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A menudo explicamos las dificultades del Sistema de
Salud apelando a la estructura federal establecida por
la Constitución, o a la diversidad de las Obras Sociales
(OS’s) —de origen no estatal y agrupadas por ramas de la
producción— que dificultan la tarea de los organismos
reguladores. Estas afirmaciones resultan contradictorias
con el desempeño de otros países —Italia, España,
Canadá, México— donde el federalismo no ha constituido
una dificultad para brindar una cobertura de salud
universal. Incluso Alemania —también federal y con más
de 300 entidades administradoras de servicios de la
Seguridad Social (cajas de enfermedad o krankenkassen)—,
funciona eficazmente sin ser afectada por esa
fragmentación.
Se argumenta asimismo que contamos con escaso
presupuesto estatal, que el Ministerio de Salud nacional
no acuerda sus decisiones con las provincias en el
Consejo Federal de Salud (CoFeSa), que los sindicatos no
prestan los servicios que corresponden a través de las
Obras Sociales (OS’s) y, en fin, que los
establecimientos públicos se encuentran en decadencia
porque el Estado no les provee los insumos necesarios.
En realidad, el fenómeno que explica estas discordancias
es que, junto con la fragmentación institucional se han
dispersado los mecanismos de control y el poder de
decisión, de modo que ninguna autoridad sanitaria tiene
facultades suficientes para imponer soluciones efectivas
y simultáneas en todo el país.
No disponemos de cuentas nacionales actualizadas, pero
una estimación con datos de 2010 a 2012 informaba que el
gasto global en salud era de $ 132.204 (unos u$s 34.000
millones para una paridad de $ 3,9 por dólar). De ese
total el 27.3% correspondía al sector público, 36.6% a
las OS’s, 5.6% a la medicina prepaga y 30.5% a gastos de
bolsillo. Seguramente los valores absolutos han
cambiado, pero las proporciones se mantuvieron
relativamente constantes. Del ámbito estatal 81.7% era
ejecutado por las provincias y municipios y 18.3% por la
Nación y, de esto último, lo que específicamente
ejecutaba el Ministerio de Salud resultaba entre el 2 y
3% del gasto global. Como se ve, la máxima autoridad
sanitaria tiene una reducida participación en el gasto
en salud de toda la sociedad.
La regulación de las OS’s y las Prepagas está a cargo de
un ente autárquico dependiente del Ministerio, la
Superintendencia de Servicios de Salud (SSSalud), pero
no están bajo su jurisdicción las OS’s provinciales, las
Universitarias, las de FF.AA. y de Seguridad, del Poder
Legislativo y Judicial y el Pami. Desde 1991, al crearse
la ANSeS, se concentró la recaudación de todos los
tributos de protección social (OS’s, jubilaciones,
subsidios). Sin embargo, a diferencia de los países
nombrados —además de Brasil, Uruguay y Chile—, donde los
entes recaudadores fijan las normas de cobertura, en la
Argentina la instancia de ANSeS sólo es un asiento
administrativo: las normas regulatorias las fija la
Superintendencia, pero no recauda. Por consiguiente, las
alrededor de 300 OS’s —la mayoría administradas por
sindicatos— cumplen a medias las normas que las regulan.
Con más razón pueden eludirlas las prepagas que son en
realidad seguros privados de salud, a menudo
tercerizados por OS’s para retener sus beneficiarios de
mayor poder adquisitivo.
Desde su creación en 1971 la Presidencia o Intervención
del Pami —la mayor OS del país (el 10.5% de la
población)— fue designada por el Presidente de la Nación
y, aunque se ha recomendado muchas veces su
provincialización, nadie se atreve a resignar esa cuota
de poder. Lo mismo ocurre con las OS’s provinciales (en
conjunto el 15.6% de la población): los respectivos
presidentes son designados directamente por el
Gobernador, no por el Ministro de Salud local. En la
inmensa mayoría de los hospitales, que dependen de
provincias y municipios, los directores son designados
por vínculos políticos y no por concurso de méritos.
Pero los hospitales no tienen personería jurídica ni
autonomía para ejecutar su presupuesto y administrar su
personal.
En otras funciones los niveles nacional y provincial
comparten responsabilidades, que neutralizan
recíprocamente su capacidad de decisión. La
planificación y financiamiento de los programas
preventivos (vacunaciones, Remediar, Nacer) y de
asistencia social (Jefes de Hogar, Trabajar, etc.)
provienen del Gobierno Nacional, pero son administrados
por las provincias, con serias dificultades para
unificar los respectivos padrones de beneficiarios. Las
OS’s sindicales y el Pami están en la órbita nacional,
pero las OS’s provinciales, que son los mayores
financiadores en cada escenario provincial, dependen de
las normas locales. La relación de las autoridades
sanitarias con las asociaciones de prestadores privados
se desarrolla en el ámbito provincial. Los laboratorios
de investigación y producción de vacunas y sueros
(ANLIS), como así la regulación de medicamentos,
alimentos y tecnología (ANMAT), pertenecen al nivel
nacional, pero el poder de policía sanitaria y
bromatológica lo ejercen las autoridades provinciales.
También se encuentran a cargo de las provincias la
matriculación de profesionales y la habilitación de
servicios, pero esta facultad sólo la aplican ante
establecimientos privados, porque los públicos suelen
estar exentos de toda inspección sanitaria.
Se ha planteado que la concertación armónica de estos
actores debería implementarse en el CoFeSa, que reúne a
las autoridades sanitarias de todo el país. Pero sus
decisiones no son vinculantes: cada ministro provincial
deberá someter lo decidido a las autoridades de su
jurisdicción. Cabe señalar además que el CoFeSa no está
previsto en el presupuesto, no tiene recursos ni
personal propios, sino que los asigna el Ministerio
nacional. Con esta distribución y segmentación de
atribuciones resulta difícil esperar una reforma que
articule los componentes del Sistema: la Salud no se
encuentra en el centro de la agenda política argentina.
Los ministros del área, aunque tengan capacidad de
gestión, no ocupan cargos electivos. Un efectivo Acuerdo
Federal de Salud deberían suscribirlo el Presidente con
los Gobernadores.
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(*)
Hugo E. Arce - Médico sanitarista - Miembro del
Grupo PAIS |
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