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Opinión


Los actores por sus espacios
 
Por el Lic. Víctor N. Cerasale Morteo [MBA R&D]
 

Según las evidencias, la crisis económica que envuelve al mundo humano se está devorando a la salud pública, como así también a la educación pública, a las estructuras laborales, a las habitacionales y, por ende, se está tragando los presupuestos destinados a las coberturas sociales solidarias. Para decirlo con simpleza, los estados políticos traducidos otrora en repúblicas y democracias, se están comiendo los derechos humanos, ciudadanos y sociales… dejando en su lugar abismos que prometen muchos males universales y escasos beneficios para pocos acomodados.
Dicho de otra forma, la ruleta financiera está aniquilando la producción, el consumo, e inmovilizando a las personas, por otra parte, sometidas a una implacable persecución impositiva y pagando precios inaceptables por servicios deficientes y perdiendo la capacidad de acceso a productos de primera necesidad, trátese de alimentos y/o de medicamentos. Mientras ello sucede, la clase política parece estar ocupada en dar explicaciones de hechos, en sí mismos, inexplicables… así como también está ocupada en justificar decisiones que son, por imperio del sentido común, injustificables. En cada país se observa más o menos el mismo paisaje, siempre aberrante.
No pocas sociedades científicas del ámbito de la medicina están levantando sus voces, alertando de los dramas por venir, muchos de los cuales ya tienen espacio propio y crecen a medida que los presupuestos se recortan.
Más allá, no pocas sociedades de pacientes, hoy muy informados y participativos respecto de sus padecimientos, también está alzando sus voces, denunciando la inaccesibilidad a sus tratamientos, denunciando precios de medicamentos diseñados para excluir o condenar, denunciando la imposibilidad de inmunizarse a un costo-beneficio prudente, denunciando el bloqueo a la atención médica y/o a los servicios básicos de una atención primaria preventiva, y numerosos etcéteras propios de una pesadilla interminable.
Síntesis: los médicos quieren ser reconocidos por lo que hacen y por lo que son, al tiempo que los pacientes quieren ser reconocidos por sus respectivas condiciones. Cabe acotar que un futbolista gana en un año lo que ningún médico ganará en toda su vida laboral y de pestañas quemadas… así como cabe acotar, además, que ningún paciente recibirá atención diferenciada salvo que se trate de un “acomodado” con bienestares superlativos: político, economista, funcionario corporativo, cura o militar…
Traducido: se hace necesario e imprescindible “humanizar” la medicina, so pena de quedarnos en el discurso, atrapados entre palabras que suenan lindo y promesas que jamás se cumplirán. De hecho, los hospitales están arrasados y los servicios pulverizados, contrariamente a lo que dicen y recitan los presupuestos, el PBI del gasto social, y otros etcéteras que contienen el peso específico de meteoritos. Cabe aclarar entonces que, tanto médicos como pacientes, además de ser mortales, son “humanos”. Mientras que los sistemas solidarios de salud, se han vuelto insostenibles gracias a las negligencias políticas que, escudándose en hechos contables, han colocado a médicos y pacientes en el “debe”, quitando del “haber” los recursos necesarios que sostenían las equidades y los equilibrios. Como es de suponer, un modelo insostenible, se consume hasta desaparecer. Tal lo que se está viendo.
Las bolsas de ineficiencia crecen a medida que las decisiones políticas van devorando a los actores en sus roles: médicos, pacientes, pero también enfermeros, farmacéuticos, bioquímicos, odontólogos, técnicos, paramédicos, y todos los demás que, al no ser considerados, son invisibles a legisladores, jueces y ejecutivos (estos últimos todos envueltos en estados “declamativos”). Desde otro ángulo, cuando un estado intenta masacrar a los actores sociales, éstos crean los anticuerpos para sobrevivir… por consiguiente la ineficiencia se vuelve geométrica.
Algunas denuncias científicas hacen referencia a la carencia en la atención de las crecientes enfermedades crónicas, sin dejar de lado que hay una explosión brutal de expresiones epidemiológicas que acompañan al cambio climático, que el mundo político ve con un singular “y a mí qué me importa”… al tiempo que un universo para nada discreto de pacientes vienen clamando por poder recibir los tratamientos que son necesarios para sostener una calidad de vida “digna”, soportando la carga (descomunal) de la propia enfermedad. Mientras la realidad cursa… los estados políticos están sordos, ciegos e incapaces de hacer algo por alguien.
En salud, con la voluntad no alcanza, y con el voluntarismo todo empeora.
El crecimiento epidemiológico de las patologías oncológicas, cardiológicas, renales, metabólico-endocrinas, por mencionar sólo algunos campos críticos, elevan las demandas de los actores (médicos y pacientes, y todos los demás miembros del equipo de salud) sin que el estado político se dé por aludido… pero a ello hay que sumarle el precio irracional de las vacunas y de medicamentos que imponen un abandono masivo de los tratamientos, ya que no hay bolsillo que soporte semejante erogación. Más aún cuando el estado mira para el costado y no cumple con su papel regulatorio, abriendo las puertas al “truchaje” y sus peligros. Se sabe que los “huecos” habilitan la presencia de los “oportunismos”.
No acaba allí. El dramático crecimiento de patologías como la diabetes y la hepatitis, así como el desmadrado crecimiento de las adicciones y sus daños colaterales, están colocando a los actores de rodillas (víctimas) ante un sistema-modelo incapaz de dar respuestas a realidades desbordadas.
Conclusión: en salud, lo que no se hace hoy, en tiempo y forma y con sentido de oportunidad, se pagará mañana mismo con calidad y estándares de vida de las personas afectadas, tanto como se pagará en la depreciación de las profesiones que alguna vez fueron científicas, pero que hoy no pasan de ser renovadas formas de esclavitud.
Cuando los sistemas de salud pública se tornan inhumanos, tal el caso al que se asiste todos los días… los sistemas de salud privada sucumben al negocio. Y eso es lo que está sucediendo… el precio que pagan médicos y pacientes está mediado por la incomunicación y por la no contención, dos factores que matan no sólo el presupuesto necesario e imprescindible, sino además el futuro de las sociedades humanas.

BIBLIOGRAFÍA:

http://www.elmedicointeractivo.com/analisis/entrevistas/138188/los-pacientes-quieren-conocer-su-tratamiento-y-contamos-con-profesionales-perfectamente-preparados-para-hacerlo

 

Licenciado [MBA R&D] Víctor Norberto Cerasale, 2016-06-04. Copyright by Cerasale, 2016. Derechos reservados. Exclusivo para Revista Médicos, Medicina Global.
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