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Las políticas públicas constituyen el reflejo de las
respuestas que los estados entregan a las sociedades que
los constituyen, resolviendo aquellos problemas que la
población no puede, y que en su desarrollo están
presentes la pertinencia y legitimidad de las propuestas
frente a las demandas sociales.
En el marco de las políticas de salud, aquellas
relacionadas con medicamentos son complejas teniendo en
cuenta que estos bienes no sólo se alinean con intereses
sanitarios sino también económicos, tecnológicos y
políticos.
En las propuestas de regulación se verán afectados los
intereses de diversos actores, públicos o privados, los
cuales tendrán diferentes capacidades de influir en las
decisiones de política pública. Oferentes y demandantes
se relacionan fuertemente en un mercado distante a los
modelos teóricos tradicionales. Quien decide sobre el
uso de un medicamento (médico) no es quien finalmente lo
utilizará (paciente), y en la mayoría de los casos el
costo del producto es sustentado por un tercero
(seguridad social), aunque en países de medianos y bajos
ingresos este costo es asumido principalmente por los
hogares. En la Argentina más de un 60% del gasto en
medicamento es asumido por las personas.
El mayor desafío que configuran los medicamentos para
las políticas públicas en América latina no está
relacionado tanto con su disponibilidad y ni siquiera
con su calidad sino mucho más con el acceso de la
población a los mismos. Los precios de los medicamentos
constituyen un componente central en la determinación
del acceso.
La industria farmacéutica a nivel global está formada
principalmente por compañías multinacionales con
numerosas filiales en todo el mundo y se presenta muy
concentrada. Se caracteriza por ser una actividad
altamente competitiva y con la posibilidad de obtener
renta monopólica. El avance de la genética supone el
abaratamiento de los costos, con la lectura completa del
genoma humano, pero esta situación no se ve reflejada
aún en el mercado.
La evolución de las ventas de este sector presenta una
tendencia creciente que se viene observando desde el
último cuarto del siglo pasado. Los líderes de este
sector son todos países desarrollados, Canadá, Francia,
Alemania, Japón, Inglaterra y Estados Unidos, que
concentran el 59% de los ingresos a nivel global. Y casi
el 50% de la facturación total de la industria es
generado por los primeros 15 laboratorios y los 20
primeros productos concentran el 15% de las ventas
totales a nivel mundial aproximadamente.
Uno de los grandes desafíos para los laboratorios en el
plano internacional es el de enfrentar los límites a la
rentabilidad impuestos por los nuevos roles que están
jugando el Estado y las Aseguradoras de Salud, afectando
dicha rentabilidad cuando históricamente los
laboratorios habían sido libremente los formadores de
precio.
A nivel regional la industria latinoamericana participa
del 6% aproximadamente de las ventas mundiales y nuestro
país juntamente con Brasil y México se presentan como
los mercados más atractivos.
En lo estrictamente nacional, las ventas del sector
farmacéutico, sin bien con algunas fluctuaciones han
crecido en forma significativa. Tanto en términos de
valor (aproximadamente u$s 5.000 millones) como en
cantidades (aprox. 600 millones de unidades)
El reparto hacia el interior significa que los 20
primeros laboratorios representan aproximadamente el 67%
de la facturación total. Asimismo, podemos clasificar la
industria de acuerdo a su capital en nacional e
internacional (representando la primera aproximadamente
el 60% de los 230 laboratorios).
La estrategia comercial de los grandes laboratorios
consiste en posicionarse como marcas líderes en calidad
mediante grandes gastos de publicidad y marketing sobre
pacientes y médicos y esto les permite capturar mercado
y posicionar el precio de los productos a niveles más
altos.
En términos de intercambio, la balanza comercial del
sector es estructuralmente deficitaria por la escasa
producción de principios activos de manera local. Las
firmas locales poseen una notable inserción exportadora
de carácter regional. Los principales destinos de los
medicamentos son Brasil, Venezuela, Uruguay y Chile
(dificultándose el ingreso a Estados Unidos y la Unión
Europea). Las importaciones de principios activos
provienen principalmente de los países farmaemergentes,
como China e India (47% del total). Y los medicamentos
de Alemania (23%) y Estados Unidos (16%).
