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Poblaciones vulnerables u Obras Sociales vulnerables

Por el Dr. José Pedro Bustos y el Dr. Oscar Cochlar
 

El Sistema Nacional del Seguro de Salud atiende a una población que asciende a más de veinte millones (20.000.000) de personas. Ese número se va acrecentando con el correr del tiempo. El cuadro que se acompaña incluye la información oficial emitida por la Superintendencia de Servicios de Salud en su página web para el mes de abril del corriente año 2016.
Como puede apreciarse las poblaciones más numerosas de acuerdo a esta descripción la componen los trabajadores en relación de dependencia y los jubilados y pensionados que se encuentran en el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (Pami), ambos con sus grupos familiares incluidos.
Pero allí se ven también otros grupos que no representan porcentajes importantes sobre ese total, pero que se conocen como “poblaciones vulnerables”. En este grupo podemos considerar a los pequeños contribuyentes (monotributistas), a los jubilados que han optado por salir del Pami, al personal doméstico y a los beneficiarios del seguro de desempleo.
En el cuadro que sigue, se pueden ver las incidencias porcentuales de cada uno de ellos sobre el total de la población cubierta y podemos concluir -rápidamente- que no se trata de un grupo ni numeroso ni considerable.
Así, los monotributistas -junto con los monotributistas sociales- no superan el cinco por ciento (5) del total, los jubilados que han optado por continuar en sus obras sociales representan casi el dos por ciento (2%) de los veinte millones, mientras que los beneficiarios del seguro de desempleo ascienden a un poco menos del uno y medio por ciento (1,5). Finalmente, los incluidos en el régimen de servicio doméstico no llegan al uno por ciento (1%) del total.
Podemos entonces concluir que la sumatoria de todas estas poblaciones descriptas precedentemente no alcanza a sumar el diez por ciento (10%) del total de los usuarios cubiertos por las Obras Sociales Nacionales.
Ahora bien, esta exigua representación porcentual del padrón no se condice con los datos que las entidades tienen respecto del consumo que generan dichas poblaciones, ni con los recursos con que cuentan para brindar las prestaciones médico asistenciales.
Respecto de los fondos generados por cada una de estas poblaciones para la cobertura, el cuadro siguiente señala cuál es el ingreso de cada uno de los componentes descriptos que perciben las obras sociales, a veces a cargo de los propios usuarios (monotributo) otras a cargo de terceros (el Pami en el caso de los jubilados).
Vemos entonces que todos estos grupos generan recursos muy por debajo de la media establecida en el Sistema para los trabajadores activos. Es decir, las obras sociales que atienden a estas “poblaciones vulnerables” perciben importes que no alcanzan para brindar las prestaciones médico asistenciales contenidas en el Programa Médico Obligatorio y las leyes especiales.
Hay distintos trabajos efectuados por reconocidos profesionales en la materia que acreditan que ha existido una transferencia de recursos de los aportes y contribuciones de los activos hacia estos grupos. Como ejemplo, basta considerar que la cápita que transfiere el Instituto hacia las obras sociales que atienden jubilados es de $ 192, para otorgar el Programa Médico Obligatorio.
Entonces, cabe la pregunta si se trata de poblaciones vulnerables o de obras sociales vulnerables refiriéndonos a aquellas que atienden a estas poblaciones con gran demanda prestacional y muy bajos recursos.
Consideramos que hace falta una modificación (léase actualización) de los valores capitados correspondientes a cada uno de estos grupos. En este sentido, la propuesta desde el punto de vista económico podría fijarse en aquellos valores mínimos que el Sistema establece para los trabajadores activos. En este sentido, la resolución 28/2016 de la Administración Nacional de la Seguridad Social dictada este año, establece la base mínima imponible para el cálculo de los aportes y contribuciones de los trabajadores en relación de dependencia y a ellos debieran llevarse las cápitas y cuotas que abonan estos grupos.
Si esto no ocurre, o se busca otro mecanismo de actualización los vulnerables no serán esos colectivos sino las obras sociales.

 

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