hemos debido modificar
algunos indicadores al observar que
ha cambiado su frecuencia de
aplicación en forma sustantiva.
La actualización periódica de los
valores de las prestaciones que
conforman el PMO es una herramienta
de suma utilidad para la toma de
decisiones de los Agentes del Seguro
de Salud.
La Universidad ISALUD y Prosanity
Consulting presentaron los
resultados del estudio PMO:
Estimación del Gasto Necesario para
Garantizar la Cobertura, julio 2015.
El Grafico 1 compara los valores
estimados del PMO para las
actualizaciones anuales realizadas
entre 2010 y 2015. Como puede
observarse, el costo del PMO ha
seguido una tendencia creciente que,
además, ha aumentado su tasa de
crecimiento anual en los últimos
tres años bajo análisis.
Esto
significa una aceleración en el
incremento del costo del PMO en
dichos años.
En todos los casos la estimación de
costos del PMO se encuentra por
encima de la tasa de inflación,
independientemente de la fuente
consultada.
En igual período el INDEC ha
estimado un incremento del costo de
vida de alrededor del 15%. El
Informe Price Stats para este año
(julio 2014 a julio 2015), elaborado
por el semanario inglés The
Economist ha informado una inflación
de 24,8%. Otros indicadores como el
índice Congreso la sitúan en el 27%.
En el Gráfico 2 comparamos la
inflación oficial, la de consultoras
privadas (Price Stats) y los
incrementos de costos del PMO entre
los diferentes períodos considerados
en cada actualización realizada. Los
datos refuerzan la observación
anterior. El costo del PMO estuvo
muy por encima de los distintos
índices de inflación considerados
por consultoras privadas, y por
supuesto muy por encima de los datos
reportados por el INDEC.
En este contexto es importante
analizar la temática de los co-seguros
como mecanismos de regulación del
sistema y los parámetros de
actualización de los mismos. En un
período de elevada inflación y no
habiéndose actualizado los montos
fijos previstos para consultas y
estudios, los valores de los mismos
resultan irrelevantes.
Los únicos co-seguros que mantienen
su relevancia y vigencia dentro del
PMO son aquellos que se determinan
como porcentaje del valor del
renglón y que por lo tanto se han
actualizado con la inflación. De
ellos, sin lugar a dudas, el más
importante ya que prácticamente
representa la totalidad del gasto de
bolsillo corresponde al copago por
adquisición de medicamentos
ambulatorios, que el afiliado abona
directamente en un porcentaje
variable según el tipo de
medicamento.
Este aspecto tiene un impacto
directo sobre la equidad en tanto
son los hogares con menores ingresos
los que registran una mayor
incidencia en el gasto de bolsillo.
En el PMO, a julio de 2015, el
beneficiario abona de bolsillo $
31,08 por mes, de los cuales $ 26,67
corresponden a medicamentos.
Según las estimaciones realizadas
con estos datos, el gasto de
bolsillo representa a julio de 2015
el 6,7% del costo del PMO, es decir
1,5 puntos porcentuales menos que
los valores registrados a julio del
2014, (8,2%).
En el Gráfico 3 se observan los
valores financiados por los agentes
de salud y el gasto de bolsillo en
febrero 2010, en febrero 2011, en
abril 2012, en julio 2013, en julio
2014 y en julio 2015.
En la Tabla 1, se pueden observar
los valores por grupos de
prestaciones en julio 2014 y en
julio de 2015. En dicha tabla vemos
que el porcentaje de incremento
resultante ha sido un 24,2% para los
Programas Preventivos, un 48,1% para
las Prestaciones Ambulatorias, un
19,4% para las Prestaciones con
Internación y de un 76,5% para las
Prestaciones Especiales.
RESULTADOS
El costo per cápita del PMO, sin
considerar los gastos de
administración, fue estimado en $
464,75 (cuatrocientos sesenta y
cuatro pesos con setenta y cinco
centavos). Este valor comparado con
el resultado obtenido en julio de
2014 ($ 327,14) ha significado un
incremento en un año calendario
(julio 2014/ julio 2015) del 42,64%.
CONCLUSIÓN
La actualización periódica de los
valores de las prestaciones que
conforman el PMO es una herramienta
de suma utilidad para la toma de
decisiones de los Agentes del Seguro
de Salud. Por eso, a sabiendas de
que los entes oficiales responsables
de esta temática no realizan este
tipo de mediciones y, si lo hacen,
no lo publican, es que hemos asumido
el compromiso de efectuar anualmente
una actualización.
En la medida que las primas que
perciben las Obras Sociales no están
relacionadas con la evolución del
costo de las prestaciones ni con los
riesgos asumidos, máxime cuando
muchos de los valores de los co-seguros
han quedado desactualizados, es de
mucha utilidad tener un indicador
que permita estimar la posible carga
financiera que tendría que afrontar
una obra social que tiene obligación
legal de brindar las prestaciones
médicas incluidas en el PMO y
también evaluar cómo esos valores se
incrementan año a año.
La falta de reportes oficiales que
determinen periódicamente el valor
del PMO (situación que se verifica
desde hace muchos años) hace que los
agentes del sector salud deban
prestar obligatoriamente una canasta
de prestaciones sin contar con una
referencia externa de la variación
de su valor, aun cuando en teoría
las autoridades cuentan con toda la
información necesaria para
determinar estos valores. No debemos
perder de vista, además, que es la
Superintendencia de Servicios de
Salud (S.S.Salud) la responsable de
aplicar mecanismos de compensación
que permitan a todos los agentes del
seguro obligatorio alcanzar el nivel
de recursos necesarios para brindar
un PMO en igualdad de condiciones
con los agentes que, debido a la
rama de actividad en la que se
insertan sus afiliados, cuentan con
ingresos promedio más elevados.
El alto costo de algunos de estas
prestaciones, no siempre reflejado
en mejoras sustantivas del estado de
salud de las poblaciones o
subpoblaciones, encarece los
servicios, sobre todo si su
utilización no obedece a
indicaciones precisas y rigurosas.
La Argentina no es el único país en
el que esto ocurre, muy por el
contrario, el crecimiento del gasto
en salud es constantemente mayor que
el del PIB per cápita en casi todos
los países.
En el caso del PMO, las nuevas
tecnologías deberían necesariamente
someterse a una evaluación de base
científica que examine su eficiencia
y efectividad y que por lo tanto
aseguren su contribución a la mejora
de la salud de la población, en
términos de cantidad y calidad de
vida.
Pero nos encontramos con la
constatación de la acentuada y
muchas veces inexplicable
variabilidad de la práctica clínica,
evidenciada en diferentes
frecuencias de uso, y también de
diferentes técnicas y procedimientos
aun en poblaciones similares en
cuanto a sus perfiles
epidemiológicos y composición
demográfica.
También es manifiesto el hecho de
que las nuevas tecnologías no
siempre sustituyen la cobertura de
las ya existentes, sino que por el
contrario se suman a éstas, sin las
evaluaciones económicas que
certifiquen que se tratan de
procedimientos costo-efectivas,
eficientes y de calidad.
Tenemos que subrayar, como lo hemos
hecho en publicaciones anteriores,
el desfinanciamiento que provoca en
los agentes de salud la aparición de
enfermedades conocidas como
catastróficas entre su población
asegurada. El tratamiento de estas
enfermedades insume significativos
recursos económicos y su frecuencia
es muy variable.
Creemos que esta situación debe ser
tomada como un llamado de atención
para analizar con premura mecanismos
de cobertura que minimicen esos
riesgos, entre ellos un seguro de
enfermedades catastróficas sobre el
que estamos trabajando en particular
|