El precio de venta al público es superior al 75,5% al
precio de salida de laboratorio en promedio siendo en
muchos casos superior al 400%. Es importante destacar
que la cadena de valor se estructura en torno a la
figura de los laboratorios, quienes establecen los
lineamientos en cuanto a precios, márgenes de
comercialización, mecanismos de financiamiento, y
retribuciones a droguerías y farmacias. En particular,
los laboratorios son los principales responsables de la
formación del precio del medicamento, el cual se da a
conocer a través del manual farmacéutico.
La distribución, cuyos principales agentes son las
droguerías (existen 445 droguerías registradas, de las
cuales cuatro concentran cerca del 70% del mercado:
Droguería del Sud, Droguería Monroe Americana (Grupo
Gomer), Droguería Suizo Argentina y Droguería Barracas.
La Argentina cuenta con una estructura de mercado de
medicamentos muy sui generis. Es difícil encontrar otros
países donde la industria farmacéutica esté tan
profundamente involucrada en la financiación y provisión
de medicamentos a los seguros de salud. La experiencia
internacional indica que este rol de administración de
los contratos está a cargo fundamentalmente del estado a
través de programas de beneficios farmacéuticos o de
entidades intermedias sin fines de lucro
(representativas de los farmacéuticos) que ejercen un
control cruzado con el que produce o bien empresas
privadas que tienen vedada la integración con
laboratorios farmacéuticos. La naturaleza del
laboratorio es vender medicamentos y en consecuencia los
incentivos están puestos para multiplicar la cantidad
sin importar demasiado las consecuencias farmacológicas,
sanitarias y económicas del consumo y utilización.
El Estado en la Argentina ha ido renunciando
progresivamente a contar con una política de regulación
del medicamento por diversas cuestiones:
-
la primera el sistema
de salud con su fragmentación en materia de política
sanitaria,
-
la debilidad de la
rectoría y ausencia de gobernanza del Ministerio de
Salud,
-
la falta de
coordinación y de aplicación de una regulación
amplia e integral;
-
la escasa
financiación estatal del medicamento.
todos estos factores han
conspirado históricamente para debilitar y dejar en
desventaja al Estado respecto al complejo industrial
farmacéutico que toma decisiones en forma rápida, que
tiene velocidad en las respuestas, que sabe encontrar
las grietas que ofrece la estructura estatal para
hacerlo jugar a su favor.
Ante una realidad tan diversa, tan compleja y
fragmentada, con un estado que financia en forma
indirecta a través de organismos como Pami y la
Seguridad Social, éste no puede permitirse dejar
funcionar al mercado sin organizar un espacio de
coordinación que permita enfrentar todos los problemas
en forma articulada, desde la selección y autorización
de los medicamentos que ingresan al mercado, pasando por
la cobertura y las formas de financiación y terminando
en la determinación de los precios de los medicamentos.
Es por ello necesario plantearse una política integral
de medicamentos a través de una unidad de coordinación
que debería tener en su agenda como mínimo los
siguientes temas:
1. Análisis y propuestas de cambios en la regulación del
medicamento (decreto 150 y otra legislación).
2. Rol de ANMAT en materia de seguridad, eficacia y
calidad de los medicamentos. Propuestas de disposiciones
para corregir.
3. Analizar el sector medicamentos considerando la
normativa prevista en la constitución nacional, así como
el marco específico de las leyes de protección de datos
personales (25.326) y los derechos del paciente (26.529)
y proponer intervenciones.
4. Relevamiento de todos los casos de denuncia e
informes internos realizados sobre laboratorios
farmacéuticos y/o relacionados con la cadena de
producción y distribución de medicamentos presentado
ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia.
5. Análisis y propuesta de cambios en el contrato de
Pami con la industria.
6. Análisis del Programa Médico Obligatorio y cambios en
la forma de contratación de la Seguridad Social.
7. Analizar la propuesta de introducir precios de
referencia como mecanismo de financiación del
medicamento.
Las leyes han dejado de ser reguladoras de la realidad
del mercado, hoy las exigencias que impone la innovación
y las permanentes reconfiguraciones de los mercados
requieren instrumentos inteligentes y flexibles para
acompañar los procesos y evitar los abusos de posiciones
económicas dominantes sobre la población beneficiaria
que afectan el bienestar general.
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(*) Profesor Salud Pública (UNL) y de Economía de
la Empresa de Salud (UdeSA)
vassalloc@gmail.com
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