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Como es de esperar, hombres de
opinión y analistas políticos
argentinos estarán aventurando
cifras de lo que serán los
resultados del próximo sinceramiento
fiscal propuesto por las autoridades
de este nuevo Gobierno, que ya habrá
cumplido su primer año en el poder.
Algunos acertarán, otros no tanto.
Pero lo realmente transcendente será
develar la incógnita respecto de
cómo resultó la propuesta de renovar
condiciones fiscales para el dinero
no declarado de los argentinos.
Cada ciudadano involucrado en este
tema habrá tomado su decisión y la
sumatoria de éstas determinará -en
gran parte- las políticas económicas
que veremos adoptarse en los
próximos años.
Desde aquí, podremos comenzar a
construir esa apreciada y necesaria
“previsibilidad”, variable clave
para la toma de decisiones en todos
los ámbitos de actividad económica,
social y política.
La medicina prepaga no puede ni debe
quedar fuera de esta construcción
porque sencillamente depende de
ésta. Como leyéramos en algunas
publicaciones recientes, el sector
de la medicina privada, desde hace
muchísimos años, forma parte del
gran rompecabezas social, lo que
implica necesariamente proyección e
inversión a largo plazo.
¿CUÁNTOS? Miles de puestos de
trabajo dependen en forma directa o
indirecta de un funcionamiento sano
y proyectable del sector. El
sostenimiento, el desarrollo de
nuevos empleos y su necesaria
profesionalización, engranan el
motor de la economía y alimentan la
inclusión social. Las cifras del
sector en esta materia ponen de
manifiesto su trascendencia para la
economía de nuestro país.
Sin embargo, el sistema sólo puede
funcionar correctamente en un marco
de acción previsible. Esto que
parece tan natural, en el fondo
exige un nuevo sinceramiento interno
para el que propongo una lectura más
comprehensiva.
El puntapié que forjó el nuevo
Gobierno con el sinceramiento fiscal
nos lleva a repensar y hacer
extensible este concepto para otros
ámbitos.
El de la medicina prepaga es uno de
ellos porque demanda poner en
evidencia carencias, errores y
omisiones que deterioran el sistema
de salud de los argentinos:
sincerarnos para un genuino
crecimiento.
¿Qué
debemos sincerar?
1) MARCO REGULATORIO
Como sabemos, los términos del marco
regulatorio son perfectibles; no hay
dudas sobre eso, pues entonces
perfeccionémoslos. Hay propuestas,
muchas de éstas más que viables y
que generarían grandes mejoras tanto
para el sistema que debe gestionar,
como para las autoridades
regulatorias que deben controlar su
funcionamiento. Sólo es cuestión de
hacerlo. Discutir la regulación ya
es extemporáneo. ¿??
2) EL DIÁLOGO POLÍTICO Y TÉCNICO CON
LAS AUTORIDADES
Somos actores complementarios del
sistema, no opositores a éste.
Nuestra actividad es dinámica como
pocas, la mesa de trabajo debe tener
carácter permanente. Las agendas
deben comprender desde el encuadre
político hasta los aspectos
técnicos, teniendo en cuenta la
realidad de entidades y empresas de
distinta naturaleza.
3) RESPONSABILIDAD FINANCIERA
La salud no tiene precio: los
avances tecnológicos, las nuevas
legislaciones orientadas a que los
argentinos tengamos cada día un
mayor acceso a la salud es un
objetivo encomiable, pero exige de
responsabilidad “financiera”. Los
recursos no son infinitos y debemos
cuidar de ellos si queremos hacer un
uso eficiente de éstos.
4) COOPERATIVIDAD CON ESTADO
El concepto de responsabilidad hasta
el más profundo de los niveles de
análisis, es algo en lo que nos
debemos también un debate sincero.
El sector de la medicina prepaga
debe articularse en un mapa de
responsabilidades tanto con el
Estado y no a un costado de éste,
como con el conjunto de actores que
integran el sistema nacional de
salud. Comprender esto resulta
fundamental para que cada uno sepa
cuáles son los límites.
5) AUTOEVALUACIÓN
La puesta en marcha de una Agencia
Nacional de Evaluación de
Tecnologías Sanitarias, bien hecha,
será un inmenso paso adelante en
materia de poner equilibrio entre lo
que agrega valor y lo que no, aunque
este último sea un debate que
transite por momentos aspectos tan
sensibles como el de la ética
profesional, religiosa o jurídica.
El que el debate sea complejo no nos
debiera apartar de él.
6) GENUINO VALOR AGREGADO
Si no somos un commodity, salgamos
de ese lugar. Es hora de aplicar la
creatividad al servicio, de ofrecer
más y mejores prestaciones;
distintas, novedosas, que denoten
agregado de valor e inteligencia
social.
7) ROL ACTIVO
¿Cuál es nuestro rol social? …no
podemos ser simples espectadores de
lo que le ocurre a casi 50 millones
de personas en nuestro país. Nos
debemos un rol activo en esta
materia y no para satisfacer
nuestras propias necesidades
internas sino para hacer algo
verdaderamente útil.
Ya pasó el primer semestre y el
segundo también, pero el calendario
resulta caprichoso. El tiempo
podremos medirlo en tantas unidades
como imaginemos, mientras tanto
urgen actos que partan del más
profundo sinceramiento interno.
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